ENTREVISTA/ Tino Villanueva, poeta
Tino Villanueva, piscador de palabras
Tino Villanueva, poeta, pintor, profesor universitario, hijo de la emigración mexicana a EE.UU; está considerado una figura fundamental del renacimiento de la literatura y de la cultura chicanas junto con Alberto Baltazar Urista –‘Alurista’-, Abelardo Barrientos Delgado –‘Lalo’ y José Montoya, entre otros. El crítico Martín Espadas reconoce que Tino Villanueva es de los pocos escritores norteamericanos que escribe brillantemente tanto en español como en inglés.
![[Img #60887]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/10_2022/7768_1.jpg)
Tomás Néstor Martínez: "Pon la voz / donde tengas la memoria, / … / defiende con palabras / cuanto entiendas". ¿De qué manera ha de actuar el poeta ante ese mandato que él mismo se propone, mirando hacia su infancia, hacia la herencia cultural recibida?
Tino Villanueva: Este es un automandato. El poeta a veces va en contra de sus prójimos o su comunidad, prefiere olvidar esos días oscuros del pasado cuando se sentía discriminado en el Estado de Texas. El poema proviene del tercer libro, Crónicade mis años peores.
Sí, pertenece al poema 'Tu, por si no otro'.
Alguien lo tiene que decir y, entonces, es como un recordatorio a mí mismo... Si nadie lo dice tú tienes que decirlo, le guste al público o no. Hay cosas ahí que quizás ningún otro poeta chicano ha tratado. Recuerdo que cuando salió el libro mi madre lo leyó; leía muy bien; leía la Biblia. Nosotros nos criamos protestantes, así que leíamos la Biblia. Mi madre, entonces, me preguntó ¿eso que dices ahí es verdad o lo inventaste? Bueno, lo dijo de otra manera:“ ¿Es verdad lo que dices ahí o le pegaste?” Le contesté: “No, es verdad”. Ella se refería a dos poemas que tienen que ver con la recolección del algodón, con la pisca de algodón donde yo condeno que un niño tuviera que trabajar doce horas bajo un sol deshumanizante durante el veranoo cuando hacía frío, al norte del Estado. Ningún niño ni entonces ni hoy debería hacer esas faenas.Y añadió: “¡Ay, hijo, eso era todo lo que sabíamos hacer!”. Ya no quise continuar con esa conversación. Por lo tanto, sí hay cosas ahí que pueden molestar…
Conectando con esto último de la infancia y de un niño que trabaja y puja unos sacos enormes... Con esa constante migración de norte a sur en compañía de sus padres y trabajando, aun siendo niño, piscando algodón, cerezas, remolacha…¿cómo influyó tal situación en su escritura años después?
Mi familia antes de nacer yo había ido al Estado de Ohio y al de Illinois para la remolacha, pero yo no tuve esa experiencia ni tampoco recolecté cerezas. Recuerdo haber visto en casa, cuando niño, un azadón muy largo que era para desahijar. Ese tipo de azadón fue prohibido durante el movimiento laboral de César Chávez, por la postura forzada que dañaba la rabadilla al estar todo el santo día picando.
Lo mío fue el algodón y fue suficiente. En verano íbamos cerca de Houston y, como digo en un poema, a principios de octubre se terminaba ese tipo de pisca; entonces nos íbamos a lo que denominábamos “El mango del sartén”.
Esta experiencia se refleja en un poema escrito en inglés. Mi tía Eloísa lo dijo muy bien. Habíamos terminado de piscar, los sacos ya estaban llenos, era tiempo de la pesa y esperábamos la llegada de un remolque; entonces fue cuando mi tía me dijo: "Estudia para que no seas tan burro como nosotros". Me lo repitió en otras dos ocasiones. Para ella piscar algodón era como una forma de vida sin futuro; creo que ella veía en mí cierta esperanza. ¿Cómo influyó esto en mi poesía futura? Lo mío por aquel entonces era el béisbol; pensaba que iba a ser un gran lanzador; era zurdo y podía jugar la bola de manera muy versátil; andaba tras del manejo del lanzamiento de nudillos que, realmente, se hace con las uñas y así la hace avanzar dando saltos, desconcertando al bateador rival. Ese era mi futuro.
