Leyenda y tradición escrita de la Romería de la Virgen del Castro
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1.- La tradición oral o la leyenda
La Virgen del Castro (de Castrotierra) tiene larga tradición en las tierras maragatas, y no siempre es tarea fácil distanciar lo real de lo legendario, sobre todo si tiramos para atrás 1500 años, donde la ausencia de datos facilitan todo tipo de conjeturas que pueden ser tan parcialmente ciertas como falsas.
No se conoce con exactitud, y las aproximaciones podrían ser muy burdas, la fecha de la primera plegaria o romería de la Virgen de Castrotierra a Astorga, pero la leyenda habla del siglo V poco después de haber dejado Santo Toribio el Obispado de la diócesis astorgana.
De Santo Toribio tampoco sabemos demasiado. Comenzó a regir los destinos de la Diócesis el año 444, pero no sabemos ni si fue el primer Obispo de la diócesis ni el final de su mandato. Sabemos que abandonó Astorga y con otros monjes, conocidos con el apelativo de “los Beatos de Liébana” y un abad, se dedicaron a la oración y la vida comunitaria, y fundaron el Monasterio de San Martín de Turieno, que con el paso del tiempo se convertiría en Santo Toribio de Liébana.
Tampoco sabemos las causas que tuvo el Obispo Toribio, antes de ser santo, para abandonar Astorga y convertirse, casi, en un auténtico eremita.
Sí sabemos, por vía oral, y por tanto abierta a todo tipo de reservas que cada uno encajará en su cabeza como vaya pudiendo, que cuando nuestro hombre llegó al Crucero de San Justo, allá, en aquel alto desde donde primero ven Astorga los peregrinos que van a Santiago, dicen, se quitó las zapatillas y mirando la ciudad que dejaba atrás las sacudió y dijo: “de Astorga y de los astorganos, ni el polvo”.
Por aquellos años, mediados el siglo V, sin poder ser más precisos, parece ser que hubo una fuerte sequía que afectó a toda la zona de la Maragatería que se prolongó a lo largo de siete años y que produjo una fuerte despoblación porque la región, fuertemente agraria, no lograba cosechas suficientes para mantenerse.
La pobreza y la necesidad hicieron que los astorganos se acordasen de aquel obispo y organizasen una comisión para que, allá donde estuviese, se entrevistara con él a fin de solicitarle intermediación en el problema de sequía y miseria que asolaba la zona, es decir, buscando una solución.
Cuando lo encontraron parece ser que el obispo les dijo, textual [1]: “Volved á Astorga y buscad en sus inmediaciones la imagen de la milagrosa Virgen del Castro y una vez hallada, llevadla en procesión a la Catedral y hacedla un novenario.”
La comisión regresó a Astorga y se llevaron a cabo cuantas acciones fueron sugeridas por el futuro Santo Toribio de forma precisa y concienzuda.
Las referencias del obispo no cayeron en saco roto. Encontraron La Virgen del Castro en un otero del municipio de Riego de la Vega que domina las vistas de los ríos Peces y Duerna.
El recorrido de la romería deja la vega del Duerna para entrar en paisaje de monte bajo, básicamente de encinas, muy alegre a la vista, conocido con el nombre de la Calzada del Obispo, parcialmente coincidente con algún tramo de la Vía de la Plata.
Tras la llegada a Astorga había que llevarla en procesión a la Iglesia donde seguramente mucho después se construyó la Catedral, hacer el novenario, etc.
El resultado fue que, seguimos en el siglo V y con la tradición/leyenda, la lluvia tras la procesión devolvió a los campos la fertilidad perdida, desapareció la sequía, la miseria y la despoblación y colorín colorado, aunque este cuento no se haya acabado.
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2.- La tradición escrita, los hechos
Al lado de la tradición oral, existe otra, escrita, que puede ser complementaria de la primera. Así, en el año 1557, siendo Obispo de la Diócesis de Astorga el Ilmo. Sr. D. Diego Sarmiento de Sotomayor, de 1555 a 1571 [2], se consigna que la primera vez que vino la Virgen en procesión o romería obtuvo como regalo un manto de brocado.
