Val de San Lorenzo: "Me moriré final, derecho y en pie, tan consumadamente..."

La muerte

 

La muerte, sí, la muerte...

Mucho has hablado de la muerte,

¿y qué es lo que tú sabes de la muerte?

Tú la has visto en los otros, las miradas

ya congeladas, los relámpagos

de piedra para siempre, y el deseo

gritando mudamente al despeñarse

por los acantilados de la nada.

Qué somos, piensas

tú, que eres todavía;

tú, todavía lleno de impureza;

tú, vestido, abrigado contra el frío

de las estrellas y los camposantos...

No somos nadie, nada, y nadie sabe

lo que se pierde entre la tierra,

la pureza ganada día a día,

trinchera por trinchera, tumba a tumba.

Morir es poseer a una mujer

desnuda velo a velo, zona a zona,

y explicarse de un golpe los misterios

más hondos y terribles

tras los que Dios se parapeta...

Porque la muerte es juncia y es romero

de Corpus en Moguer, con la fragancia

nauseabunda de flores corrompidas

enarbolando la materia

que ya no es nada, que es cartón y trampa

mortal de olvido, pues la muerte

te confiere una horrible juventud

completamente falsa y engañosa,

te equivoca el sentido y te hace ver

al sol inmóvil, detenido al aire,

y a la gente encantada, con piedras

con relojes de sangre en las entrañas.

Se ama como se quiere: en un instante;

pero después amamos o morimos

toda una eternidad,

porque amar y morir todo es lo mismo:

es descubrir un mundo en unos ojos,

descortezar un árbol, desnudar a una novia,

y averiguar por fin en qué consiste

eso que llaman la Poesía.

 

AQUILINO DUQUE

Seré la luz

Me moriré mañana, me moriré cantando

con una rosa de amor entre las manos

junto al haz de luz del de mi lado.

Me moriré diciendo paz, diciendo basta,

pétalo, alegría, El Salvador, Amaranda,

manando mi sangre alegremente del costado.

 

Me moriré diciendo bien, diciendo alma

como el ruiseñor canta, feliz, desde la rama,

en palabras de amor, sin gestos calculados.

 

Me moriré diciendo pan, diciendo vino

consagrando a mi Dios, repartiendo el pan,

la sangre de un cordero ensangrentado...

Me moriré final, al término y al cabo,

derecho y en pie, tan consumadamente...

FERNANDO LEÓN