La ilusión de la magia
![[Img #56880]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/01_2022/8873__mercedes-dsc3139.jpg)
No es tan difícil conseguir que la Cabalgata de los Reyes Magos de Oriente, la noche en la que la fantasía de los niños los espera con gran ilusión,sea una cabalgata mágica, una cabalgata que fomente aún más esa fantástica fantasía que tiene a los niños embobados durante todas las fiestas navideñas.Es una obligación de ser.
La última vez que asistí a la Cabalgata de los Reyes Magos debió de ser hace dos años, o quizás tres, y me quedé estupefacta con aquel esperpento de fantasía. Unas carrozas sobrecargadas de decoración absurda y cargando con sacos de caramelos y niños que se dedicaban sólo y exclusivamente a tirar infinidad de ‘misiles’ de caramelos a los niños del público, y el público (madres, padres y niños) se dedicaban exclusivamente a tirarse como kamikazes al suelo en busca de la mayor cantidad de caramelos. Los niños, lejos de estar extasiados con ver a los Reyes Magos estaban dedicados a ver quién era más rápido y cogía más caramelos metiéndose entre las piernas de los presentes y rebuscando entre los zapatos ajenos. Un espectáculo deplorable, realmente triste y deprimente. Terrible era ver a los padres más avispados llevarse un paraguas para ponerlo al revés y recoger al vuelo una importante cantidad de los dulces antes que los niños al ras de suelo.
El resultado de la Cabalgata no cumplía en absoluto el objetivo de su creación que consiste en despertar la ilusión con la magia de unos fantásticos reyes ricamente engalanados, sentados en un trono y con misteriosos aires de Oriente. No, las cabalgatas en general han ido derivando en una ampulosa puesta en escena con bastante poco misterio y una dedicación exclusiva a tirar caramelos al aire. Una modalidad esta de tirar caramelos a destajo que se puso de moda en algún momento de años pasados y que sigue practicándose en prácticamente todas las cabalgatas.
Además de esa aberración de los caramelos que desvirtúa todo significado de la Cabalgata, yo me pregunto “¿qué pintan los niños en la carroza si los niños son el objetivo de la carroza? “, un absurdo. En fin, que las Cabalgatas en general y las de Astorga en particular han ido derivando todos estos años hacia una mamarrachada sin gracia ni misterio ni fantasía ni interés ninguno. Todo mediocre.
Con muy poca convicción decidí llevar a mis nietosa ver la Cabalgata de los Reyes por aquello de la tradición pero sin ninguna gana de que se arrastraran por los suelos como mendigos para coger unos cuantos caramelos. Y, oh sorpresa, me encontré con que empezamos a oír unos dinámicos tambores lejanos a medida que nos acercábamos al recorrido previsto, un vibrante sonido de tambores que anunciaban con un ritmo estrepitoso la llegada de los Reyes. Ese sonido de tambores lejanos nos provocaba inquietud y ansiedad. Ese ritmo acompasado de ‘tantanes’ era conmovedor y avivaba la emoción del misterio y la alegría de la ilusión. Qué magnifica resonancia de lo mágico. El atuendo que llevaban los componentes de la banda era totalmente adecuado a las circunstancias, un turbante muy bien enroscado en la cabeza, dejando solo los ojos a la vista, les hacía parecer una panda de tuaregs que venían de los desiertos orientales anunciando a sus reyes.
Las carrozas aparecieron fantásticas. Nada de recargamientos ‘chinescos’, de adornos horteras y sin sentido. Los reyes en su trono en lo alto de una escalera con un paje a los pies. Lo justo. Sencillo pero magníficamente elaborados los elementos de palacios orientales. No hacía falta más. La ilusión tiene que despertarse de dentro de cada uno hacia afuera, y eso se consigue ofreciendo un poco de imaginación. No funciona de fuera hacia adentro saturando la oferta con excesos de elementos que bloquean el ensueño.
Siempre reivindiqué la utilización de caballos en estas circunstancias. Algo sencillo pero que impone, y este año cada Rey Mago llevaba tres engalanados pajes a caballo detrás de su carroza con importantes capas extendidas sobre la grupa. Nada más. ¡¡¡¡Bravo!!!
