Dios tiempo o la oscura sagacidad
![[Img #62228]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/02_2023/3274_3-nuriadsc_0095.jpg)
En estos días intensos y cambiantes de finales de invierno arde la luz, y al arder quema como un fuego de batallas sin fin. Embiste el aire acarreando una gelidez intensa que desbarata los brotes nuevos; como impidiendo a posta, y con envidia malsana, su primaverecer. Cuesta asimilar que va a pasar de largo otro invierno, y hasta el mismo invierno persevera en su empeño de permanecer, pero su inmenso poder de genio furibundo será absorbido por el Tiempo. El Tiempo es el ser más poderoso e imbatible de todos. Seres ocultos, como duendecillos traidores,que trabajan incansablemente para él, nos llevan de la mano hacia la intensidad del sol. Nada podemos realizar en contra. No nos podemos quedar anclados, es imposible parar su inmenso poder, su irresistible corriente. Vamos hechizados como los de Hamelín detrás del flautista. Atónitos y ciegos.
El sueño va sobre el tiempo
Flotando como un velero.
Nadie puede abrir semillas
En el corazón del sueño.
Si existe un dios este es el Tiempo. Deberíamos idolatrar su esencia, rezarle y suplicarle a él, pero no lo hacemos porque hemos comprendido muy pronto la inutilidad de la súplica y la plegaria, solo podemos aprovecharlo y exprimirlo como si fuese el último limón del mundo, el que nos salvará de la sed repentina con un sabor ácido y escandalosamente adictivo. Por eso intentamos asirlo y acunarlo como a un niño chico que sabemos crecerá de día en día, arrebatándonos así su infantil fisonomía para transformarla en una adultez que no reconoceremos como parida por nosotros; como esos vástagos que se nos escapan para convertirse en seres nuevos que tampoco se identifican con sus cambiantes progenitores.
Sobre la misma columna,
Abrazados sueño y tiempo,
Cruza el gemido del niño,
la lengua rota del viejo.
Esa es la crueldad del ser más poderoso de todos, y el más bello. El que nos abduce con su látigo de plata y vanas promesas de amor; ya que todos estamos entregados por completo a su merced y capricho. Es imposible escapar a su garra de olvido y desdén: su paso implacable, su huracán polvoriento que resquebraja edificios, desaloja negocios, tambalea las ruinas. Las calles de las ciudades gritan su nombre sin conseguir frenar el apocalipsis que desgrana a su paso.
Y si el sueño finge muros
En la llanura del tiempo,
El tiempo le hace creer
que nace en aquel momento.
Viajar se ha convertido casi en una ilusión inútil. Es imposible decir que conoces tal o cual lugar porque el Tiempo se ha encargado de su desaparición. Lo que una vez visitaste ya no es, ya no está, o lo recuerdas de otro modo porque muda a cada instante: calles, bares, tiendas y tenderetes, ferias de ganado, barcos a punto de zarpar, la ubicación de los jardines.Tendríamos que estar viajando constantemente para redescubrir lo ya visitado en una rueda sin fin, como montados desquiciadamente en un tiovivo diabólico, mareante y enloquecedor, del que es imposible apearse.
El tiempo va sobre el sueño
Hundido hasta los cabellos.
Ayer y mañana comen
Oscuras flores de duelo.
( Federico García Lorca. “La leyenda del tiempo")
El monstruo de la globalización también ha contribuido a la extinción de la idiosincrasia. Me lo imagino como un enorme globo repleto de basura a punto de estallar, pringándonos aún más de desdichas basuriles de todos los colores, como manantiales saltando por las ventanas, pero no podrá combatir al Dios Tiempo. Bien es cierto que algo permanece: edificios milenarios que se han ido restaurando, esa naturaleza que tardará un poco más que el resto de elementos en desaparecer, pero la amenaza del Tiempo y su rugido permanecerán implacables compitiendo in extremis con el océano como dos titanes eternamente enfrentados.
No se llega nunca al fondo del mar.
(Federico García Lorca.” Así pasen cinco años" acto tercero.)
Ojalá el mar le gane la batalla infinita al Dios Tiempo y lo sumerja para siempre jamás en su país escondido, allá, muy hondo, donde todo es de un color desconocido por el ojo del hombre.