![[Img #60888]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/10_2022/937_3.jpg)
"Y este niño, / ignoraba cuántas cosas estaban por cumplirse / y cuánto tiempo tendría que esperar". ¿Cuáles eran sus sueños de futuro, además del béisbol?; ¿qué esperaba alcanzar?
No sabía exactamente cómo se iba a salvar; sí estaba seguro de que no se iba a quedar en ese pueblucho de San Marcos, Texas. Pensaba que un día iría a una gran ciudad. Los sábados en los años cincuenta siempre pasaban un juego de béisbol, la familia de uno de los amigos tenía televisión en blanco y negro y veíamos el juego de béisbol; cuando un bateador daba a un ‘home run’, la pelota se elevaba y se podían ver los rascacielos de Nueva York por arriba. ¡Cómo me gustaría vivir en una ciudad con rascacielos y con trenes, ciudades ruidosas!, pensaba entonces. Ese era mi pequeño sueño, lo que me iba a salvar. La salvación, como bien decías, es un leitmotiv religioso en mis poemas. ¿Cómo se iba a salvar el niño ahí?
Tras sus estudios de secundaria, trabaja en una fábrica de muebles en San Marcos (Texas), su lugar de nacimiento; se alista en el ejército norteamericano y lo destinan a Panamá. Sus biógrafos cuentan que fue un tiempo útil para usted. ¿por qué?
La fábrica que se instaló en mi pueblo fue también importante. Lo fue porque rompió el ciclo del obrero migratorio que tenía que o irse a Colorado a recoger la remolacha, a Mexico o a Ohio al algodón. Cuando yo les preguntaba a mis amigos sobre lo que hacían antes de fabricar las sillas llamadas ‘capitán’, invariablemente respondían lo mismo, que se iban a Colorado o a los demás sitios que acabo de mencionar. La llegada de esa fábrica rompió el ciclo migratorio. Pero yo noaspiraba únicamente al serrín en mi vida. Mi pequeño sueño cuando ya me convencí de que no iba a ser un gran beisbolista fue trabajar en Correos. Alguien me informó que tenía que pasar un examen de servicio civil; en ese examen había varias secciones; una sobre Analogías; por aquel entonces no sabía lo que eran Analogías, pero busqué la palabra; otra sección versaba sobre Matemáticas; las Matemáticas y yo no nos llevábamos muy bien en la enseñanza secundaria. También me informaron que había una sección de vocabulario; entonces me dije: “Si aprendo todas las palabras del diccionario voy a sacar un puntaje suficientemente alto para superar el examen”. Esto, lo recuerdo muy bien, cambió mi vida. Cualquier palabra en inglés que yo escuchaba en la radio y no conocía, la apuntaba; lo mismo cuando leía el periódico. Todo esto se me fue de las manos pues en la revista Reader Digest había una sección titulada algo así como "Mejore su vocabulario"; empecé a comprar en una librería de segunda mano todos cuantos números atrasados encontraba. Cada día llevaba un grupito de palabras a la fábrica, las memorizaba en medio de los automatismos del fabricado de las sillas ‘capitán’. Yo hacía esto para pasar un examen de ingreso en Correos; jamás se me ocurrió que yo iba a ir a la universidad.
Tiempo después me destinaron al canal de Panamá. En Estados Unidos cuando un soldado es enviado al extranjero el gobierno norteamericano le da acceso a mejorar su vida facilitándole el acceso a una universidad situada en la base. En Panamá era Florida State University. Aproveché para realizar dos cursos de historia norteamericana y obtuve ocho créditos. En enero del 66 cuando me dieron de baja acudí a la universidad de San Marcos pues el presidente Johnson había aprobado una serie de becas para los soldados que hubieran cursado formación.
El conocimiento de la poesía en español -Rubén Darío José Martí y otros poetas- surgió en ese momento ¿no?
Tenía un par de amigos puertorriqueños con los que gustaba ir a Panamá y allí amistamos con un panameño que recitaba a José Martí..., que citaba con frecuencia a Barba Jacob y a Rubén Darío. Se los sabía de memoria, yo memoricé partes de ellos. Cuando ya estaba en San Marcos en mi primer año estudiaba a estos poetas de manera prioritaria.
Posteriormente inicia estudios universitarios, consigue el título académico de doctor con una tesis sobre tres poetas españoles de la posguerra: Celaya, Ángel González y Caballero Bonald; ¿cómo recuerda sus años universitarios?
