Mercedes Unzeta Gullón
Sábado, 19 de Marzo de 2022

Vladimir Vladimirovich Putin. La revelación del Poder

[Img #57683]
 
 
Estamos en 31 de diciembre de 1999. Fin de Año. Fin de Siglo. Boris Yeltsin, presidente de Rusia desde hace diez años, anuncia públicamente, por televisión, diez minutos antes de medianoche, ante la sorpresa de todo el país: “Lo que parecía fácil resulta extremadamente difícil, dejar atrás el pasado gris, inamovible y totalitario y pasar a un futuro brillante, próspero y civilizado” “De la conformidad con la Constitución en el momento de mi decisión he firmado un decreto traspasando los poderes de la Presidencia de Rusia al Jefe de Gobierno Vladimir Vladimirovich Putin. Se merecen la felicidad. Se merecen la felicidad y la Paz. Feliz año Nuevo.”  
 
Inmediatamente después aparece en televisión dando el discurso tradicional de la Noche un apenas conocido Vladimir Vladimirovich Putin, sexto Primer Ministro del gobierno de Yeltsin: “Queridos ciudadanos de Rusia, queridos compatriotas, hoy he recibido los poderes de Jefe de Estado. La elecciones presidenciales se celebrarán dentro de tres meses”.
 

A partir de este momento Vladimir Putin se rodea del mejor equipo de imagen y les dirige las siguientes palabras: “Tenemos que hacer que la gente crea en lo que decimos y hacemos. Que creemos firmemente en nuestra postura que emana de la consideración de los intereses de la nación y de nada más. Esta es la clave del éxito. Que la gente crea en esto, este es nuestro objetivo. ¿han comprendido?”. Es decir, convencer al pueblo de que los intereses nacionales están por encima de los intereses particulares.

 

Putin tiene tres meses por delante para preparar su imagen para las primeras elecciones democráticas de Rusia. Aprovecha esos tres meses. Putin recorre todas las regiones del país acompañado de todas las cadenas de televisión. Su imagen está en pantalla diariamente en todos los canales y su popularidad va creciendo en la misma medida que crece su firmeza contra los chechenos, “nos los cargaremos incluso en el retrete”, fue su frase simbólica de respuesta a la petición popular de “mano firme”.

 

Cuando un periodista le pregunta a Putin si el fin justifica los medios ante el ataque de los chechenos a un edificio habitado, Vladimir Putin responde “Ninguna persona cuerda puede realizar un acto así. Explosionar un edificio con gente dentro… personas inocentes… en mitad de la noche… Es realmente… No puedo entenderlo. Es increíble. Increíble. Es un acto de crueldad inhumano. ¡Tenemos que entender que ¡sólo podemos responder mediante la fuerza! De lo contrario no podremos  salvaguardar el Estado y proteger a nuestro pueblo.”

 

El 26 de marzo del 2000 llegan las  primeras Elecciones Democráticas del gran país, Rusia. 

 

El expresidente Boris Yeltsin, rodeado de su familia y el mismo equipo de periodistas que le acompañó hace justo tres meses, cuando dimitió de la Presidencia, sigue con mucha emoción los recuentos de las votaciones desde su casa. Todos están pendientes de que gane Putin. Ha sido el elegido de Yeltsin. Yeltsin se siente muy liberado, muy feliz de haber dejado su cargo, “La presión constante ha desaparecido. Tener el peso de toda Rusia sobre tus hombros cada hora, cada día. Los problemas acuciando, algo que ha pasado aquí o allá. Decisiones que tomar, miles de papeles que firmar cada día. ¡Miles!¡Miles! Una pila que nunca se acaba. Un trabajo infernal. Pero ahora se acabó la presión. Sólo tengo mi paseo diario.” 

 

“El peso cae ahora sobre Vladimir Putin. Ahora es su deber. Le di una ventaja de seis meses a propósito para que después de ser elegido pudiera aprovechar la experiencia previa que ha tenido como presidente en funciones. Es decir, como Jefe de Estado. Esa fue la importancia de la decisión que tomé en diciembre de 1999. Su tasa de popularidad creció del 2% al 50%.” “Cuando se lo propuse él no acepto inmediatamente”.

 

Empiezan a llegar los primeros resultados a la casa de Yeltsin. Su hija Tatiana, principal activista política de su padre,  recoge por teléfono las informaciones. “Vladimir Putin el 51.2%, Guennadi Ziugánov 28.4%; Vemos que empieza a abrirse una brecha …” “Papá ¿estás contento?”. “Este es mi triunfo”, Boris Yeltsin se encuentra feliz y muy satisfecho. “Ya podemos empezar el champán a pequeños sorbos. ¡Sirve el champán!”. Tatiana, más feliz que su padre, salta de alegría y abraza a todos repartiendo copas de champán. 

