María José Cordero
Sábado, 12 de Marzo de 2022

Las series turcas

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Es un horror lo que Antena3 está programando como entretenimiento de su audiencia. ¿Quién les manda? ¿El mercado que es barato? ¿La calidad? ¿La dignidad o indignidad humana?

           

Las mujeres que aparecen en todas esas series son rencorosas, insidiosas hasta matar, pensando todo el día en venganzas sin calibrar lo que es la felicidad ni disfrutar un poco de la vida, siempre pendientes del macho alfa que las corteje, celosas hasta la enfermedad, de la que nunca se libran.

           

Los peores instintos se reflejan en esas películas de ínfima calidad, que los turcos venden como churros en la churrería. El guión es el de siempre: las malas malísimas, los malos malísimos y alguna ingenua perdida de mirada lánguida, de sufrimiento largo y de poco coraje, esperando, siempre esperando al amor de su vida. No hay otra cosa que hacer. Pero lo peor es la imagen que se quiere trasmitir de la mujer, atávica, prisionera de ancestrales formas de vida, nuevamente encerrada bajo el poder o la tutela del padre, hermanos o esposo. ¡Estamos en el S. XXI, por Dios! ¿O es que todo esto está deliberadamente programado para “educar” a las nuevas generaciones a que sean sumisas, benevolentes con los defectos de sus parejas, abnegadas y sacrificadas esposas?

           

Me espanta qué enseñanza trasmitimos con este tipo de metrajes sin contenido, en donde la honestidad, la fidelidad y la lealtad brillan por su ausencia y en donde las bajezas, las intrigas, las traiciones y el crimen, está a la orden del día.

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