Mercedes Unzeta Gullón
Sábado, 11 de Diciembre de 2021

El collar de perlas

[Img #56566]

 

 

Hoy me he levantado tarde, me ha dado pereza salir de ese sobre calentito y amoroso que es la cama. Me había despertado pronto pero me he abandonado a la seducción  de la placidez que da sentirse arropado por tu propio bienestar (opino que la sensación es mucho más placentera cuando tú misma te generas ese estado de complacencia que cuando te lo genera otra persona, porque no es lo mismo que el impulso venga del exterior a que salga de nuestro interior). Uf, me estoy metiendo en un laberinto en el que no es mi intención meterme ahora.

 

Bueno, pues esta mañana, disfrutando de mi sensación de felicidad y sin querer abandonarla me puse a bichear (vocablo que utiliza mi hijo) en el móvil las noticias de última hora y, ¡qué raro!, me encuentro con Ayuso diciendo con toda soltura su última perla: “Yo entiendo que pedirle a un comunista que entienda de datos económicos es como pedirle a un neandertal que entienda de internet”. Me impresiona la multitud que la aplaude. Es un puro chiste. ¿Cómo es posible que esta mujer pueda decir esa boutade (palabra francesa que significa intervención pretendidamente ingeniosa, destinada a impresionar) con pretensión de seriedad, en alto, bien alto, y claro, para que le escuche la humanidad?¿qué entenderá ella por comunista?¿en qué mundo vive?

 

No puedo creer que esta mujer se crea lo que dice, no es posible. Estas ocurrencias que son suyas, o de quien se las sopla (piénsese en Miguel Ángel Rodríguez), tienen seguramente la finalidad de desestabilizar, crear confusión en las cabezas del auditorio y derivar el ascua a su sardina. La constante verborrea de Ayuso es una ofensa al espíritu de la razón, a la capacidad de inteligencia, pero ella, o su soplador, parece que tienen muy bien calibrada la actividad mental del llamado ‘pueblo’. Hoy la mayoría de ese llamado ‘pueblo’ no tiene ninguna gana de ‘pensar’, le resulta un reto demasiado cansador. Hoy, el llamado ‘pueblo’  grita libertad, y esa libertad no incluye la reivindicación de  valores éticos,y estéticos, como justicia, responsabilidad, honestidad o respeto, entre otros, sino es la libertad de poder tomar cervezas en el bar y de poder hacer botellones en la calle o fiestas locas en locales. Y todos tan contentos si Ayuso les procura ese embaucamiento de Libertad. Me impresiona la multitud que la aplaude. Es un puro chiste. 

 

¿Dónde ha quedado la capacidad de raciocinio? Es que ya no hay tiempo para pensar, o no hay ganas de pensar, o se olvidó la facultad de pensar.

 

“Máximo dinero con el mínimo trabajo, y nada de pensar que me agoto”, y con esta filosofía de vida la materia gris de los cerebros se va acorchando. ¿Quién sabe hoy lo que es la Ilustración? La palabra ‘Ilustración’ hace tiempo que  pasó a ser un término en desuso y un concepto del pasado. Pero esta derivación a ‘la nada’ de la capacidad del razonamiento no se ha dado por una evolución natural del ‘homo sapiens’ hacia el ‘homo ignorantis’, no. Parece evidente que el orden social del homo en el mundo ha ido derivando hacia la manipulación general de todos  los homos por unos pocos homos. Es decir, es algo funcionalmente premeditado para el más fácil uso del llamado liberalismo.

 

Ser lo que se llama ‘liberal’ (una palabra que parece tan estupenda) encierra, en toda su profunda acepción, el poder de machacar a muchos para beneficio de unos pocos. Para llegar a esa situación tan beneficiosa de ‘los pocos’ hay que someter a ‘los muchos’; y para someter a ‘los muchos’ lo más efectivo es que estos no piensen, que no razonen, que se crean todo lo que les dicen esos pocos. Y para llegar a ese punto de credulidad lo mejor es que tengan poco conocimiento de las cosas, por lo que es importante incidir en la enseñanza desde la más tierna infancia. Planes de enseñanza  cada vez más simples y planos, malos a rabiar, como para las ovejas. En esta borrascosa pandemia se habla de inmunidad de rebaño, y a mí eso de ser rebaño me da repelús, me lleva a la imagen de esa frase muy usada como metáfora de ir “como corderos al matadero”. Ese sentido extrapolado de lo liberal me temo que es lo que impera en este mundo tan poco sostenible en lo ecológico, en lo político y en lo humano.

