Julio Ambrossy (Tutor de 4º de E.P.)
Viernes, 22 de Noviembre de 2013
¡Nos vamos de Magosto!
Tuvimos que retrasarlo casi dos semanas, pero a la tercera va la vencida y alquilamos un jueves luminoso y frío, completamente otoñal, para salir al campo a disfrutar.
Los preparativos en el C.E.I.P. Santa Marta ya indicaban que iba a ser un día intenso: los niños sacaban sus mochilas cargadas con agua y saludaban a sus maestros con unos gritos que normalmente no utilizan, llevados por la excitación del momento. A nosotros se nos ponía la sonrisa en la boca y esperamos a estar todos para iniciar la jornada.
Unos cuantos fuimos en bicicleta, forrados hasta las cejas para combatir el frío que iba a hacer en cuanto empezáramos a rodar y a ganar velocidad. Eso sí, si les preguntabas: “¿Estás bien?”, la respuesta era siempre la misma: “Si, profe, pero hace frío”.
En ese momento llegamos al sur de la ciudad y aparecieron todos los colores del campo en otoño. Los niños comenzaron a rodar deprisa animados por la primera bajada y el final del amanecer nos calentaba los dedos. Poco a poco cruzamos las arboledas que preceden a Morales del Arcediano, pero antes de llegar decidimos dar un rodeo y visitar el monte cercano, para bajar después al pueblo.
Al llegar nos fuimos guiando por las voces de los que habían llegado primero y estaban tomando posesión del campo de fútbol. El castañero ya estaba dándole vueltas al bombo y nos dejó probar las primeras castañas…¡estupendas!
Más tarde llegaron los más pequeños de pasear por el campo, empezaron a jugar todos y El Cascayal se llenó de niños y de risas. Se asaron las castañas (el veredicto fue prácticamente unánime: “pelan muy bien y tienen buen sabor”) y se hicieron las filas para repartirlas. Mientras los niños se las comían, también ensayaban juegos nuevos, como las pinturas de guerra que se hicieron muchos con los dedos manchados por las castañas, la construcción de una cabaña con piedras y palos, o la adoración del 'tomate sagrado', incluyendo la redacción de los 'Mandamientos del Tomate' en el formato habitual (No tomarás el nombre del Tomate en vano…).
Durante ese rato fui familiarizándome con los padres que habían venido a acompañarnos y disfrutando de una actividad bonita en la que la gente se relaja y se deja llevar por la comida y la buena compañía.
Después de comer, unos cuantos privilegiados volvimos de nuevo en bicicleta por unas arboledas preciosas, atravesando cortinas de hojas y llegando, tal y como estaba planeado, a la muralla de Astorga al anochecer, momento en que todos los colores rojos y amarillos de la mañana se repitieron anunciándonos el final de un día hermoso y muy aprovechado.
Espero poder disfrutar de otro Magosto tan bueno como este. Gracias.
Tuvimos que retrasarlo casi dos semanas, pero a la tercera va la vencida y alquilamos un jueves luminoso y frío, completamente otoñal, para salir al campo a disfrutar.
Los preparativos en el C.E.I.P. Santa Marta ya indicaban que iba a ser un día intenso: los niños sacaban sus mochilas cargadas con agua y saludaban a sus maestros con unos gritos que normalmente no utilizan, llevados por la excitación del momento. A nosotros se nos ponía la sonrisa en la boca y esperamos a estar todos para iniciar la jornada.
![[Img #6367]](upload/img/periodico/img_6367.jpg)
Unos cuantos fuimos en bicicleta, forrados hasta las cejas para combatir el frío que iba a hacer en cuanto empezáramos a rodar y a ganar velocidad. Eso sí, si les preguntabas: “¿Estás bien?”, la respuesta era siempre la misma: “Si, profe, pero hace frío”.
En ese momento llegamos al sur de la ciudad y aparecieron todos los colores del campo en otoño. Los niños comenzaron a rodar deprisa animados por la primera bajada y el final del amanecer nos calentaba los dedos. Poco a poco cruzamos las arboledas que preceden a Morales del Arcediano, pero antes de llegar decidimos dar un rodeo y visitar el monte cercano, para bajar después al pueblo.
Al llegar nos fuimos guiando por las voces de los que habían llegado primero y estaban tomando posesión del campo de fútbol. El castañero ya estaba dándole vueltas al bombo y nos dejó probar las primeras castañas…¡estupendas!
Más tarde llegaron los más pequeños de pasear por el campo, empezaron a jugar todos y El Cascayal se llenó de niños y de risas. Se asaron las castañas (el veredicto fue prácticamente unánime: “pelan muy bien y tienen buen sabor”) y se hicieron las filas para repartirlas. Mientras los niños se las comían, también ensayaban juegos nuevos, como las pinturas de guerra que se hicieron muchos con los dedos manchados por las castañas, la construcción de una cabaña con piedras y palos, o la adoración del 'tomate sagrado', incluyendo la redacción de los 'Mandamientos del Tomate' en el formato habitual (No tomarás el nombre del Tomate en vano…).
![[Img #6366]](upload/img/periodico/img_6366.jpg)
Durante ese rato fui familiarizándome con los padres que habían venido a acompañarnos y disfrutando de una actividad bonita en la que la gente se relaja y se deja llevar por la comida y la buena compañía.
Después de comer, unos cuantos privilegiados volvimos de nuevo en bicicleta por unas arboledas preciosas, atravesando cortinas de hojas y llegando, tal y como estaba planeado, a la muralla de Astorga al anochecer, momento en que todos los colores rojos y amarillos de la mañana se repitieron anunciándonos el final de un día hermoso y muy aprovechado.
Espero poder disfrutar de otro Magosto tan bueno como este. Gracias.






