José María Hidalgo Guerrero
Miércoles, 11 de Diciembre de 2013
'León cuna del Parlamentarismo', visto por el cepedano Rogelio Blanco
"Son ganas de enredar...", esta frase que se repitió varias veces a lo largo de la ponencia y posterior debate que tuvo lugar en la Casa de León en Madrid el pasado 4 de diciembre de 2013. En las jornadas que se celebraron en esta Casa Regional sobre los orígenes del parlamentarismo, no podía faltar la figura clave de Rogelio Blanco, Ex Director General del Libro, Archivos y Bibliotecas, cargo extinto cuyas competencias se diluyeron dentro del reestructurado Ministerio de Educación, que ahora incluye también Cultura.
La conferencia de Rogelio Blanco fue un broche perfecto a estas jornadas, ya que permitió "cerrar el círculo" sobre esta temática. Juan Pedro Aparicio se encargó unos días antes de explicarnos su documental sobre el parlamentarismo, centrándose en la parte histórica, pero la conferencia de Rogelio, lejos de repetirse, se refirió a otros aspectos fundamentales.
En primer lugar, definió a España como una potencia mundial en cuanto a cantidad y calidad de archivos, algo que contrastaba con su poca presencia en el programa Memoria del Mundo, iniciativa internacional propulsada y coordinada por la Unesco para preservar el patrimonio histórico documental de mayor relevancia. En segundo lugar, destacó la importancia de los 'Decreta' de León de 1188 como el testimonio documental más antiguo del sistema parlamentario europeo. De ahí la dificultad que supuso defender este corpus frente a la tradición parlamentaria inglesa. Rogelio Blanco desmontó uno a uno los distintos argumentos que minusvaloran la importancia de Alfonso IX y su curia regia, demostrando la deuda que la historia tiene con el Reino de León. Por último, Rogelio dejo patente el problema de la inestabilidad en los proyectos, que hace que se modifiquen con demasiada facilidad. Si se pueden fomentar iniciativas beneficiosas para todos, como ferias literarias, programas de divulgación, o reconocimiento de aspectos culturales de relevancia, no deberían depender de estructuras ministeriales o ideologías políticas.
Sobre esta última idea, se refirió Rogelio Blanco a los numerosos documentos, archivos y tradiciones dignos de reconocimiento que existen en León y en España, sin embargo, la falta de iniciativa y los prejuicios partidistas en la administración no ayudan. Por todo ello, ya saben, "son ganas de enredar...".
![[Img #6736]](upload/img/periodico/img_6736.jpg)
"Son ganas de enredar...", esta frase que se repitió varias veces a lo largo de la ponencia y posterior debate que tuvo lugar en la Casa de León en Madrid el pasado 4 de diciembre de 2013. En las jornadas que se celebraron en esta Casa Regional sobre los orígenes del parlamentarismo, no podía faltar la figura clave de Rogelio Blanco, Ex Director General del Libro, Archivos y Bibliotecas, cargo extinto cuyas competencias se diluyeron dentro del reestructurado Ministerio de Educación, que ahora incluye también Cultura.
La conferencia de Rogelio Blanco fue un broche perfecto a estas jornadas, ya que permitió "cerrar el círculo" sobre esta temática. Juan Pedro Aparicio se encargó unos días antes de explicarnos su documental sobre el parlamentarismo, centrándose en la parte histórica, pero la conferencia de Rogelio, lejos de repetirse, se refirió a otros aspectos fundamentales.
En primer lugar, definió a España como una potencia mundial en cuanto a cantidad y calidad de archivos, algo que contrastaba con su poca presencia en el programa Memoria del Mundo, iniciativa internacional propulsada y coordinada por la Unesco para preservar el patrimonio histórico documental de mayor relevancia. En segundo lugar, destacó la importancia de los 'Decreta' de León de 1188 como el testimonio documental más antiguo del sistema parlamentario europeo. De ahí la dificultad que supuso defender este corpus frente a la tradición parlamentaria inglesa. Rogelio Blanco desmontó uno a uno los distintos argumentos que minusvaloran la importancia de Alfonso IX y su curia regia, demostrando la deuda que la historia tiene con el Reino de León. Por último, Rogelio dejo patente el problema de la inestabilidad en los proyectos, que hace que se modifiquen con demasiada facilidad. Si se pueden fomentar iniciativas beneficiosas para todos, como ferias literarias, programas de divulgación, o reconocimiento de aspectos culturales de relevancia, no deberían depender de estructuras ministeriales o ideologías políticas.
Sobre esta última idea, se refirió Rogelio Blanco a los numerosos documentos, archivos y tradiciones dignos de reconocimiento que existen en León y en España, sin embargo, la falta de iniciativa y los prejuicios partidistas en la administración no ayudan. Por todo ello, ya saben, "son ganas de enredar...".