OPINIÓN / Gatos en el Jardín de la Sinagoga
![[Img #62449]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/03_2023/2582_img_22373.jpg)
Empecemos reconociendo que a nosotros nos gustan los gatos. Son felinos graciosos, ágiles, bonitos... Incluso algunos tenemos gato en nuestra casa, lo cuidamos, vacunamos, desparasitamos y, por supuesto, lo queremos, pero no estamos de acuerdo con la superpoblación de gatos sueltos que últimamente hay por el Jardín. A ello contribuyen determinadas personas que han decidido por su cuenta alimentar sin ningún control a dichos gatos.
Debajo de los madroños, de la rosaleda y por todas partes podemos encontrar sus deposiciones líquidas y/o sólidas. Estas son un problema para los árboles y plantas que también son seres vivos, para los niños que juegan por allí y para todos los que pretenden respirar el aire puro de nuestro parque y tienen que sufrir los malos olores que producen los orines y 'cacas' de estos habitantes.
El jardinero, que se esmera en el cuidado de las plantas y los árboles, se queja de la cantidad de excrementos que queman la vegetación. Recientemente, un equipo de jardineros que han venido a podar los rosales también se han sorprendido del exceso de deposiciones.
¿Y los pájaros? Apenas se oye un trino, han desaparecido. Creemos que no es el Jardín de la Sinagoga el lugar más idóneo para dar de comer a los gatos y menos por cualquier ciudadano. El Ayuntamiento debería hacerse cargo de la alimentación adecuada de los gatos callejeros en algún otro espacio y así poder evitar la superpoblación y la suciedad y controlar las enfermedades que dichos animales puedan tener.
Nos unimos a la petición realizada por la Asociación de Vecinos de Rectivía para que el Ayuntamiento haga cumplir el Artículo 14 de la Ordenanza Municipal en el que se advierte de la prohibición de alimentar en la vía pública a los animales vagabundos.
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Empecemos reconociendo que a nosotros nos gustan los gatos. Son felinos graciosos, ágiles, bonitos... Incluso algunos tenemos gato en nuestra casa, lo cuidamos, vacunamos, desparasitamos y, por supuesto, lo queremos, pero no estamos de acuerdo con la superpoblación de gatos sueltos que últimamente hay por el Jardín. A ello contribuyen determinadas personas que han decidido por su cuenta alimentar sin ningún control a dichos gatos.
Debajo de los madroños, de la rosaleda y por todas partes podemos encontrar sus deposiciones líquidas y/o sólidas. Estas son un problema para los árboles y plantas que también son seres vivos, para los niños que juegan por allí y para todos los que pretenden respirar el aire puro de nuestro parque y tienen que sufrir los malos olores que producen los orines y 'cacas' de estos habitantes.
El jardinero, que se esmera en el cuidado de las plantas y los árboles, se queja de la cantidad de excrementos que queman la vegetación. Recientemente, un equipo de jardineros que han venido a podar los rosales también se han sorprendido del exceso de deposiciones.
¿Y los pájaros? Apenas se oye un trino, han desaparecido. Creemos que no es el Jardín de la Sinagoga el lugar más idóneo para dar de comer a los gatos y menos por cualquier ciudadano. El Ayuntamiento debería hacerse cargo de la alimentación adecuada de los gatos callejeros en algún otro espacio y así poder evitar la superpoblación y la suciedad y controlar las enfermedades que dichos animales puedan tener.
Nos unimos a la petición realizada por la Asociación de Vecinos de Rectivía para que el Ayuntamiento haga cumplir el Artículo 14 de la Ordenanza Municipal en el que se advierte de la prohibición de alimentar en la vía pública a los animales vagabundos.






