Asturica o las chicas del 19 (IX)
![[Img #62434]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/03_2023/628_escanear0003.jpg)
Otro poeta de ‘Asturica’ es Sebastián Martínez Risco, estudiante entonces en la universidad de Madrid. Se estrena en ‘Asturica’ con el mensaje a los poetas. Le sigue lo que antetitula como posible libre sonetario evocador y el primer evocado en él es a Gil Blas de Santillana:
“Gil Blas de Santillana, carne de aventurero,
gallofo imperador por tu genio fecundo,
¿quién como tú en el paso tan solo de un segundo
Fue doctor, comediante, privado y bandolero?”
Después cambia de metro. Y del soneto alejandrino al italiano con su soneto evocador a la Venus de Melos “(revelación)". El carácter del soneto queda definido por su segundo cuarteto:
“Por el jardín cruzaste como una
ensoñación romántica fluyente.
Un fauno te admiró blanca, esplendente
y el placer asomó a su faz capruna.”
Desde la rima débil, potenciando el valor semántico de ‘una' hasta los temas de prosas profanas está la lección digerida de Rubén Darío, aunque entonces ya se andaba por Juan Ramón.
Este Sebastián Martínez Risco, astorgano por varios costados, ahora presidente de la real academia de la lengua gallega, se acoge al seudónimo habitual en él en los veranos anteriores de abril en ‘El fresco’: ‘El caballero de la mano en el pecho’. Y así le toca cantar en nombre de ‘Asturica’ a la ganadora del concurso de las tres gracias. Ellos habían escrito allí “‘Asturica’ os admira y felicita y al conjunto y embrujamiento de pinceles encantadores de belleza, surgisteis de los colores de la paleta". Este es el poema soneto dedicado a María Luz Gullón, la guapa de entonces que todavía vive en París:
“Siempre se alimentaron almas como la mía
de la fe en las extrañas voluntades del Sino.
Él quiso, al vos nacer, llamaros luz, y vino
a sonar vuestro nombre como una profecía.
Desde el dulce y profético milagro de aquel día
alumbráis las tinieblas amargas del camino,
como la luz rabiosa de un sol semidivino
que triunfa de la noche de la Melancolía.
Tenéis de Mona Lisa la sonrisa y la gracia
y en un supremo gesto de maga aristocracia,
ponéis todo el hervor de vuestra sangre inquieta…
Por vuestro blanco rostro, por vuestro gentil porte,
unid, Reina y Señora, a los de vuestra Corte
el voto, muy devoto, de un hombre y de un poeta.”
Este es el último poema publicado por Sebastián en las páginas de la revista vernal veraniego.
![[Img #62432]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/03_2023/370_sebastian-risco.jpg)
Pero no se acaba con estos dos nombres la nómina de los colaboradores. Habrá que no olvidar como la revista se subtitula ‘literaria y letras’.
Existe al igual una serie de poemas firmados por el seudónimo de ‘Colorín’. El primero entra en la esfera del humorístico. Y en cierta medida se ocupa de poner en solfa algunas preocupaciones esdrújulas de poema. Apenas hay un verso que no contenga dos esdrújulas. De los treinta y seis versos de este ‘Idilio esdrújulo’ extraemos unos pocos:
Porque eres una sílfide,
riquísima, pulquérrima,
solícita, simpática,
chulónica y libérrima.
Por ti me hago juergístico,
estúpido, friático,
alcohólico, nefrítico,
verbénico y fanático.
Ya es bastante, ¿No?
LA POESÍA DIALECTAL
A la siguiente el cambio los versos en broma de ‘Colorín’ ‘De la tierruca’ pretenden traspasar a sus versos algo del dialectalismo cantábrico:
“Las dos melecinas
que el lunes mandome,
me dieron al vientre
tres retortijones
que paicía que ya iba a morirme.”
Dejemos con su jerga al tío Baldomero y a Cañamones, porque ahora nos pasamos al "dúo de tiple y tenor que sirven para cantable de cualquier zarzuela":
“Ay, Atanasio mío
mi vida es ya muy sosa,
yo quiero ser tu esposa,
porque aburrida estoy.”
Y termina con una pura exclamación adelgazando los versos sus sílabas como en progresiva polimetría zorrillesca.