Es decir, la romería de Castrotierra existe, al menos, desde 1557. Y esto no es leyenda, son hechos.
Han transcurrido más de 400 años desde este evento y la tradición no se ha interrumpido.
Es posible que antes de la Virgen del Castro, e incluso al tiempo que esta lo hacía, viniera también Nuestra Señora del Caño de Riego de la Vega, que dependía de una cofradía de religiosos muy antigua en San Feliz, documentos que constan en la refundida Hermandad de las Cinco Llagas, que engloba a varias cofradías preexistentes y de las que se han podido contrastar algunas informaciones relevantes y de interés sobre los ruegos a la Virgen del Castro y del Caño relacionados con la sequía [3].
La organización y gestión de la venida, estancia durante el novenario y regreso de la Virgen siempre estuvo a cargo de la Hermandad o Consejo de Procuradores de la Tierra, entendida ésta como la Jurisdicción de Astorga. Los Procuradores, que inicialmente tenían bastante autoridad y prestigio, eran los responsables de todo lo relacionado con la romería y el buen gobierno de la Tierra. A través de los textos con que hemos trabajado no hemos visto mecanismos que regulen la forma de llegar a ser Procurador de la Tierra más allá de su carácter hereditario. No sabemos el peso del voto de los vecinos, ni del marquesado ni de la Iglesia, ni de otros posibles poderes, que sin duda deben o han debido de existir. Los propios Procuradores no son demasiado explícitos al respecto. Sólo son los herederos de una vieja tradición de naturaleza hereditaria que pasa de padres a hijos.
Los trece pueblos que forman la Tierra pertenecen a dos grupos, los Quarlos (el de arriba, formado por Valdeviejas, Castrillo, Murias y Santa Catalina y el de abajo, por San Justo, San Román, Sopeña y Brimeda) y los Alfozes (Santa Catalina, Nistal, Celada, Piedralba y Cuevas).
Son los Quarlos los que pagan los costos de la Procesión cuando la Virgen viene a Astorga y en la toma de decisión para votar intervienen tres Procuradores de los trece pueblos, siendo costumbre que San Justo tome la iniciativa de solicitarla. Los Procuradores con los Pedáneos respectivos de los pueblos lo comentan con los vecinos y tantean su opinión, quedando descartada la decisión si la opinión mayoritaria es adversa. Si es favorable, Procuradores y Pedáneos se reúnen en Astorga en la Casa de la Virgen [4], toman la decisión y se levanta el acta de rúbrica.
Conocida la decisión por los pueblos, se celebran misas de rogativa realizando los pagos correspondientes a las mismas, pagos que los Procuradores trasladan al Obispo, que se los puede reclamar. Después se pide formalmente la aprobación de la procesión de la Virgen a la Autoridades Eclesiástica, Civil y Municipal sin cuya autorización, no podría realizarse.
Pertenece al Cabildo la capacidad de fijar fechas de venida, estancia y regreso de la Virgen, que serán comunicadas a los Arciprestazgos y a los Procuradores y de éstos, a los vecinos de los pueblos y a los Arciprestes, la organización del transporte a hombros de la Virgen en tramos y los relevos proporcionales desde el santuario del Castro hasta la Catedral.
El día de la venida tiene lugar una misa con presencia del Sr. Provisor, el Notario mayor eclesiástico y los Procuradores de la Tierra. Tras ella, el párroco del Castro entrega la Imagen a la Hermandad y a las dos de la tarde se pone en marcha la procesión, encabezada por la colección de los Pendones de distintos colores, seguidos de cientos de cruces de todos los pueblos, que tienen la obligación de asistir a la procesión. Tras ellos, va la Virgen, bajo palio, y tras ella y/o a su alrededor gran cantidad de fieles y devotos, la mayoría a pie, pero algunos también a caballo.
Hacia la seis de la tarde la procesión llega al arrabal de San Andrés, cerca de Santa Clara. Allí es recibida por el Cabildo, los párrocos de la ciudad, Ayuntamiento, Banda de Música, etc, donde anteriormente se levantaba acta notarial de la recepción por parte del Cabildo y Procuradores, cosa que ya ha caído en desuso.
