Mamá y el planeta pantalla
![[Img #57200]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/02_2022/5462__aidan-dsc2518.jpg)
-Hola mamá ¿qué tal?
-Bien ¿Cómo andas?
-Pues sin mascarilla.
-¿Dónde estás?
-De paseo.
-Por fin sin mascarilla. Oye, espero que la calle no esté llena de gente.
-No. Pero estamos rebañados, he visto mucha responsabilidad y no he tenido que discutir con ningún zoquete antivacunas.
-Dos años, hijo, y hemos sobrevivido. Tu padre ha sido maravilloso. Sabe hacer todo con el ordenador.
-Sí. Y tiene una virtud que no está de moda: la paciencia.
-Efectivamente. Esta tableta sin ratones… Me estaba acostumbrando al ratón… y ahora van y desaparecen los ratones.
-Como las sucursales de los bancos. Todo cambia a una velocidad…
-Para que compremos.
-Efectivamente.
-Oye, ¿has dejado de fumar?
-Pues no. Normalmente las pandemias no son buenos momentos para dejar de fumar.
-Pues es mejor que la Viagra.
-¿Cómo?
-No fumar. Es mejor.
-No sé nada de viagras, mamá. ¿Has dejado de ir a misa?
-Sí. La iglesia está fría. Ya sabes, con todas las ventanas abiertas. Pero asisto virtualmente desde la cama. Y si me aburro, nadie lo sabe.
-Y, ¿el comulgar?
-Te cuento un secreto: nunca me gustó. Y con la pandemia, no era de recibo. Tengo la conciencia limpia.
- Y que lo digas…
-Pan desangelado que se te pegaba a la boca y luego era pecado tocarlo con los dientes…
-Bueno, se trata del cuerpo de Cristo.
-No empieces.
-Claro que no, cada uno a sus vicios. Solamente me extraña que esa organización no diga nada del pecador Boris.
-No me hables de Boris.
-Ya… Pero es más divertido que Trump, ¡a que sí!
-Bueno, Trump me da asco y Boris tiene sus días contados. El que más me asusta es Putin.
-¿Sabes que su abuelo era el cocinero de Stalin?
-No ¿Como voy a saber eso?
-Y de Lenin.
-¿Qué? ¿Lennon?
-No. Vladimir Lenin.
-¿El del hacha en la espalda?
-No. Ese era Trotsky.
-Ah sí, en Méjico.
-Sí ¿Cómo estás en cuanto a la infección de las vías urinarias?
-Mucho mejor. Ya duermo cuatro horas seguidas. Me han cambiado los medicamentos.
-Pues qué bien.
-Y me han dicho que puedo tomar un Rioka con la cena.
-Rioja, mamá.
-El Marqués de Riscal nunca falla.
-Ya veo que sabes mimarte.
- Me hace pensar que voy a dormir diez horas y me basta tener tal ilusión.
-Me alegro. No tengo nada que añadir.
-¿Ninguna novedad, hijo?
-Nada interesante. Hay novedades todos los días, pero no son novedades de verdad. Es bueno que… ¡espera! ¿Sabes que he perdido dos kilos?
-¿Estabas gordo?
-Un desastre. Con la pandemia, me…
-Tú no eres nada glotón. Ahora, tu hermano, como es cocinero… ¿sabes que en Francia sirven whisky de aperitivo?
-Sí. No. Nada que ver. Bueno, un poco. Además, la vida sedentaria mata.
-Sí. Hay que moverse ¿Qué, comes menos?
-Sí. Cada vez que me apetece una cerveza y una buena ración de pistachos, me levanto de la pantalla y me pongo la mascarilla.
-Fuerza de voluntad. Tu padre trabaja en el jardín.
-Pero, aun así, está gordo.
-Yo creo que es genético.
-Puede ser.
-Y vamos a una boda en marzo. A ver si su traje…
-Seguro que sí. Oye, que te tengo que dejar.
-Claro, andar charlando al móvil por la calle… Vivimos en el planeta pantalla.
-Ya. Pero las nuevas tecnologías también son fantásticas.
-Ya lo sé. Sin embargo, me hizo gracia lo del político español que se equivocó de botón.
-Muy enterada estás.
-Es que salió en las noticias. Pobre señor.
-Mamá, me despido. Tengo que hacer la compra.
-¿Qué vais a cenar?
-Sushi.
-¿En España?
-Hay que explorar.
-Es verdad. Nosotros tenemos unos filetes ecológicos de tu barrio.
