Eloy Rubio Carro
Domingo, 03 de Noviembre de 2013

"Uno puede no compartir su ideología, toda la leyenda negra que se ha creado, pero Leopoldo Panero es un gran poeta"

El texto que hoy publicamos es la primera parte de una extensa entrevista a Gabriele Morelli, hispanista italiano que acaba de sacar a la luz 'Poesia dell´intimità', una antología en lengua Italiana de la mejor poesía de Leopoldo Panero. Morelli es un gran conocedor de España, que ha enseñado en la Universidad de Bérgamo y en otras universidades italianas. Sus estudios sobre la vanguardia y la Generación del 27 son reconocidos en todos los ámbitos de la investigación universitaria internacional.

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Eloy J. Rubio: Usted, además de reputados estudios, ha traducido a bastantes poetas de la generación del 27, ha traducido y estudiado a Aleixandre, a Gerardo Diego, también a poetas más vanguardistas como Huidobro, Larrea.

Leopoldo Panero es encasillado en la generación del 36, que concibe la poesía de una manera más sosegada, no exenta en su caso de mística. ¿Cuáles son, al enfrentarse a la traducción, las diferencias entre ambas poéticas y especialmente cuáles las dificultades de traducir a Leopoldo Panero?

Gabriele Morelli:-La poesía de vanguardia, especialmente la de Huidobro y ‘Pasión de la Tierra’ de Aleixandre, -un poema surrealista en prosa, del cual he realizado una versión crítica para ‘Cátedra’-, son escrituras totalmente irracionales; así que se trataría de buscar en italiano una expresión igualmente ‘alógica’. En el caso de Leopoldo Panero, nos encontramos con una poesía, frente a la de vanguardia, sumamente lírica, metafórica; una poesía de la rehumanización, que pretende recuperar al hombre en su existencia. Luego de la violencia de la guerra española y de la mundial, esta generación y Panero en particular se recluyen y recuperan algunos valores como son la familia, el sentimiento de amor.

Es la poesía de Panero, por lo que atañe a la traducción, una poesía sumamente clásica, de una belleza extraordinaria, que tiene una armonía de verso, de métrica, que utiliza el endecasílabo, el romance. Una poesía en sus comienzos de vanguardia que luego vuelve al pasado, situando al ‘hombre’ en su centro de atención,puede ser calificada de existencialista.

Para mí ‘La Estancia Vacía’ anticipa la poesía existencialista de T. S. Eliot en ‘The Waste Land’. Poesía de la soledad, del hombre que luego de la guerra, se recluye en una estancia vacía donde se interroga, desde donde se dirige a Dios. Es una poesía que acentúa una serie de valores, como son el amor, la familia. Una poesía de la intimidad, por ello mi traducción lleva el título ‘Poesia dell´intimità’.

En el caso de Panero, Rosales, ambos de la generación del 36 se da un paralelismo intimista;  ‘La Casa Encendida’, un libro moderno, coloquial, en el que utiliza elementos de la prosa, del diálogo, y ‘La Estancia Vacía’, uno de los libros mejores de Panero. Pienso que ambos libros son de los más logrados que ha dado la poesía moderna.

De ‘La Estancia Vacía’ yo he traducido gran parte, teniendo en cuenta el espacio disponible no podía incluirlo todo, ya que habría de renunciar a los otros poemas de la antología, que también son importantes, son bellísimos. La poesía del Guadarrama, la última poesía... Tuve que pelearme un poco con el editor que decía; pero usted cuántos versos le dedica a la poesía de ‘La Estancia Vacía’…Porque se trata de un gran libro, muy difícil de cortar o de fragmentarlo. En un movimiento único, continúa, continúa, continúa invocando, llamando, clamando a Dios, esperando una respuesta que no recibe; pero hablando de sí mismo, de lo que tiene.

Es una poesía sumamente hermosa, clásica y este reconocimiento no le viene solo de los amigos, proviene también de otros críticos como por ejemplo Vázquez Montalván, un escritor ideológicamente de izquierdas, que se reprocha y dice: nosotros, nuestro grupo no hemos considerado lo que son algunos poetas de gran valía; como son Panero, Luis Felipe Vivanco, Luis Rosales con ‘La Casa Encendida’.

Jaime Gil de Biedma, recuerda y cita incluso algunos versos bellísimos de Panero. Otros críticos y escritores contemporáneos, como Andrés Trapiello que protesta por el hecho de que se han olvidado, marginado a escritores importantes y cita a Leopoldo Panero…

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E. R.: ¿Qué importancia tiene su traducción de Panero en Italia?

G.M.: De Panero se había traducido algún poema al Italiano, en la ’Antología del Novecento della poesía Spagnola’, pero nunca se le ha dedicado un libro. Ha sido un esfuerzo increíble porque la editorial, no conocía a Leopoldo Panero y además la poesía no tiene interés crematístico. Yo, me avergüenza decirlo, casi me he prostituido por este trabajo;  gratuitamente realizado e incluso llego aquí con los libros, pues la  editorial dice que le era muy costoso enviarlos. Al punto que les digo, ustedes me hacen el descuento de la librería y yo me lo llevo y distribuyo. A mí lo que me importa es que el libro se mueva. He luchado para que el libro fuera bilingüe. Normalmente no te lo hacen, pero así se consigue restituir la palabra original al poeta, con lo que los traductores podemos versionarla en la confianza de que se puede ojear el original para catar sus propias maneras.