En estos días intensos y cambiantes de finales de invierno arde la luz, y al arder quema como un fuego de batallas sin fin. Embiste el aire acarreando una gelidez intensa que desbarata los brotes nuevos; como impidiendo a posta, y con envidia malsana, su primaverecer. Cuesta asimilar que va a pasar de largo otro invierno, y hasta el mismo invierno persevera en su empeño de permanecer, pero su inmenso poder de genio furibundo será absorbido por el Tiempo. El Tiempo es el ser más poderoso e imbatible de todos. Seres ocultos, como duendecillos traidores,que trabajan incansablemente para él, nos llevan de la mano hacia la intensidad del sol. Nada podemos realizar en contra. No nos podemos quedar anclados, es imposible parar su inmenso poder, su irresistible corriente. Vamos hechizados como los de Hamelín detrás del flautista. Atónitos y ciegos.
El sueño va sobre el tiempo
Flotando como un velero.
Nadie puede abrir semillas
En el corazón del sueño.
Si existe un dios este es el Tiempo. Deberíamos idolatrar su esencia, rezarle y suplicarle a él, pero no lo hacemos porque hemos comprendido muy pronto la inutilidad de la súplica y la plegaria, solo podemos aprovecharlo y exprimirlo como si fuese el último limón del mundo, el que nos salvará de la sed repentina con un sabor ácido y escandalosamente adictivo. Por eso intentamos asirlo y acunarlo como a un niño chico que sabemos crecerá de día en día, arrebatándonos así su infantil fisonomía para transformarla en una adultez que no reconoceremos como parida por nosotros; como esos vástagos que se nos escapan para convertirse en seres nuevos que tampoco se identifican con sus cambiantes progenitores.
Sobre la misma columna,
Abrazados sueño y tiempo,
Cruza el gemido del niño,
la lengua rota del viejo.
Esa es la crueldad del ser más poderoso de todos, y el más bello. El que nos abduce con su látigo de plata y vanas promesas de amor; ya que todos estamos entregados por completo a su merced y capricho. Es imposible escapar a su garra de olvido y desdén: su paso implacable, su huracán polvoriento que resquebraja edificios, desaloja negocios, tambalea las ruinas. Las calles de las ciudades gritan su nombre sin conseguir frenar el apocalipsis que desgrana a su paso.
Y si el sueño finge muros
En la llanura del tiempo,
El tiempo le hace creer
que nace en aquel momento.
Viajar se ha convertido casi en una ilusión inútil. Es imposible decir que conoces tal o cual lugar porque el Tiempo se ha encargado de su desaparición. Lo que una vez visitaste ya no es, ya no está, o lo recuerdas de otro modo porque muda a cada instante: calles, bares, tiendas y tenderetes, ferias de ganado, barcos a punto de zarpar, la ubicación de los jardines.Tendríamos que estar viajando constantemente para redescubrir lo ya visitado en una rueda sin fin, como montados desquiciadamente en un tiovivo diabólico, mareante y enloquecedor, del que es imposible apearse.
El tiempo va sobre el sueño
Hundido hasta los cabellos.
Ayer y mañana comen
Oscuras flores de duelo.
( Federico García Lorca. “La leyenda del tiempo")
El monstruo de la globalización también ha contribuido a la extinción de la idiosincrasia. Me lo imagino como un enorme globo repleto de basura a punto de estallar, pringándonos aún más de desdichas basuriles de todos los colores, como manantiales saltando por las ventanas, pero no podrá combatir al Dios Tiempo. Bien es cierto que algo permanece: edificios milenarios que se han ido restaurando, esa naturaleza que tardará un poco más que el resto de elementos en desaparecer, pero la amenaza del Tiempo y su rugido permanecerán implacables compitiendo in extremis con el océano como dos titanes eternamente enfrentados.
No se llega nunca al fondo del mar.
(Federico García Lorca.” Así pasen cinco años" acto tercero.)
Ojalá el mar le gane la batalla infinita al Dios Tiempo y lo sumerja para siempre jamás en su país escondido, allá, muy hondo, donde todo es de un color desconocido por el ojo del hombre.