Sábanas
![[Img #62138]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/02_2023/6893_nuria-troita-escanear0034.jpg)
Hay una extraña belleza en las sábanas tendidas. Una literatura desprendida entre lo explícito y lo misterioso que deja adivinar a medias y entronca con lo invisible. Con ese paraíso casero, familiar e inaccesible que son las habitaciones de los otros y la propia; su vida más íntima y callada, la vida privada y secreta en la que abandonamos nuestra impronta de miedos y fluidos: sangre, lágrimas, orines…El misterio de las alcobas ondeando al capricho del aire. Sábanas y aire. Sábanas tendidas al viento que inician un baile improvisado y caprichoso al compás de la batuta de un director tan invisible como osado. Suben, bajan, dando cientos de vueltas y creando remolinos sinestésicos de fragancia y color. La unión de lo oculto que se transforma por un breve tiempo en público. El tiempo en que la intemperie tarda en secar esas sábanas que se abandonan suavemente a lo inesperado: quién sabe si sus dueños olvidarán recogerlas a tiempo cuando estalle la tormenta y el granizo arrecie tras los cristales, o el sol ejerza su fuerza resecando en demasía su tejido.
Sábanas que nos acompañan desde el nacimiento a la muerte. Un elemento imprescindible que envuelve nuestra dicha y nuestra enfermedad, nuestras tardes de triunfo o la soledad que nos embarga. Envueltos en ellas hemos recorrido kilómetros de sueño y despertares. Con ellas cubrimos todo lo que queremos proteger: muebles, personas amadas, animales de compañía, libros, cuadros, estancias enteras, las ausencias. Como un telón que salvaguarda lo que posponemos y cubre lo que nos deslumbra tiñéndolo de resplandor.
En ellas se ha inspirado siempre el arte. Desde pintores como Joaquín Sorolla y su bellísimo cuadro ‘Madre’, Frida Kalho con su pintura titulada ‘La esperanza’, o Eugene Delacroix en su magnífica obra ‘Cama sin hacer’. Los cineastas también han rendido su particular homenaje a las sábanas, como Alfred Hitchcock en su despiadada ‘Rebeca’, EttoreScola en ‘Una jornada particular’ o Capra en ‘Sucedió una noche’. Por citar una mínima parte de universo tan particular e inspirador. Pasamos a la literatura y numerosísimos poetas citan sábanas en sus poemas, se recrean en tan necesario y sutil emblema de lo íntimo. Podemos citar a Lorca, Benedetti, Cernuda, Sabines, Neruda, Martí, Alfonsina Storni.
“¡Oh cama de hotel oh dulce cama!
Sábana de blancuras y rocío.
¡Oh rumor de tu cuerpo con el mío!
¡Oh gruta de algodón, penumbra y llama!
(FEDERICO GARCÍA LORCA. “Sonetos del amor oscuro”)
“Fueron a su cama de sábanas gastadas con acre olor a sexo deslunado”
(MARIO BENEDETTI. “Hombre que mira a la luna")
“Dedos que ensayan el primer amor, sábanas tibias sobre el cuerpo solitario; como fugaz deseo”
(LUIS CERNUDA. “Como leve sonido")
¡Cómo te quiero entonces entre las sábanas y el frío!
(JAIME SABINES. ”Te desnudas igual")
“La casa en la mañana con la verdad revuelta de sábanas y plumas, el origen del día sin dirección, errante como una pobre barca, entre los horizontes del orden y del sueño”.
(PABLO NERUDA. “ Cien sonetos de amor")
“La fatiga y las sábanas sacudo:
cuando no se es feliz abruma el sueño
Y el sueño, tardo al infeliz, y el miedo a ver la luz que alumbra su desdicha
resístense los ojos, y parece no que en plumones mansos se ha dormido”
(JOSÉ MARTÍ. “ Canto religioso")
“Dientes de flores, cofia de rocío,
manos de hierbas, tú, nodriza fina,
tenme prestas las sábanas terrosas
y el edredón de musgos escardados”
(ALFONSINA STORNI. “Voy a dormir")
Todos ellos parecen necesitar las sábanas como elemento que ensalza su ‘yo’ poético más elevado. Vida y muerte, amor y dolor, asientan su realidad enredándose en ellas.