 

Matar, matar, se puede matar de muchas maneras, no sólo nos matan los virus. Se nos mata cuando se nos manipula, cuando se nos coarta a libertad de pensamiento, de información, de expresión… Nos mata el que se nos considere  como ‘corderos’ que van directos al matadero sin rechistar…

 

Seguramente Ayuso aprendió mucho haciendo hablar al perro de Esperanza Aguirre en las redes sociales. Seguramente aprendió con esa labor lo fácil que es contentar y engatusar a la gente con cuatro palabritas puestas en boca de un perro. “Es que son como niños.”

 

Y como sigo en la cama sin que el impulso de levantarme me haya llegado, frenado por el rugido del viento, que sigo oyendo, y las cimbreantes copas de los árboles, que sigo viendo, me entretengo escuchando el siguiente ilustrativo cuento en YouTube.

 

Un rey sale por la mañana a pasear y se encuentra en el camino con uno de sus mejores consejeros. El rey se acerca y le pregunta: ¿A dónde vas?; y el consejero le contesta al rey: “No sé mi Rey”. El rey se queda atónito con la contestación, le parece un desafío irrespetuoso, e impaciente  le presiona: “Te ordeno que me digas a dónde vas”;  pero el consejero insiste en contestar: “No sé mi Rey”. Entonces el rey,irritado por la insolente audacia de no decirle a dónde va, lo manda encerrar en la cárcel. Eso pasó en la mañana, pero al llegar la tarde el rey empezó a  apiadarse  de su consejero, encerrado en la cárcel, an querido y respetado y que siempre le había aconsejado tan bien. Así que cuando llega la noche decide acercarse a la celda donde está encerrado y le dice: “Quiero liberarte  pero antes quiero que me digas a dónde ibas, o explícame por qué tuviste la osadía de contestarme “no sé”. El consejero  entonces mira al rey con respeto y le explica: “Mire mi Rey, a la mañana yo no podía saber a dónde iba pues yo no planifiqué terminar a la noche en la cárcel y ahora estoy aquí. Entonces yo puedo planificar pero yo no sé a dónde voy a ir finalmente. Usted no me preguntó “a dónde estás planificando ir”, usted me preguntó  a dónde voy. Y yo no sabía.

 

Este relato me hace pensar en Isabel Ayuso. Parece que tiene planificada su vida política y todos los indicios que nos ofrece nos ilustran que su plan es llegar a la Moncloa, pero siguiendo la lección del cuento nos podemos preguntar ¿a dónde llegará? ¿Esas perlas verbales que se va colgando en su camino acabarán llevándole a un collar de perlas (de las que le gustaban tanto a Carmen Polo de Franco) o a un collar de perro? ¿Cómo saberlo si lo imprevisible es lo más previsible?

 

Bueno, después de esta disertación sobre la Presidenta de la Comunidad de Madrid (eso de que la llamen ‘Presidenta’ en lugar de Isabelita, Isa, Chabeli, Isabel o Ayuso, tiene pinta  de ‘ponerle’ mucho), inicio mi proyecto de levantarme. Sigue soplando el viento con ganas pero algún rayo de sol anima la puesta en marcha, y eso hago.

 

Me levanto, pongo el agua para el té, me preparo las tostadas y, mientras doy tiempo a que el té se haga, doy de desayunar a Farinelli (mi caballo castrato), a Baloo (el mastín cuidador) y a Yin y Yan (los dos cariñosos y salvajes gatos). Mi primer proyecto del día está cumplido, ahora afrontaremos el enigma del resto de las horas de la jornada.

 

O témpora o mores

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.