Mercedes Unzeta Gullón
Sábado, 26 de Febrero de 2022

Y, finalmente atacó el lobo

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Llevamos tiempo escuchando a los americanos proclamar insistentemente “¡que ataca el lobo!”, a Ucrania, claro, y a los rusos decir que el lobo no tiene hambre y por lo tanto no tiene intención de atacar.

 

Pero… al lobo le entró el hambre y atacó, o quizás atacó porque estaba harto de escuchar que iba a atacar  y decidió, finalmente, hacerlo para dar un poco más que hablar a los americanos.

 

Porque en realidad estos hombres de la guerra se mueven por un impulso infinitamente más personal que social y, a veces, por unas cuestiones tan triviales que nos quedaríamos absolutamente pasmados de saber que por una cuestión de ‘egos’, por ejemplo, se puede poner en ‘juego de muerte y desolación’ a todos los habitantes del globo terráqueo. “Yo soy el lobo feroz, un macho indomable que puedo atacar si quiero”, dice Putin. “Pues yo soy el león, el invencible rey de la selva,  que ruge con furia y si, finalmente, te haces el valiente y atacas, te voy a morder donde más te duele”, le contesta Biden.

 

Y así, estos titanes ‘valientes’, han estado fanfarroneando tiempo y tiempo hasta que el pendenciero Putin se ha cansado de las palabras y ha pasado a la acción. El lobo irritado de las bravuconerías del león emprende su propósito. Lo tiene claro, quiere recuperar un país que antes era de sus dominios y ahora la ‘díscola’ Ucrania pretende juntarse con el enemigo. El lobo ha decidido tomarle el pulso al León y pasar de él, no tenerle en cuenta y acechar a su presa. El león, por su parte, después de tanto rugir, ha decidido, de momento, no luchar con los dientes sino con ¿la inteligencia?

 

Lo peor de tanta arrogancia  es que los duelos no se resuelvan como antiguamente, los dos chuletas enfrentados y a ver quién dispara primero, no. Aquí y ahora los que dirimen el conflicto son los pobres ciudadanos de a pie que no cuentan para nada mientras discuten sus valientes dirigentes, pero que cuentan para todo cuando hay que es estar al pie del cañón tirando tiros a mansalva contra sus hermanos que a la vez tienen que tiran sus tiros a la contra. Fuego cruzado que se lleva mucho y a muchos por delante. Muertes de personas que no tienen ningún interés en tirar tiros pero que están obligadas a ponerse a tiro de las balas ajenas.  Desesperación de la población que tiene que salir corriendo de sus viviendas con lo puesto, sin saber a dónde ir para salvar la vida y dejando toda su vida atrás, su historia. Qué tremendo espectáculo. Pobre gente.

 

Un verdadero despropósito por tan sólo el querer dominar un trozo de tierra. ¡Es tan medieval¡ Mientras estos señores se empeñan en ir a la Luna y a Marte y a buscar habitantes en el espacio, se lanzana destruir la Tierra que habitan y a disponer de la vida de sus habitantes a su antojo personal. Este relato no debería ser creíble pero, por desgracia, es posible.

 

No. No puede permitirse. No debe permitirse. ¿Cómo podríamos frenar a esta gente belicosa? La masa humana que conformamos la humanidad deberíamos poder enfrentarnos a los pocos locos que juegan a la guerra con la vida de otros, no con la suya. No se me ocurre propuesta alguna `pero los que pueden no deben dejarlo para mañana. Para mañana es tarde.

 

Mientras, me regocijo en la comodidad de mi casa, de las cosas bonitas que me rodean, de la naturaleza que, aunque triste y seca esta temporada por la tremenda falta de lluvia, tiene su encanto y su esperanza de una primavera con más suerte; en la posibilidad de adquirir cualquier tipo de alimentos en el mercado, de respirar con tranquilidad, de poder reír con motivo y sin motivo, de dormir tranquilamente en una cama con limpias sábanas de algodón, en poder ducharme, o bañarme, con agua caliente y un jabón que hace espuma y huele a flores, en beber un vinito y un aperitivo antes de comer, en poder pasear por las calles, en quedar con los amigos a comer en un restaurante, en tantas y tantas cosas que tenemos y hacemos sin ser conscientes de que llevamos una vida afortunada, que más allá de nuestras fronteras vitales hay mucha tragedia, mucho egoísmo, mucha avaricia y muchos  movimientos incomprensibles que hacen de la vida de los demás un juego de productivos peones necesarios para intereses que desconocemos.

 

Pobre gente de Ucrania. Qué tristeza me da, como la que me dan los afganos, los iraquíes…, y  tantos y tantos lugares del planeta que viven sin poder vivir en paz porque no les dejan los intereses fanáticos, ya sean económicos o devotos, de unos pocos.

