M.A. Reinares
Lunes, 12 de Diciembre de 2022

"No me voy a esconder, si me ha tocado nacer aquí no voy a sufrir por una ciudad que quiere tenerme atrapada"

Melanie Miguel Tejerina es una chica transgénero de Astorga. Protagoniza el último documental de Tomás Valle que graba estos días.

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"Yo quiero que en un futuro las chicas trans no tengamos que ser valientes, sino ser nosotras mismas y expresarnos como queramos sin miedo, no tener que llevar una coraza para que no nos ofendan los insultos y no nos hagan llorar". Este el deseo de Melanie Miguel Tejerina, una joven transgénero de Astorga que estas semanas rueda con el director de cine astorgano, Tomás Valle el documental con el que mostrará al público qué siente una persona que nació mujer en un cuerpo de hombre. 

 

Melanie tiene 17 años, estudia cocina en el IES Asturica Augusta, sale con sus amigas para divertirse y este verano se ha estrenado en el mundo laboral trabajando como camarera en un bar de Astorga. Resulta contradictorio, a estas alturas de la historia de los Derechos Humanos, tener que destacar públicamente la normalidad en la que se desenvuelve en su vida y por la que luchan Melanie y su familia, pero es que las estadísticas sobre los delitos de odio en España dibujan la dura realidad del día a día de las personas trans. 

 

El último informe del Ministerio del Interior sobre la evolución de los delitos de odio en España desvela un llamativo incremento en un 67,63% de los ataques relacionados con la orientación sexual e identidad de género, según datos de 2021. Y lo más preocupante, y esto no lo recogen las estadísticas, es que quienes más se mofan e insultan son los y las jóvenes, "la gente mayor lo acepta de mejor manera, los que menos lo aceptan son las jóvenes; es lo que más me 'ralla' y me estalla por dentro", asegura Melanie.

 

 

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Lejos de amedrentarla, la transfobia que dice sufrir con frencuencia le hace sacar toda la valentía y serenidad que tiene dentro, porque esta muchacha emana una madurez solo entendible por el ingente trabajo interior desarrollado en su corta vida y por el apoyo incondicional de su familia. "Desde siempre lo ha tenido claro", afirma su madre, Belén Tejerina, "pensé que era gay, no que llegara a trans. Con el transcurso del tiempo, me di cuenta de que quería ser una niña. Fue desde muy pequeña cuando lo empezó a demostrar. Tengo fotos de niña en la piscina y le encantaba ponerse mis zapatos, mis bikinis, el pareo…. Te vas dando cuenta que es la realidad. Yo como madre nunca me he escondido, he ido con ella a todos los sitios, me da igual que vaya con falda, con el pelo largo, con pendientes o con un poco de barba, me da igual porque es mi hija y mientras ella sea feliz…, por eso cuando oigo algunos comentarios digo que "os den”. Es un respaldo familiar que conmueve y lo ha tenido también en su padre que con 12 años la llevó a un psicólogo para iniciar el proceso de cambio de género que continuará a partir de los 18 años con el paso decisivo e irreversible para ser físicamente una mujer. 

 

Sin embargo, el principal apoyo psicológico de esta adolescente transgénero es su abuela materna. A Melanie le crecieron las alas para volar en el calor que emanaba la abuela en su casa del barrio de Santa Clara. Con una mirada intensa enmarcada en unos grandes ojos maquillados, Melanie dice: "ella es la que más ha estado conmigo y me ha ayudado a ser fuerte, la que me ha dado las ganas de comerme el mundo, es la que me ha dado esa fuerza. Desde pequeña me dijo: “sé tú siempre, no te escondas, no te comportes de otra manera porque aquí no encajes". 

 

 

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Con este escudo emocional es fácil comprender que Melanie no haya tenido ningún problema para ponerse delante de la cámara de Tomás Valle: "yo siempre he querido expresarme, sé que hay más gente como yo que está atrapada y no se atreve a dar el paso; quiero que vean que no es fácil la vida para una persona trans y que hay que quitar el estigma que pesa sobre las chicas trans y las etiquetas de prostitutas, de que están en las calles, se drogan, están enfermas. Somos gente normal".


En el documental Melanie cuenta cómo ha aprendido que tomar una decisión conlleva sufrimiento, y cómo lo ha asumido con todas las consecuencas. "Detrás de una persona trans hay mucho: los pinchazos [del tratamiento], médicos, hormonarte y luchar por unas pastillas que son las que te van a dar la vida y te van a ayudar a ser  feliz", pocos saben "lo que una persona trans ha llorado, lo que sufren las familias, yo con mi madre he llorado muchas veces, la he visto sufrir cuando me insultan, cuando me han llamado maricón, travelo, transformer... No ven que una persona trans por detrás lo pasa mal".

 

 

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El resultado final de horas de grabación y el montaje que realizará el equipo de Valle con la sensibilidad que le caracteriza hacia estos temas, se podrá ver en Astorga, la ciudad en la que ha nacido y vive Melanie, una ciudad pequeña "en la que hay siempre un estigma de mente, hay gente que sí lo acepta, hay gente que no y es la gran mayoría, pero yo no me voy a esconder, si me ha tocado nacer aquí no voy a sufrir por una ciudad que quiere tenerme atrapada, ni mucho menos", concluye.

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