Eloy Rubio Carro
Sábado, 09 de Abril de 2022
ENTREVISTA / Cipriano Gutiérrez Pardo, autor de 'El Ángel de la Pasión'

La mirada indagadora sobre la Semana Santa de Cipriano Gutiérrez

El Aula Magna del Seminario Mayor de Astorga acoge este Lunes Santo, a las 19 horas, la presentación del libro 'El Ángel de la Pasión', de Cipriano Gutiérrez Pardo, que correrá a cargo del escritor Andrés Martínez Oria.

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Eloy Rubio Carro: Su libro ‘El Ángel de la pasión’ comienza con un regreso al origen, a su ciudad natal de Astorga, coincidiendo con la Semana Santa de 2019, y manifiesta la intención de contrastarla con la que sobrevive en su memoria. ¿Cuál o cuáles son los contrastes más significativos?

 

Cipriano Gutiérrez Pardo: Quizás lo más contrastado con lo que se vivía antes en la Semana Santa o con lo que yo había vivido de niño, sea la reciente orientación que yo he pretendido darle a este relato. Yendo al pasado, a lo que era un poco más superficial, era la visión propia de un niño que veía esa Semana Santa de una manera folklórica lo que representaban los pasos, las procesiones. Pero en esta ocasión he preferido dar una visión un poco más profunda, un poco más teológica de lo que ha sido la Pasión de Jesús, pensando y considerando un poco esos motivos religiosos más profundos y aprovechándome del pregón que en esa Semana Santa de 2019 realizó el rector del Seminario de Astorga, Enrique Martínez Prieto, abordando la Semana Santa con el esquema de una santa misa y sus diversas partes. Esa creo que es la mayor diferencia entre aquella visión infantil y superficial de la Semana Santa, una visión muy visual en torno a los pasos y las imágenes y de sus interpretaciones populares, a verla de esta otra manera un poco más indagadora, más teológica, más religiosa, un poco más litúrgica, aprovechando como esquema esa constitución de las diversas partes de una misa litúrgica y haciendo un paralelismo con los días de esta Semana Santa.

 

 

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‘El Ángel de la Pasión’ parece referirse a los ángeles que portan cada uno de los instrumentos de la pasión: cáliz, lanza, farol, látigos, esponja, clavos, escalera, dados, túnica, corona de espinas, gallo, INRI. ¿Pero cuál es el sentido que tiene para usted el mencionado título?

 

Como ya he dicho antes, el título supone una visión más profunda de lo que es la Semana Santa. Me refiero al ángel que consoló a Jesús en el Huerto de los Olivos, cuando Jesús estaba sufriendo anticipadamente lo que iba a venir. Esa pasión tan dolorosa y tan intensa, casi sobrehumana. Se le aparece entonces el ángel consultándole y dándole razones, unas razones ocultas para nosotros, y que intento interpretar en este libro, unas razones que solo Jesús recibiría como un legado del Padre sobre las motivaciones de tener que pasar por esa pasión y muerte crudelísima. El ángel consigue la aceptación de Jesús con su respuesta: “Hágase en mí su voluntad”, y la acción de ir directamente hacia los que venían a prenderle y decirles “Aquí estoy yo, qué queréis, si me buscáis a mí dejad a estos otros marchar”.

 

 

En el libro declara que el pregonero de la Semana Santa de 2019, Enrique Martínez Prieto, construye su pregón sobre el esquema de lo que es una misa, y que usted fabricará su escrito siguiendo ese mismo esquema. ¿Podría aclararnos esto?

 

Ya he dicho antes que sigo ese esquema porque me parece más litúrgico, más teológico y profundo que lo que sería una visión más festiva y superficial de la Semana Santa, con sus pasos, sus procesiones que entran por la vista y que podrían reducirse exclusivamente a esa exterioridad imaginaria. Esa ha sido la principal razón del abordar la Semana Santa con un sentido más trascendental.

 

 

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Su libro a menudo parece una oración, una reflexión enmarcada en fragmentos elegidos del pregón de Enrique Martínez Prieto, incorporando memorias, exégesis, testimonios emocionados, devotos y reflexivos, antropológicos de cofrades, párrocos, comerciantes, etcétera. No faltan los sentimientos ni las emociones pero tal vez haya sido excesivamente precavido con sus propias emociones de infancia, con sus recuerdos.