Así ocurrió desde 1557 a 1772, pero este último año el Corregidor de Astorga, representante del Marqués, alegando unas providencias especiales, se opuso a la traída de la Virgen. Los Procuradores acudieron al Rey que, dándoles la razón, redactó una Real Cédula para que no se impidiese la traída de la Virgen, siempre que hubiesen causas que lo justificasen. Y así se continuó hasta 1803 en el que el Obispo D. Francisco Gutiérrez Vigil volvió a negar su permiso para la procesión.
De nuevo los Procuradores recurrieron al Rey, en este caso Carlos III, para informarle de la negativa del Obispo a pesar del estado de necesidad (sequía) y de sufragar los pueblos los gastos de la Procesión. Parece ser que el extravío de la Real Provisión de 1772 estaba en el origen de la negativa episcopal.
Una nueva Cédula Real [5], que pormenoriza causas y antecedentes, da como resultado la negativa de prohibir a los representantes civiles y religiosos esta práctica tradicional ante persistentes sequías.
El regreso al Santuario de la Virgen del Castro se produce, como la venida, ordenadamente, tras acabar el novenario.
Primeramente Prelado, Cabildo y Clero de la Ciudad acompañan a la Virgen hasta Santa Clara donde se le entrega a los Procuradores. De allí se dirige al Castro, donde es recibida por el Provisor y el Notario Mayor que verifican la entrega de la Virgen al párroco.
El cerro donde se halla el Santuario está lleno de gente que espera la llegada de la Procesión en un ambiente de alegría. Los jóvenes portadores de los grandes y coloridos pendones, estandartes y banderas muestran sus habilidades con los mismos desde kilómetros.
El acto se cierra con una misa que da paso a la parte profana del evento: esparcimiento, merienda campera, bailes y mucho jolgorio. Después los Procuradores y la gente va volviendo a sus lugares de origen.
Desde 1557 hasta la actualidad, con los dos intentos mencionados de interrupción que no llegaron a término, la Virgen del Castro viene cada vez que los Procuradores de la Tierra lo consideren oportuno para librarse de la pertinaz sequía que padece la región u otros motivos (epidemias, guerras, año mariano, etc.) como se puede atestiguar por los años de las venidas. No existen regularidades en el calendario. La Virgen viene cuando los Procuradores lo deciden, quedando totalmente descartada la periodicidad de cada cuatro o siete años que en algún momento fue puesta en circulación.
Así pues, por ejemplo, a lo largo del siglo XX, la Virgen ha venido a Astorga en 27 ocasiones: 1903, 1905, 1909, 1913, 1918, 1927,1929,1938, 1939 (no por la sequía sino por el final de la Guerra Civil), 1944, 1945 (con 30.000 romeros), 1949, 1954, 1957, 1961, 1964, 1965, 1970, 1974 (en este caso por ser Año Santo), 1982, 1986, 1988 (Año Mariano), 1991, 1994, 1999.
La mayoría de las veces, 24 ocasiones, la causa ha sido la escasez de lluvia, pero han existido otros motivos especiales como grandes celebraciones, civiles o religiosas, o, contrariamente, tragedias, guerras, accidentes, epidemias.…
Comentar por último que la consecución del dinero para pagar todos los gastos que la procesión genera, casi nunca ha sido fácil. Frecuentemente se ha recurrido a préstamos que unas veces no se conseguían y otras no se conseguían pagar.
Así, y a modo de ejemplo, citar que existe constancia de que Antonio Álvarez Osorio y Doña Beatriz de Toledo, Marqueses de Astorga en 1581, hicieron una donación indefinida de 100 ducados para pagar los gastos de la Procesión del Castro especificando dicha cantidad en las alcabalas [ de Valdeviejas provenientes de la venta de hierro, acero, aceite, pescado y velas.