Debido a esos ocho créditos me gradué en solo tres años. Y obtuve de la universidad de Nueva York en Buffalo una beca para venir a estudiar a Salamanca donde estuve seis semanas; al volver terminé el máster y me fui a Boston a sacar el doctorado sobre Ángel González, José Manuel Caballero Bonald y Gabriel Celaya.
![[Img #60889]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/10_2022/112_4.jpg)
En 1987 escribe estos versos que cierran el poema 'Empezando a saber': "Le doy, por fin, sentido a lo perdido, / le pongo nombre al porvenir / porque hoy me pertenezco, / soy la fundación de lo que creo / y no de lo que fui". ¿Cómo vislumbraba en estos momentos el porvenir?
Ya no era la misma persona, pues al dedicarme al aprendizaje del vocabulario de palabras en inglés, al tener este acervo de palabras un buen día me sentí que ya no era la misma persona, que en cierta manera había crecido. Estaba loco por las palabras y quería más.
¿Podrían ser considerados como fragmentos de un único y extenso poema sus libros Hay otra voz. Poems (1972), Crónica de mis años peores (1987), Escena dela película “Gigante” (1993), Primera causa / First cause (1999)?
Cada libro, un fragmento de ese único poema con la temática muy hilada, uniendo vidas de distintos momentos, de diferentes experiencias de vida.
Bueno, no lo había visto de esta manera y voy a contestar como lo hizo el poeta norteamericano Robert Frost cuando dijo que él quería crédito por todo lo que un crítico encuentra en su obra porque él la había escrito en esa intención; pero también quería crédito por lo que no había pensado que estuviera escrito en ella. El crítico está libre de llegar a esa conclusión. Visto así, sí podría ser considerado como un poema largo.
Sería ese el gran poema de la memoria y del recuerdo -"Memoria mía, memoria mía, / dame lo que es mío…"; "En el recuerdo se encuentra mi comienzo"-,del itinerario por una vida que recobra conciencia de lo vivido -"Quédate en mí, dúrame por dentro y rehaz / la coherente forma de lo que fue y se fue / llevando el tiempo"-. Memoria, recuerdo, conciencia de lo vivido serían los elementos fundamentales, desde mi punto de vista, que uniríanlos fragmentos -los cuatro títulos citados- del gran poema.
¡Está bien visto eso! Hay memorias que se me vienen muy claramente y otras memorias que se perciben en claroscuro. Mnemosina la diosa de la memoria, según los griegos, cuando se presenta hay que aprovechar la ocasión, si es que uno recuerda claramente cómo ocurrió el incidente, aunque hay otros momentos en los que no es posible recordar de manera precisa, solo alcanza a reconocer esa realidad.
En 1994 recibe un importante premio en Estados Unidos, American Book Award, por el libro Scene from the Movie GIANT / Escena de la película GIGANTE...
Eso también cambió mi vida. De repente empiezo a recibir llamadas invitándome a leer en diversos foros; mi editor quedaba sorprendido por la ingente cantidad de libros que se pidieron desde diferentes universidades norteamericanas.
Por cierto, este libro surge de la fuerte impresión que le causó una escena de la mentada película 'Gigante'
Así es, una escena de cuatro minutos.
![[Img #60886]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/10_2022/2864_2.jpg)
Posteriormente, en 2013 aparece Así habló Penélope, poemario y acercamiento al mundo clásico. En él recupera la figura literaria de Penélope, símbolo de la mujer con esperanza tenaz, con un coraje que desoye, ausente, el tumulto que se formaba a diario abajo en el megarón. Ella continuaba con la mirada hacia un horizonte que negaba el regreso del esposo, hacia el mar o, tal vez, hacia la ilusión no cumplida. ¿Esta obra podría ser considerada como poema de mística laica?
No lo había considerado de esa manera. Cuando empecé la escritura de este libro pensaba que sería un libro de amor. Penélope presentada por Homero como símbolo de la fidelidad es capaz de esperar durante veinte años a su esposo a que vuelva de la guerra de Troya; sin embargo, en cuanto comencé a escribir los poemas me fui dando cuenta de que el tema era la ausencia; eso hizo cambiar un poquito mi intención.
