Esteban Carro Celada
Domingo, 05 de Febrero de 2023

'Asturica' o las chicas del 19 (VII)

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(...)

 

La crónica de la vida municipal del 19 de julio está tratada con gracejo y "en broma". Tras una alusión a que el firmante ya estuvo en Benavides y en Tremor de Arriba de donde es Amalteceo -Jenaro Blanco de Cela-, comienza a decir quiénes son los que no asistieron a la reunión del Ayuntamiento: siete concejales. Joaquín Gavela se une al sillón del alcalde y con Gómez paliquean en corto para que no oiga el alguacil Bartolo. Lo más sustancioso de la descripción de esta corriente y moliente sesión es que: "una vez acomodados todos, abre don Tiburcio un libro, coloca sus lentes en inexplicable equilibrio sobre la puntita de la nariz y la sala se llena de apagados murmullos que la convierten en avispero, en revolución. De un lado la tertulia del alcalde, de Gavela y de Gómez, de otro los lamentos de Don Natalio y de Bartolo que, cuchicheando, protestan de la hora tardía de comenzar la sesión y dominándolo todo, cual ensordecedor runrún de gigantesco moscardón el sonido nasal del señor secretario que impasible sigue leyendo una cosa que nadie escucha. De vez en cuando se le oye uuu…, se da cuenta..., uuu…, se aprueba…, uuu…, el señor presidente,… uuu,  y así hasta que termina la lectura de aquel documento, que según el solicito a la par que auténtico don Natalio, resulta ser el acta de la sesión anterior".

 

El bueno y justo Ferreras que tanta admiración cosecha entre los de ‘Asturica’ marcha con los ojos gachones, mascullando palabras inconexas, nervioso y disgustado hasta el punto que cuando tiene que firmar el acta ocurre que "primero quiso firmar con el cigarrillo que fumaba; después intentó mojar la pluma en todos, el oído derecho del secretario, y por último para que le saliera intachable sacudió con toda su fuerza el palillero sobre el acta y dejó en ella una gran mancha de tinta que Bernardo quería borrar por succión, cosa que Gómez más fino evitó, dejando caer lentamente sobre la mancha la ceniza de su cigarro".

 

De la sesión solamente comenta Eloy Oz un aspecto, la intervención de don Joaquín que al tratar "de socorros para baños opina que se entreguen en mano los billetes del ferrocarril pues se ha dado el caso de algún vivo que se equivocó y en lugar de ir a tomar aguas, se curó tomando vinos", por supuesto el acuerdo más importante es el de levantar una lápida en el salón de sesiones en honor de Manolito Gullón.

 

Don Florencio de la Vega pierde el control de su coche cerca de León. Solo ligeras heridas al chocar contra la piedra a orilla de la carretera. El coche quedó "materialmente destrozado". Oh los accidentes, aquellos hombres locos en sus frenéticos locos cacharros. Manuel Rodríguez pasa a ser el jefe de la estación telegráfica. "Mundo gráfico" publica la fotografía de la señorita María de la Luz Gullón premiada como la astorgana más guapa en el concurso de ‘Asturica’ a que nos referiremos. El mismo don Florencio de la Vega, una vez repuesto de lo del coche, lleva a varios amigos a visitar sus minas de Torre del Bierzo, aunque al final hay un banquetazo en Ponferrada.

 

Él panderetólogo astorgano señor Alucha comienza a organizar una velada en el Círculo Mercantil, aunque en honor del Casino. Los entreactos corren a cargo del panderetólogo y la velada será compleja pues hay un juguete cómico -'Tocando las consecuencias'-, un cuadro dramático de López Muñoz -'El legado'- y un disparate cómico de Mariano Pina -'Las plagas de Egipto'-.

 

 

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La sesión del 26 de julio queda extensamente reflejada. Es sábado de Santa Ana. Faltan ocho concejales. Y esta ausencia es la que hace pensar al cronista deportivo en que la sala de sesiones es una necrópolis, y no por las lápidas numerosas, sino por la soledad. Todos se marcaron ‘chotises’ en Puertarrey y salieron a merendar. Ferreras protesta de que el Ayuntamiento no haga el primo con lo del cuartel. Qué buenos pringues de dinero dan. El cronista se ensaña con Joaquín Gavela que tiene un sueño enorme. Trata de luchar contra él abriendo desmesuradamente los ojos. Lo vence algo mejor "con un flamante cigarrillo de sesenta que causa la admiración de su vecino el señor Gómez Vega". Pero nuevamente enfurecido cae en brazos de Morfeo y sobre el hombro del alcalde. Ferreras hizo un discursito muy mono sobre el nuevo cuartel. Joaquín Gavela solo despierta ante el rotundo no a formar en una comisión gestora que lanza el alcalde, “don Adolfito que se había pasado la sesión escribiendo, quizás unas cuartillas para El Faro. Y por sus ocupaciones no entró aunque sí intervino en el debate sobre el kiosko del jardín”.