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[1] Así es como aparece la cita en La Historia de Astorga, de Matías Rodríguez, pg. 277, con una contradicción flagrante, y es que en el siglo V, cuando ocurrieron lo hechos referidos, la Catedral no existía, al menos en la forma que que ahora podemos imaginar. Se habla de que pudo haber habido un templo previo, románico e incluso prerrománico, pero nada que pudiera considerarse una Catedral, que comenzó a construirse, sobre otros edificios religiosos, en el silgo XII, reinando Alfonso VI y su mujer Constanza y siendo Obispos Osmundo (1082-1098), introductor de la liturgia romana y Pelayo (1097-1120), Queda para el lector interpretar los hechos como mejor desee, negándoles toda credibilidad o modificándolos de la forma más verosímil que encuentre.
[2] Protocolo número 28, folio 371, del archivo del Cabildo, citado por el señor Magaz en sus anotaciones, recogido por Matías Rodríguez, en Historia de Astorga, pg. 278.
[3] Se trata de 5 puntos que dejan constancia de nombres, fechas y hechos relacionados con el tema en cuestión:
1º.- Pago de un real a Alonso Pérez (1587), clérigo, por ir con la cofradía de Santa Clara a despedir la procesión de Riego de la Vega.
2º.- Pago de cuatro reales al cura de la Cofradía del Corpus que fue a Nuestra Señora del Castro y de un real “al que llevó la cruz de recibir y despedir á Nuestra Señora del Caño”.
3.° Pago de cien reales, en 1592 y 1593, dos veces, al Mayordomo del Corpus por gastos en la procesión de Nuestra Señora del Castro.
4.° En las de 1588 y 1889 de la cofradía de San Nicolás, el mayordomo Juan Alvarez se data para el Capellán de la procesión que vino de Nuestra Señora del Caño.
5.° En la función por las Cinco Llagas, el día de Santo Toribio en el Humilladero, ó crucero en el alto de San Justo, por la mañana, el Capellán capero hacía tres conmemoraciones: una a la Virgen del Castro, otra a San Bartolomé del Cueto, y otra a la Majestad de la Catedral.
[4] Este protocolo de actuación ha sido reivindicado alguna vez por el Estado y ha causado algunos litigios y pleitos entre éste y la Hermandad que se han saldado, al menos hasta el silgo XIX, a favor de esta última.
[5] Visto por los del Nuestro Consejo el citado pedimento, los documentos producidos con él, los antecedentes que motivaron la Real Provisión que se expresa, de veintidós de Diciembre de mil setecientos setenta y dos; los informes y noticias que tuvimos á bien pedir sobre el asunto, así al Obispo de Astorga como al Alcalde de aquella Ciudad, y lo que expuso con presencia de todo nuestro Fiscal: por auto de veinticinco de Junio próximo (pasado), se acordó expedir esta nuestra Carta, por la cual queremos y mandamos que siempre que se acuerde en Junta general de los Procuradores de La Tierra de la Ciudad de Astorga la celebración, procesión y novenario á su costa, de la Imagen titulada de Nuestra Señora del Castro, por falta de agua, ú otra necesidad pública, precedidas rogativas particulares de los pueblos del Distrito, no se les impida su ejecución por el Muy Reverendo en Christo Padre, Obispo de Astorga, del Nuestro Consejo, ni por el Magistrado Secular, concurriendo ambos con sus respectivos auxilios, conforme á los antiguos usos y costumbres: que así es Nuestra voluntad. Dada en Madrid á dos de Julio de 1804. El conde de Montarco, don Antonio Villanueva. —D. Bartolomé de Prada y Santander. —D. Domingo Fernández de Campomanes. —-D. Adrián de Alarcos Martínez.
Más detalles sobre lo que hemos contado es estas líneas se puede encontrar en distintos medios, algunos de los cuales ha sido, los siguientes textos:
- Historia de Astorga, de Matías Rodríguez, Imprenta Porfirio López, Astorga, 1909.
- Libro de la Virgen del Castro, de Santiago Alonso Garrote, Imprenta y Objetos de Escritorio de Guillermo Rico, Astorga, 1887.
- Diferencias históricas y conflictos en torno a la Virgen de Castrotierra, Argutorio n.º 24, Francisco Javier Rodríguez Pérez. 2010.
