La democracia es una fiesta
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Es fácil entender que ‘un hombre o una mujer de la cultura’ pueda entender a un torero. No resulta tan fácil comprenderque un torero pueda comprender a alguien de la cultura, Aunque el torero sea licenciado en derecho, que hay muchos licenciados que no entienden, como hay muchos sin título académico que saben. Menos entendible es esto cuando ellos mismos jamás entenderían que una mujer torera pudiera responsabilizarse de la cartera. Así están las cosas porque la dirección lo ha decidido. Como difícil de entender es que a un fotofija se le ponga a hacer cine y más difícil que haga buenas películas.
Que la democracia pueda imponer el fascismo es comprensible, pero contra lo que pensaba Xavier Arzallus, seguirá siendo fascismo. El mal no está en la democracia sino en el fascismo. Viene esto a cuenta de lo que estamos viendo y oyendo. Solo es el comienzo de una epidemia que asola al mundo. Como la que Hitler inició por el año 1933 y todavía no hace un siglo. Después vino lo que vino y con él llegó la más horrible guerra, de la mano de la democracia, se afirma, como puede volver a través de los que se quieren imponer, si quienes pueden y deben no lo impiden, ejerciendo su responsabilidad.
Cada día está más claro que Hitler llegó al poder democráticamente. Se olvida que no lo mantuvo democráticamente Quienes eran sus socios no lo impidieron, que hasta ahí llega la responsabilidad del voto.
Cuando Vox impone sus principios, con sus propias reglas, no están jugando limpio. Entre estas esta la no igualdad, la negación del machismo de género, que ellos le llaman violencia interfamiliar, que no deja de ser y es más machista. Las palabras no cambian la realidad, solo intentan ocultarla, pero la acentúan. Imponen el racismo, no contra los judíos, sino contra los emigrantes; sean árabes, musulmanes, negros o hispanos y todas la variantes del negacionismo. Del cambio climático a las vacunas y a todo lo que no les guste, aunque esté consagrado por la Constitución, como las autonomías. Con un argumento importante: No les gusta. Sin reconocer que lo que pasa es que no lo entienden. Cosas que exigen una inteligencia media, de la que ellos carecen.
Todo es cuestión de ir cambiando leyes. Como ahora los propios estatutos del partido, para darle más poder a la dirección y a su líder, mermando la transparencia como defensa. Ya vendrá el cambio de leyes del Estado para conseguir sus fines. Como el apoyo del PP, que de momento se beneficia. Basándose en unos principios, que si no convienen se cambian, que para eso están las artes. Ahí están los primeros pasos, cuando se elimina a los propios miembros, que son débiles o menos radicales y se afianzan los desmanes. Regresión en los derechos LGTBI, como los acometidos en la Italia de Meloni y ya amenazados en España en ayuntamientos, que cancelan las concejalías de igualdad, sustituyéndolas por las de familia, en consonancia con religiones católicas y evangelistas.
Lo que lleva a preguntarse si es de sentido común que les voten pensionistas a quienes postulan desligar las pensiones de las subidas del IPC y no dudarán en congelarlas, como ya lo han hecho en el pasado. Quienes niegan el salario mínimo vital. Como de desdice del sentido común que los enfermos crónicos apoyen a quienes no garantizan la Seguridad Social o la recorten, como la están recortando en la Comunidad de Madrid, o se impongan cerrar los ojos ante lo que es una realidad escandalosa.
Como resulta terrible que voten a un partido homófobo o pretendan negarte la asistencia si eres un enfermo incurable o un anciano residente. O a quienes pretenden borrar la memoria democrática, si son descendientes de víctimas del franquismo, o sus antepasados permanecen enterrados donde no debieran. A quienes apoyan a una ideología, la de Vox, que representa al doce por ciento de los votantes, cuyos principios los imponen sobre un porcentaje, el de la comunidad LGTBI, curiosamente equivalente del total de la población, muy exageradamente superior a quienes lo imponen, por el derecho de ser políticos. Con una idea de España muy particular basada en tópicos y mitos, en la que no cabe el otro casi noventa por ciento.