Ha quedado un libro elegante, bien hecho, bonito. Yo he querido poner un título para llamar la atención, sabiendo que es un poeta que tiene una intimidad religiosa, un poeta con un pensamiento religioso, aunque no se le pueda tildar de ortodoxia, ya que ese Dios que va buscando es un Dios que a veces no le da respuesta a las preguntas de su existencia. Sobre la muerte nadie se la podría dar.
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Como dice Dámaso Alonso: “La poesía no existe si no es religiosa” en un sentido amplio de fe.

Era un deber dar a conocer la poesía de Leopoldo Panero.

Está bien Gabrielle la traducción que has realizado, me dijo en Madrid Luis García Montero; Leopoldo Panero es un gran poeta, uno puede no compartir su ideología, su franquismo, su biografía, la familia Panero, ‘El Desencanto’, toda esta leyenda negra que se ha creado; pero cuando abrimos el libro estamos ante un gran poeta, una poesía bella, bellísima, que utiliza una métrica clásica al tiempo que es moderna; una poesía ágil, fluida, que recurre con frecuencia al soneto, una poesía de la cual ha escrito Bousoño que “está llena de silencio”. 

No es retórica, no es elocuente, no es brillante, porque dentro hay siempre una meditación, un pensamiento. Pero posee siempre una armonía eufónica. El poeta se pregunta, incluso en los versos del Guadarrama, frente a esta Naturaleza que tan bien conoce, si cada año se renueva la primavera, regresa un mundo virgen, por qué nosotros morimos.

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E. R.:¿Pero no le parece que donde hay una meditación es más difícil la traducción? Puede resultar fácil ceñirse a ese pensamiento, pero, claro, entonces queda todo lo demás... Mientras que en otro tipo de poesía, aquella que dijimos de vanguardia, puede parecer en apariencia más dificultoso…

G.M.: Ante una poesía de lenguaje irracional, uno se inventa otro lenguaje irracional en su lengua, que no corresponde, pero uno encuentra libertad para hacerlo. Aquí no sucede así, por ejemplo, en el poema ‘Te quiero’, Panero utiliza siempre como anáfora el ‘te quiero’, ‘te quiero’, ‘te quiero’… Ahora bien, en italiano ‘te quiero’, se puede traducir como ‘ti amo’ o ‘ti voglio’…Te quiero alto o bajo por ejemplo o te quiero en el sentido de amar a alguien, y aquí se produce un juego. Comienza diciendo ‘No, te quiero imposible…’, para más abajo añadir ‘Te quiero, con las manos insomnes.’ Evidentemente aquí no quiere significar 'te amo'.  Entonces cuando quiere decir 'te amo', traduzco con ‘ti amo’. He tenido que sacrificar mínimamente el sentido, para mantener la anáfora, la línea métrica sonora. 


E.R.: Se dice que solo los poetas pueden traducir adecuadamente la poesía; pero ante poetas tan disímiles como Aleixandre y Panero ¿Qué poeta o poetas tendría que ser quien los tradujese? ¿Considera que esto es así, que podría haber un poeta sin estilo propio, fuera de su campo propio, válido para traducir cualquier tipo de poesía?

G.M.: Esto se sigue planteando en la actualidad. Cuando alguien se acerca al texto debe de tener una sensibilidad poética, no necesariamente ser poeta; debe de tener un conocimiento filológico del texto; quien traduce debe de comprender exactamente lo que quiere decir el texto en español, y después esa tarea de rehacerlo en tu idioma.
A menudo no existía la imagen antes de que el autor la inventase y su expresión es poética. En este caso, tú debes entender lo que quiere decir y lo debes restituir. Cuando se trata de un texto surrealista, en cierto sentido, es más fácil, porque el lenguaje es tan absurdo que tú de manera absurda lo vas recreando en tu lengua. Cuando al contrario ya no es un texto surrealista, sino existencial, en donde hay un significado, una congoja, no puedes traicionar el sentido, pero al mismo tiempo tienes que rehacerlo con otra palabra que no siempre se viene a corresponder. 

Recuerdo un verso de  Francisco Brines: ‘Y el visitante me abrazó de nuevo / era la juventud que regresaba.’ Es un poema de amor. Este visitante yo sé que era una persona que amaba, pero 'visitante' al no ser ni femenino ni masculino oculta el género. Yo como traductor tampoco puedo revelarlo, aunque lo hubiera entendido. La palabra ‘visitante’ en italiano no existe, existe ‘visitatore’ que es horrible, que viene a significar ‘ir a ver algo’, pongo por caso una exposición, la cual no te permite recrear el endecasílabo. ¿Qué palabra tengo que elegir?  Puedo decir ’compañero’ o ‘compañera’. No puedo decir ni ‘compañero’ ni ‘compañera’, porque él no lo dice. No puedo decir ‘amigo’, porque no es 'amigo', tampoco ‘amiga’. Entonces ¿Cómo lo he de traducir? Recordemos que es un endecasílabo y yo lo pretendo bien contado y bien medido. Que además los versos poseen una fluidez, una musicalidad que hay que procurar mantener. 

