Mercedes Unzeta Gullón
Sábado, 04 de Junio de 2022
Pensamientos sueltos de Enriqueta
Todo lo que no veía creía que lo intuía, pero en realidad lo inventaba. Así sufría las decepciones que sufría.
También el alma necesita de la razón.
Cierta melancolía de originalidad.
Las ambiciones corrientes de la vida no me importan demasiado.
La seguridad en la vida es de triunfadores. ¿La inseguridad es de sabios? ¿Será así? No sé.
Una persona es más auténtica en cuanto se parece a lo que una ha soñado ser de sí misma.
La familia es un núcleo de amor. Hay que tener intención de familia.
La cabeza abrumaba de tantos pensamientos atrapados en ella.
Necesitó soltar presión y las palabras empezaron a surgir independientes y voluntariosas, y a posarse sobre blancos espacios para sembrarlos de reflexiones.
Los escribí para olvidarlos, o para librarme de ellos.
Todos nos necesitamos unos a otros, pero basar el amor en la necesidad me parece un fraude. “Puedo pensar que necesito de ti muchas cosas: tu calor, tu sabiduría, tu cariño…, pero cuando digo ‘te quiero’, no quiero decir ‘te necesito’, quiero decir que ‘te quiero’ con lo que me puedes dar y con lo que no”.
El amor está por encima de las miserias de la vida. Esa es su grandeza.
“Sí, efectivamente, te miras al ombligo, pero no ahora sino que lo has hecho siempre. Y, ya es hora de que cambies la dirección de tu mirada. Este cambio te va a hacer mucho bien”.
Ser honesto es lo primero de uno mismo.
Uno responde a las preguntas más importantes con los hechos de su vida.
La tierra que pisamos está seca y fría como el hielo. Es pura piedra. No produce ‘polvos’, ni siquiera el polvo del camino. Falta de riego y falta de calor. Pero es la tierra que quiero.
“Hay luna llena. Imagino que tu espíritu se abre en un gran rugido que invade el universo, y que eso te libera y te salva”.
Cuando uno está mal los de alrededor deben ocuparse de uno, no preocuparse. El problema es que normalmente las personas se preocupan pero no se ocupan, y ahí radica el sentimiento de soledad.
Lo peor que le puede pasar a alguien es ser él mismo su peor enemigo.
“Los fuegos artificiales llenan
de luz y color un instante
de la vida,
y luego se apagan.
Tu aparición en mi vida”.
“Háblame como si no estuviera
Para que pueda saber lo que no sé”
“Te acercaste a mí tanto, y tan de repente, que no vi el abismo.
Todavía tengo tiempo para abrir las alas”.
Qué difícil una relación equilibrada. Tiene que tener unos vasos comunicantes muy fluidos para que las fuerzas emocionales estén niveladas. Por lo general fallan los vasos comunicantes y el equilibro difícilmente se consigue, la relación entonces queda desequilibrada, y el desequilibrio acaba con la relación.
“Sólo por saber que te gusta lo que escribo
estaría escribiendo hasta la muerte.
La muerte, en fin, sería dejar de escribirte.
La muerte, en fin, sería dejar de leerme”.
“Es curioso cómo la distancia engaña
al tiempo, y cómo el tiempo
se ahoga en las emociones,
y cómo las emociones transforman
los quereres en ansiedades, y las ansiedades
el aire en fuego
y el fuego nos quema las entrañas”.
Me gustaría teñir de escarlata mis pensamientos para que el mundo brille en dulces tonos púrpura, como Oasika.
No soy nada cuando no tengo una mirada que me devuelva mi yo.
¡Qué corto es el tiempo de un día y qué largo un día sin tiempo!
“Pocas veces agradece lo que recibe quien recibe lo que no merece”, dice muy acertadamente Quevedo.
O témpora o mores
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Todo lo que no veía creía que lo intuía, pero en realidad lo inventaba. Así sufría las decepciones que sufría.
También el alma necesita de la razón.
Cierta melancolía de originalidad.
Las ambiciones corrientes de la vida no me importan demasiado.
La seguridad en la vida es de triunfadores. ¿La inseguridad es de sabios? ¿Será así? No sé.
Una persona es más auténtica en cuanto se parece a lo que una ha soñado ser de sí misma.
La familia es un núcleo de amor. Hay que tener intención de familia.
La cabeza abrumaba de tantos pensamientos atrapados en ella.
Necesitó soltar presión y las palabras empezaron a surgir independientes y voluntariosas, y a posarse sobre blancos espacios para sembrarlos de reflexiones.
Los escribí para olvidarlos, o para librarme de ellos.
Todos nos necesitamos unos a otros, pero basar el amor en la necesidad me parece un fraude. “Puedo pensar que necesito de ti muchas cosas: tu calor, tu sabiduría, tu cariño…, pero cuando digo ‘te quiero’, no quiero decir ‘te necesito’, quiero decir que ‘te quiero’ con lo que me puedes dar y con lo que no”.
El amor está por encima de las miserias de la vida. Esa es su grandeza.
“Sí, efectivamente, te miras al ombligo, pero no ahora sino que lo has hecho siempre. Y, ya es hora de que cambies la dirección de tu mirada. Este cambio te va a hacer mucho bien”.
Ser honesto es lo primero de uno mismo.
Uno responde a las preguntas más importantes con los hechos de su vida.
La tierra que pisamos está seca y fría como el hielo. Es pura piedra. No produce ‘polvos’, ni siquiera el polvo del camino. Falta de riego y falta de calor. Pero es la tierra que quiero.
“Hay luna llena. Imagino que tu espíritu se abre en un gran rugido que invade el universo, y que eso te libera y te salva”.
Cuando uno está mal los de alrededor deben ocuparse de uno, no preocuparse. El problema es que normalmente las personas se preocupan pero no se ocupan, y ahí radica el sentimiento de soledad.
Lo peor que le puede pasar a alguien es ser él mismo su peor enemigo.
“Los fuegos artificiales llenan
de luz y color un instante
de la vida,
y luego se apagan.
Tu aparición en mi vida”.
“Háblame como si no estuviera
Para que pueda saber lo que no sé”
“Te acercaste a mí tanto, y tan de repente, que no vi el abismo.
Todavía tengo tiempo para abrir las alas”.
Qué difícil una relación equilibrada. Tiene que tener unos vasos comunicantes muy fluidos para que las fuerzas emocionales estén niveladas. Por lo general fallan los vasos comunicantes y el equilibro difícilmente se consigue, la relación entonces queda desequilibrada, y el desequilibrio acaba con la relación.
“Sólo por saber que te gusta lo que escribo
estaría escribiendo hasta la muerte.
La muerte, en fin, sería dejar de escribirte.
La muerte, en fin, sería dejar de leerme”.
“Es curioso cómo la distancia engaña
al tiempo, y cómo el tiempo
se ahoga en las emociones,
y cómo las emociones transforman
los quereres en ansiedades, y las ansiedades
el aire en fuego
y el fuego nos quema las entrañas”.
Me gustaría teñir de escarlata mis pensamientos para que el mundo brille en dulces tonos púrpura, como Oasika.
No soy nada cuando no tengo una mirada que me devuelva mi yo.
¡Qué corto es el tiempo de un día y qué largo un día sin tiempo!
“Pocas veces agradece lo que recibe quien recibe lo que no merece”, dice muy acertadamente Quevedo.
O témpora o mores