Mercedes Unzeta Gullón
Sábado, 21 de Enero de 2023

El erizo aventurero

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Estoy acabando de desayunar, son las 11 de la mañana. Sí, es así. Es una hora un tanto tardía para desayunar pero me lo puedo permitir porque ‘estoy malita’. Llevo días, muchos, arrastrando un malestar profundo de bronquios y derivados. No es un asunto propio, parece que es un tema que tiene en situación compleja de salud a media España, o a medio mundo. Que si variante de gripe, que si variante de covid, que si variante de catarro…; ya no sabemos en qué variante nos encontramos ni qué nueva vacuna viene bien a la nueva variante. Pero sin vacunas, y con vacunas, este nuevo cóctel de virus ataca sin piedad y es persistente en sus manifestaciones. “En definitiva”, como diría cualquier político que se precie; “concretando”,  digo yo, llevo muchos días ‘hecha polvo’ y por eso desayuno a las 11 de la mañana, y por eso la semana pasada no tuve fuerzas para escribir en este foro. Hoy tampoco es que tenga muchas fuerzas pero estoy aburrida y cansada de encontrarme mal. Hago el esfuerzo. Cada día hago el esfuerzo de dejar la cama, aunque sea por unas horas, creo que es saludable hacer ese esfuerzo.

 

Bien. El martes pasado estaba acabando de desayunar a las 11h. de la mañana, cuando a través de la puerta de cristal que da al huerto (entiéndase por huerto la zona de árboles frutales que bordea una parte de la casa) me llama la atención un gran erizo que viene caminando desde lejos mientras va rebuscando en la tierra con el hocico. Qué raro me parece, un erizo buscando comida a media mañana. Me sorprendió y no dejé de observarle. El erizo avanzaba tranquilamente mientras rebuscaba. Michi, el gato, naturalmente le detecta y se acerca con cautela, se acerca por detrás hasta casi tocarle, pero el erizo ni se inmuta, sigue a lo suyo, avanzando y comisqueando. Michi se aburre y le deja tranquilo. El erizo una vez que llega hasta la puerta de la cocina desvía su ruta hacia la pradera; por el camino se encuentra restos de un ratón que el gato ha abandonado y se para a comérselo con gran deleite. Después  sigue a pasito ligero hacia espacios  más amplios. Le sigo, me acerco a él y ni se inmuta, el erizo sigue a su rollo hasta que se pierde entre la vegetación.

 

Me tiene asombrada. Es algo insólito este comportamiento porque los erizos suelen salir en la oscuridad de la noche. En esta casa tienen cogido el truco de encontrar comida fácil y aparecen después de que Baloo, el mastín, haya acabado de comer. Es entonces cuando aparecen ellos, varios, la familia entera, a comer los restos. Baloo lo sabe, como lo sabía Lea y todos los perros que han vivido aquí, y siempre dejan restos para los erizos; es más, les encanta ver como aparecen los erizos y comen de su plato. Es una escena de amistad y camaradería. Pero, sin embargo, estos erizos no se fían mucho de los humanos y aunque ‘les consiento’ (con significado mejicano de cuidar) siempre huyen a la carrera en cuanto me acerco. Y, parece mentira las velocidades que cogen con esas patitas tan cortas que tienen, en un ‘pis pas’ desaparecen, corrren como el rayo a esconderse. Por todo esto, el erizo del martes me tenía muy sorprendida, ni se asustaba, ni se escondía, ni se inmutaba a pleno día. 

 

Ya que me encontraba en danza decidí dar de  desayunar a Farinelli, y entonces descubro que por la pradera del caballo corre el agua del río como si fuera el amazonas.  El río Tuerto se  había desbordado y corría a gran velocidad por las fincas como si fuese su cauce habitual, algo insólito.  Esto no tiene otra explicación más que la de que han abierto a tope las compuertas del pantano de Villameca. Me informo y, efectivamente, han abierto de golpe las compuertas del pantano dejando salir tal volumen de agua de pronto que el caudal, infinitamente mayor que lo que los cauces pueden admitir, inundó campos de cultivo y riveras. Las fincas del molino completamente inundadas, los árboles de la ribera parecían mástiles de barcos hundidos.  Entonces entendí el porqué del comportamiento del pobre erizo aventurero. En realidad estaba escapando de las inundaciones de sus campos. Iba a la deriva, desorientado, a mitad de la mañana. Y ¿qué pasaría con su familia? ¿se habría ahogado? 

