'El trabajo está hecho': un ajuste de cuentas antes de seguir fabulando
![[Img #56568]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/12_2021/203_torices-094.jpg)
El viernes pasado se presentaba en el Teatro Gullón de Astorga ‘El trabajo está hecho’, libro de Alberto R. Torices.
Introducía el libro el responsable de la editorial ‘Trea’, Álvaro Díaz Huici, y comentaba que ‘El trabajo está hecho’ es un libro variado en los asuntos que trata y en los procedimientos narrativos distintos que utiliza, y ello debido a la forma en que han sido compilados estos cuentos. Añadía que los 35 relatos de la obra constituyen una calculada y magistral compilación con la que Alberto R Torices suma y sigue a sus tres anteriores entregas del género breve. Sin ser una antología, por la amplia cronología de su escritura, y presentados en el orden inverso al de su creación, el lector encontrará en el conjunto no solo la representación de su rico universo ficcional sino también, común en todos ellos, la singular pericia narrativa con que su autor nos desvela los ángulos de la realidad que nos rodea.”
Alberto R Torices precisaba que ‘El trabajo está hecho’ es como una recapitulación y balance de resultados, donde reúne casi todos los cuentos, que publicados en revistas, plaquettes, volanderas, etcétera, no forman parte de ninguna colección de cuentos ya editada. Se trata de un proyecto de libro sin fin, pues la demora de su publicación lo iba engordando.
Pero como tal libro y considerando que los cuentos pueden ser entendidos como hijos propios, el autor aclaraba que ha intentado reunificarlos dentro de un marco común que pudiera incluirlos a todos, tal vez quisiera decir que se les notase ese aire familiar que de por sí desprenden.
Reflexionó, Torices, sobre la peculiaridad de la narrativa breve. “El cuento significa los escarceos, la aventura frente a proyectos de más calado como la novela”. Sin embargo el relato, dijo, "exige más precisión que la novela”. "Nada de ligerezas ni frivolidad en el cuento." "No hay diferencias esenciales entre novela y cuento, seguía comentando, y si las hubiera entrarían en el entorno de lo incognoscible de lo misterioso", eso que supone el enfrentarse a la página en blanco sin saber nunca lo que deparará.
Por eso el cuento lo entiende como una creación en continuo penduleo y transición de ida y vuelta entre el poema y la novela. En ocasiones el cuento podría entenderse como un poema narrativo y en otras ocasiones se escaparía a esta consideración haciéndose un escrito más prosaico y largo. De ambas cosas podrá encontrar el lector en ‘El trabajo está hecho’.
![[Img #56567]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/12_2021/1489_frontal_el_trabajo__rgb.jpg)
“Así que este autor -seguía en autorreflexión- cuando se pone a escribir no puede prever lo que saldrá. Hay misterio”. Propone entonces “asumir la ignorancia propia sobre el control de lo que tenemos entre manos. Confiando y teniendo fe en ello”. “Somos como un mero asistente de una voluntad que se sirve de nosotros y debemos prestarle entonces nuestro mejor servicio a esa inteligencia que no es la nuestra, algo de eso hay y no eludir la responsabilidad que nos es asignada.”
Comentaba, entonces, a raíz de esta misteriosa experiencia otra que denominó del ‘vaciamiento final’ que queda tras escribir un cuento. “Siente el escritor que ha empleado toda su inteligencia y queda exhausto como el atleta al llegar a la meta”. Por eso para Torices “se cumple la sensación en cada cuento de ser la última historia”. “Sensación plácida, liberadora, ahora el trabajo está hecho y podemos descansar, pero no se repone del todo y vuelve a esa tentación como si fuera una carrera de accidentes en pos de lo desconocido, del que será el último cuento. Y aquí está, en este libro, el último cuento escrito hasta hoy.”
También ‘El trabajo está hecho’ pretendía desde su título “ser el libro de todos los cuentos, en un intento de captar y copiar la vida, cautivando al lector en su mayor intensidad".
Reconocía por último, Torices, su lado oscuro, su mister Hyde que se muestra en estos cuentos por contra de su lado público amable en la vida cotidiana. Desdoble y extrañeza de ser dos.
“Estos cuentos publicados en el orden inverso al que se han escrito -terminaba diciendo el autor- no solo cuentan historias de lo cotidiano y de los estragos del tiempo, sino una vida de un escritor de relatos, la historia en la que el escritor se prueba y practica las otras vidas. Es la historia de cómo se ha ido haciendo un modesto y borroso escritor de provincias. Una historia que se parece mucho a la propia. Un ajuste de cuentas antes de seguir fabulando.”