Hay una extraña belleza en las sábanas tendidas. Una literatura desprendida entre lo explícito y lo misterioso que deja adivinar a medias y entronca con lo invisible. Con ese paraíso casero, familiar e inaccesible que son las habitaciones de los otros y la propia; su vida más íntima y callada, la vida privada y secreta en la que abandonamos nuestra impronta de miedos y fluidos: sangre, lágrimas, orines…El misterio de las alcobas ondeando al capricho del aire. Sábanas y aire. Sábanas tendidas al viento que inician un baile improvisado y caprichoso al compás de la batuta de un director tan invisible como osado. Suben, bajan, dando cientos de vueltas y creando remolinos sinestésicos de fragancia y color. La unión de lo oculto que se transforma por un breve tiempo en público. El tiempo en que la intemperie tarda en secar esas sábanas que se abandonan suavemente a lo inesperado: quién sabe si sus dueños olvidarán recogerlas a tiempo cuando estalle la tormenta y el granizo arrecie tras los cristales, o el sol ejerza su fuerza resecando en demasía su tejido.
Sábanas que nos acompañan desde el nacimiento a la muerte. Un elemento imprescindible que envuelve nuestra dicha y nuestra enfermedad, nuestras tardes de triunfo o la soledad que nos embarga. Envueltos en ellas hemos recorrido kilómetros de sueño y despertares. Con ellas cubrimos todo lo que queremos proteger: muebles, personas amadas, animales de compañía, libros, cuadros, estancias enteras, las ausencias. Como un telón que salvaguarda lo que posponemos y cubre lo que nos deslumbra tiñéndolo de resplandor.
En ellas se ha inspirado siempre el arte. Desde pintores como Joaquín Sorolla y su bellísimo cuadro ‘Madre’, Frida Kalho con su pintura titulada ‘La esperanza’, o Eugene Delacroix en su magnífica obra ‘Cama sin hacer’. Los cineastas también han rendido su particular homenaje a las sábanas, como Alfred Hitchcock en su despiadada ‘Rebeca’, EttoreScola en ‘Una jornada particular’ o Capra en ‘Sucedió una noche’. Por citar una mínima parte de universo tan particular e inspirador. Pasamos a la literatura y numerosísimos poetas citan sábanas en sus poemas, se recrean en tan necesario y sutil emblema de lo íntimo. Podemos citar a Lorca, Benedetti, Cernuda, Sabines, Neruda, Martí, Alfonsina Storni.
“¡Oh cama de hotel oh dulce cama!
Sábana de blancuras y rocío.
¡Oh rumor de tu cuerpo con el mío!
¡Oh gruta de algodón, penumbra y llama!
(FEDERICO GARCÍA LORCA. “Sonetos del amor oscuro”)
“Fueron a su cama de sábanas gastadas con acre olor a sexo deslunado”
(MARIO BENEDETTI. “Hombre que mira a la luna")
“Dedos que ensayan el primer amor, sábanas tibias sobre el cuerpo solitario; como fugaz deseo”
(LUIS CERNUDA. “Como leve sonido")
¡Cómo te quiero entonces entre las sábanas y el frío!
(JAIME SABINES. ”Te desnudas igual")
“La casa en la mañana con la verdad revuelta de sábanas y plumas, el origen del día sin dirección, errante como una pobre barca, entre los horizontes del orden y del sueño”.
(PABLO NERUDA. “ Cien sonetos de amor")
“La fatiga y las sábanas sacudo:
cuando no se es feliz abruma el sueño
Y el sueño, tardo al infeliz, y el miedo a ver la luz que alumbra su desdicha
resístense los ojos, y parece no que en plumones mansos se ha dormido”
(JOSÉ MARTÍ. “ Canto religioso")
“Dientes de flores, cofia de rocío,
manos de hierbas, tú, nodriza fina,
tenme prestas las sábanas terrosas
y el edredón de musgos escardados”
(ALFONSINA STORNI. “Voy a dormir")
Todos ellos parecen necesitar las sábanas como elemento que ensalza su ‘yo’ poético más elevado. Vida y muerte, amor y dolor, asientan su realidad enredándose en ellas.