Después, otra carroza con elementos palaciegos, con su rey en el trono a lo alto de una escalera y su paje a los pies, y tres pajes a caballo detrás. Y así los tres reyes.
No misiles de caramelos. No multitud de niños en las carrozas. No carrozas como pasteles de merengues chinos. Todo más austero y a la vez mucho más mágico y más emocionante.
Para rematar me faltó que los coches que arrastraban las carrozas se hubieran puesto a los lados algún tipo de decoración para disimular el coche. Podrían ser unas figuras de camello de cartón que tapara los lados del coche y ponerle un poco más de magia al asunto.
Otro magnifico acierto el de los muñecos vivientes de Disney y de otros dibujos animados que yo no conocía pero que mis nietos de 5 y 6 años están absolutamente enamorados. Disfrutaron muchísimo dando la mano y chocando los cinco con sus personajes de ficción hechos realidad. Una fantasía maravillosa para los niñosquedieron miles de veces la mano a todos sus personajes de leyenda.
Y por último, llegaron los caramelos, pero este año dados en bolsitas y a mano por los propios reyes, que bajando de las carrozas se sentaron en tres sillones para recibir en directo a cada niño darle sus caramelos y cambiar algunas palabras con ellos, y también para que los padres aprovecharan para hacerles la foto consabida. Buenísima solución para aquello de los caramelos.
Fantástica puesta en escena con fantástico resultado. Niños y mayores nos quedamos encantados de la magia y la ilusión que nos ofreció la Cabalgata de los Mágicos Reyes la noche más prodigiosa del año.
No es cuestión de dinero, es cuestión de sensibilidad. Y creo que este año el Ayuntamiento de Astorga ha desplegado bastante más sensibilidad que otros años y ha logrado despertar la magia que había perdido en la Noche de Reyes.
Si en esto de reducir acumulación de personas, y de flus flus, ha influido la cuestión del virus pues podemos pensar que no hay mal que por bien no venga. Algo hemos ganado.
O témpora o mores
No es tan difícil conseguir que la Cabalgata de los Reyes Magos de Oriente, la noche en la que la fantasía de los niños los espera con gran ilusión,sea una cabalgata mágica, una cabalgata que fomente aún más esa fantástica fantasía que tiene a los niños embobados durante todas las fiestas navideñas.Es una obligación de ser.
La última vez que asistí a la Cabalgata de los Reyes Magos debió de ser hace dos años, o quizás tres, y me quedé estupefacta con aquel esperpento de fantasía. Unas carrozas sobrecargadas de decoración absurda y cargando con sacos de caramelos y niños que se dedicaban sólo y exclusivamente a tirar infinidad de ‘misiles’ de caramelos a los niños del público, y el público (madres, padres y niños) se dedicaban exclusivamente a tirarse como kamikazes al suelo en busca de la mayor cantidad de caramelos. Los niños, lejos de estar extasiados con ver a los Reyes Magos estaban dedicados a ver quién era más rápido y cogía más caramelos metiéndose entre las piernas de los presentes y rebuscando entre los zapatos ajenos. Un espectáculo deplorable, realmente triste y deprimente. Terrible era ver a los padres más avispados llevarse un paraguas para ponerlo al revés y recoger al vuelo una importante cantidad de los dulces antes que los niños al ras de suelo.
El resultado de la Cabalgata no cumplía en absoluto el objetivo de su creación que consiste en despertar la ilusión con la magia de unos fantásticos reyes ricamente engalanados, sentados en un trono y con misteriosos aires de Oriente. No, las cabalgatas en general han ido derivando en una ampulosa puesta en escena con bastante poco misterio y una dedicación exclusiva a tirar caramelos al aire. Una modalidad esta de tirar caramelos a destajo que se puso de moda en algún momento de años pasados y que sigue practicándose en prácticamente todas las cabalgatas.