 

Coincide por estos días la muerte de un antiguo alcalde de Astorga, don José Gómez Murias. La Banda Municipal, este domingo, interpreta la marcha ‘Galant' de Peñalver, el fado 'Blanquite' de Retaba, el largo maestoso 'Ouritanos' de Clodomir, la mazurca 'Espiritual' de Franco y el pasodoble 'El niño judío' de Luna. Al domingo siguiente hay pasodoble, tango, vals, fox-trop y flamenco. Se ha recibido la noticia de que tanto el presidente como el vicepresidente de la Diputación son amigos de ‘Asturica’. Por los apellidos los conoceréis: Julio Fernández y Fernández y Don Santiago Crespo Carro.

 

Nos hallamos ante la última crónica municipal de este equipo de la revista. Esta vez no falta casi ningún concejal. En cambio, sí el alcalde y tres más. La causa no reside en que se repartan cigarrillos, porque cada cual chupa de su propio bote. Ferreras en la mesa del salón de sesiones "toma un pliego de papel, lo dobla cuidadosamente y va saliendo de sus manos unos perfectos cuadraditos, exactamente iguales a los empleados para contener esas mantecadas que tan alto han sabido poner el nombre de nuestra ciudad". No ha puesto una fábrica ‘mantecadera’ sino que saca un lápiz y escribe. ‘Paulinín’ Antoñito y Juan Antonio, de las derechas, no atiendan y tienen que aprestar las narices. Antoñito debe contar de su veraneo. Paulinín "inclina la cabeza y queda atento recreándose en la albura de sus zapatos ribeteados". Se protesta contra la falta de una bombilla en la calle de la Cruz. Los papelitos eran para votar. Y de la votación sale Gómez Vega como síndico suplente. "Lo grande de la sesión fue la discusión de Gómez y de Ferreras por un quítame allá esos escombros. ¡Parecían dos gallos ingleses! Empezaron por si estaban bien echados unos escombros en la Bajada del Postigo… Eloy Oz -ya dijimos que era Goy- nos cuenta que tiene un lector especializado de sus crónicas: Amalteceo, "correcto prosista, agudo crítico, satírico juvenaliano". El cronista se califica como "chabacano, reporter ramplón".

 

 

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Que estaba caducando la publicación se notaba desde el número anterior con solo leer un suelto "A nuestros lectores" en que se habla del coste "elevado de la edición de esta revista". Se suprimen las ‘intervius’ femeninas porque había mucho gasto en clichés, pero ahora "nos vemos precisados a reducir el número de páginas de ‘Asturica’, para que esta no sucumba prematuramente". Eran aquellos malos días para cualquier economía y cómo no la de una revista modesta. Es el año de la huelga general de España, con una serie de incidentes que tienen su traducción en el baremo de la publicidad y de los costos de la vida y del consumo. Por contraste en el último número se da una buena noticia “especialmente a las ‘fregatrices’ astorganas”: habrá cuartel con muchos militares: "Ajajá, ya estarán satisfechas nuestras lindas paisanitas. Muy en breve se verá cambiado el aspecto gris que clérigos y seglares damos a nuestra población, por el alegre de esos vivos colores de nuestros militares". "Todo se ha estremecido en Astorga desde los tiernos corazones de nuestras bellas hasta las paneras del Cabildo. No en vano unos y otras aspiran a cobijar el regimiento". “Las domésticas militaristas preguntan si se les resistirá un sargento o alguno de más cota". También influye en la gastronomía, porque los platos astorganos están dejando de ser "estofados de alubias", "sabrosos cocidos castellanos”, frejoladas para convertirse en garbanzos a la capitana, tortilla a lo cadete y lengua a la coronela. Al poco escritor del artículo que tiene doméstica militarista "me tienen de milicia hasta el ros". Los niños igualmente se vuelven militaristas en sus pisos: "toques de órdenes y de desórdenes, pasos de infantes y trotar de caballos". "Una fiebre".

 

De nada vale que el administrador trate de cortar la suscripción a quién no la haya pagado. El grifo se cierra en este número 16, en cierto modo imprevisible si no es la admonición de ‘Chunguito’ –Revillo-.

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