Aidan Mcnamara
Sábado, 08 de Octubre de 2022

La vida es lugar

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La vida es lugar. Pero la mente divaga, es verdad. Somos criaturas de hábitos y de curiosidad, como los gatos. Excepto, por supuesto, que ellos no pagan impuestos y están a nuestra merced, como cualquier cosa que podamos matar fácilmente.

 

Si quieres saber cuán precioso y aleatorio es tu hábitat, echa un vistazo a las fronteras entre Finlandia y Rusia, de hecho, y más dramáticamente, entre Noruega y Rusia. Suecia se las arregla para escapar de estos besos estériles ya que no hay mucho que hacer en esa parte del círculo polar... hasta donde sepamos.

 

Estoy fascinado por la conexión entre la geología y la era digital. Nuevos minerales llegan al escena- quiero decir, cosas de las que nunca escuché en la escuela y me pregunto cómo somos capaces de hablar de metaversos sin examinar lo que significa la minería en una era de calentamiento global.

 

Parece que los minerales y sustancias que extraemos de la tierra son los nuevos fantasmas de la máquina; no notamos su presencia cuando hablamos por teléfono u operamos ordenadores o cuando controlamos el tráfico aéreo, por ejemplo.

 

Nosotros también estamos compuestos de materia y cada vez más; parte de ella resulta ser plástico.

 

Sé que he dicho esto antes en otro contexto con respecto al concepto relativamente nuevo de inversiones éticas: poner los salarios de los trabajadores en la carta del restaurante podría ser un paso demasiado lejos, pero sería una extensión interesante de tal provocación preguntar a nuestros fabricantes y proveedores de teléfonos y ordenadores con quiénes se juntan en el mundo de la geología y de paso por los emprendedores responsables de las consecuencias medioambientales resultantes de las tecnológicas nuevas.

 

En cuanto al complejo industrial militar, una guerra nuclear sería muy mala para los negocios habituales del sector armamentístico y todo el mundo sabe que la guerra de Putin es extraordinariamente infantil: si realmente quisiera ganar, simplemente apagaría las luces y contaminaría el agua. Desde luego sería ganar sin ganancia, una victoria pírrica, un caos completo.

 

Debemos imaginar que no todos están locos en el Kremlin, pero eso es tan fácil cuando estás seguro en tu lugar… sin el cementerio colindante de la conscripción. Qué afortunados somos. Por el momento.

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