 

Me mosqueo con el pantano de Villameca. Llevaba días lloviendo. Se habían anunciado las lluvias y las nieves desde hacía tiempo. Los pronósticos del tiempo se anunciaron con tiempo. Y…, a pesar de todo estos anuncios, a las personas que controlan el pantano no se les ocurre ir soltando agua en prevención sino que se dan cuenta de repente que tienen el pantano lleno y  que necesitan desaguar de golpe y porrazo, abriendo las compuertas a ‘todo dar’. ¿Qué pasa con esta gente? ¿Es que no saben que existe algo que se llama previsión y más cuando los pronósticos lo están anunciando?  Es realmente impresionante la desidia, e imprudencia, que se traduce de estas actuaciones. Y no es la primera vez que les pasa, hace algunos años les pasó lo mismo y el agua entró a las habitaciones. Esta vez, gracias a que Confederación, sin ninguna razón razonable, me negó el permiso para arreglar con urgencia un gran boquete de la presa, una importante cantidad de caudal encontró por esa vía  un camino fácil por donde seguir, y así el edificio del molino se liberó de recibir una significativa avalancha de agua. En este caso puedo aplicar con satisfacción el famoso dicho de “No hay mal que por bien no venga”.

 

Y, después de este martes de inundaciones llega el miércoles de nevadas. Amanece el campo de ayer inundado hoy “todo vestido de blanco”. Qué bonitos siempre los paisajes nevados, que paz dan, y qué sensación de pureza, la nieve lo tapa todo bajo un blanco inmaculado, purificador, virtuoso. Hoy no sé dónde se habrá metido el erizo. Con sus patitas tan cortas y la capa de nieve de casi un palmo puede palmar, pues  es difícil que pueda moverse. 

 

Llevo ya nueve días observando los drásticos cambios de la naturaleza tras los cristales, mientras que los cambios en la naturaleza de mi salud se dan en  pequeñas dosis y no parece que para adelante. “Un paso ‘pa’ lante y un paso ‘pa’ atrás”, como dice Celia Cruz en su salsa cubana;  o “un paso adelante y dos pasos atrás” cono escribió Lenin en 1904 cuando no parecía que su partido avanzara. Mi salud ahí va, danzando entre salsa y filosofía de supervivencia.

 

Y mientras yo estoy ensimismada con mi precaria salud, en estos nueve días hay quien se ha puesto el mundo por montera y el mundo se ha quedado atónito porque, curiosamente, el mundo se ha inundado, como mi finca, de asuntos de ‘verdadera’ importancia para el mundo. Como las rabietas de un príncipe que dice que detesta vivir como príncipe y  critica a los de su familia porque viven como príncipes, pero él no renuncia a ser tratado como príncipe y se enfada porque a su hijo no le quieren hacer  príncipe; dice que detesta a los medios de comunicación y no hace más que utilizarlos, de manera extravagante, recibiendo muchos millones por ello; y escribe un libro contando tantas niñerías, ñoñerías y banalidades que sorprende su enorme éxito mundial. Todo el mundo habla de ello. ¡¡Que buen marketing!! También tenemos, cruciales para el mundo: la reconciliación muy amorosa de la inefable Tamara Falcó con su novio; la poco amistosa separación de su mítica madre con el insigne escritor Vargas Llosa; pero lo más de lo más ha sido la satisfacción de Shakira  que en 24 horas su canción vengativa la escucharon 50 millones de personas. ¡Cómo interesan las cuestiones del corazón!

 

En realidad, si lo miramos bien, son muy entretenidas  y al fin y al cabo el amor, y también el desamor, son asuntos  mucho más interesantes y pueden conseguir mucho más cosas que, por ejemplo, el bla, bla, bla de los políticos con su “y tú más”;  o las reuniones  anuales del Foro Económico Mundial en donde 50 jefes de estado, o de gobierno, y 600 jefes ejecutivos  deciden acciones concretas para mejorar la marcha del mundo ante la  admiración y el asombro por parte del mundo que ve como todos los años se repiten los mismos propósitos de actuación, como si entraran en bucle. Este año, el lema de Davos es ‘Cooperación en un mundo fragmentado’. Qué risa, los que fragmentan se reúnen para ‘resolver los fragmentos’. También van a discutir sobre la guerra de Ucrania, el cambio climático, la desigualdad…, y se hablará de miles de millones de dólares. Y se reúnen en importantes hoteles durante cuatro días y hablan y comen y beben y se entretienen con señoritas de compañía y vuelven a sus países satisfechos porque han llegado a conclusiones  ‘contundentes’.  Y al año que viene más de lo mismo.

 

Qué bueno sería poder hacer como el erizo que cuando le inundan su terreno no tiene más que coger veredita y pasito a pasito cambiar a un entorno más saludable. En eso nos lleva ventaja.

 

O témpora o mores

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