Mercedes Unzeta Gullón
Sábado, 18 de Marzo de 2023

Carta de una madre

[Img #62563]

 

 

Querido hijo.

 

Estamos a finales de mayo de 1990, te quedan pocos días para cumplir tus seis años. Estás pasando una temporada muy buena, diría que fantástica. Tú disfrutas de todo y de todos y todos disfrutamos de ti. Es imprescindible para ti notar a tu alrededor atención y amor. Eres tierno, afectuoso y cariñoso, y no soportas en absoluto que te aparten, no te presten atención o sentirte solo.

 

Lo he ido descubriendo poco a poco. Cuando eras pequeño me parecías un niño difícil, pero a medida que te voy conociendo, porque tu personalidad se va desarrollando, veo que no es que seas difícil ni complicado sino extremadamente sensible.

 

Tengo un profundo sentimiento de culpa responsable de tu gran necesidad de amor de piel, es decir, necesidad de cercanía, de seguridad protectora, de cobijo. Creo que he contribuido a ello al introducir un personaje extraño en tu vida cuando tu vida era excesivamente corta. El trabajo.

 

Mi realización personal, la oportunidad de introducirme en un medio muy atractivo y que siempre me había interesado, me obligó a buscar de la noche a la mañana –literalmente- a una chica que cuidara de vosotros. Tu hermano tenía cinco años y tú dos. Eras muy pequeño y de un día para otro dejé de ir a buscarte a la guardería para sustituirme por una persona que no conocías. Tu pobre hermano mayor, siempre tan consciente y responsable, te reconfortaba y consolaba en tus desesperados lloros a la hora de que las mamás aparecían a recoger a sus retoños.

 

Tu padre, como es habitual, estaba de viaje, creo que en Méjico, y yo sufría muchísimo con el nuevo horario de prensa: de diez de la mañana a ocho de la tarde, y eso que era una revista mensual. El director de la revista me llamó para el puesto que quedaba vacante con la premura de decidir en tres días. Cuando trabajaba en televisión podía organizarme los horarios a mi aire y podía compaginarlo con los colegios.

 

De  la noche a la mañana todo cambió,  y mi ánimo relajado, alegre y distendido se tornó impaciente y nervioso. Vosotros, los niños, captáis eso antes de que lo asumamos los autores, y así tú  te volviste irascible, rebelde, geniudo, inquieto y agresivo.

 

En la guardería temían cuando salíamos de viaje tu padre y yo al mismo tiempo, no solía ser muy a menudo pero alguna vez pasaba, porque mordías a los niños y les dejabas sin pelos de los múltiples tirones de cabellera.

 

Pero no quiero extenderme en el pasado porque no llegaré al presente y quisiera apuntar algunas anécdotas de ahora que tienes cinco años a cuatro días de cumplir seis. Eres un niño muy alegre, muy rápido y muy divertido. Llevamos tres meses viviendo en casa de los abuelos porque nos están haciendo la obra del Escorial en nuestra casa de Majadahonda, y todo el mundo está encantado contigo. Esta mañana a las ocho y media de la mañana, me has dicho muy serio: “Mamá creo que voy a tener un hijo porque me duele mucho la tripa”. El lunes pasado entrábamos en el colegio, como siempre tarde, y sobre todo ahora que estamos en Madrid, y yo comento mientras te acompaño a la clase: “Qué rabia, ya vamos tarde como todos los lunes”, y tú impasible y andando despreocupadamente me comentas. “sí, y como los martes”.

 

Me he convencido de que es importante para vosotros el tenerme a la vuelta del cole, es una hora complicada para compaginar con el trabajo de prensa pero no quiero fallaros y, además, me apetece disfrutaros. Me doy cuenta de que el tiempo pasa muy rápido y en seguida creceréis y os marchareis y haréis vuestra vida y ya no podré achucharos.

 

Ahora ya no tengo horarios fijos porque soy mi propia jefa lo que es mucho más gratificante para mí pero no para vosotros porque la responsabilidad y el trabajo me absorben mucho más tiempo y cabeza que los horarios ajenos.

 

Amo mi trabajo y es difícil de compaginar todo así que me encuentro siempre en la insatisfacción de no llegar a ninguno de los dos campos, de estar siempre a medias. Es bastante desalentador. Sois mucho más importantes que cualquier trabajo. Con mi afán de ser perfecta en el trabajo he dejado muchas horas de estar con vosotros pero, por suerte, me he dado cuenta a tiempo de mi error. Quiero disfrutaros todo lo que pueda.

 

Hoy has estado delicioso cuando he ido al colegio a las tres de la tarde para asistir a la representación de los actos culturales dedicados a García Lorca. Yo no os había dicho que iría porque tenía trabajo, pero decidí aplazarlo y me presenté de sorpresa. Te hizo una ilusión loca y no te separaste de mí ni un momento, estabas orgulloso de que tu mamá  estuviera allí. A mí también me hizo mucha ilusión tu entusiasmado recibimiento.

 

Ya llegan tus seis años. Deseo que los disfrutes mucho y que todos los disfrutemos contigo. Con mucho amor. Tu madre

 

(Todos los días del año son 8 de marzo)

 

O témpora o mores

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.