Sol Gómez Arteaga
Sábado, 21 de Mayo de 2022

Punto y contrapunto. El tono de la vida

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Nada más llegar, ocho y veinte horas, el especialista en salvar vidas se acerca a la cama del paciente que operó el día anterior. Esta práctica de cuidado la viene haciendo desde que hace 35 años ejerce su profesión en un hospital del primer mundo -el médico tiene nombre y apellidos que prefiero omitir por protección de datos-. Un infierno ha bajado a la tierra: sale humo negro y espeso en la planta metalúrgica de Azovstal. Mariopol. En la localidad de Villadangos del Páramo un grupo de voluntarios rescata del olvido diez restos sepultados hace ochenta y seis años. Se hallan doce cadáveres de soldados cubiertos por la nieve en un bosque de las afueras de Kharkin, la segunda ciudad más grande de Ucrania. En las eras de mi pueblo crecen mallas y ajos de cigüeña, esperanza de una nueva primavera. Sentada sobre unas mantas, en un improvisado refugio antibombas de Mariopol, una niña sostiene un libro entre sus piernas, mientras mira fijamente un punto incierto. La psicóloga de un centro de salud da alta a un paciente que un año antes intentó precipitarse de un cuarto piso, se nota mucho mejor, dice, y después de tres años, también dice, viajará de nuevo al mar. Un misil explota en un edificio de Kiev, a solo unos pies de un anciano que camina con un bastón. El anciano parece presenciar el peligro y mira el cielo. Milagrosamente salva la vida. Un grupo de niños arracimados en torno a la bibliotecaria se dispone a vivir en el país de los cuentos donde los sueños y la imaginación serán, por unas horas, cómplices. A las afueras de Irpin muere tiroteado un periodista estadounidense. Nada más levantarse la mujer ve polvo rojo en el alfeizar y piensa que es polvo radiactivo, más tarde se enterara por las noticias que se trata de arena venida del desierto del Sahara. Stanislav, de cuarenta años, alza la mano para despedirse de su hijo David, de dos años, y de su esposa Anna, de treinta y cinco, que se dirigen en tren a Leopolis. Un grupo de especialistas en tratamiento a la infancia, debate la situación de un menor de quince años que necesita un entorno contenedor y afectivo. Una niña recoge una jirafa de colores de una pila de ropa donada en el cruce fronterizo de Medyka, Polonia. La pondrá el mismo nombre que el de su hermana muerta. Una pareja se ama en un desvencijado hotel de carretera tan apasionadamente como si no hubiera mañana. Es joven y hermosa y en el sótano de un hospital acaba de ser madre. No quiere decir su nombre, pero muestra orgullosa a la cámara su hijo recién nacido. Es el primero que tiene, y espera que no sea el último. La anciana porta entre sus manos temblorosas camino del cementerio una clivia naranja: es su paseo diario. En un improvisado refugio antiaéreo en Mariupol la gente hace cola para recibir un plato de sopa caliente. El 14 de mayo en un hospital madrileño se celebra la jornada ‘Brazadas por sonrisas’ a favor del cáncer infantil. Serhii, padre de la adolescente Iliya, llora sobre el cuerpo sin vida de su hijo cubierto por una sábana y acostado en una camilla en un hospital de guerra -esta es una de las imágenes más descorazonadoras que he contemplado en los últimos tiempos, tanto que al verla en la pantalla del ordenador no puedo por menos que ahogar un gemido-. En el hueco de una acera donde estaba plantado un árbol que hace más de un año se llevó Filomena, hay un sembrado ficticio con un letrero que pone ‘Girasoles para Ucrania’. A mediados de marzo la flor del almendro, ajena a los  afanes de los hombres, germina un año más con sabia renovada. En el CEIP Nuestra Señora del Socorro de Valderas, lazos azules y amarillos se exhiben en las verjas con los nombres de una recua de escolares (Ana y Carlos, y Felipe y Suni y Fernando y Andrea…), junto a la palabra Paz que ondea al viento como un mantra. La ternura, el dolor,  las luces, las sombras, la vida, la muerte, se debaten en este planeta llamado tierra sin tregua ni descanso. Imparables, imparables.

 

(Texto leído a dos voces en el monasterio de Gradefes el 14 de mayo de 2022 en el Concierto Músico-Literario organizado para recaudar fondos a favor del Centro de refugiados conocido como “Hotel de las Madres” en Przemys-Polonia).

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