La producción de maíz en la provincia de León cae un 10% durante el 2023
Asaja reclama que no se restrinjan los cultivos que los agricultores pueden sembrar, permitiendo que cada uno elija el que considere más oportuno
![[Img #64364]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/07_2023/486_4495_806_cosecha-maiz-no-alava-e1539948125342-700x362.jpg)
El cultivo de maíz en la provincia de León ha experimentado una disminución del 10% en 2023, pasando de 73.787 hectáreas a 66.445, con base en los datos proporcionados por la Comisión Provincial de Estadística Agraria de la Junta de Castilla y León.
Según la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja), esta disminución en la principal producción de los agricultores leoneses es preocupante dado su “mayor rendimiento económico”.
Para ellos, la disminución productiva no es el resultado de decisiones voluntarias de los agricultores, sino más bien de imposiciones de la nueva PAC, específicamente del cumplimiento de las normas de condicionalidad reforzada y los eco regímenes.
Asaja reclama una PAC que no restrinja los cultivos que los agricultores pueden sembrar, permitiendo en cambio que cada uno elija el cultivo que considere más adecuado de acuerdo con la demanda del mercado y a las condiciones agronómicas.
A un nivel menor, el clima seco que se presentó durante los meses de abril y mayo jugó un papel importante, ya que dificultó la siembra, especialmente en las zonas de regadío tradicional donde no se pudo utilizar el agua de riego para facilitar el crecimiento de las plantas.
A pesar de una caída en los precios del grano de maíz de hasta 100 euros por tonelada desde el pasado otoño, lo que implica una reducción del 30%, la organización agraria sostiene que este no ha sido el factor principal en la disminución de las siembras. Además, se han sumado 3.300 hectáreas de maíz forrajero destinado a la alimentación del ganado local, una cifra que se ha mantenido constante a lo largo de los años.
El requisito de rotar las parcelas y diversificar los cultivos ha resultado en una caída en la siembra de maíz, aumentando a su vez las tierras en barbecho. Algunos de los cultivos que han reemplazado al maíz, como el girasol, tienen rendimientos mucho más bajos. Otros, como las alubias, tienen una demanda incierta por parte de las empresas envasadoras de legumbres, que suelen preferir importaciones.
El único cultivo que ha visto un crecimiento significativo y que tiene rentabilidades similares es la remolacha, pero su aumento no justifica en ningún caso la caída en la siembra de maíz.
Sostiene, paralelamente, que los cambios en los cultivos promovidos, en nombre de mejoras medioambientales, no aportan los beneficios medioambientales prometidos. Al contrario, distorsionan los mercados y resultan en una disminución de los ingresos de los productores.
Por ello, se opone a la disminución en la producción de maíz, un cultivo deficitario pero competitivo en los mercados internacionales, para cultivar otros menos rentables o más subvencionados.
Desde el año pasado, el maíz dulce para consumo humano se ha cultivado con éxito en León, y sus contratos están aumentando, convirtiéndose en un nicho de mercado importante y no marginal.
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El cultivo de maíz en la provincia de León ha experimentado una disminución del 10% en 2023, pasando de 73.787 hectáreas a 66.445, con base en los datos proporcionados por la Comisión Provincial de Estadística Agraria de la Junta de Castilla y León.
Según la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja), esta disminución en la principal producción de los agricultores leoneses es preocupante dado su “mayor rendimiento económico”.
Para ellos, la disminución productiva no es el resultado de decisiones voluntarias de los agricultores, sino más bien de imposiciones de la nueva PAC, específicamente del cumplimiento de las normas de condicionalidad reforzada y los eco regímenes.
Asaja reclama una PAC que no restrinja los cultivos que los agricultores pueden sembrar, permitiendo en cambio que cada uno elija el cultivo que considere más adecuado de acuerdo con la demanda del mercado y a las condiciones agronómicas.
A un nivel menor, el clima seco que se presentó durante los meses de abril y mayo jugó un papel importante, ya que dificultó la siembra, especialmente en las zonas de regadío tradicional donde no se pudo utilizar el agua de riego para facilitar el crecimiento de las plantas.
A pesar de una caída en los precios del grano de maíz de hasta 100 euros por tonelada desde el pasado otoño, lo que implica una reducción del 30%, la organización agraria sostiene que este no ha sido el factor principal en la disminución de las siembras. Además, se han sumado 3.300 hectáreas de maíz forrajero destinado a la alimentación del ganado local, una cifra que se ha mantenido constante a lo largo de los años.
El requisito de rotar las parcelas y diversificar los cultivos ha resultado en una caída en la siembra de maíz, aumentando a su vez las tierras en barbecho. Algunos de los cultivos que han reemplazado al maíz, como el girasol, tienen rendimientos mucho más bajos. Otros, como las alubias, tienen una demanda incierta por parte de las empresas envasadoras de legumbres, que suelen preferir importaciones.
El único cultivo que ha visto un crecimiento significativo y que tiene rentabilidades similares es la remolacha, pero su aumento no justifica en ningún caso la caída en la siembra de maíz.
Sostiene, paralelamente, que los cambios en los cultivos promovidos, en nombre de mejoras medioambientales, no aportan los beneficios medioambientales prometidos. Al contrario, distorsionan los mercados y resultan en una disminución de los ingresos de los productores.
Por ello, se opone a la disminución en la producción de maíz, un cultivo deficitario pero competitivo en los mercados internacionales, para cultivar otros menos rentables o más subvencionados.
Desde el año pasado, el maíz dulce para consumo humano se ha cultivado con éxito en León, y sus contratos están aumentando, convirtiéndose en un nicho de mercado importante y no marginal.






