Plataforma Ciudadana de Astorga por la Igualdad y Contra la Violencia
Viernes, 25 de Marzo de 2022

OPINIÓN / Las mujeres que huyen de la guerra

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Mujeres y niñas ucranianas son violadas, agredidas, y abocadas en su huida a los prostíbulos de Europa. En la ofensiva de Rusia contra Ucrania, ellas se han convertido en botín de guerra. No es extraño porque ya eran botín antes de la guerra, siendo las más pobres y por lo tanto obligadas a vender lo que tenían, su cuerpo y su capacidad de ser objeto sexual y materia reproductora.

 

Casi un 34% de la población ucraniana vivía bajo el umbral de la pobreza antes de la guerra. De ese tercio de la población, las mujeres eran las más pobres, lo que las convertía en objetivo para proxenetas y explotadores reproductivos. Ahora “los proxenetas alemanes están yendo a la frontera de Polonia en autobuses y repartiendo hojas informativas para ofrecer transporte y alojamiento gratuito a las mujeres. Suelen ser mujeres jóvenes, acompañadas de menores, para que se prostituyan”, denuncia Begoña Vera, activista feminista. ¿Los proxenetas españoles, franceses, ingleses, italianos… comprarán luego a los alemanes esas mujeres para esclavizarlas sexualmente en toda Europa? 

 

Desde la Asociación de Mujeres Juezas, la magistrada Cira García recuerda que las mujeres son las que asumen el cuidado de la familia, y por tanto las que más sufren las consecuencias de la guerra, que todavía serán mayores en el futuro.Al verse forzadas a huir en condiciones de extrema vulnerabilidad, los proxenetas aprovechan esta situación, intentando prostituir a estas mujeres para los hombres de Europa. Y como España es el burdel de Europa, hablemos de España, hablemos de ese tercio de españoles que son puteros.

 

Con la guerra, se ha vuelto a poner de manifiesto la cosificación y explotación reproductiva que sufren las mujeres, utilizadas como vientres de alquiler. Y la conversión de sus hijas e hijos en objeto de compra-venta para parejas homo y heterosexuales incapaces de reproducirse y que se creen que sus deseos son derechos, hasta el límite de comprar bebés y mujeres más pobres que ellos.

 

El gobierno ucraniano permite la práctica de vientre de alquiler, pero ahora nadie se preocupa de estas mujeres, las han dejado tiradas, sólo importan los niños que han concebido. Y en España, españoles y españolas son los cómplices necesarios para esta explotación: se preocupan por el dinero invertido en comprar esclavas gestantes y ven en peligro la obtención de la otra “cosa” que han comprado: un hijo que pretenden que sea suyo, sacado del vientre de una mujer en apuros.

 

La Asociación de Mujeres Juezas de España reclama a la Comunidad Internacional que proteja a las mujeres, niñas y niños de Ucrania. Dicen que no podemos quedarnos en normativa internacional o en convenios y recomendaciones de Naciones Unidas. “Hay que dar un paso más, la Comunidad Internacional tiene que posicionarse con medidas más concretas” afirman.

 

 Alrededor de 20 millones de mujeres vivían en Ucrania, de donde han salido ya más de tres millones y medio de personas, la mayoría mujeres, niñas y niños. Proxenetas y puteros acechan su huida forzosa para prostituirlas.

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