Ausencia, búsqueda y esperame llevan a entenderlo como texto místico; acude a la memoria el Cántico espiritual de Juan de la Cruz; en él la Amada también espera, busca al Amado, lamenta su ausencia. En Así habló Penélope el mar se niega a responder a esa mujer que pregunta y espera; al contrario, la mantiene en la incertidumbre con su silencio. Y, por cierto, el último poema del libro, en el reencuentro, contiene gran belleza e intenso lirismo.
El poema treinta y dos, el último del libro, lo comencé a escribir cuando tan solo llevaba diez o doce poemas, pues ya es conocido que la Odisea termina con el regreso de Odiseo a Ítaca; y hacen el amor… Penélope... Sí, tardé mucho en escribir ese poema porque es el que remacha el libro; tenía que ser uno de los mejores; pasó de 208 o 210 borradores.
Y ahora ya está en el horno literario, cociéndose, el próximo libro, El flâneur. ¿Qué dirección poética sigue?, ¿revisión de lo anteriormente escrito, nueva sensibilidad poética?
No me gusta que me encasillen como el poeta que escribe poemas del obrero migratorio, pues tengo en mis diferentes libros poemas de temáticas muy variadas.
Hay un crítico norteamericano que etiqueta la poesía de Tino Villanueva y de otros como poesía de labradores; me parece una manera pobre e inexacta de encasillar su obra poética.
Todo depende de cuando haya sido dicho eso, pues en los 70 se difundió mucho el poema más largo del libro titulado Hay otra voz, y sí, iría en ese sentido. Prefiero tocar temas diversos y, aunque parezca un cliché, no soy yo el que escoge los temas, son los temas los que se me imponen a mí. Es Penélope quien me llama o es el ‘flâneur', leído en Baudelaire, quienes me atraen y casi me obligan a seguirlos.
Parece evidente que el título de algunos libros, también de numerosos poemas contienen un tono bíblico.
Tal vez por haberme criado protestante lleve en la cabeza esta idea de salvarse, pero lo digo en el sentido de salvarse a uno mismo, sin necesidad de un Salvador.
![[Img #60891]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/10_2022/255_5-dsc_3486.jpg)
Palpitan en su obra dos almas, chicana una y angloamericana la otra; respira en dos culturas, chicana y anglo.
Tiene una doble esencia.
Y una doble conciencia, apunta algún crítico literario. ¿Cuál de las dos almas respira con mayor intensidad? Y no me responda que las dos al cincuenta por ciento.
Eso es como preguntarle a un norteamericano judío qué es usted judío o norteamericano. Es las dos cosas. Responde a dos culturas, a dos modos de vivir a dos comidas, a dos…
Estoy de acuerdo, pero si digo judío y norteamericano ya estoy dando prioridad a lo primero que cito, inconscientemente…
Una pequeña clarificación. Cuando surge el movimiento chicano del 65 al 75 la idea era distinguirnos del mexicano. No somos mexicanos, y al decir chicano, automáticamente se debería entender que somos norteamericanos de ascendencia mexicana. Entonces, cuando mi madre decía en los 50: ahora tenemos a un mexicano en el concilio de la ciudad, yo me preguntaba ¿un mexicano del otro lado? Y quedaba confundido. Si me hubiese dicho tenemos un chicano...¡ah, hubiera pensado en uno de nosotros a dos cuadras de aquí!
De cualquier modo, actualmente el concepto de ‘chicano’ se ha ampliado; incluye no solo a los descendientes de mexicanos nacidos en los Estados Unidos de Norteamérica, también a los de cualquier país latinoamericano.
No sé si eso se ha solucionado con el término “latinx” que incluye a todos los latinos que vienen de Centroamérica etcétera.
![[Img #60892]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/10_2022/7552_7-dsc_3582.jpg)
¿Qué supuso para usted leer a Dylan Thomas, Gregory Corso, T. S. Eliot, a los poetas de lengua española?
Muy decisivos. Yo le mostré un poema a un profesor en mi segundo año de universidad, un poema en estrofas y con rima... “Tienes que aprender el lenguaje moderno,” me dijo y añadió, “léete a Dylan Thomas”; luego me mostró poetas de la Generación Beat, Gregory Corso, Ginsberg, Ferlinghetty y T. S. Eliot.
Me leyó un poema de Eliot donde había una imagen que decía 'Cristo, el tigre'. Fíjate en esto, me dijo el profesor, nadie había asociado a Cristo con un tigre. Esto es moderno y es lo que quería enseñarme, el idioma moderno; los diferentes estilos de la poesía norteamericana con esos tres lenguajes muy diferentes de los Beats, de Eliot, de Dylan Thomas.
