Esteban Carro Celada
Domingo, 19 de Marzo de 2023

Asturica o las chicas del 19 (X)

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Villatrigo es un poeta bañezano que escribe casi una carta de amor a "A. D. M. de mis amores", bañezana.

En este número nos interesa más el poemilla de Sebastián Risco: ‘Flores del sendero (Oración del caminante)’

 

“Caminar:

Nuestro destino eterno,

caminar

por las sendas sin vida,

por las sendas sin alma

donde reina una calma

secular.”

 

Entre la estrofa, el paralelismo y la seguidilla está este poemilla que le debe mucho a Ramón Pérez de Ayala.

 

F. J. Firma un poema de 'Amor telegráfico'. En sus redondillas riza el rizo de contarnos una sencilla historia de amor, pero introduciendo en todo momento, vocabulario telegráfico. Lexemas como expedidora, oficina, acero, avería, veinte palabras de texto, registrar el servicio, de cuerda. tinta al rodillo, martillo, transmisión, imán, San Vicente, parte diario, tensión, corriente, mil pares de Minotto, pilas, electricidad de amores, clavijas, conmutador suizo, repetición, espera, enterado, despacho, oficial, urgente, estará turno de dos. Y termina de la siguiente forma:

 

“Me cuesta más desazones

el conseguir tu conquista

que pasa un telegrafista

en un día de elecciones.

Y ten por cierto y real

que si te muestras esquiva,

sentiré tu negativa

más que un cruce general.”

 

 

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 De Gonzalo Goy a Pepita Gavela

 

'Marcos Obregón', este año, se había cortado la coleta poética. Renace en prosa como Eloy Oz, pero aún así hay un poema suyo, un soneto suyo, el que Gonzalo Goy dedica a la tercera beldad de entre las seleccionadas en el concurso: Pepita Gabela.

 

“Al lado de bellezas ideales

brilló esplendente tu ideal belleza

y adorable surgió tu gentileza

de un divino pensil de mil rosales.

Tu triunfo no es de ahora solamente,

porque siempre lució cual flor galana

tu hermosura, que si hoy es soberana,

soberana ha de ser eternamente.

Y así en un mismo cetro has reunido

dos reinados a cual más verdadero,

uno porque el concurso lo ha querido,

y el otro, que ha de ser más duradero,

 es el que del amor yo te he ofrecido

pues reinas en el alma de un trovero.”

 

 

La Remedios y el Cleto

 

'A. Ese' escribe unas gatomaquias con el subtítulo de 'El que no corre vuela'. Es un diálogo sobre la Remedios y el Cleto. La Remedios según dicen las cotillas del barrio, ya tiene los ojos de secano, a los pocos días de la muerte de su Usebio. La larga Cleto. Oigamos sucesos en jerga que quieren ser de zarzuela arrabalera de los madriles:

 

“-Que se la 'chimpen' mi Remedios

sin ti, voy hecho un panolis.

Yo sin ti no me divierto.

Sin ti parezco un defunto.

Anda ya, ponte en el cuerpo

la falda color de apio

y blusa color güevo

y unas flores en moño

y la sortija de sello

que tie nuestras eniciales

con ese rótulo en medio

que dice 'para su chata',

de su chacho, que lo es Cleto.”

 

Buena muestra de otro hacer y del acogimiento "literario de la publicación" que sin duda para hacer honor a una de sus orientaciones, la del feminismo publica el soneto de Julio Andrés Yalor: 'A una coqueta'. El soneto es muy moralizante. Comunica a la coqueta otra coqueta que no sea loca, no sea que quede vieja y soltera.

 

El casi último poema que se publica en Asturica es una traducción de Luis A. Teixeira. Su poema se titula 'A una mujer'. Teixeira es buen poeta portugués de los que se encuentran en las historias de la literatura ya consagradas. A la mujer, causa de todos los males amorosos, viene a sumarle estos versos:

 

“Yo no tengo más creencias; no merezco

de gozar las delicias que gocé, 

bien sé que al desterrado no se ama.

¡Yo fui loco mujer, cuando te amé!.”

 

 

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La noche de San Juan en Astorga

 

En las vísperas de los arenales de San Juan, aparece una firma nueva que no es otra que Santiago Alonso Garrote que se encubre bajo el seudónimo de 'Jaime de Somoza'. Es la noche astorgana de coger el trébole. Noche de amor, cerca del Teleno, en que las muchachas lucen el palmito que quita el hipo y hay un bureo intenso en torno a la hoguera de San Juan dentro de la plaza.

 

“Donde las urces restallan

invadidas por el fuego

hasta convertirse en ascuas

que se tornan cenizas

como la nieve de blancas,

símbolo de la existencia

terrenal tan decantada.”

 

Es el humo de las pasiones, la brasa, los desengaños, la nada. Garrote ve saltar a los muchachitos ágiles, a los municipales repartiendo lapos con sus estacas, y sigue la marcha bullanguera de la parranda con acordeones, violines y guitarras. Junto a su casa, se mueve una persiana. Hay un vals. No se duerme aquella noche esperando el ramo que se conserva luego en 'Talaverana jarra'. En esta noche de San Juan hay quien tiñe canas y se hace trampas jugando al mor de

 

“Oh noche la de San Juan,

Noche tibia y perfumada,

¡quién volviera a los veinte años

como tú tornas callada

en todas las primaveras

a dar fe de tu constancia!”

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