Juan Guerrero
Domingo, 01 de Mayo de 2022
ENTREVISTA / Yhonaís Lemus

Yhonaís Lemus: Existir en la vibración de un instante

Poesía del desarraigo, escrita entre ausencias, en soledad, mientras el cuerpo se duele y se reconoce existencia y plenitud. Una poética de la intemperie, construida fragmento a fragmento. Esa es la huella que nos deja, Yhonaís Lemus, (Venezuela, 1988) en el ‘blanco absoluto’ y los espacios que se abren en sus poemas.

Honduras de una poética de imágenes quebradizas, voces que se escuchan y nos hablan de un origen ya sin tiempo, sin edad. Pura contemplación, pura sal de una herida viva que se alarga en cada verso.

Yhonaís Lemus es escritora, profesora a nivel secundario y terciario de Castellano, Literatura y Latín. Ha publicado La trascendencia de los insectos (2008), Hilos celestes (2013), Entre el rostro/rastro de Clarice Lispector (2018), Destellos acuosos (2019), Memorias de la piel (2020), En pocas palabras. Antología de microrrelatos (2021). Su poesía se ha traducido al inglés, francés y alemán. Cursó una maestría en Literatura Latinoamericana en la Universidad “Simón Bolívar”, institución de la que ha sido parte del equipo docente. En la actualidad vive en Buenos Aires (Argentina), donde labora como docente dictando talleres de escritura creativa y colabora en múltiples proyectos editoriales.

 

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Presentamos a continuación un texto inédito de esta destacada escritora.

 

pasado

 

viene del vocablo

latino passare

que viene de passus;

poner un pie adelante

 

cuando todo se

desborona

 

se sedimenta

estira la pierna

no mires la otra versión

mudaste de

piel             de país de

soledad

 

da un paso y otro

y sigue             así sin

detenerte                

sin pensar

sin quedarte mucho

si es posible salta sobre

todo esto

 

sobre el poema

 

sobre los espacios en

blanco

 

salta sin temor a la caída

que un abismo invertido

es el mejor atajo

 

por amor a lo que sigue

                                     no te

demores ni un poco

en el recuerdo que

quiere mostrarte

el dolor

 

de Glosario de una poeta extranjera (poemario inédito)

 

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Juan Guerrero: Indicaría que tu poesía es, en parte (o gran parte), fragmentaria, va haciéndose poema y poesía. ¿A qué se debe ello?

 

Yhonaís Lemus: Reflexionando sobre ello puedo decir que mi poesía está hecha de retazos como si se tratase de un vestido que se va armando o cosiendo algo improvisado, según la ocasión o el momento en el que estoy. Es un patrón que no sigue un orden preciso pero que se ajusta a mi propia necesidad y urgencia de escribir. Lo fragmentario está como ese Cuerpo sin Órganos del que hablaba Deleuze y Guattari; un cuerpo des/organizado que de algún modo funciona y está abierto al devenir, a inventarse, ser y jugar la vida y obra en el presente.

 

 

En uno de tus poemas, afirmas: “los cuerpos/ quebrados/ son incapaces/ de/ sostener sus vacíos” Esa imagen que construyes, tan humanamente dura y a la vez, frágil; ¿es por donde se desliza tu hacer poético?

 

Esos versos que mencionas son parte de mi libro Destellos Acuosos, allí todo gira en torno al símbolo y universo de una casa abandonada, el vacío, la ausencia, la soledad están presentes como filosofía de vida que rescata la contemplación; el cuerpo deshabitado, despojado, siente profundo el presente porque nada, ni el pasado ni el futuro logran distraerlo. En parte sí, siento que mi poesía se desliza por estas imágenes muy amarradas al instante.

 

 

¿Duele escribir poesía?

 

Escribir poesía libera el sufrimiento, lo hace trascender, como un pájaro en nido que echa a volar. Y esta imagen la rescato del profesor que en algún momento me dio clases de literatura en el pregrado, José Cruz que decía algo, así como; “La poesía es un pájaro que se pierde en el cielo.”

 

 

Esa temática que desarrollas en tu poesía, ¿de dónde procede?

 

No tengo una temática fija. He escrito sobre fotógrafas con la misma pasión que sobre peces. Creo que esa misma libertad es la que impulsa y desafía.

 

 

Hablas de un cuerpo que se va habitando. T. S. Eliot decía que la poesía debía tener un sentido social. En tu experiencia poética, ¿hay vínculos con tu matria?

 

El sentido social y político lo tomo de “Kafka; por una literatura menor”, vuelvo otra vez a Deleuze y Guattari, en este libro los filósofos señalan qué es una literatura menor, sobre esto refieren que se trata de la literatura que hace una minoría dentro de una lengua mayor. Una de las características de este tipo de literatura es que todo lo individual conecta con lo político y adquiere un valor colectivo ya que produce una solidaridad activa; pues el escritor es el encargado de forjar otra conciencia y otra sensibilidad. Lo político y lo social están en mi poesía dado que no puedo desvincularme de mi lugar de enunciación. Soy mujer latinoamericana migrante; represento y hablo desde una minoría pese a la gran ola feminista y la gran apertura de las mujeres en la cultura literaria.

 

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La soledad, el vacío y el desamparo acompañan tus marcas poéticas. Lo he observado también en gran parte de los poetas venezolanos en los últimos años. ¿Es parte de un sentimiento común, de un entorno que tal vez asfixia o procede de vivencias íntimas y específicas?

