De mi diario
![[Img #61148]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/11_2022/2053_670pablo-milanes-bio-main-02-1.jpg)
Martes 22 de noviembre
Escucho en la radio la noticia de la muerte del cantante Pablo Milanés en Madrid y me sumo en los recuerdos. Fue en Olmedo, en 1979, cuando escuché sus temas más famosos; 'Yo no te pido…' y 'Yolanda'. Los vuelvo a oír ahora, mientras escribo, y me remonto con nostalgia y tristeza a aquella época de los inicios. Aquellos viajes de ida y vuelta por las tierras leonesas y castellanas después de la estancia en Asturias. Aquellos días de sol y de bruma en los pinares donde brotaban los níscalos. Aquellas conversaciones de media tarde; las amistades de entonces, los afanes y las preocupaciones. Las gentes —los muchachos del instituto— y los pueblos aquellos de ladrillo y barro, con sus glorias para calentar el invierno.
Yo no te pido que me bajes
una estrella azul,
solo te pido que mi espacio
llenes con tu luz.
Ah, viejo y joven Pablo Milanés, qué recuerdos. Como José Jiménez Lozano, que también frecuentaba entonces. Dónde se ha ido todo; dónde se lo han llevado los vientos de invierno. Los vendavales. No sabía en aquel tiempo que esa canción era un poema de Mario Benedetti.
A la otra, 'Yolanda', le dediqué un homenaje ya hace mucho tiempo en mi Eterio… Hoy vuelvo a escucharla con más emoción que nunca. Quizá porque los años nos van haciendo más sensibles y blandos.
Si he de morir, quiero que sea contigo;
mi soledad se siente acompañada,
por eso, a veces, sé que necesito
tu mano, tu mano, eternamente tu mano.
![[Img #61148]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/11_2022/2053_670pablo-milanes-bio-main-02-1.jpg)
Martes 22 de noviembre
Escucho en la radio la noticia de la muerte del cantante Pablo Milanés en Madrid y me sumo en los recuerdos. Fue en Olmedo, en 1979, cuando escuché sus temas más famosos; 'Yo no te pido…' y 'Yolanda'. Los vuelvo a oír ahora, mientras escribo, y me remonto con nostalgia y tristeza a aquella época de los inicios. Aquellos viajes de ida y vuelta por las tierras leonesas y castellanas después de la estancia en Asturias. Aquellos días de sol y de bruma en los pinares donde brotaban los níscalos. Aquellas conversaciones de media tarde; las amistades de entonces, los afanes y las preocupaciones. Las gentes —los muchachos del instituto— y los pueblos aquellos de ladrillo y barro, con sus glorias para calentar el invierno.
Yo no te pido que me bajes
una estrella azul,
solo te pido que mi espacio
llenes con tu luz.
Ah, viejo y joven Pablo Milanés, qué recuerdos. Como José Jiménez Lozano, que también frecuentaba entonces. Dónde se ha ido todo; dónde se lo han llevado los vientos de invierno. Los vendavales. No sabía en aquel tiempo que esa canción era un poema de Mario Benedetti.
A la otra, 'Yolanda', le dediqué un homenaje ya hace mucho tiempo en mi Eterio… Hoy vuelvo a escucharla con más emoción que nunca. Quizá porque los años nos van haciendo más sensibles y blandos.
Si he de morir, quiero que sea contigo;
mi soledad se siente acompañada,
por eso, a veces, sé que necesito
tu mano, tu mano, eternamente tu mano.