- Wikipedia
- El Diario de León de distintas fechas.
1.- La tradición oral o la leyenda
La Virgen del Castro (de Castrotierra) tiene larga tradición en las tierras maragatas, y no siempre es tarea fácil distanciar lo real de lo legendario, sobre todo si tiramos para atrás 1500 años, donde la ausencia de datos facilitan todo tipo de conjeturas que pueden ser tan parcialmente ciertas como falsas.
No se conoce con exactitud, y las aproximaciones podrían ser muy burdas, la fecha de la primera plegaria o romería de la Virgen de Castrotierra a Astorga, pero la leyenda habla del siglo V poco después de haber dejado Santo Toribio el Obispado de la diócesis astorgana.
De Santo Toribio tampoco sabemos demasiado. Comenzó a regir los destinos de la Diócesis el año 444, pero no sabemos ni si fue el primer Obispo de la diócesis ni el final de su mandato. Sabemos que abandonó Astorga y con otros monjes, conocidos con el apelativo de “los Beatos de Liébana” y un abad, se dedicaron a la oración y la vida comunitaria, y fundaron el Monasterio de San Martín de Turieno, que con el paso del tiempo se convertiría en Santo Toribio de Liébana.
Tampoco sabemos las causas que tuvo el Obispo Toribio, antes de ser santo, para abandonar Astorga y convertirse, casi, en un auténtico eremita.
Sí sabemos, por vía oral, y por tanto abierta a todo tipo de reservas que cada uno encajará en su cabeza como vaya pudiendo, que cuando nuestro hombre llegó al Crucero de San Justo, allá, en aquel alto desde donde primero ven Astorga los peregrinos que van a Santiago, dicen, se quitó las zapatillas y mirando la ciudad que dejaba atrás las sacudió y dijo: “de Astorga y de los astorganos, ni el polvo”.
Por aquellos años, mediados el siglo V, sin poder ser más precisos, parece ser que hubo una fuerte sequía que afectó a toda la zona de la Maragatería que se prolongó a lo largo de siete años y que produjo una fuerte despoblación porque la región, fuertemente agraria, no lograba cosechas suficientes para mantenerse.
La pobreza y la necesidad hicieron que los astorganos se acordasen de aquel obispo y organizasen una comisión para que, allá donde estuviese, se entrevistara con él a fin de solicitarle intermediación en el problema de sequía y miseria que asolaba la zona, es decir, buscando una solución.
Cuando lo encontraron parece ser que el obispo les dijo, textual [1]: “Volved á Astorga y buscad en sus inmediaciones la imagen de la milagrosa Virgen del Castro y una vez hallada, llevadla en procesión a la Catedral y hacedla un novenario.”
La comisión regresó a Astorga y se llevaron a cabo cuantas acciones fueron sugeridas por el futuro Santo Toribio de forma precisa y concienzuda.
Las referencias del obispo no cayeron en saco roto. Encontraron La Virgen del Castro en un otero del municipio de Riego de la Vega que domina las vistas de los ríos Peces y Duerna.
El recorrido de la romería deja la vega del Duerna para entrar en paisaje de monte bajo, básicamente de encinas, muy alegre a la vista, conocido con el nombre de la Calzada del Obispo, parcialmente coincidente con algún tramo de la Vía de la Plata.
Tras la llegada a Astorga había que llevarla en procesión a la Iglesia donde seguramente mucho después se construyó la Catedral, hacer el novenario, etc.
El resultado fue que, seguimos en el siglo V y con la tradición/leyenda, la lluvia tras la procesión devolvió a los campos la fertilidad perdida, desapareció la sequía, la miseria y la despoblación y colorín colorado, aunque este cuento no se haya acabado.
2.- La tradición escrita, los hechos
Al lado de la tradición oral, existe otra, escrita, que puede ser complementaria de la primera. Así, en el año 1557, siendo Obispo de la Diócesis de Astorga el Ilmo. Sr. D. Diego Sarmiento de Sotomayor, de 1555 a 1571 [2], se consigna que la primera vez que vino la Virgen en procesión o romería obtuvo como regalo un manto de brocado.
