Apuntes de un 24 de noviembre de Enriqueta
![[Img #61182]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/11_2022/7947_trebol-feria-val-nieves-valdespino-campaneros-086.jpg)
El flechazo. Una mirada, un gesto, una palabra de pronto nos da la llave, nos abre, nos descubre una conexión insospechada, e inesperada, con una persona mucho más allá de su contorno físico. De pronto una especie de energía envuelta en una súbita emoción de sentimientos se abre camino como una flecha y se clava en el centro de la diana de la persona en cuestión, que acabas de conocer o que ya conocías pero que hasta entonces no se habían dado las condiciones adecuadas para que surgiera. A este fenómeno de ida y vuelta podríamos llamarle, una ‘revelación sensitiva’, un descubrimiento metafísico, un calambre emocional.
La conmoción del flechazo es fulminante porque no es algo razonado, ni tan siquiera pensado, es un despertar súbito y descontrolado de una imprevista combinación de emociones; supone de pronto un shock, un touché, un ¡guau! algo me ha llegado hasta dentro, un estremecimiento muy placentero, y, de pronto, surge un enganche emocional con la otra persona, un querer más, un querer todo.
La flecha en realidad es como un relámpago que atraviesa el cuerpo de arriba abajo encendiendo a su paso todo con lo que se cruza, desde el corazón a las entrañas. De pronto, así de pronto, se siente una conexión total, extrasensorial, con la otra persona. Es algo muy sorprendente, muy impactante y muy desconcertante a lo primero, y muy sublime a lo segundo. Es muy difícil de describir y muy raro que suceda, pero si sucede, y cuando sucede, es extraordinario. La persona que haya sentido un flechazo, un auténtico flechazo, es muy afortunada. Es algo que no se olvida porque las vibraciones que provoca esa convulsión emocional es algo francamente superior.
No es una ansiedad inmediata de sexo, de posesión o de pasión, lo que provoca el flechazo, es como una colisión espacial inesperada si se da en ambos partícipes, es como el choque de dos meteoritos, es la revelación inmediata de una seguridad de intimidad, de un vínculo más allá de la piel, de la seguridad de un proyecto común.
También puede pasar que la flecha relámpago abrase a uno pero las chispas no lleguen al otro, que los meteoritos no colisionen. Ay entonces, empieza la tortura para uno mientras que la vida sigue tranquilamente para el otro. Esta, por desgracia, es una posibilidad más corriente.
Qué cosas pasan con esto de las emociones, las energías y los sentimientos, qué difícil son de controlar y que maravilloso es disfrutar de todas estas prodigiosas cosas intangibles de nuestro ser. Claro, siempre que sean maravillosamente correspondidas. En caso contrario pueden ser un tormento, pero esa es otra cuestión, una cuestión dolorosa que ahora no voy a abordar.
En todo caso, en las relaciones personales -ya fuera de esos insólitos flechazos- en el dar, recibir, convivir…, es absolutamente necesario que resida la armonía. Sin armonía todo se vuelve tenebroso.
Mi amiga RF. descubre este fin de semana la clave de su misterio (ansiedades). Rebusca en la biblioteca de su padre y encuentra un libro de psicoanálisis que le da la pauta para el conocimiento de los indómitos movimientos de su corazón. Se siente feliz y con ganas de ahondar más en esos análisis. Trata de salvar su relación con JS. a toda costa y las pautas del psicoanálisis piensa que le van a servir para ello. Se siente más segura ahora con el respaldo de la ciencia, más segura y más feliz porque ve que puede haber camino.
Yo leo bastante este fin de semana. Es miércoles 29 de noviembre. Son las diez de la noche y me siento muy tranquila y muy a gusto sentada al lado de la chimenea que mantiene un agradable y crepitante fuego. Leo a la luz de las velas, todavía no hay electricidad en la casa, está en obras. Leo una entrevista a Saramago que me gusta mucho. Acabo de acabar de leer ‘Dos mujeres muy serias’, la novela de Jane Bowles de la que siempre había tenido curiosidad. Tengo que mostrarle a RF. la similitudes de Paul Bowles con su ‘empeño’ JS. en el carácter narcisista, frío y distante. Jane tenía carácter débil y se dejó comer el terreno por Paul. Espero que le sirva de referencia.
Me siento libre y llena. No me siento feliz pero tampoco infeliz. ¿Me falta complicidad para la felicidad? Me siento satisfecha en mi individualidad pero creo que estaría bien completar la individualidad con una complicidad. Es decir, pienso que quizás al compartir mi individualidad podría completar mi libertad de espíritu, y con ello llegar a la felicidad ¿Compartir para vivir y para ser libre y feliz? No sé. Seguramente.
Dice Elias Canetti: “Todo en mí es terriblemente grave y sólo soy libre en la exageración”. “Es importante no dar la cara. Debemos sustraernos y esperar a sentirnos convencidos desde dentro. Nunca debemos permitir que nos obliguen a responder. La respuesta no es nada. La respuesta es falta de libertad y, por eso, una equivocación”. “Somos un espacio con una frontera permeable”. Estoy muy de acuerdo. Y digo yo: Hay que conseguir que la frontera no pierda sus límites,
Me gustan los silencios y la buena conversación.
Me gusta el sentido de humor.
Busco tiempo. Busco sabiduría.
Busco el placer de sentir placer por placer.
Busco estética. Busco ética.
Odio la vulgaridad.
Busco entendimiento.
Me gusta la actividad y el sosiego.
Me alimento de lecturas, de la vida y de la imaginación.
Me gusta gustar.
Odio lo falso.
Me gusta el lujo y la sencillez.
