'Flores en la basura: el relato de una generación que intenta geolocalizarse sin ayuda de GPS
Este sábado, en el Casino de Astorga se presentaba el nuevo libro de Violeta Serrano, 'Flores en la basura' editado por Ariel, con la participación de eurodiputado Ibán García del Blanco.
![[Img #58432]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/05_2022/5592_1_dsc0926.jpg)
Comentaba Ibán García del Blanco en la presentación de la escritora maragata, que al leer ‘Flores en la basura’ se llegaba a conocer algunos pormenores de la vida de Violeta Serrano, decía que había conocido a sus padres antes de serle presentados. Es un libro transparente en lo que se refiere a la autora pero también es transparente en lo que hace a su generación. Es un relato generacional, un escáner a una determinada generación a la que le ha tocado vivir unos tiempos que se emparentan con los grandes shocks por los que están pasando nuestros países y el mundo entero. Una generación que está intentando geolocalizarse sin ayuda de GPS, que está intentando buscar su lugar en el mundo. Y en ese sentido este libro -matizaba García del Blanco- "es también de alguna forma una suerte de propuesta de tránsito o de camino a recorrer en el futuro".
El presentador apuntó que ‘Flores en la basura’ es un libro que no se limita a analizar las penalidades de una generación, sino que es un libro fecundo, que intenta ir un paso más allá. Un libro que intenta trasladar una propuesta con respecto a lo que hacer. Expresa bien el momento en que se vive y cómo puede ser el tránsito a la búsqueda de una suerte de autorrealización. Un lugar habitable con una vida que satisfaga las necesidades más íntimas de cada una. Según García del Blanco, "es un libro que tiene una perspectiva más amplia que la mayoría de los que se escriben sobre la generación ‘milenial’, pues invoca una experiencia arraigada que no deja de ser híbrida, lo que le permite observar el mundo como una composición de perspectivas muy amplia".
![[Img #58433]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/05_2022/9728_1_dsc0976.jpg)
En ‘Flores en la basura’ no se confunde la propia experiencia personal, pese a la pertenencia de la autora a la generación que quiere narrar, con el relato de toda una generación. Ambos relatos se van intrincando a lo largo del libro pero producirse ninguna confusión.
Definía Ibán García del Blanco la generación ‘milenial’ como la primera en ser consciente del engaño de una vida prometida, del derrumbe de los ideales que hubieran de esperar: tener una casa, un buen trabajo, acumular bienes, consumir mucho, tener seguridad. Lo que se rompe a partir de la crisis de 2008 es ese ámbito de seguridades, ese camino de certidumbres. Ya no habrá paraíso. Le preguntaba entonces García del Blanco a Violeta Serrano, reconociendo su excepción, si no creía que en su generación había un exceso de lamento y de indignación frente a una realidad de la que al final no terminarían de hacerse corresponsables. En ‘Flores en la basura’, insistía el presentador, esto no ocurre pues es muy crítico con el desentendimiento de la mayoría de su generación con la cosa pública.
Comentó, para finalizar, una variedad de aspectos del libro como su tratamiento de la renta básica, hasta la propuesta de cambiarle el nombre a los impuestos… y añadió en su intervención una reflexión última para decir que este "no es un libro deprimente ni depresivo ni que invite a la inacción, al nihilismo. Es un libro que invita fundamentalmente a la acción. Es un libro absolutamente propositivo, responsable y autoconsciente, también es autorresponsable, y por eso es diferente a mucho de lo que hayamos visto por ahí".
![[Img #58435]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/05_2022/5511_1_dsc1021.jpg)
Cogió el testigo en el acto Violeta Serrano, para decir que sí, que ‘Flores en la basura’ es un libro propositivo contra la queja permanente que detecta en su generación, "porque es verdad que han venido mal dadas en un momento difícil en el que tú te quieres comer el mundo. Justo cuando tienes entre veinte y treinta años y te has trabajado tanto tu formación, en lo que te gustaba. La crisis del 2008 tumbó todos esos sueños, todos los deseos, de la fruición laboral, de una vida bien encaminada. Pero había que salir adelante".