Es decir, la romería de Castrotierra existe, al menos, desde 1557. Y esto no es leyenda, son hechos.
Han transcurrido más de 400 años desde este evento y la tradición no se ha interrumpido.
Es posible que antes de la Virgen del Castro, e incluso al tiempo que esta lo hacía, viniera también Nuestra Señora del Caño de Riego de la Vega, que dependía de una cofradía de religiosos muy antigua en San Feliz, documentos que constan en la refundida Hermandad de las Cinco Llagas, que engloba a varias cofradías preexistentes y de las que se han podido contrastar algunas informaciones relevantes y de interés sobre los ruegos a la Virgen del Castro y del Caño relacionados con la sequía [3].
La organización y gestión de la venida, estancia durante el novenario y regreso de la Virgen siempre estuvo a cargo de la Hermandad o Consejo de Procuradores de la Tierra, entendida ésta como la Jurisdicción de Astorga. Los Procuradores, que inicialmente tenían bastante autoridad y prestigio, eran los responsables de todo lo relacionado con la romería y el buen gobierno de la Tierra. A través de los textos con que hemos trabajado no hemos visto mecanismos que regulen la forma de llegar a ser Procurador de la Tierra más allá de su carácter hereditario. No sabemos el peso del voto de los vecinos, ni del marquesado ni de la Iglesia, ni de otros posibles poderes, que sin duda deben o han debido de existir. Los propios Procuradores no son demasiado explícitos al respecto. Sólo son los herederos de una vieja tradición de naturaleza hereditaria que pasa de padres a hijos.
Los trece pueblos que forman la Tierra pertenecen a dos grupos, los Quarlos (el de arriba, formado por Valdeviejas, Castrillo, Murias y Santa Catalina y el de abajo, por San Justo, San Román, Sopeña y Brimeda) y los Alfozes (Santa Catalina, Nistal, Celada, Piedralba y Cuevas).
Son los Quarlos los que pagan los costos de la Procesión cuando la Virgen viene a Astorga y en la toma de decisión para votar intervienen tres Procuradores de los trece pueblos, siendo costumbre que San Justo tome la iniciativa de solicitarla. Los Procuradores con los Pedáneos respectivos de los pueblos lo comentan con los vecinos y tantean su opinión, quedando descartada la decisión si la opinión mayoritaria es adversa. Si es favorable, Procuradores y Pedáneos se reúnen en Astorga en la Casa de la Virgen [4], toman la decisión y se levanta el acta de rúbrica.
Conocida la decisión por los pueblos, se celebran misas de rogativa realizando los pagos correspondientes a las mismas, pagos que los Procuradores trasladan al Obispo, que se los puede reclamar. Después se pide formalmente la aprobación de la procesión de la Virgen a la Autoridades Eclesiástica, Civil y Municipal sin cuya autorización, no podría realizarse.
Pertenece al Cabildo la capacidad de fijar fechas de venida, estancia y regreso de la Virgen, que serán comunicadas a los Arciprestazgos y a los Procuradores y de éstos, a los vecinos de los pueblos y a los Arciprestes, la organización del transporte a hombros de la Virgen en tramos y los relevos proporcionales desde el santuario del Castro hasta la Catedral.
El día de la venida tiene lugar una misa con presencia del Sr. Provisor, el Notario mayor eclesiástico y los Procuradores de la Tierra. Tras ella, el párroco del Castro entrega la Imagen a la Hermandad y a las dos de la tarde se pone en marcha la procesión, encabezada por la colección de los Pendones de distintos colores, seguidos de cientos de cruces de todos los pueblos, que tienen la obligación de asistir a la procesión. Tras ellos, va la Virgen, bajo palio, y tras ella y/o a su alrededor gran cantidad de fieles y devotos, la mayoría a pie, pero algunos también a caballo.
Hacia la seis de la tarde la procesión llega al arrabal de San Andrés, cerca de Santa Clara. Allí es recibida por el Cabildo, los párrocos de la ciudad, Ayuntamiento, Banda de Música, etc, donde anteriormente se levantaba acta notarial de la recepción por parte del Cabildo y Procuradores, cosa que ya ha caído en desuso.