 

La poesía, o la escritura del desarraigo, vienen profundamente contaminadas por la soledad y el vacío. Creo que se trata, como mencionas, de un sentimiento común dado la diáspora venezolana. Ahora bien, este sentimiento en común se presenta con los matices de las realidades individuales o vivencias de cada escritor que ha migrado. Sin embargo, puedo decir que también hay marcas luminosas en mis escritos ya que pretendo celebrar el presente y agradecer más allá de la pérdida; de la muerte de mi padre que ha sido el golpe más duro que ha dado la vida.

 

 

Eres migrante. Vives en Argentina desde hace algunos años. ¿Escribes sintiendo la tierra que dejaste?

 

Sí, tengo un par de años viviendo fuera de mi país, en Buenos Aires. Escribo sintiendo una profunda nostalgia por el pasado, por la tierra que dejé.

 

 

Tus inicios en la literatura y concretamente en la poesía, ¿dónde comienzan?

 

Desde que tengo memoria siempre me sentí muy atraída por los libros, por la variada biblioteca que recuerdo de mi infancia; libros que, en su mayoría, aún existen. También recuerdo, desde muy niña, a mi abuela declamando poemas y a mi madre leyendo poetas clásicos y del modernismo. Mi madre es una gran lectora y una gran poeta aún inédita que espero algún día se anime a publicar.

 

En esencia todo este amor por la literatura viene de ellas; de mi abuela y de mi madre.

 

 

A propósito de tu mención a una ‘literatura menor’; ¿se puede hablar de ‘poetas menores’, …y, por contraposición, de ‘poetas mayores’, o ello es un rótulo ‘farandulero-comercial’ del mercado editorial?

 

Es un tema complejo. Creo que debemos referirnos a poetas o a escritores sin rótulos. La poeta y amiga, Eugenia Straccali me comentó algo que quedó resonando en mí: “Si es buena poesía se abre camino sola” No deseo hablar del tema comercial, pero me alegra que se esté traduciendo y editando excelente literatura. Se puede decir que poetas, como June Jordan, Sharon Olds, Audre Lorde, entre otras, han escrito un tipo de literatura que toca profundos temas sociales que antes se solapaban; lucha racial, sexualidad, violaciones, injusticia, desigualdad y por suerte este tipo de escritura ha salido a la luz, se ha legitimado, es leída.

 

 

¿Podemos concebir al poeta (y su poesía) como activista social, por tanto, como potencial sujeto subversivo?

 

Creo que el acto poético guarda diversas intenciones. Por ejemplo, la poesía de Mary Oliver, que me encanta, es un llamado a la contemplación del presente; invita a un estado zen donde la realidad de las cosas se revela con una simpleza profunda, eterna, al estilo de aquellos haikus escritos por Basho y Soseki. Mary Oliver, aunque se mantuvo en pareja por muchísimos años con la fotógrafa, Molly Malone Cook, nunca escribió sobre amor lésbico y esto fue criticado por algunos grupos feministas.

Entonces, me pregunto si su decisión en cuanto a lo que eligió escribir la hace menos subversiva. Creo que no. Por el contrario, se permitió escribir eso que deseaba, fue fiel a sí misma y es allí donde encuentra su subversión.

 

 

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En uno de tus libros, escribes: “cuando el cuerpo/ ya no esté/ bastará el mar/ para hacer menos nostálgica/ la caída/ del cielo”. ¿Te nutre ese ‘mare nostrum’, el Caribe Mar ancestralmente vivo ¿Qué te ha dado el mar, ese mar?

 

Pues el mar me ha dado, de cierta forma, hasta mi propio origen. Nací en La Guaira con todo ese Mar Caribe de testigo. Aunque crecí en Caracas. El mar es un imaginario que no me deja. Recientemente está en el Bestiario Marino que titulé ‘Nagapushpa’, allí hablo de seres maravillosos que habitan el océano Índico y el océano Pacífico.

 

 

¿Cada uno de tus libros, significa el cierre de un ciclo de vida, o sigues hablando/ahondando en la escritura de un mismo e infinito libro?

 

Mi escritura va emparentada a mi presente. Es lo que puedo decir. Estoy acá. Me doy en este instante.

 

 

¿Qué aportes a tu poesía te ha dado el ser migrante?

 

Muchos, pero lo que más valoro a la hora del oficio es la amplia gama de autores que ahora conozco.

 

 

¿Te nutres (intelectualmente) con lecturas de poesía o lees otro tipo de obras literarias?

 

De hecho, leo más narrativa que poesía, por raro que parezca. Disfruto textos sobre crítica literaria, filosofía, sociología, antropología, artículos científicos. De todo un poco. Soy muy curiosa.

 

 

¿Qué opinión tienes sobre los llamados ‘libros de autoayuda’?

 

Creo que la gente debe leer lo que la hace feliz, lo que le sirva para estar bien. Si son ‘libros de autoayuda’ bienvenidos sean.

 

 

¿Cuál es esa ‘otra conciencia y sensibilidad’ que forja el poeta?

 

Se trata de una sensibilidad que lo conecta con la realidad más pura de las cosas.

 

 

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Pudieras comentarnos sobre tu apreciación con respecto a la literatura venezolana, concretamente, de la poesía actual y sus hacedores. ¿Qué rasgos significativos resaltan?

 

Podemos hablar de una poesía muy sentida, fracturada y fragmentada. Se trata de una nueva generación de poetas migrantes que hablan desde el desarraigo; Oriette D’Angelo, Jairo Rojas Rojas, Enza García Arreaza, Carlos Katán, Jesús Montoya, entre otros.

 

 

Finalmente, Yhonaís. Coméntanos sobre tu cotidianidad., la de un poeta migrante. ¿De qué vive un poeta?

 

Soy docente de literatura eso me permite moverme en varios espacios; el académico y el editorial. Hago clínica de obra, talleres de escritura creativa, acompañamiento poético. Un poco de todo lo que me gusta. Por suerte vivo de eso.

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