Machismo versus paternalismo
![[Img #58748]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/05_2022/3929_670-dsc_0819.jpg)
Una se defiende en esta vida desde que tengo uso de razón. Además de haber sido funcionaria docente del Estado y luego de la Autonomía, tengo asegurado un salario, mejor o peor, sin visos de aumento por aprovechamiento del trabajo –eso lo sabía cuando ingresé en este club, que esfuerzo me costó y tiempo -, pero no me quejo por ello. Además, mi pasión por la música me lleva a disfrutar componiendo lo que me apetece o me solicitan, cosa que me satisface sobremanera. A nadie rindo cuentas, salvo a mí misma, y creo ser persona responsable que ejecuta su trabajo sin pestañear.
No tolero, y me enciende, cuando alguno haciéndose el gracioso o soltando su paternalismo más carca, y ve que acudes a ciertos eventos culturales en donde alguna vez se tocan obras mías, te suelte: “Anda, ponte a hacer lo que tienes que hacer”. ¿Me diría lo mismo si fuese hombre? ¿Acaso cuando me encargan proyectos musicales le necesito a él para trabajar yo? ¿De qué van algunos hombres por el mundo?
A ese ‘querido amigo’ no le necesito para nada en mis momentos creativos, me necesito a mí misma, mi alma, mi cerebro, mi pasión por la música. Necesito soledad y silencio, concentración y vida. Esfuerzo y trabajo, y más trabajo. Las cosas no salen solas… ¿A cuento de qué viene que sea él ‘responsable’, como si fuese mi padre, -que jamás me dijo cosa alguna,- que me ponga a “trabajar en lo que tengo que trabajar”…
A ese comportamiento se le llama machismo, sin más. Machismo puro y duro.
Dejen de tratarnos como si fuéramos tontas y necesitamos ayuda constante del sexo opuesto para llevar a buen puerto nuestros proyectos. En primer lugar, si tengo dichos proyectos, la gran mayoría de las veces me los he currado yo solita. En segundo lugar, en mi trabajo soy suficientemente responsable para que nadie me lo recuerde. ¡A estas alturas! Y, en tercer lugar, mi trabajo es mi pasión y, a su vez, mi hobby, no hace falta que me empuje nadie a llevarlo a cabo. Qué ocurre, ¿si no se me dan un empujoncito no me voy a poner a trabajar? ¿Será que, acaso, es lo que necesitas tú para cumplir con tus obligaciones?...
![[Img #58748]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/05_2022/3929_670-dsc_0819.jpg)
Una se defiende en esta vida desde que tengo uso de razón. Además de haber sido funcionaria docente del Estado y luego de la Autonomía, tengo asegurado un salario, mejor o peor, sin visos de aumento por aprovechamiento del trabajo –eso lo sabía cuando ingresé en este club, que esfuerzo me costó y tiempo -, pero no me quejo por ello. Además, mi pasión por la música me lleva a disfrutar componiendo lo que me apetece o me solicitan, cosa que me satisface sobremanera. A nadie rindo cuentas, salvo a mí misma, y creo ser persona responsable que ejecuta su trabajo sin pestañear.
No tolero, y me enciende, cuando alguno haciéndose el gracioso o soltando su paternalismo más carca, y ve que acudes a ciertos eventos culturales en donde alguna vez se tocan obras mías, te suelte: “Anda, ponte a hacer lo que tienes que hacer”. ¿Me diría lo mismo si fuese hombre? ¿Acaso cuando me encargan proyectos musicales le necesito a él para trabajar yo? ¿De qué van algunos hombres por el mundo?
A ese ‘querido amigo’ no le necesito para nada en mis momentos creativos, me necesito a mí misma, mi alma, mi cerebro, mi pasión por la música. Necesito soledad y silencio, concentración y vida. Esfuerzo y trabajo, y más trabajo. Las cosas no salen solas… ¿A cuento de qué viene que sea él ‘responsable’, como si fuese mi padre, -que jamás me dijo cosa alguna,- que me ponga a “trabajar en lo que tengo que trabajar”…
A ese comportamiento se le llama machismo, sin más. Machismo puro y duro.
Dejen de tratarnos como si fuéramos tontas y necesitamos ayuda constante del sexo opuesto para llevar a buen puerto nuestros proyectos. En primer lugar, si tengo dichos proyectos, la gran mayoría de las veces me los he currado yo solita. En segundo lugar, en mi trabajo soy suficientemente responsable para que nadie me lo recuerde. ¡A estas alturas! Y, en tercer lugar, mi trabajo es mi pasión y, a su vez, mi hobby, no hace falta que me empuje nadie a llevarlo a cabo. Qué ocurre, ¿si no se me dan un empujoncito no me voy a poner a trabajar? ¿Será que, acaso, es lo que necesitas tú para cumplir con tus obligaciones?...