Así ocurrió desde 1557 a 1772, pero este último año el Corregidor de Astorga, representante del Marqués, alegando unas providencias especiales, se opuso a la traída de la Virgen. Los Procuradores acudieron al Rey que, dándoles la razón, redactó una Real Cédula para que no se impidiese la traída de la Virgen, siempre que hubiesen causas que lo justificasen. Y así se continuó hasta 1803 en el que el Obispo D. Francisco Gutiérrez Vigil volvió a negar su permiso para la procesión.
De nuevo los Procuradores recurrieron al Rey, en este caso Carlos III, para informarle de la negativa del Obispo a pesar del estado de necesidad (sequía) y de sufragar los pueblos los gastos de la Procesión. Parece ser que el extravío de la Real Provisión de 1772 estaba en el origen de la negativa episcopal.
Una nueva Cédula Real [5], que pormenoriza causas y antecedentes, da como resultado la negativa de prohibir a los representantes civiles y religiosos esta práctica tradicional ante persistentes sequías.
El regreso al Santuario de la Virgen del Castro se produce, como la venida, ordenadamente, tras acabar el novenario.
Primeramente Prelado, Cabildo y Clero de la Ciudad acompañan a la Virgen hasta Santa Clara donde se le entrega a los Procuradores. De allí se dirige al Castro, donde es recibida por el Provisor y el Notario Mayor que verifican la entrega de la Virgen al párroco.
El cerro donde se halla el Santuario está lleno de gente que espera la llegada de la Procesión en un ambiente de alegría. Los jóvenes portadores de los grandes y coloridos pendones, estandartes y banderas muestran sus habilidades con los mismos desde kilómetros.
El acto se cierra con una misa que da paso a la parte profana del evento: esparcimiento, merienda campera, bailes y mucho jolgorio. Después los Procuradores y la gente va volviendo a sus lugares de origen.
Desde 1557 hasta la actualidad, con los dos intentos mencionados de interrupción que no llegaron a término, la Virgen del Castro viene cada vez que los Procuradores de la Tierra lo consideren oportuno para librarse de la pertinaz sequía que padece la región u otros motivos (epidemias, guerras, año mariano, etc.) como se puede atestiguar por los años de las venidas. No existen regularidades en el calendario. La Virgen viene cuando los Procuradores lo deciden, quedando totalmente descartada la periodicidad de cada cuatro o siete años que en algún momento fue puesta en circulación.
Así pues, por ejemplo, a lo largo del siglo XX, la Virgen ha venido a Astorga en 27 ocasiones: 1903, 1905, 1909, 1913, 1918, 1927,1929,1938, 1939 (no por la sequía sino por el final de la Guerra Civil), 1944, 1945 (con 30.000 romeros), 1949, 1954, 1957, 1961, 1964, 1965, 1970, 1974 (en este caso por ser Año Santo), 1982, 1986, 1988 (Año Mariano), 1991, 1994, 1999.
La mayoría de las veces, 24 ocasiones, la causa ha sido la escasez de lluvia, pero han existido otros motivos especiales como grandes celebraciones, civiles o religiosas, o, contrariamente, tragedias, guerras, accidentes, epidemias.…
Comentar por último que la consecución del dinero para pagar todos los gastos que la procesión genera, casi nunca ha sido fácil. Frecuentemente se ha recurrido a préstamos que unas veces no se conseguían y otras no se conseguían pagar.
Así, y a modo de ejemplo, citar que existe constancia de que Antonio Álvarez Osorio y Doña Beatriz de Toledo, Marqueses de Astorga en 1581, hicieron una donación indefinida de 100 ducados para pagar los gastos de la Procesión del Castro especificando dicha cantidad en las alcabalas [ de Valdeviejas provenientes de la venta de hierro, acero, aceite, pescado y velas.