Además de esa aberración de los caramelos que desvirtúa todo significado de la Cabalgata, yo me pregunto “¿qué pintan los niños en la carroza si los niños son el objetivo de la carroza? “, un absurdo. En fin, que las Cabalgatas en general y las de Astorga en particular han ido derivando todos estos años hacia una mamarrachada sin gracia ni misterio ni fantasía ni interés ninguno. Todo mediocre.
Con muy poca convicción decidí llevar a mis nietosa ver la Cabalgata de los Reyes por aquello de la tradición pero sin ninguna gana de que se arrastraran por los suelos como mendigos para coger unos cuantos caramelos. Y, oh sorpresa, me encontré con que empezamos a oír unos dinámicos tambores lejanos a medida que nos acercábamos al recorrido previsto, un vibrante sonido de tambores que anunciaban con un ritmo estrepitoso la llegada de los Reyes. Ese sonido de tambores lejanos nos provocaba inquietud y ansiedad. Ese ritmo acompasado de ‘tantanes’ era conmovedor y avivaba la emoción del misterio y la alegría de la ilusión. Qué magnifica resonancia de lo mágico. El atuendo que llevaban los componentes de la banda era totalmente adecuado a las circunstancias, un turbante muy bien enroscado en la cabeza, dejando solo los ojos a la vista, les hacía parecer una panda de tuaregs que venían de los desiertos orientales anunciando a sus reyes.
Las carrozas aparecieron fantásticas. Nada de recargamientos ‘chinescos’, de adornos horteras y sin sentido. Los reyes en su trono en lo alto de una escalera con un paje a los pies. Lo justo. Sencillo pero magníficamente elaborados los elementos de palacios orientales. No hacía falta más. La ilusión tiene que despertarse de dentro de cada uno hacia afuera, y eso se consigue ofreciendo un poco de imaginación. No funciona de fuera hacia adentro saturando la oferta con excesos de elementos que bloquean el ensueño.
Siempre reivindiqué la utilización de caballos en estas circunstancias. Algo sencillo pero que impone, y este año cada Rey Mago llevaba tres engalanados pajes a caballo detrás de su carroza con importantes capas extendidas sobre la grupa. Nada más. ¡¡¡¡Bravo!!!
Después, otra carroza con elementos palaciegos, con su rey en el trono a lo alto de una escalera y su paje a los pies, y tres pajes a caballo detrás. Y así los tres reyes.
No misiles de caramelos. No multitud de niños en las carrozas. No carrozas como pasteles de merengues chinos. Todo más austero y a la vez mucho más mágico y más emocionante.
Para rematar me faltó que los coches que arrastraban las carrozas se hubieran puesto a los lados algún tipo de decoración para disimular el coche. Podrían ser unas figuras de camello de cartón que tapara los lados del coche y ponerle un poco más de magia al asunto.
Otro magnifico acierto el de los muñecos vivientes de Disney y de otros dibujos animados que yo no conocía pero que mis nietos de 5 y 6 años están absolutamente enamorados. Disfrutaron muchísimo dando la mano y chocando los cinco con sus personajes de ficción hechos realidad. Una fantasía maravillosa para los niñosquedieron miles de veces la mano a todos sus personajes de leyenda.
Y por último, llegaron los caramelos, pero este año dados en bolsitas y a mano por los propios reyes, que bajando de las carrozas se sentaron en tres sillones para recibir en directo a cada niño darle sus caramelos y cambiar algunas palabras con ellos, y también para que los padres aprovecharan para hacerles la foto consabida. Buenísima solución para aquello de los caramelos.
Fantástica puesta en escena con fantástico resultado. Niños y mayores nos quedamos encantados de la magia y la ilusión que nos ofreció la Cabalgata de los Mágicos Reyes la noche más prodigiosa del año.
No es cuestión de dinero, es cuestión de sensibilidad. Y creo que este año el Ayuntamiento de Astorga ha desplegado bastante más sensibilidad que otros años y ha logrado despertar la magia que había perdido en la Noche de Reyes.
Si en esto de reducir acumulación de personas, y de flus flus, ha influido la cuestión del virus pues podemos pensar que no hay mal que por bien no venga. Algo hemos ganado.
O témpora o mores