En este caso lo he traducido al italiano: ‘nel rivedermi mi abbracciò….’ ‘Al verme otra vez me abrazó’. Ha cambiado completamente, pero no he traicionado lo que él quería decir; he respetado el endecasílabo. Esa persona que vuelve a ver, sin duda debe de ser una persona amada, pero tampoco revelo quién es pues el autor no lo hacía. Lo expreso de una manera distinta debido a la imposibilidad de hacerlo de la misma manera en otra lengua, dado que ‘visitante’ en el sentido que tiene en español, no se da en italiano.

Y así lo mismo en Panero, recuerdo un verso que dice; ’Despacio, muy despacio, van las horas’. En italiano no podemos decir muy despacio, porque nosotros cuando decimos ‘adagio’, ‘adagio’ no puedo decir ‘molto adagio’, porque ‘adagio’ es lo máximo que se puede decir en cuanto a lentitud. Es mejor decir; ‘Adagio e adagio scorrono le ore’. Con Panero he tenido esta lucha continua para  guardar la fluidez del verso sin traicionar su significado. 

Recuerdo el título de un poema ‘Por donde van las águilas’. En italiano hay que traducir ‘Dove volano le aquile’ en italiano solo podemos decir si es que van, que volando van. Así, ‘Donde vuelan las águilas’. 

En cada poema me he tenido que enfrentar a un problema de la traducción.

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E.R.: Ante la distancia del original que siempre manifiesta una traducción, ¿cómo valora usted su versión de Panero?

G.M.: Aparte de que lo he trabajado mucho, he tenido congoja al no conseguir verter al italiano lo que a veces había intuido; al no encontrar la expresión italiana adecuada. A veces, tras arduo esfuerzo, abro el texto y pienso que podría mejorarlo aún más; pero luego pienso que esto le puede suceder al autor con su propia obra al volver a ella. Y yo sí me encuentro satisfecho de mi trabajo, con su eufonía etc. Pero con la traducción nunca se puede estar satisfecho del todo. Eso que se dice del traductor es en parte cierto solo si pudiera darse una traición ‘inintencionada’.

Será que a mí la poesía de Panero me ha gustado leerla toda. Será que tuve un guía fabuloso en Javier Huerta Calvo que me ha dado toda la bibliografía. Será que la selección que he realizado a decir de los críticos ‘panerianos’ contiene los mejores versos de Panero. Pero los he elegido pensando en la traducción italiana, no porque fueran bellísimos, sino por su traducibilidad al italiano.

Creo que la antología presente, dada la economía de espacio, puede ser casi una antología clásica. 

Yo me quedo muy contento, aunque a veces no he podido rendir completamente, pues no siempre he dado en italiano con la medida; o era demasiado corta o la palabra no cantaba como en español; pero en otros casos he logrado una acuidad sonora notable. ¿Sabe usted de la musicalidad del italiano?, cierre los ojos, escuche : “Adagio e adagio, scorrono le ore / unendo le parole del mio canto.” Suena casi mejor que “Despacio, muy despacio, van las horas / juntando las palabras de mi canto.” En italiano adquiere otra ligereza.
 
Este edición la cual he hecho por placer me ha supuesto un gran esfuerzo, porque la editorial desconocía a Leopoldo Panero y piensa que no se va a vender. Al mismo tiempo no va a invertir ni un euro. Todo gratuito, mis derechos, mi trabajo. Al punto que llego casi a actuar como agente de ventas en España... Pero con todo lo que yo me he gastado en viajes, en tiempo etc; estoy contento, porque desde ahora un italiano puede descubrir a Leopoldo Panero. 

Este libro se ha reseñado en Italia, en un medio importante y quien ha realizado la reseña ha descubierto a un poeta del que no tenía noticia, que hubiera confundido paradógicamente con su hijo Leopoldo María Panero. Y entonces cuando lo descubre, dice; “es un gran poeta”. ¡Esta es la satisfacción del traductor!

E.R.: Podría explicarnos el sentido del título de su antología: ‘Poesia dell´intimità’.

G.M.: El título viene al caso porque el fondo de la poesía de Panero no es de lo exterior, es una poesía interior. Aun cuando describa el paisaje del Guadarrama hay como una especie de ‘caja de resonancia interior’ que le lleva a situar el paisaje dentro de ‘sí mismo’.

El elemento de intimidad espiritual, de búsqueda existencial es superior al elemento de descripción externo. Es una poesía del amor, de la familia, una rehumanización de la lírica. Todo lo que en el 27 era brillantez, belleza, seducción, aquí se transforma en preguntarse por la realidad del hombre, por el misterio de nuestra vida, por el que viene de  la muerte. 

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