María José Cordero
Sábado, 27 de Agosto de 2022

'El balcón'

[Img #60140]

 

 

¡Qué cosas pasan, padre! Cómo te hubiera gustado escuchar la jota que escribí para el Pregón de las Fiestas de Astorga de este año. Seguro que te hubieras arrancado a bailarla al más puro estilo maragato. Sí, sí, lo que oyes. Di el Pregón, parte hablado, y otra cantado.

           

Fue un día lleno de emociones, el pasado 20 de agosto, con calor en el rostro, ¡por Dios qué calor! De esos de derretirse tocan… La gente en la plaza del Ayuntamiento recogida en los soportales o entre las sombrillas que techaban las terrazas, huyendo del astro rey como si se tratara de una plaga. ¡Y no me extraña!

           

Mis familiares y amigos comenzaron a situarse en el centro del lugar mirando al balcón del consistorio, desde donde me debía dirigir al público asistente según la tradición, pero el sol, ese sol impertérrito y achicharrante, les traspasaba el tuétano y terminaron, como tantos otros, refugiándose a la sombra…de la sombrilla.

           

¡Fue todo tan bonito! Y lo digo agradecida, porque si se cuidan las formas, los ritos, esos momentos, se crea ceremonia y se le da importancia a lo que uno quiere. Tengo que decir que ser pregonera de las fiestas de mi amada Astorga fue algo impensable, es decir, no se me había pasado jamás por la cabeza, pero lo que sí se me ocurrió enseguida, cuando el señor alcalde, Juanjo Perandones, me lo comunicó con su tierna amabilidad, fue cantar. Le debía a Astorga un canto, y qué mejor que una jota ensalzando lo mucho que tiene y que yo amo.

 

Tengo un poquito de experiencia en eso de bailar o cantar alguna jota maragata, cómo van los textos, los avatares de la danza, el saborcillo de la tierra en los versos que delatan el amor por el terruño, alabando sus viandas, sus monumentos, la madre o el padre del que canta… Me puse a la obra desde el minuto uno en que se me encargó tan honroso encargo y llevaba casi un mes haciendo y deshaciendo, repasando, hilando, como la “hilandora del torno la quiero madre, porque la de la rueca sal p’a la calle”…y me quedé en el torno, recogida en casa para rematar tal propósito.  Y, aunque los nervios se pasearon por mi garganta, me decía en cada tramo a mí misma…”Dama hermosa del mandil florido, Dama hermosa yo me voy contigo”.  ¡Vamos a por la jota! Entonces nació un estribillo, alegre, sí, ¡por favor! Que bastante hemos pasado ya…que dice así:

 

¡Que viva Astorga!

¡Que viva yo!

De lo mejorcito que tiene León.

Que tiene León, que tiene León.

¡Y viva la madre que vida me dio!

 

Este último verso es susceptible de cambio, podría decirse: ¡Y viva la madre que a mí me parió! Lo dejo al gusto de los consumidores.

 

Pues sí, padre, hubo un día precioso, un balcón como jamás lo vi tan bonito, unas trompetas tocando y mi corazón bailando, bailaba para ti, maragato de pro y para mi madre, orgullosa astorgana, como su madre y la madre de su madre; para mi querido primo Javier, el arquitecto de nuestros sueños; para el recuerdo de Aurorita, “la sabia de Lagunas”; para Fefy y Basilio Pérez, mis tíos queridos; para todos los ‘Cordero’ que ya no están; para la maravillosa mujer que fue mi abuela materna, ‘Josefa, la de los salvaos’, como se referían a ella en Astorga cuando, viuda, retomó el negocio de su marido; la que me incitó a estudiar música, a la que le gustaba escucharme cantar abrazada a la guitarra…

 

'In memoriam', padre, para todos a los que tanto quise, para ellos iba el Pregón y va, por siempre, la jota desde el balcón de la añoranza.

           

 

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.