Para la autora, Argentina significó la posibilidad de trabajar en lo que se había formado y le abrió nuevas perspectivas para entender su futuro y el mundo en que vivimos. "Eso es lo que me aleja de la queja. Está muy bien para mi generación el hacerse cargo del momento difícil que tenemos que vivir, de protestar por ello y decir las cosas que nos han pasado y que nos han parecido injustas, pero también nos tenemos que hacer cargo de que igual que pedimos derechos tenemos obligaciones", y una de ellas, y fundamental en este momento, "es poner sobre la mesa la importancia de la política, de la democracia que quizás mi generación al haberla recibido como algo natural no hemos sido capaces de valorarla, defenderla convenientemente, tomando consciencia de que la democracia se construye día a día y que no está garantizada de forma natural…"
Una de las cosas que propone en este libro, dijo, es que si vamos teniendo cada vez menos poder adquisitivo y seguimos en la idea de cumplir con el mandato de ser sujetos de consumo, de cifrar nuestro ser en el tener, la infelicidad parece asegurada. "Lo que nos ha enseñado la pandemia es que lo que más nos importa como seres humanos es tener a nuestra gente cerca. No ser tanto sujetos de consumo como revalorizar el ser sobre el tener. Entonces lo que propongo en el libro es que hay que corregir las desigualdades siendo justos con nosotros mismos acerca de aquello que queremos ser realmente. Se trata de una reconstrucción del deseo, siendo capaces de redescubrir ciertos tesoros que quedaron en abandono", señaló.
![[Img #58434]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/05_2022/6602_1_dsc1014.jpg)
El debate sobre la desigualdad y las nuevas posibilidades de entender la vida, sobre el Estado emprendedor, sobre la participación activa en la política, sobre los impuestos a los que Violeta Serrano prefiere denominar contribuciones -contribuir a lo común-, sobre la recuperación del tiempo de la escucha al tiempo de hacernos cargo de nuestras vidas, continuaba pasada ya la hora en una invitación a repensar en diálogo todos estos asuntos.
![[Img #58432]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/05_2022/5592_1_dsc0926.jpg)
Comentaba Ibán García del Blanco en la presentación de la escritora maragata, que al leer ‘Flores en la basura’ se llegaba a conocer algunos pormenores de la vida de Violeta Serrano, decía que había conocido a sus padres antes de serle presentados. Es un libro transparente en lo que se refiere a la autora pero también es transparente en lo que hace a su generación. Es un relato generacional, un escáner a una determinada generación a la que le ha tocado vivir unos tiempos que se emparentan con los grandes shocks por los que están pasando nuestros países y el mundo entero. Una generación que está intentando geolocalizarse sin ayuda de GPS, que está intentando buscar su lugar en el mundo. Y en ese sentido este libro -matizaba García del Blanco- "es también de alguna forma una suerte de propuesta de tránsito o de camino a recorrer en el futuro".
El presentador apuntó que ‘Flores en la basura’ es un libro que no se limita a analizar las penalidades de una generación, sino que es un libro fecundo, que intenta ir un paso más allá. Un libro que intenta trasladar una propuesta con respecto a lo que hacer. Expresa bien el momento en que se vive y cómo puede ser el tránsito a la búsqueda de una suerte de autorrealización. Un lugar habitable con una vida que satisfaga las necesidades más íntimas de cada una. Según García del Blanco, "es un libro que tiene una perspectiva más amplia que la mayoría de los que se escriben sobre la generación ‘milenial’, pues invoca una experiencia arraigada que no deja de ser híbrida, lo que le permite observar el mundo como una composición de perspectivas muy amplia".
![[Img #58433]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/05_2022/9728_1_dsc0976.jpg)
En ‘Flores en la basura’ no se confunde la propia experiencia personal, pese a la pertenencia de la autora a la generación que quiere narrar, con el relato de toda una generación. Ambos relatos se van intrincando a lo largo del libro pero producirse ninguna confusión.