-Pues buen provecho.
-Lo mismo, cariño.
-Hola mamá ¿qué tal?
-Bien ¿Cómo andas?
-Pues sin mascarilla.
-¿Dónde estás?
-De paseo.
-Por fin sin mascarilla. Oye, espero que la calle no esté llena de gente.
-No. Pero estamos rebañados, he visto mucha responsabilidad y no he tenido que discutir con ningún zoquete antivacunas.
-Dos años, hijo, y hemos sobrevivido. Tu padre ha sido maravilloso. Sabe hacer todo con el ordenador.
-Sí. Y tiene una virtud que no está de moda: la paciencia.
-Efectivamente. Esta tableta sin ratones… Me estaba acostumbrando al ratón… y ahora van y desaparecen los ratones.
-Como las sucursales de los bancos. Todo cambia a una velocidad…
-Para que compremos.
-Efectivamente.
-Oye, ¿has dejado de fumar?
-Pues no. Normalmente las pandemias no son buenos momentos para dejar de fumar.
-Pues es mejor que la Viagra.
-¿Cómo?
-No fumar. Es mejor.
-No sé nada de viagras, mamá. ¿Has dejado de ir a misa?
-Sí. La iglesia está fría. Ya sabes, con todas las ventanas abiertas. Pero asisto virtualmente desde la cama. Y si me aburro, nadie lo sabe.
-Y, ¿el comulgar?
-Te cuento un secreto: nunca me gustó. Y con la pandemia, no era de recibo. Tengo la conciencia limpia.
- Y que lo digas…
-Pan desangelado que se te pegaba a la boca y luego era pecado tocarlo con los dientes…
-Bueno, se trata del cuerpo de Cristo.
-No empieces.
-Claro que no, cada uno a sus vicios. Solamente me extraña que esa organización no diga nada del pecador Boris.
-No me hables de Boris.
-Ya… Pero es más divertido que Trump, ¡a que sí!
-Bueno, Trump me da asco y Boris tiene sus días contados. El que más me asusta es Putin.
-¿Sabes que su abuelo era el cocinero de Stalin?
-No ¿Como voy a saber eso?
-Y de Lenin.
-¿Qué? ¿Lennon?
-No. Vladimir Lenin.
-¿El del hacha en la espalda?
-No. Ese era Trotsky.
-Ah sí, en Méjico.
-Sí ¿Cómo estás en cuanto a la infección de las vías urinarias?
-Mucho mejor. Ya duermo cuatro horas seguidas. Me han cambiado los medicamentos.
-Pues qué bien.
-Y me han dicho que puedo tomar un Rioka con la cena.
-Rioja, mamá.
-El Marqués de Riscal nunca falla.
-Ya veo que sabes mimarte.
- Me hace pensar que voy a dormir diez horas y me basta tener tal ilusión.
-Me alegro. No tengo nada que añadir.
-¿Ninguna novedad, hijo?
-Nada interesante. Hay novedades todos los días, pero no son novedades de verdad. Es bueno que… ¡espera! ¿Sabes que he perdido dos kilos?
-¿Estabas gordo?
-Un desastre. Con la pandemia, me…
-Tú no eres nada glotón. Ahora, tu hermano, como es cocinero… ¿sabes que en Francia sirven whisky de aperitivo?
-Sí. No. Nada que ver. Bueno, un poco. Además, la vida sedentaria mata.
-Sí. Hay que moverse ¿Qué, comes menos?
-Sí. Cada vez que me apetece una cerveza y una buena ración de pistachos, me levanto de la pantalla y me pongo la mascarilla.
-Fuerza de voluntad. Tu padre trabaja en el jardín.
-Pero, aun así, está gordo.
-Yo creo que es genético.
-Puede ser.
-Y vamos a una boda en marzo. A ver si su traje…
-Seguro que sí. Oye, que te tengo que dejar.
-Claro, andar charlando al móvil por la calle… Vivimos en el planeta pantalla.
-Ya. Pero las nuevas tecnologías también son fantásticas.
-Ya lo sé. Sin embargo, me hizo gracia lo del político español que se equivocó de botón.
-Muy enterada estás.
-Es que salió en las noticias. Pobre señor.
-Mamá, me despido. Tengo que hacer la compra.
-¿Qué vais a cenar?
-Sushi.
-¿En España?
-Hay que explorar.
-Es verdad. Nosotros tenemos unos filetes ecológicos de tu barrio.
-Pues buen provecho.
-Lo mismo, cariño.