 

Cuando ‘esos pocos’ mueven ficha al resto de los habitantes del mundo nos llega el efecto dominó de la acción. Mientras se pelean en un punto, más o menos pequeño de la Tierra, las finanzas del Mundo se mueven. La venta de armas deja muy buenos beneficios a quien las vende, y se venden si hay guerras, y hay guerras porque hay armas ¿quién las vende? aquellos que tienen interés, por sus intereses, en las guerras. Los productos que se han hecho, y ‘los’ han hecho, básicos para el mundo ‘civilizado’ como son el petróleo y el gas, duplican sus precios, y ¿quién los distribuye? aquellos que tienen interés en los intereses de la guerra. Otros productos básicos, como son los cereales, han elevado el precio al doble, ¿quién se beneficia?: los que tienen cereales para vender que curiosamente es el que vende armas y gas y petróleo.

 

La vida cotidiana para el sencillo habitante del planeta se hace mucho más difícil con los enfrentamientos guerreros de cualquier punto del Planeta. Las cotizaciones en las bolsas internacionales caen en picado, situación aprovechable para los más cercanos al poder para comprar muy barato y vender muy caro cuando el conflicto se apacigüe o se calme; en ese compra/venta ya han ganado millones. Los movimientos de poder están muy ligados a las finanzas  y los dineros muy ligados al poder, por lo que siempre serán unos pocos los que muevan los hilos fundamentales de la humanidad que son el poder, la economía, y la salud (que va ligada al poder y a la economía).

 

Podría ser de ciencia-ficción pero la verdad es que la mayoría de los conflictos humanos del Planeta (por no decir todos) están movidos por esos dos intereses fundamentales: poder y dinero. Es muy triste pero ha sido y sigue siendo así. No ha cambiado ese chip impúdico desde las Cruzadas.

 

Y además de esos negocios que se mueven en torno a las guerras también existe la selección de los objetivos.

 

¿Qué tiene Ucrania para que todos la quieran? Tiene recursos naturales muy golosos como: uranio, titanio, manganeso, hierro, mercurio, gas;  también es un gran país agrícola con un importante volumen de exportación de cereales; y también es un país industrializado. Una apetecible joyita que en este momento está sucumbiendo bajo las garras de un mentiroso y ladino depredador que ha ido creciéndose en los veintidós años que lleva dominando su territorio autocráticamente y que, insaciable, quiere más, más poder, más territorio, más años al frente de sus extensos dominios.

 

Claro que sus adversarios americanos no son muy diferentes en cuanto al interés de dominar el mundo controlando poder y economía (y salud), sólo que lo disfrazan con aquello de abanderar ‘la democracia’. Pero tienen de demócratas tan sólo el hecho de organizar votaciones, el resto de lo que significa ‘democracia’ se lo pasan por el forro. Lo que pasa es que son los reyes de marketing. Se saben vender muy bien de cara a la galería dándole media vuelta a todo lo indigno que hacen en el mundo, que es mucho, para que parezca digno. Sus intervenciones e interferencias en los países latinoamericanos son dramáticas y terribles, me viene de pronto como ejemplo la caída de Allende en Chile. Su ámbito de influencia, que se han ido ampliando con gran osadía más allá de su continente, lo defienden a capa y espada, sin miramientos, y ahora consideran una barbaridad, un atropello, que Rusia defienda su ámbito de influencia en Ucrania.

 

En verdad es una barbaridad y un atropello la invasión de Rusia a Ucrania como lo fue la invasión de EEUU a Chile ¿Con qué valor moral se mueve EEUU? Se disfraza de amigo de Caperucita para defenderla del lobo pero la realidad es que él sigue siendo un león hambriento por mucho que se disfrace. Pero ¿de qué tiene hambre?

 

¿Por qué no actúa la OTAN ya? ¿Por qué han dejado llegar hasta la capital a las tropas rusas? ¿A qué esperan para frenar esta barbaridad? ¿Es imposible frenar a Putin por el miedo a su amenaza nuclear? ¿Sirven para algo esas sanciones de las que habla la OTAN a largo plazo en este momento de invasión?

 

Todas las preguntas quedan en el aire. Es tremendamente floja la respuesta a la agresión después de alardear tanto desafío.

 

Y nosotros a ahorrar calefacción, luz, pan… porque nuestra economía  doméstica, ya floja, se ve afectada con estos avatares bélicos. Así se mueve el mundo y así vamos haciendo Historia.

 

O témpora o mores.

 

Esto está escrito el viernes, los acontecimientos van muy rápido y la historia de Ucrania puede dar giros insospechados en horas, en minutos, en horror.

 

 

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