![[Img #62433]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/03_2023/6138_ast.jpg)
"EL MISTERIOSO ESCRITOR TRAS LA BALADA DE LOS SILFOS"
En el número IV hay una nota de redacción "A nuestros lectores" qué dice así: "Esta revista en su vehementísimo deseo de ofrecer a sus lectores cosas buenas de un sabor y gusto literario de lo más delicado y fino, no ha desdeñado en solicitar trabajos de personas de mucha valía en el campo de las letras, que han respondido del modo más satisfactorio, enviando su colaboración a este semanario que, por modesto precisamente, se honra mucho con la cooperación meritísima de dichos señores.” Prueba de ello es el delicado trabajo que hoy ofrecemos del inspiradísimo poeta que modestamente, encubre su nombre bajo el seudónimo de ‘Florián de Lista’.
Quien sea este poeta encubierto bajo el seudónimo no hemos podido descifrarlo hasta el momento. ‘La balada de los silfos’ consta de más de cien versos. Dodecasílabos, con hemistiquios, en pareado. Un estribillo también pareado cada seis versos:
“Coronados de ovas y de arreboleras,
los silfos, alegres bailan en las eras".
“Pasa ante nuestra imaginación el esqueleto de un árbol, las huelgas de rebecos, el jinete, el corcel con su gualdrapa, las cabelleras de la luna-”
"El caballo trémulo piafa, se encabrita
y una angustia loca, pánica, infinita
sobrecoge el alma del aventurero".
Camina por sendas de cabras por la media noche. Le espera su prometida y no quiere que nadie le detenga. Le sorprende la luz de Sirio, le ilumina la Reina de los elfos. Se le interpone entre su amada. El poema está basado en un pensamiento de Leconte de Lisle:
" Al galope de espuelas arranca el corcel,
al alba ya luce su rojo clavel…
¡ Triste caballero!... -celeste humareda-
una blanca sombra surge en la vereda,
camina sin ruido, los brazos le tiende.
¡-Déjame pasar, Ada, silfo, duende!
¡-Déjame pasar, espectro maldito!
Un eco de angustia respondió a su grito,
-arrullo de tórtola que gime en el álamo;
-Soy tu desposada, ven conmigo al tálamo;
estoy muerta, ven... te espero... soy yo…-
... Y el buen paladín muerto se cayó"
Esta es la literatura que leían astorganos y astorganas de aquel año, posterior a una de las guerras más terribles de la humanidad. Todavía el romanticismo...
Otro poeta de ‘Asturica’ es Sebastián Martínez Risco, estudiante entonces en la universidad de Madrid. Se estrena en ‘Asturica’ con el mensaje a los poetas. Le sigue lo que antetitula como posible libre sonetario evocador y el primer evocado en él es a Gil Blas de Santillana:
“Gil Blas de Santillana, carne de aventurero,
gallofo imperador por tu genio fecundo,
¿quién como tú en el paso tan solo de un segundo
Fue doctor, comediante, privado y bandolero?”
Después cambia de metro. Y del soneto alejandrino al italiano con su soneto evocador a la Venus de Melos “(revelación)". El carácter del soneto queda definido por su segundo cuarteto:
“Por el jardín cruzaste como una
ensoñación romántica fluyente.
Un fauno te admiró blanca, esplendente
y el placer asomó a su faz capruna.”
Desde la rima débil, potenciando el valor semántico de ‘una' hasta los temas de prosas profanas está la lección digerida de Rubén Darío, aunque entonces ya se andaba por Juan Ramón.
Este Sebastián Martínez Risco, astorgano por varios costados, ahora presidente de la real academia de la lengua gallega, se acoge al seudónimo habitual en él en los veranos anteriores de abril en ‘El fresco’: ‘El caballero de la mano en el pecho’. Y así le toca cantar en nombre de ‘Asturica’ a la ganadora del concurso de las tres gracias. Ellos habían escrito allí “‘Asturica’ os admira y felicita y al conjunto y embrujamiento de pinceles encantadores de belleza, surgisteis de los colores de la paleta". Este es el poema soneto dedicado a María Luz Gullón, la guapa de entonces que todavía vive en París:
“Siempre se alimentaron almas como la mía
de la fe en las extrañas voluntades del Sino.
Él quiso, al vos nacer, llamaros luz, y vino
a sonar vuestro nombre como una profecía.
Desde el dulce y profético milagro de aquel día
alumbráis las tinieblas amargas del camino,
como la luz rabiosa de un sol semidivino
que triunfa de la noche de la Melancolía.