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[1] Así es como aparece la cita en La Historia de Astorga, de Matías Rodríguez, pg. 277, con una contradicción flagrante, y es que en el siglo V, cuando ocurrieron lo hechos referidos, la Catedral no existía, al menos en la forma que que ahora podemos imaginar. Se habla de que pudo haber habido un templo previo, románico e incluso prerrománico, pero nada que pudiera considerarse una Catedral, que comenzó a construirse, sobre otros edificios religiosos, en el silgo XII, reinando Alfonso VI y su mujer Constanza y siendo Obispos Osmundo (1082-1098), introductor de la liturgia romana y Pelayo (1097-1120), Queda para el lector interpretar los hechos como mejor desee, negándoles toda credibilidad o modificándolos de la forma más verosímil que encuentre.
[2] Protocolo número 28, folio 371, del archivo del Cabildo, citado por el señor Magaz en sus anotaciones, recogido por Matías Rodríguez, en Historia de Astorga, pg. 278.
[3] Se trata de 5 puntos que dejan constancia de nombres, fechas y hechos relacionados con el tema en cuestión:
1º.- Pago de un real a Alonso Pérez (1587), clérigo, por ir con la cofradía de Santa Clara a despedir la procesión de Riego de la Vega.
2º.- Pago de cuatro reales al cura de la Cofradía del Corpus que fue a Nuestra Señora del Castro y de un real “al que llevó la cruz de recibir y despedir á Nuestra Señora del Caño”.
3.° Pago de cien reales, en 1592 y 1593, dos veces, al Mayordomo del Corpus por gastos en la procesión de Nuestra Señora del Castro.
4.° En las de 1588 y 1889 de la cofradía de San Nicolás, el mayordomo Juan Alvarez se data para el Capellán de la procesión que vino de Nuestra Señora del Caño.
5.° En la función por las Cinco Llagas, el día de Santo Toribio en el Humilladero, ó crucero en el alto de San Justo, por la mañana, el Capellán capero hacía tres conmemoraciones: una a la Virgen del Castro, otra a San Bartolomé del Cueto, y otra a la Majestad de la Catedral.
[4] Este protocolo de actuación ha sido reivindicado alguna vez por el Estado y ha causado algunos litigios y pleitos entre éste y la Hermandad que se han saldado, al menos hasta el silgo XIX, a favor de esta última.
[5] Visto por los del Nuestro Consejo el citado pedimento, los documentos producidos con él, los antecedentes que motivaron la Real Provisión que se expresa, de veintidós de Diciembre de mil setecientos setenta y dos; los informes y noticias que tuvimos á bien pedir sobre el asunto, así al Obispo de Astorga como al Alcalde de aquella Ciudad, y lo que expuso con presencia de todo nuestro Fiscal: por auto de veinticinco de Junio próximo (pasado), se acordó expedir esta nuestra Carta, por la cual queremos y mandamos que siempre que se acuerde en Junta general de los Procuradores de La Tierra de la Ciudad de Astorga la celebración, procesión y novenario á su costa, de la Imagen titulada de Nuestra Señora del Castro, por falta de agua, ú otra necesidad pública, precedidas rogativas particulares de los pueblos del Distrito, no se les impida su ejecución por el Muy Reverendo en Christo Padre, Obispo de Astorga, del Nuestro Consejo, ni por el Magistrado Secular, concurriendo ambos con sus respectivos auxilios, conforme á los antiguos usos y costumbres: que así es Nuestra voluntad. Dada en Madrid á dos de Julio de 1804. El conde de Montarco, don Antonio Villanueva. —D. Bartolomé de Prada y Santander. —D. Domingo Fernández de Campomanes. —-D. Adrián de Alarcos Martínez.
Más detalles sobre lo que hemos contado es estas líneas se puede encontrar en distintos medios, algunos de los cuales ha sido, los siguientes textos:
- Historia de Astorga, de Matías Rodríguez, Imprenta Porfirio López, Astorga, 1909.
- Libro de la Virgen del Castro, de Santiago Alonso Garrote, Imprenta y Objetos de Escritorio de Guillermo Rico, Astorga, 1887.
- Diferencias históricas y conflictos en torno a la Virgen de Castrotierra, Argutorio n.º 24, Francisco Javier Rodríguez Pérez. 2010.
- Wikipedia
- El Diario de León de distintas fechas.