La poesía de Tino Villanueva es resguardo de la intemperie, salva del silencio y coloca al lector ante un espejo cóncavo de aquella realidad, la misma que la de hoy e idéntica posiblemente a la de mañana para cuantos, desnortados, aún buscan alguna esperanza.
Gracias por esa observación. Solo puedo recurrir a Frost otra vez.
Tomás Néstor Martínez: "Pon la voz / donde tengas la memoria, / … / defiende con palabras / cuanto entiendas". ¿De qué manera ha de actuar el poeta ante ese mandato que él mismo se propone, mirando hacia su infancia, hacia la herencia cultural recibida?
Tino Villanueva: Este es un automandato. El poeta a veces va en contra de sus prójimos o su comunidad, prefiere olvidar esos días oscuros del pasado cuando se sentía discriminado en el Estado de Texas. El poema proviene del tercer libro, Crónicade mis años peores.
Sí, pertenece al poema 'Tu, por si no otro'.
Alguien lo tiene que decir y, entonces, es como un recordatorio a mí mismo... Si nadie lo dice tú tienes que decirlo, le guste al público o no. Hay cosas ahí que quizás ningún otro poeta chicano ha tratado. Recuerdo que cuando salió el libro mi madre lo leyó; leía muy bien; leía la Biblia. Nosotros nos criamos protestantes, así que leíamos la Biblia. Mi madre, entonces, me preguntó ¿eso que dices ahí es verdad o lo inventaste? Bueno, lo dijo de otra manera:“ ¿Es verdad lo que dices ahí o le pegaste?” Le contesté: “No, es verdad”. Ella se refería a dos poemas que tienen que ver con la recolección del algodón, con la pisca de algodón donde yo condeno que un niño tuviera que trabajar doce horas bajo un sol deshumanizante durante el veranoo cuando hacía frío, al norte del Estado. Ningún niño ni entonces ni hoy debería hacer esas faenas.Y añadió: “¡Ay, hijo, eso era todo lo que sabíamos hacer!”. Ya no quise continuar con esa conversación. Por lo tanto, sí hay cosas ahí que pueden molestar…
Conectando con esto último de la infancia y de un niño que trabaja y puja unos sacos enormes... Con esa constante migración de norte a sur en compañía de sus padres y trabajando, aun siendo niño, piscando algodón, cerezas, remolacha…¿cómo influyó tal situación en su escritura años después?
Mi familia antes de nacer yo había ido al Estado de Ohio y al de Illinois para la remolacha, pero yo no tuve esa experiencia ni tampoco recolecté cerezas. Recuerdo haber visto en casa, cuando niño, un azadón muy largo que era para desahijar. Ese tipo de azadón fue prohibido durante el movimiento laboral de César Chávez, por la postura forzada que dañaba la rabadilla al estar todo el santo día picando.
Lo mío fue el algodón y fue suficiente. En verano íbamos cerca de Houston y, como digo en un poema, a principios de octubre se terminaba ese tipo de pisca; entonces nos íbamos a lo que denominábamos “El mango del sartén”.
Esta experiencia se refleja en un poema escrito en inglés. Mi tía Eloísa lo dijo muy bien. Habíamos terminado de piscar, los sacos ya estaban llenos, era tiempo de la pesa y esperábamos la llegada de un remolque; entonces fue cuando mi tía me dijo: "Estudia para que no seas tan burro como nosotros". Me lo repitió en otras dos ocasiones. Para ella piscar algodón era como una forma de vida sin futuro; creo que ella veía en mí cierta esperanza. ¿Cómo influyó esto en mi poesía futura? Lo mío por aquel entonces era el béisbol; pensaba que iba a ser un gran lanzador; era zurdo y podía jugar la bola de manera muy versátil; andaba tras del manejo del lanzamiento de nudillos que, realmente, se hace con las uñas y así la hace avanzar dando saltos, desconcertando al bateador rival. Ese era mi futuro.
"Y este niño, / ignoraba cuántas cosas estaban por cumplirse / y cuánto tiempo tendría que esperar". ¿Cuáles eran sus sueños de futuro, además del béisbol?; ¿qué esperaba alcanzar?