 

El experto periodista, Vasily Mensky, comenta “Era evidente que sin la participación de Tatiana la sucesión no se habría llevado a cabo.”

 

Están todos de pie con las copas llenas “¡De pie y para adentro!” y de un trago desaparece el espumoso de las copas. “Papá ¿te das cuenta? Por eso hiciste lo que creías que debías hacer. Nombraste a una persona para que se viera si era el adecuado”. Yeltsin responde a su hija “La gente ha visto que valía y le han votado”. Tatiana elogia a su padre el hecho de que no nombrara a cualquiera sino que eligió para su sucesión entre muchos candidatos. “Lo elegí entre 20 candidatos en apenas cuatro meses”, se ufana el expresidente.

 

Tatiana, “Se acabó, hemos ganado (mientras llena copas de  champán) ¡Hemos ganado! ¡Viva! (abraza entusiasmada a todos) Ha ganado en primera ronda tal como esperábamos. Habríamos ganado de todas formas en primera o segunda ronda” afirma optimista.

 

“Es hora de ganar” es el eslogan que utiliza Putin en campaña electoral. Es la frase que le exhortó su antigua maestra en la visita televisada a su casa, de promoción, que le hizo Putin. 

 

La familia Yeltsin, y su alegría, esperaron toda la noche la llamada telefónica del ganador Vladimir  Vladimirovich Putin, llamada que no llegó. La alegría se apagó poco  a poco, y los reporteros gráficos que han compartido estos importantes momentos se despiden. Boris Nicolayevich Yeltsin hace el último brindis con ellos “¡Por las elecciones libres! ¡Por la libertad de Rusia!¡Por la libertad de prensa! Si Putin gana, la libertad de prensa está protegida”, les dice. “Esperemos”,  dice el periodista.  “Nadie agradece que ahora haya libertad de prensa” protesta la mujer de Yeltsin. “Tiene razón. Nosotros lo agradecemos ¡Gracias!”,  le reconoce el periodista.

 

A la vista de los excelentes resultados Putin hace su primera rueda de prensa para las televisiones.

 

“Creo que los expertos que predicen los resultados, con todos mis respetos, han dado en la diana. Ni en mis peores pesadillas podía pensar que…, no se ría, hablo en serio. Nunca pensé que participaría en las elecciones porque me parece algo poco honesto.  O al menos, eso pensaba. Porque siempre tienes que prometer algo, y tienes que prometer tanto, tienes que prometer al menos más cosas que tus rivales. Debo decir que tal y como se ha desarrollado la campaña, y por la forma en la que la he gestionado, me ha liberado de la necesidad de engañar a amplios sectores de la población.” “Dicen que en mi campaña me he aprovechado de la actual situación en Chechenia. No quiero monopolizar este tema, pero yo sé lo que hice. No quiero subestimar mi papel, antes bien, pretendo valorarlo de forma adecuada. Me beneficia en cierta forma.” “Creo que no tengo derecho a tomar decisiones personales o unilaterales. Todos aquellos que desempeñen cargos de poder ejecutivo deben compartir esta opinión. Deben luchar por el bien común. Pero sí creo que hay una única opción, ser sincero.”

 

Vitaly Mansky. “Vladimir Putin llegó al poder como un cuchillo caliente penetra en la mantequilla. Y el Estado lo contempló pasivamente dispuesto a seguir a su nuevo líder. El Estado no conocía aún el concepto de la verticalidad del poder, pero todo, desde el Parlamento al mundo de la empresa pasaría a subordinarse a un único centro de poder. Jodorkovski todavía no había sido encarcelado y la NTV todavía se permitía criticar al Presidente como, por ejemplo, durante el accidente del submarino Kursk (un año le duró al canal su libertad de expresión, tras este periodo sería disuelto y nacionalizado).  Pero ya empezaba a verse que era mejor no rebatir al Presidente. El fantasma del pasado aparecía una y otra vez tratando de recuperar lo que había perdido. Y pronto, el Presidente de Rusia, Vladimir Putin, calificaría el derrumbamiento del Imperio Soviético como la mayor tragedia geopolítica del siglo XX.” “Extrañamente, la mayoría de los que impulsaron a Putin y que trabajaron codo con codo con él durante la campaña o bien han pasado a las filas de la oposición o han sido despedidos”. “La única persona que permanece a su lado, al menos por ahora (2019) es Dimitri Medvédev. Fue él quien asumió la Presidencia de Rusia entre el segundo y tercer mandato de Putin”.