Definía Ibán García del Blanco la generación ‘milenial’ como la primera en ser consciente del engaño de una vida prometida, del derrumbe de los ideales que hubieran de esperar: tener una casa, un buen trabajo, acumular bienes, consumir mucho, tener seguridad. Lo que se rompe a partir de la crisis de 2008 es ese ámbito de seguridades, ese camino de certidumbres. Ya no habrá paraíso. Le preguntaba entonces García del Blanco a Violeta Serrano, reconociendo su excepción, si no creía que en su generación había un exceso de lamento y de indignación frente a una realidad de la que al final no terminarían de hacerse corresponsables. En ‘Flores en la basura’, insistía el presentador, esto no ocurre pues es muy crítico con el desentendimiento de la mayoría de su generación con la cosa pública.
Comentó, para finalizar, una variedad de aspectos del libro como su tratamiento de la renta básica, hasta la propuesta de cambiarle el nombre a los impuestos… y añadió en su intervención una reflexión última para decir que este "no es un libro deprimente ni depresivo ni que invite a la inacción, al nihilismo. Es un libro que invita fundamentalmente a la acción. Es un libro absolutamente propositivo, responsable y autoconsciente, también es autorresponsable, y por eso es diferente a mucho de lo que hayamos visto por ahí".
![[Img #58435]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/05_2022/5511_1_dsc1021.jpg)
Cogió el testigo en el acto Violeta Serrano, para decir que sí, que ‘Flores en la basura’ es un libro propositivo contra la queja permanente que detecta en su generación, "porque es verdad que han venido mal dadas en un momento difícil en el que tú te quieres comer el mundo. Justo cuando tienes entre veinte y treinta años y te has trabajado tanto tu formación, en lo que te gustaba. La crisis del 2008 tumbó todos esos sueños, todos los deseos, de la fruición laboral, de una vida bien encaminada. Pero había que salir adelante".
Para la autora, Argentina significó la posibilidad de trabajar en lo que se había formado y le abrió nuevas perspectivas para entender su futuro y el mundo en que vivimos. "Eso es lo que me aleja de la queja. Está muy bien para mi generación el hacerse cargo del momento difícil que tenemos que vivir, de protestar por ello y decir las cosas que nos han pasado y que nos han parecido injustas, pero también nos tenemos que hacer cargo de que igual que pedimos derechos tenemos obligaciones", y una de ellas, y fundamental en este momento, "es poner sobre la mesa la importancia de la política, de la democracia que quizás mi generación al haberla recibido como algo natural no hemos sido capaces de valorarla, defenderla convenientemente, tomando consciencia de que la democracia se construye día a día y que no está garantizada de forma natural…"
Una de las cosas que propone en este libro, dijo, es que si vamos teniendo cada vez menos poder adquisitivo y seguimos en la idea de cumplir con el mandato de ser sujetos de consumo, de cifrar nuestro ser en el tener, la infelicidad parece asegurada. "Lo que nos ha enseñado la pandemia es que lo que más nos importa como seres humanos es tener a nuestra gente cerca. No ser tanto sujetos de consumo como revalorizar el ser sobre el tener. Entonces lo que propongo en el libro es que hay que corregir las desigualdades siendo justos con nosotros mismos acerca de aquello que queremos ser realmente. Se trata de una reconstrucción del deseo, siendo capaces de redescubrir ciertos tesoros que quedaron en abandono", señaló.
![[Img #58434]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/05_2022/6602_1_dsc1014.jpg)
El debate sobre la desigualdad y las nuevas posibilidades de entender la vida, sobre el Estado emprendedor, sobre la participación activa en la política, sobre los impuestos a los que Violeta Serrano prefiere denominar contribuciones -contribuir a lo común-, sobre la recuperación del tiempo de la escucha al tiempo de hacernos cargo de nuestras vidas, continuaba pasada ya la hora en una invitación a repensar en diálogo todos estos asuntos.