Tenéis de Mona Lisa la sonrisa y la gracia
y en un supremo gesto de maga aristocracia,
ponéis todo el hervor de vuestra sangre inquieta…
Por vuestro blanco rostro, por vuestro gentil porte,
unid, Reina y Señora, a los de vuestra Corte
el voto, muy devoto, de un hombre y de un poeta.”
Este es el último poema publicado por Sebastián en las páginas de la revista vernal veraniego.
Pero no se acaba con estos dos nombres la nómina de los colaboradores. Habrá que no olvidar como la revista se subtitula ‘literaria y letras’.
Existe al igual una serie de poemas firmados por el seudónimo de ‘Colorín’. El primero entra en la esfera del humorístico. Y en cierta medida se ocupa de poner en solfa algunas preocupaciones esdrújulas de poema. Apenas hay un verso que no contenga dos esdrújulas. De los treinta y seis versos de este ‘Idilio esdrújulo’ extraemos unos pocos:
Porque eres una sílfide,
riquísima, pulquérrima,
solícita, simpática,
chulónica y libérrima.
Por ti me hago juergístico,
estúpido, friático,
alcohólico, nefrítico,
verbénico y fanático.
Ya es bastante, ¿No?
LA POESÍA DIALECTAL
A la siguiente el cambio los versos en broma de ‘Colorín’ ‘De la tierruca’ pretenden traspasar a sus versos algo del dialectalismo cantábrico:
“Las dos melecinas
que el lunes mandome,
me dieron al vientre
tres retortijones
que paicía que ya iba a morirme.”
Dejemos con su jerga al tío Baldomero y a Cañamones, porque ahora nos pasamos al "dúo de tiple y tenor que sirven para cantable de cualquier zarzuela":
“Ay, Atanasio mío
mi vida es ya muy sosa,
yo quiero ser tu esposa,
porque aburrida estoy.”
Y termina con una pura exclamación adelgazando los versos sus sílabas como en progresiva polimetría zorrillesca.
"EL MISTERIOSO ESCRITOR TRAS LA BALADA DE LOS SILFOS"
En el número IV hay una nota de redacción "A nuestros lectores" qué dice así: "Esta revista en su vehementísimo deseo de ofrecer a sus lectores cosas buenas de un sabor y gusto literario de lo más delicado y fino, no ha desdeñado en solicitar trabajos de personas de mucha valía en el campo de las letras, que han respondido del modo más satisfactorio, enviando su colaboración a este semanario que, por modesto precisamente, se honra mucho con la cooperación meritísima de dichos señores.” Prueba de ello es el delicado trabajo que hoy ofrecemos del inspiradísimo poeta que modestamente, encubre su nombre bajo el seudónimo de ‘Florián de Lista’.
Quien sea este poeta encubierto bajo el seudónimo no hemos podido descifrarlo hasta el momento. ‘La balada de los silfos’ consta de más de cien versos. Dodecasílabos, con hemistiquios, en pareado. Un estribillo también pareado cada seis versos:
“Coronados de ovas y de arreboleras,
los silfos, alegres bailan en las eras".
“Pasa ante nuestra imaginación el esqueleto de un árbol, las huelgas de rebecos, el jinete, el corcel con su gualdrapa, las cabelleras de la luna-”
"El caballo trémulo piafa, se encabrita
y una angustia loca, pánica, infinita
sobrecoge el alma del aventurero".
Camina por sendas de cabras por la media noche. Le espera su prometida y no quiere que nadie le detenga. Le sorprende la luz de Sirio, le ilumina la Reina de los elfos. Se le interpone entre su amada. El poema está basado en un pensamiento de Leconte de Lisle:
" Al galope de espuelas arranca el corcel,
al alba ya luce su rojo clavel…
¡ Triste caballero!... -celeste humareda-
una blanca sombra surge en la vereda,
camina sin ruido, los brazos le tiende.
¡-Déjame pasar, Ada, silfo, duende!
¡-Déjame pasar, espectro maldito!
Un eco de angustia respondió a su grito,
-arrullo de tórtola que gime en el álamo;
-Soy tu desposada, ven conmigo al tálamo;
estoy muerta, ven... te espero... soy yo…-
... Y el buen paladín muerto se cayó"
Esta es la literatura que leían astorganos y astorganas de aquel año, posterior a una de las guerras más terribles de la humanidad. Todavía el romanticismo...