 

Algo digo en el libro, aunque atribuido al niño que fui yo como si fuese otro el niño, sobre la manera en que vivíamos ‘El Encuentro’ desde los soportales de la plaza. Allí donde tenía mi padre su comercio. Decía que nos sacaba una escalera de tijera para que nos subiéramos y pudiéramos ver mejor la ‘Carrera de San Juanín’ con el bullicio de la plaza, el rumor folclórico que se levantaba, un rumor inenarrable también. Al ver correr a ‘San Juanico’ sobre las cabezas de los espectadores nuestros ojos en ese instante seguían el barrido sin pestañear, seguían la carrera en la que anticipábamos que anunciaría a la Virgen el sufrimiento de Jesús, su crucifixión en el Calvario. En aquellos momentos, nuestros ojos permanecían atónitos en ese ambiente bullicioso que emergía de la plaza. Lo vivíamos externamente con una pasión que sin embargo nos llevaba fuera de nosotros mismos y que cada año veíamos con la expectación del momento y con ese goce propios de una mente de niño.

 

 

Realiza una exégesis curiosa en torno a la Virgen de los Dolores, una interpretación más luminosa y esperanzada que la habitual sobre los siete puñales. ¿Podría explicarnos esto?

 

Es una visión un poco más elaborada, un poco más afinada basándose en una interpretación de los textos a partir de las lenguas originarias en las que fueron escritas las sagradas escrituras: el arameo y otras lenguas antiguas en las que aparece precisamente esa interpretación de lo que era la espada que atravesaría el corazón de la Virgen de los Dolores. Son textos que cambian un poco el sentido. Así en lugar de leer que “Una espada atravesaría tu corazón” se puede interpretar como “Tú apartarás la espada”. Y esa espada se refiere a la espada flamígera que tenía el ángel custodio del paraíso para no dejar entrar a nadie después de lo que fue el pecado original. Ese “Tú apartarás la espada”, algunos teólogos primitivos de los primeros siglos la interpretan, aplicada a la Virgen: “Tú apartaras la espada del ángel vengador”, la espada del ángel que protegía la entrada al paraíso, la apartarás, y cómo la apartarás, pues con tu acción, trayéndonos al Redentor, siendo corredentora tú con tu aportación en la Pasión, también aceptando lo que Jesús aceptó a pesar del dolor que suponía. Eso no quita para nada el considerar los siete dolores simbolizados en los siete puñales, porque eso fue también un hecho. Los siete grandes disgustos que se llevó la Virgen en la vida de Jesús. Pero esta otra interpretación que comparten algunos teólogos de los primeros siglos y que se adapta mejor a la interpretación de los textos más antiguos, los que están en arameo y no en griego o latín y que podría leerse así: “Tú apartaras la espada que está a la entrada del paraíso y lo harás con tu colaboración en lo que ha sido la redención”.

 

 

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Se recrea con minuciosidad en la procesión de ‘El Encuentro’, describiéndola paso a paso e incorporando testimonios, exégesis, fragmentos del sermón, pero se echa de menos su propia evocación de esa procesión seguramente vivida con intensidad en su infancia. ¿Qué recuerdos se le removieron ante la contemplación del encuentro del año 2019?

 

Es posible, sí, pero mi intención en general no ha sido esa, y a propósito de esto quisiera hacer una alusión a dos grandes escritores, dos grandes cronistas de la ciudad de Astorga, de lo que era esta Semana Santa, Esteban y José Antonio Carro Celada. Nadie como ellos han narrado tan poética, literaria y vivencialmente lo que era la Semana Santa astorgana. Quiero hacer alusión a ellos porque yo lo viví cuando trabajaba en Radio Popular de Astorga, siendo director Esteban Carro Celada. Quiero hacer una alusión y un elogio a sus pregones, a las charlas que se realizaban en Radio Popular, en la COPE, unos comentarios inenarrables y literariamente muy emotivos en los que participábamos todo el equipo.

 

 

Ahora que estamos viviendo una guerra en directo con más de cuatro millones de desplazados, tal vez la frase con la que finaliza su libro tenga una interpretación insoslayable: "No os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles…"

 

“Y un ángel es la palabra de Dios”. Es una frase de San Pablo en una de sus epístolas y yo creo que eso es la realidad. Se nos juzgará en nuestra próxima vida eterna, dice San Juan, por el amor, y el amor se demuestra con hechos. Los hechos, en este caso, son la acogida a los que vienen, la acogida a los que lo necesitan. Ahí está la verdadera caridad. Cuando Jesús subió al cielo y nos dejó su testamento, sus palabras, dijo “lo que a uno de estos hiciereis a mí me lo hacéis”. Entonces se nos juzgará por el amor, se nos juzgará por como hayamos tratado a las personas necesitadas o como hayamos tratado o acogido a los emigrantes que han tenido que salir forzosamente para no morir en su misma tierra; se nos juzgara por miles de detalles que hayamos hecho con buena voluntad fiados en la palabra de Jesús: “lo que hagáis a uno de estos pequeñuelos es a mí a quién lo hacéis.”

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