Tomás Valle Villalibre
Sábado, 07 de Mayo de 2022

¿Volverán las oscuras golondrinas?

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Escribía el inmortal Antonio Machado: “La primavera ha venido / nadie sabe cómo ha sido”. El poeta nos decía que ha despertado la rama y el almendro ha florecido; que ya cantan los primeros grillos. Pero se le quedaron en el tintero las golondrinas, una de las más bellas anunciadoras de ésta estación. Y ya están aquí, puntuales, cantarinas.

 

Llegando la primavera el campo se cubre de flores y una vez más, estos pájaros mágicos vuelven a visitarnos. En los pueblos ya saben de sus parloteos. ¡Tienen mucho que contarse! Regresan, siempre alegres, de un viaje imposible de miles de kilómetros por Europa y África.

 

Recuerdo cómo de chaval su llegada y la de los vencejos, entrelazando el cielo con los tejados de la casa de mis abuelos, me llenaban de optimismo y energía. Me hacían pensar en tardes más largas y felices con mis amigos, ya que al salir de clase aún quedaba día para jugar y compartir planes.

 

La golondrina es posiblemente el ave migratoria más famosa del mundo. Desde antaño filósofos como Aristóteles se preguntaban dónde viajaban estas aves consideradas símbolo de lealtad y fidelidad, felicidad matrimonial o buena suerte en el hogar.“Volverán las oscuras golondrinas en tu balcón sus nidos a colgar, y otra vez con el ala a sus cristales jugando llamarán” escribía el poeta Gustavo Adolfo Bécquer.

 

Es muy probableque sea el ave que más ha inspirado al ser humano. En algunos lugares, como en zonas de África, es sinónimo de pureza porque al permanecer mucho tiempo en el aire no manchan su plumaje con la tierra. En China simbolizan la felicidad dentro del matrimonio pues son fieles a su pareja durante toda su vida. En la antigua Grecia las golondrinas eran estandarte de la clarividencia puesto que al dar de comer a sus crías, que nacen ciegas, les dan la vista.

 

Pablo Neruda escribía: “¿Es verdad que las golondrinas van a establecerse en la luna?¿Se llevarán la primavera sacándola de las cornisas? ¿Se alejarán en el otoño las golondrinas de la luna?...”

 

Cuando los antiguos marineros las avistaban, sabían que la costa estaba cerca. Para ellos simbolizaba el regreso al hogar sanos y salvos puesto que ellas siempre vuelven a casa. Cuantas más golondrinas tuviera tatuadas en su cuerpo un marinero, más experimentado en la navegación se le consideraba.

 

Esta semana, al voltear mi mirada hacia el cielo, pude ver dos que sorprendentemente estaban peleándose en el aire. Con un complejo lenguaje para comunicarse, lleno de movimientos y posturas, se gritaban y peleaban por lo que seguramente fuera un triste mosquito. Aunque también pudiera ser un entrechocar feliz de plumas, a modo de saludo. No sería capaz de saber qué versión puede ser la buena. Pero me da una alegría inmensa escuchar sus fraseos cantarines de vecino charlatán en las tardes veraniegas de pueblo y siesta.

 

Mi abuelo me enseñó a quererlas usando el argumento más directo y que necesitaba menos explicaciones: “Son buenas porque se comen los mosquitos que te pican”.

 

Mi abuela les rezaba al caer el sol, como en una consigna de rosario; decía que son sagradas porque le quitaron a Cristo la corona de espinas cuando agonizaba en la cruz.

 

Quizás tenía razón Mario Benedetti cuando en su poema “Últimas golondrinas” decía:”Sabes Gustavo Adolfo en cualquier año de éstos ya no van a volver las golondrinas ni aún las pertinaces, las del balcón, las tuyas, es lógico están hartas de tanto y tanto alarde migratorio…”

 

Mis pensamientos, como los de un viajero sentimental, me dicen que quiero seguir disfrutando de sus vuelos locos haciendo curvas y quiebros, de verlas nadar en el aire. Sus ansias constantes de cielos lejanos son para mí, todo un símbolo de libertad.

 

 

 

 

 

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