No sabía exactamente cómo se iba a salvar; sí estaba seguro de que no se iba a quedar en ese pueblucho de San Marcos, Texas. Pensaba que un día iría a una gran ciudad. Los sábados en los años cincuenta siempre pasaban un juego de béisbol, la familia de uno de los amigos tenía televisión en blanco y negro y veíamos el juego de béisbol; cuando un bateador daba a un ‘home run’, la pelota se elevaba y se podían ver los rascacielos de Nueva York por arriba. ¡Cómo me gustaría vivir en una ciudad con rascacielos y con trenes, ciudades ruidosas!, pensaba entonces. Ese era mi pequeño sueño, lo que me iba a salvar. La salvación, como bien decías, es un leitmotiv religioso en mis poemas. ¿Cómo se iba a salvar el niño ahí?
Tras sus estudios de secundaria, trabaja en una fábrica de muebles en San Marcos (Texas), su lugar de nacimiento; se alista en el ejército norteamericano y lo destinan a Panamá. Sus biógrafos cuentan que fue un tiempo útil para usted. ¿por qué?
La fábrica que se instaló en mi pueblo fue también importante. Lo fue porque rompió el ciclo del obrero migratorio que tenía que o irse a Colorado a recoger la remolacha, a Mexico o a Ohio al algodón. Cuando yo les preguntaba a mis amigos sobre lo que hacían antes de fabricar las sillas llamadas ‘capitán’, invariablemente respondían lo mismo, que se iban a Colorado o a los demás sitios que acabo de mencionar. La llegada de esa fábrica rompió el ciclo migratorio. Pero yo noaspiraba únicamente al serrín en mi vida. Mi pequeño sueño cuando ya me convencí de que no iba a ser un gran beisbolista fue trabajar en Correos. Alguien me informó que tenía que pasar un examen de servicio civil; en ese examen había varias secciones; una sobre Analogías; por aquel entonces no sabía lo que eran Analogías, pero busqué la palabra; otra sección versaba sobre Matemáticas; las Matemáticas y yo no nos llevábamos muy bien en la enseñanza secundaria. También me informaron que había una sección de vocabulario; entonces me dije: “Si aprendo todas las palabras del diccionario voy a sacar un puntaje suficientemente alto para superar el examen”. Esto, lo recuerdo muy bien, cambió mi vida. Cualquier palabra en inglés que yo escuchaba en la radio y no conocía, la apuntaba; lo mismo cuando leía el periódico. Todo esto se me fue de las manos pues en la revista Reader Digest había una sección titulada algo así como "Mejore su vocabulario"; empecé a comprar en una librería de segunda mano todos cuantos números atrasados encontraba. Cada día llevaba un grupito de palabras a la fábrica, las memorizaba en medio de los automatismos del fabricado de las sillas ‘capitán’. Yo hacía esto para pasar un examen de ingreso en Correos; jamás se me ocurrió que yo iba a ir a la universidad.
Tiempo después me destinaron al canal de Panamá. En Estados Unidos cuando un soldado es enviado al extranjero el gobierno norteamericano le da acceso a mejorar su vida facilitándole el acceso a una universidad situada en la base. En Panamá era Florida State University. Aproveché para realizar dos cursos de historia norteamericana y obtuve ocho créditos. En enero del 66 cuando me dieron de baja acudí a la universidad de San Marcos pues el presidente Johnson había aprobado una serie de becas para los soldados que hubieran cursado formación.
El conocimiento de la poesía en español -Rubén Darío José Martí y otros poetas- surgió en ese momento ¿no?
Tenía un par de amigos puertorriqueños con los que gustaba ir a Panamá y allí amistamos con un panameño que recitaba a José Martí..., que citaba con frecuencia a Barba Jacob y a Rubén Darío. Se los sabía de memoria, yo memoricé partes de ellos. Cuando ya estaba en San Marcos en mi primer año estudiaba a estos poetas de manera prioritaria.
Posteriormente inicia estudios universitarios, consigue el título académico de doctor con una tesis sobre tres poetas españoles de la posguerra: Celaya, Ángel González y Caballero Bonald; ¿cómo recuerda sus años universitarios?
Debido a esos ocho créditos me gradué en solo tres años. Y obtuve de la universidad de Nueva York en Buffalo una beca para venir a estudiar a Salamanca donde estuve seis semanas; al volver terminé el máster y me fui a Boston a sacar el doctorado sobre Ángel González, José Manuel Caballero Bonald y Gabriel Celaya.
