Max Alonso
Sábado, 05 de Noviembre de 2022

Más de lo mismo

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Cada día se hace más evidente que cuando la noticia en un medio no se entiende, no es porque tú seas tonto, sino porque el medio se ve obligado a darla, pero no le interesa que se entienda. No hace periodismo sino política. Cuando un político habla y no sabes lo que dice es porque él es el primero que tiene interés en que así sea. Eso pasaba con Rajoy, pero ahora se ha sabido que no era cosa de él, sino de quien le escribía los textos, que lo ha heredado su sucesor actual e incurre en el mismo fenómeno.

 

En vísperas de firmar por fin el acuerdo para la renovación del Consejo del Poder judicial, que lo han venido demorando artificialmente durante casi cuatro años con cincuenta o casi, tal como han cundido, disculpas diferentes por parte del PP, encontraron, en el último momento, una nueva para cancelar la firma y seguir burlándose de la Constitución, mientras que como buenos hipócritas proclaman que la respetan. La disculpa, da lo mismo lo que sea, le ha servido a su jefe para impedir el acuerdo y mantenerse en la situación de bloqueo a lo que a ellos les perjudica.

 

No olvidemos que el propio partido ya ha sido condenado por corrupción y tienen todavía numerosos casos abiertos. Le irá mejor al propio partido y a sus miembros encausados si son juzgados por jueces amigos. Es por lo que luchan con uñas y dientes, hasta saltándose la Constitución, a la que respetan de boquilla para defenderse. Se defienden a sí mismos. El gobierno no ha vacilado en denunciar la situación y poner al nuevo líder en su sitio. Evidenciando su chantajismo como táctica, ahora por un Feijasado sometido a Marayuso y a otros especímenes ocultos de mala ralea.

 

Todo esto es posible, se dice y se repite, porque el PP actual no es democrático ni en el fondo ni en las formas. Lo evidencia con su juego chapucero desde que calificaran al Gobierno de Sánchez de okupa e ilegal. Apoyarse en los enemigos de España, acusan, a los que solo son adversarios suyos, que están en el Parlamento con todos los derechos. Continúan calificando al Gobierno de socialista y comunista como insulto, es decir,colocándose ellos como los fascistas que se les oponían.

 

Se entiende que permanecen, utilizando el chantajismo y la mentira como armas, en vez de practicar, siguen sin saber, el juego político en las cámaras. Eso es lo propio de los regímenes totalitarios y está en su ADN cuando reivindican con sus actos su herencia dictadora.

 

Con un líder que nació en olor de multitudes, sus palmeros, y jaleado por un partido en busca de oxígeno, asfixiado por el líder que sostenían, metido en camisa de veintidós varas. Sin admitirlo, sumidos como andan en esa casuística de que los partidos no pueden cometer errores, porque sus líderes no los cometen. Sin advertir que cuando se desdicen y piden perdón, se llevan el gato al agua, porque la sociedad admite esas debilidades y se confortan con ellas porque les acercan a lo humano. (“Prometo que no volverá a suceder “, dijo el Emérito y los españoles le creyeron, sin advertir que era su primera mentira pública solemne, tras aquel oportuno “por qué no te callas”, que le espetara al inoportuno y lenguaraz Hugo Chaves, al inicio de su antología).

 

Han bastado unos pocos meses, tras los respetados cien días, para que el nuevo líder del PP se desmoronara, como si no fueran solo los pies los que tenía de barro. Es lo que sucede siempre que se crean líderes artificiales. Como muestra el Reino Unido, donde después de las mentiras del Brexit, sus políticos parece que andan metidos en el túnel de la bruja y no se llevan nada más que escobazos de realismo.

 

Desde Boris Johnson que hinchaba los carrillos bajo su aparente peluquín oxigenado, pónganle una narizota roja que da la imagen, para pedirles a sus súbditos austeridad y buenos alimentos y nada de divertirse en grupo, mientras el montaba sus orgías bulliciosas con sus fieles. Bastaron unos breves meses para que el líder expulsado volviera al olor de la sangre de la caída de su sucesora, para postularse para el mismo puesto, como si fuera verdad aquella mentira de los malos cristianos, que tras confesarte estas limpio para volver a lo mismo.

 

La conciencia de sus conmilitones sirvió para devolverle a la realidad de que, aunque él se lo creyera, no estaba limpio. Como le pasa a la mala Justicia, que absuelve, pero el delincuente sigue oliendo a chorizo, porque el olor no puede quitarlo. Con la misma terquedad con la que la sucesora de Johnson llegó con su ministro de Hacienda y anunció urbi et orbi que, como nuevos neoliberales, bajaban los impuestos. Fue la realidad las que les bajó a ellos y primero salió el ministro, sin cerrar la puerta,por la que, a continuación, salió ella.