Me gusta pensar, analizar, imaginar…
Es tan lejos pedir
y tan cerca saber que no hay (dice Pizarnik)
O témpora o mores
![[Img #61182]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/11_2022/7947_trebol-feria-val-nieves-valdespino-campaneros-086.jpg)
El flechazo. Una mirada, un gesto, una palabra de pronto nos da la llave, nos abre, nos descubre una conexión insospechada, e inesperada, con una persona mucho más allá de su contorno físico. De pronto una especie de energía envuelta en una súbita emoción de sentimientos se abre camino como una flecha y se clava en el centro de la diana de la persona en cuestión, que acabas de conocer o que ya conocías pero que hasta entonces no se habían dado las condiciones adecuadas para que surgiera. A este fenómeno de ida y vuelta podríamos llamarle, una ‘revelación sensitiva’, un descubrimiento metafísico, un calambre emocional.
La conmoción del flechazo es fulminante porque no es algo razonado, ni tan siquiera pensado, es un despertar súbito y descontrolado de una imprevista combinación de emociones; supone de pronto un shock, un touché, un ¡guau! algo me ha llegado hasta dentro, un estremecimiento muy placentero, y, de pronto, surge un enganche emocional con la otra persona, un querer más, un querer todo.
La flecha en realidad es como un relámpago que atraviesa el cuerpo de arriba abajo encendiendo a su paso todo con lo que se cruza, desde el corazón a las entrañas. De pronto, así de pronto, se siente una conexión total, extrasensorial, con la otra persona. Es algo muy sorprendente, muy impactante y muy desconcertante a lo primero, y muy sublime a lo segundo. Es muy difícil de describir y muy raro que suceda, pero si sucede, y cuando sucede, es extraordinario. La persona que haya sentido un flechazo, un auténtico flechazo, es muy afortunada. Es algo que no se olvida porque las vibraciones que provoca esa convulsión emocional es algo francamente superior.
No es una ansiedad inmediata de sexo, de posesión o de pasión, lo que provoca el flechazo, es como una colisión espacial inesperada si se da en ambos partícipes, es como el choque de dos meteoritos, es la revelación inmediata de una seguridad de intimidad, de un vínculo más allá de la piel, de la seguridad de un proyecto común.
También puede pasar que la flecha relámpago abrase a uno pero las chispas no lleguen al otro, que los meteoritos no colisionen. Ay entonces, empieza la tortura para uno mientras que la vida sigue tranquilamente para el otro. Esta, por desgracia, es una posibilidad más corriente.
Qué cosas pasan con esto de las emociones, las energías y los sentimientos, qué difícil son de controlar y que maravilloso es disfrutar de todas estas prodigiosas cosas intangibles de nuestro ser. Claro, siempre que sean maravillosamente correspondidas. En caso contrario pueden ser un tormento, pero esa es otra cuestión, una cuestión dolorosa que ahora no voy a abordar.
En todo caso, en las relaciones personales -ya fuera de esos insólitos flechazos- en el dar, recibir, convivir…, es absolutamente necesario que resida la armonía. Sin armonía todo se vuelve tenebroso.
Mi amiga RF. descubre este fin de semana la clave de su misterio (ansiedades). Rebusca en la biblioteca de su padre y encuentra un libro de psicoanálisis que le da la pauta para el conocimiento de los indómitos movimientos de su corazón. Se siente feliz y con ganas de ahondar más en esos análisis. Trata de salvar su relación con JS. a toda costa y las pautas del psicoanálisis piensa que le van a servir para ello. Se siente más segura ahora con el respaldo de la ciencia, más segura y más feliz porque ve que puede haber camino.
Yo leo bastante este fin de semana. Es miércoles 29 de noviembre. Son las diez de la noche y me siento muy tranquila y muy a gusto sentada al lado de la chimenea que mantiene un agradable y crepitante fuego. Leo a la luz de las velas, todavía no hay electricidad en la casa, está en obras. Leo una entrevista a Saramago que me gusta mucho. Acabo de acabar de leer ‘Dos mujeres muy serias’, la novela de Jane Bowles de la que siempre había tenido curiosidad. Tengo que mostrarle a RF. la similitudes de Paul Bowles con su ‘empeño’ JS. en el carácter narcisista, frío y distante. Jane tenía carácter débil y se dejó comer el terreno por Paul. Espero que le sirva de referencia.
Me siento libre y llena. No me siento feliz pero tampoco infeliz. ¿Me falta complicidad para la felicidad? Me siento satisfecha en mi individualidad pero creo que estaría bien completar la individualidad con una complicidad. Es decir, pienso que quizás al compartir mi individualidad podría completar mi libertad de espíritu, y con ello llegar a la felicidad ¿Compartir para vivir y para ser libre y feliz? No sé. Seguramente.
Dice Elias Canetti: “Todo en mí es terriblemente grave y sólo soy libre en la exageración”. “Es importante no dar la cara. Debemos sustraernos y esperar a sentirnos convencidos desde dentro. Nunca debemos permitir que nos obliguen a responder. La respuesta no es nada. La respuesta es falta de libertad y, por eso, una equivocación”. “Somos un espacio con una frontera permeable”. Estoy muy de acuerdo. Y digo yo: Hay que conseguir que la frontera no pierda sus límites,
Me gustan los silencios y la buena conversación.
Me gusta el sentido de humor.
Busco tiempo. Busco sabiduría.
Busco el placer de sentir placer por placer.
Busco estética. Busco ética.
Odio la vulgaridad.
Busco entendimiento.
Me gusta la actividad y el sosiego.
Me alimento de lecturas, de la vida y de la imaginación.
Me gusta gustar.
Odio lo falso.
Me gusta el lujo y la sencillez.
Me gusta pensar, analizar, imaginar…
Es tan lejos pedir
y tan cerca saber que no hay (dice Pizarnik)
O témpora o mores