En 1987 escribe estos versos que cierran el poema 'Empezando a saber': "Le doy, por fin, sentido a lo perdido, / le pongo nombre al porvenir / porque hoy me pertenezco, / soy la fundación de lo que creo / y no de lo que fui". ¿Cómo vislumbraba en estos momentos el porvenir?
Ya no era la misma persona, pues al dedicarme al aprendizaje del vocabulario de palabras en inglés, al tener este acervo de palabras un buen día me sentí que ya no era la misma persona, que en cierta manera había crecido. Estaba loco por las palabras y quería más.
¿Podrían ser considerados como fragmentos de un único y extenso poema sus libros Hay otra voz. Poems (1972), Crónica de mis años peores (1987), Escena dela película “Gigante” (1993), Primera causa / First cause (1999)?
Cada libro, un fragmento de ese único poema con la temática muy hilada, uniendo vidas de distintos momentos, de diferentes experiencias de vida.
Bueno, no lo había visto de esta manera y voy a contestar como lo hizo el poeta norteamericano Robert Frost cuando dijo que él quería crédito por todo lo que un crítico encuentra en su obra porque él la había escrito en esa intención; pero también quería crédito por lo que no había pensado que estuviera escrito en ella. El crítico está libre de llegar a esa conclusión. Visto así, sí podría ser considerado como un poema largo.
Sería ese el gran poema de la memoria y del recuerdo -"Memoria mía, memoria mía, / dame lo que es mío…"; "En el recuerdo se encuentra mi comienzo"-,del itinerario por una vida que recobra conciencia de lo vivido -"Quédate en mí, dúrame por dentro y rehaz / la coherente forma de lo que fue y se fue / llevando el tiempo"-. Memoria, recuerdo, conciencia de lo vivido serían los elementos fundamentales, desde mi punto de vista, que uniríanlos fragmentos -los cuatro títulos citados- del gran poema.
¡Está bien visto eso! Hay memorias que se me vienen muy claramente y otras memorias que se perciben en claroscuro. Mnemosina la diosa de la memoria, según los griegos, cuando se presenta hay que aprovechar la ocasión, si es que uno recuerda claramente cómo ocurrió el incidente, aunque hay otros momentos en los que no es posible recordar de manera precisa, solo alcanza a reconocer esa realidad.
En 1994 recibe un importante premio en Estados Unidos, American Book Award, por el libro Scene from the Movie GIANT / Escena de la película GIGANTE...
Eso también cambió mi vida. De repente empiezo a recibir llamadas invitándome a leer en diversos foros; mi editor quedaba sorprendido por la ingente cantidad de libros que se pidieron desde diferentes universidades norteamericanas.
Por cierto, este libro surge de la fuerte impresión que le causó una escena de la mentada película 'Gigante'
Así es, una escena de cuatro minutos.
Posteriormente, en 2013 aparece Así habló Penélope, poemario y acercamiento al mundo clásico. En él recupera la figura literaria de Penélope, símbolo de la mujer con esperanza tenaz, con un coraje que desoye, ausente, el tumulto que se formaba a diario abajo en el megarón. Ella continuaba con la mirada hacia un horizonte que negaba el regreso del esposo, hacia el mar o, tal vez, hacia la ilusión no cumplida. ¿Esta obra podría ser considerada como poema de mística laica?
No lo había considerado de esa manera. Cuando empecé la escritura de este libro pensaba que sería un libro de amor. Penélope presentada por Homero como símbolo de la fidelidad es capaz de esperar durante veinte años a su esposo a que vuelva de la guerra de Troya; sin embargo, en cuanto comencé a escribir los poemas me fui dando cuenta de que el tema era la ausencia; eso hizo cambiar un poquito mi intención.
Ausencia, búsqueda y esperame llevan a entenderlo como texto místico; acude a la memoria el Cántico espiritual de Juan de la Cruz; en él la Amada también espera, busca al Amado, lamenta su ausencia. En Así habló Penélope el mar se niega a responder a esa mujer que pregunta y espera; al contrario, la mantiene en la incertidumbre con su silencio. Y, por cierto, el último poema del libro, en el reencuentro, contiene gran belleza e intenso lirismo.