El viernes pasado se presentaba en el Teatro Gullón de Astorga ‘El trabajo está hecho’, libro de Alberto R. Torices.
Introducía el libro el responsable de la editorial ‘Trea’, Álvaro Díaz Huici, y comentaba que ‘El trabajo está hecho’ es un libro variado en los asuntos que trata y en los procedimientos narrativos distintos que utiliza, y ello debido a la forma en que han sido compilados estos cuentos. Añadía que los 35 relatos de la obra constituyen una calculada y magistral compilación con la que Alberto R Torices suma y sigue a sus tres anteriores entregas del género breve. Sin ser una antología, por la amplia cronología de su escritura, y presentados en el orden inverso al de su creación, el lector encontrará en el conjunto no solo la representación de su rico universo ficcional sino también, común en todos ellos, la singular pericia narrativa con que su autor nos desvela los ángulos de la realidad que nos rodea.”
Alberto R Torices precisaba que ‘El trabajo está hecho’ es como una recapitulación y balance de resultados, donde reúne casi todos los cuentos, que publicados en revistas, plaquettes, volanderas, etcétera, no forman parte de ninguna colección de cuentos ya editada. Se trata de un proyecto de libro sin fin, pues la demora de su publicación lo iba engordando.
Pero como tal libro y considerando que los cuentos pueden ser entendidos como hijos propios, el autor aclaraba que ha intentado reunificarlos dentro de un marco común que pudiera incluirlos a todos, tal vez quisiera decir que se les notase ese aire familiar que de por sí desprenden.
Reflexionó, Torices, sobre la peculiaridad de la narrativa breve. “El cuento significa los escarceos, la aventura frente a proyectos de más calado como la novela”. Sin embargo el relato, dijo, "exige más precisión que la novela”. "Nada de ligerezas ni frivolidad en el cuento." "No hay diferencias esenciales entre novela y cuento, seguía comentando, y si las hubiera entrarían en el entorno de lo incognoscible de lo misterioso", eso que supone el enfrentarse a la página en blanco sin saber nunca lo que deparará.
Por eso el cuento lo entiende como una creación en continuo penduleo y transición de ida y vuelta entre el poema y la novela. En ocasiones el cuento podría entenderse como un poema narrativo y en otras ocasiones se escaparía a esta consideración haciéndose un escrito más prosaico y largo. De ambas cosas podrá encontrar el lector en ‘El trabajo está hecho’.
“Así que este autor -seguía en autorreflexión- cuando se pone a escribir no puede prever lo que saldrá. Hay misterio”. Propone entonces “asumir la ignorancia propia sobre el control de lo que tenemos entre manos. Confiando y teniendo fe en ello”. “Somos como un mero asistente de una voluntad que se sirve de nosotros y debemos prestarle entonces nuestro mejor servicio a esa inteligencia que no es la nuestra, algo de eso hay y no eludir la responsabilidad que nos es asignada.”
Comentaba, entonces, a raíz de esta misteriosa experiencia otra que denominó del ‘vaciamiento final’ que queda tras escribir un cuento. “Siente el escritor que ha empleado toda su inteligencia y queda exhausto como el atleta al llegar a la meta”. Por eso para Torices “se cumple la sensación en cada cuento de ser la última historia”. “Sensación plácida, liberadora, ahora el trabajo está hecho y podemos descansar, pero no se repone del todo y vuelve a esa tentación como si fuera una carrera de accidentes en pos de lo desconocido, del que será el último cuento. Y aquí está, en este libro, el último cuento escrito hasta hoy.”
También ‘El trabajo está hecho’ pretendía desde su título “ser el libro de todos los cuentos, en un intento de captar y copiar la vida, cautivando al lector en su mayor intensidad".
Reconocía por último, Torices, su lado oscuro, su mister Hyde que se muestra en estos cuentos por contra de su lado público amable en la vida cotidiana. Desdoble y extrañeza de ser dos.
“Estos cuentos publicados en el orden inverso al que se han escrito -terminaba diciendo el autor- no solo cuentan historias de lo cotidiano y de los estragos del tiempo, sino una vida de un escritor de relatos, la historia en la que el escritor se prueba y practica las otras vidas. Es la historia de cómo se ha ido haciendo un modesto y borroso escritor de provincias. Una historia que se parece mucho a la propia. Un ajuste de cuentas antes de seguir fabulando.”