 

Es como están las cosas, cuando estos aficionados de políticos se empeñan en experimentar no con gaseosa, como recomendaba el sabio, sino con pólvora. Como les pasará a los italianos, tan acostumbrados como andan a jugar con fuego mientras caminan por la cuerda. Pueden seguir experimentando y tirando por la borda al presidente Mario Draghi, experiencia y mesura en sus doctrinas, y dejar al joker Berlusconi, no porque yo lo diga, sino porque es la cara que le ha quedado de tanto estirársela, sin quitarse su olor a presidio, que, ya lo hemos dicho, la aviesa justicia no quita el olor, mientras él sigue moviendo los hilos de Italia y se la vuelve a llevar de calle.

 

Ya sabemos todos los que pasó con otra experiencia anterior. Hitler llegó democráticamente por los votos y dejó a Europa destruida, con tantos millones de muertos y con derecho a repetirlo, a lo que parece, aunque sea por sus esbirros. Nadie duda que la democracia es el gobierno de la mayoría, como también, teóricamente, es lo de un hombre un voto, pero mientras se sigan cometiendo tantas perversiones de la democracia, como en España, que lo de un hombre un voto está totalmente pervertido. O Estados Unidos, cuando eso es después del marketing sin ética y las mentiras de la mercadotecnia. En el escándalo del Brexit en el Reino Unido, al día siguiente de las votaciones, los ganadores reconocieron, con orgullo y sin pudor, que sus argumentos de campaña eran falsos, pero que habían ganado.

 

De lo que sabe tanto Trump. En un sistema como el de USA en el que los constitucionalistas reconocieron a la prensa como el cuarto poder para controlar a los otros tres poderes, se lo cargó olímpicamente y pudo gobernar presumiendo de que la única verdad que valía eran sus mentiras.

 

Este es el panorama en el que nos movemos. Alberto Núñez Feijóo puede permitirse mantener el discurso que a Liz Truss la sacó de Downing Street, por su fórmula mágica para salvar al país bajando los impuestos,y decir que él no lo ha dicho, con la pertinaz vehemencia de los fementidos, sin rubor por la hemeroteca. ¿Es la que miente? Calificar de mito lo de la excepción hispánica e ignorar que lo que quiere Europa es adoptar ese mismo mito. Calificar los Presupuestos de antisociales, cuando esa es la política que define al gobierno. ¿Los ha leído? ¿O es como sus folios de mal educado, entregados a la gallega al presidente del Senado sin hacer ninguna propuesta cuando se las están pidiendo? Nuevas formas y contenidos acertados son de lo que carece y no decir Diego cuando dijo digo. O solo mentiras.

 

Como los zombis del Consejo del Poder Judicial que amenazan con dimitir en bloque y no lo hacen, después de llevárselo pensando cuatro años. Que recuerden a su presidente. Tanto que se lo pensó y ya nadie se acuerda de él. La hipocresía medra como las malas hierbas y la responsabilidad y el pudor ya no germinan. Como se confunde la oposición con la obstrucción. Solo coinciden en la primera letra. La O. Se espera que sea derecha europea y civilizada o la razón la tiene Vox, Leoni, Orbán y Trump. Que se definan: la cosa no va de líderes sino de partido.

 

Como pasa en la política municipal con una obstrucción convertida en norma, con filípicas semanales de policía urbana, pero sin dar un palo al agua. Eso sería arrimar el hombro. Como la autonómica con las gallardadas y las mañuecadas, que cuando uno la mete el otro la remete, sin enmendarla. Cuando lo que falta son vicepresidentes y consejeros que no se lo cobren sino que se lo ganen. Que no sean ineptos ni ineficaces. No es una descalificación grosera, ni insultante a su estilo, sino calificación justa y objetiva.

 

Que no venga su portavoz parlamentario, bien peinado y trajeado, pero con la imagen habitual de su partido de no haber aprobado la reválida elemental, a salvarle de haber cometido un delito de injurias acudiendo al remoto pasado, aunque ellos lo vivan como presente. Si los socialistas y los comunistas, que forman el gobierno, son los criminales como en aquel pasado, que no olvide que es la reválida superada la que impide estos errores. Fueron los demócratas americanos con aquellos comunistas los que salvaron a Europa. Ellos, estaban con los nazis, que fueron los verdugos que la condenaron y la destrozaron.

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