El poema treinta y dos, el último del libro, lo comencé a escribir cuando tan solo llevaba diez o doce poemas, pues ya es conocido que la Odisea termina con el regreso de Odiseo a Ítaca; y hacen el amor… Penélope... Sí, tardé mucho en escribir ese poema porque es el que remacha el libro; tenía que ser uno de los mejores; pasó de 208 o 210 borradores.
Y ahora ya está en el horno literario, cociéndose, el próximo libro, El flâneur. ¿Qué dirección poética sigue?, ¿revisión de lo anteriormente escrito, nueva sensibilidad poética?
No me gusta que me encasillen como el poeta que escribe poemas del obrero migratorio, pues tengo en mis diferentes libros poemas de temáticas muy variadas.
Hay un crítico norteamericano que etiqueta la poesía de Tino Villanueva y de otros como poesía de labradores; me parece una manera pobre e inexacta de encasillar su obra poética.
Todo depende de cuando haya sido dicho eso, pues en los 70 se difundió mucho el poema más largo del libro titulado Hay otra voz, y sí, iría en ese sentido. Prefiero tocar temas diversos y, aunque parezca un cliché, no soy yo el que escoge los temas, son los temas los que se me imponen a mí. Es Penélope quien me llama o es el ‘flâneur', leído en Baudelaire, quienes me atraen y casi me obligan a seguirlos.
Parece evidente que el título de algunos libros, también de numerosos poemas contienen un tono bíblico.
Tal vez por haberme criado protestante lleve en la cabeza esta idea de salvarse, pero lo digo en el sentido de salvarse a uno mismo, sin necesidad de un Salvador.
Palpitan en su obra dos almas, chicana una y angloamericana la otra; respira en dos culturas, chicana y anglo.
Tiene una doble esencia.
Y una doble conciencia, apunta algún crítico literario. ¿Cuál de las dos almas respira con mayor intensidad? Y no me responda que las dos al cincuenta por ciento.
Eso es como preguntarle a un norteamericano judío qué es usted judío o norteamericano. Es las dos cosas. Responde a dos culturas, a dos modos de vivir a dos comidas, a dos…
Estoy de acuerdo, pero si digo judío y norteamericano ya estoy dando prioridad a lo primero que cito, inconscientemente…
Una pequeña clarificación. Cuando surge el movimiento chicano del 65 al 75 la idea era distinguirnos del mexicano. No somos mexicanos, y al decir chicano, automáticamente se debería entender que somos norteamericanos de ascendencia mexicana. Entonces, cuando mi madre decía en los 50: ahora tenemos a un mexicano en el concilio de la ciudad, yo me preguntaba ¿un mexicano del otro lado? Y quedaba confundido. Si me hubiese dicho tenemos un chicano...¡ah, hubiera pensado en uno de nosotros a dos cuadras de aquí!
De cualquier modo, actualmente el concepto de ‘chicano’ se ha ampliado; incluye no solo a los descendientes de mexicanos nacidos en los Estados Unidos de Norteamérica, también a los de cualquier país latinoamericano.
No sé si eso se ha solucionado con el término “latinx” que incluye a todos los latinos que vienen de Centroamérica etcétera.
¿Qué supuso para usted leer a Dylan Thomas, Gregory Corso, T. S. Eliot, a los poetas de lengua española?
Muy decisivos. Yo le mostré un poema a un profesor en mi segundo año de universidad, un poema en estrofas y con rima... “Tienes que aprender el lenguaje moderno,” me dijo y añadió, “léete a Dylan Thomas”; luego me mostró poetas de la Generación Beat, Gregory Corso, Ginsberg, Ferlinghetty y T. S. Eliot.
Me leyó un poema de Eliot donde había una imagen que decía 'Cristo, el tigre'. Fíjate en esto, me dijo el profesor, nadie había asociado a Cristo con un tigre. Esto es moderno y es lo que quería enseñarme, el idioma moderno; los diferentes estilos de la poesía norteamericana con esos tres lenguajes muy diferentes de los Beats, de Eliot, de Dylan Thomas.
La poesía de Tino Villanueva es resguardo de la intemperie, salva del silencio y coloca al lector ante un espejo cóncavo de aquella realidad, la misma que la de hoy e idéntica posiblemente a la de mañana para cuantos, desnortados, aún buscan alguna esperanza.
Gracias por esa observación. Solo puedo recurrir a Frost otra vez.