 

Un año después. El 31 de diciembre del 2000. Las televisiones recuerdan la dimisión de Yeltsin y el ascenso de Putin. La familia Yeltsin de nuevo reunida alrededor de la mesa de Navidad. Todos muy felices. El expresidente brinda por su libertad del peso estatal y su felicidad. De nuevo el mismo grupo de periodistas comparten estos momentos. Pero algo ha cambiado en los ánimos desde aquella adhesión incondicional al Presidente Putin. Ahora, tan sólo un año después, se comparte una gran desilusión y una triste desconfianza.

 

 Cometarios (naturalmente refiriéndose a Putin): “Adonde mires está él”. “Mediocre”, “¿Ha recuperado el himno (soviético) sin su conocimiento? (se dirige a Yeltsin)”. “Ni siquiera la nueva letra lo salva”. Boris Yeltsin, con cara de desprecio y decepción comenta tristemente sobre su ‘pupilo’: “¡Es rojo!” “¡Es Rojo!”.

 

Vasily, “El sucesor se acostumbró pronto a su nuevo papel y fue distanciándose cada vez más de su creador.”

 

Un año en la Presidencia. Vladimir Putin y Vasily  Mansky (cámara en mano), conversan en el coche presidencial mientras rula por la ciudad, de noche, calles vacías. Putin se siente cómodo, distendido y parlanchín.

 

Putin - “Salir del coche y tomar una jarra de cerveza es difícil como puedes suponer, porque siempre vas de un sitio a otro rodeado de gente. Este es sólo un ejemplo de cómo es todo.”

 

Vasily – “¿Pero le gustaría hacerlo?”

 

Putin – “Sí, me gustaría. Creo que llegará el día en el que podré volver a llevar una vida normal. Creo que algún día tendré un futuro como ciudadano de a pie, que desarrollaré otra actividad y viviré una vida normal”.

 

Y Putin sigue desarrollando: “La vida de un jefe de Estado electo da la oportunidad de probarte a ti mismo en el trabajo más importante, servir a la madre patria con el máximo esfuerzo. Pero al mismo tiempo te da la oportunidad de vivir una vida normal después de desempeñar tu cargo. Hacen que tengas siempre presente que tu mandato terminará algún día y tendrás que vivir una vida normal y, como solía decirse hace algún tiempo, que no te avergüences de los años que has vivido. De forma que seas capaz, en tu nueva posición, de hablar con la gente con confianza, sin bajar la mirada. Es necesario entender que vivirás tu vida como un ciudadano normal y que todo lo que hagas hoy, con el Estado y la sociedad, deberás afrontarlo en unos años como un ciudadano más. Es algo que conviene recordar antes de tomar una decisión en vez de ceder ante ambiciones monárquicas cuando se toma una decisión”.

 

Vasily - “¿Cómo imagina una disputa con el Presidente?”

 

Putin - “Es fácil, en una democracia hay instrumentos”.

 

Vasily – “Si usted hace exactamente lo que está diciendo esto podría ser una promesa de un futuro digno para el país y para usted personalmente”.

 

Putin – “Cierto, pero como te he dicho, he estado reflexionando, considerando seriamente como debería ser ese futuro ¡Espera! Piensa como vivirán tus hijos y en como vivirán los hijos de tus amigos y familiares. Y en cómo vivirás tú, ¿qué clase de país será? Es un asunto muy serio, lo cual es probablemente la esencia de las ventajas de la democracia. Esa es una de las razones de que la democracia sea el sistema más existente y eficaz”.

 

Eso lo decía a los 49 años. Y… Putin, con los 20 años que lleva en el poder, ha manejado y sigue manejando su particular versión de la democracia. Ahora tiene  68 años y en el 2021 firmó una ley que le permitirá seguir como Presidente Ruso hasta 2036. Entonces tendrá 85 años. Poco tiempo le quedará para disfrutar de una cerveza en un bar como una persona normal. Poco le queda ya de una persona normal, ¿lo fue alguna vez?

 

 Vasily Mansky – “Todos nos hemos convertido en rehenes voluntarios de la persona que iba a guiarnos hacia un glorioso futuro, pero que tanto se parece a nuestro oscuro pasado”.

 

O témpora o mores

 

Vasily Mansky. “Los testigos de Putin”.

 

 

 
 
Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.