La crueldad misericordiosa, defendida por San Agustín en los primeros tiempos del cristianismo, que permitía la destrucción de la sabiduría clásica, se mantiene ahora cuando los que la ejercen se apoyan en las religiones monoteístas, en contra del saber de los politeístas. El fanatismo de los cristianos para destruir la antigüedad clásica.
Ahora bajo la falsa figura del ‘sanchismo’, que como eslogan está bien, mientras se oculta la contraria, el fascismo. En eso está Vox, con la complicidad del PP. En tiempos de involución y regresión, de reaccionarios y retrocesos. Con mucha prestidigitación, pero pueden acabar como la familia Pujol, e igualmente impunes, bajo el calificativo judicial de banda organizada para delinquir.
Cuando los populares ya habían dejado de ser demócratas como los del Brexit. Se autodefinen como españoles, pero son quienes no respetan la Constitución, sino que la infringen con argucias, cuando mantienen tantos años sin renovar el CGPJ, porque es lo que a ellos les beneficia. Como se callan ante Vox y se someten, sin condenarlos,y cambian sus principios, porque a ellos les viene bien para acceder a la caja, que es lo que ambicionan hasta perder el sentido.
“Usted es libre para
Hacer sus elecciones
Pero es prisionero
Se le atribuye a Pablo Neruda. Somos libres para elegir las mentiras que queramos. Así se consolida la perversión. Pierdes la Seguridad Social y te abrazas de nuevo a la desigualdad. Vives de los pobres y ves judíos en las personas. A reclamar al maestro armero. Es la oscuridad que vuelve cuando la censura. Cuando la democracia ya no es una fiesta.
Es fácil entender que ‘un hombre o una mujer de la cultura’ pueda entender a un torero. No resulta tan fácil comprenderque un torero pueda comprender a alguien de la cultura, Aunque el torero sea licenciado en derecho, que hay muchos licenciados que no entienden, como hay muchos sin título académico que saben. Menos entendible es esto cuando ellos mismos jamás entenderían que una mujer torera pudiera responsabilizarse de la cartera. Así están las cosas porque la dirección lo ha decidido. Como difícil de entender es que a un fotofija se le ponga a hacer cine y más difícil que haga buenas películas.
Que la democracia pueda imponer el fascismo es comprensible, pero contra lo que pensaba Xavier Arzallus, seguirá siendo fascismo. El mal no está en la democracia sino en el fascismo. Viene esto a cuenta de lo que estamos viendo y oyendo. Solo es el comienzo de una epidemia que asola al mundo. Como la que Hitler inició por el año 1933 y todavía no hace un siglo. Después vino lo que vino y con él llegó la más horrible guerra, de la mano de la democracia, se afirma, como puede volver a través de los que se quieren imponer, si quienes pueden y deben no lo impiden, ejerciendo su responsabilidad.
Cada día está más claro que Hitler llegó al poder democráticamente. Se olvida que no lo mantuvo democráticamente Quienes eran sus socios no lo impidieron, que hasta ahí llega la responsabilidad del voto.
Cuando Vox impone sus principios, con sus propias reglas, no están jugando limpio. Entre estas esta la no igualdad, la negación del machismo de género, que ellos le llaman violencia interfamiliar, que no deja de ser y es más machista. Las palabras no cambian la realidad, solo intentan ocultarla, pero la acentúan. Imponen el racismo, no contra los judíos, sino contra los emigrantes; sean árabes, musulmanes, negros o hispanos y todas la variantes del negacionismo. Del cambio climático a las vacunas y a todo lo que no les guste, aunque esté consagrado por la Constitución, como las autonomías. Con un argumento importante: No les gusta. Sin reconocer que lo que pasa es que no lo entienden. Cosas que exigen una inteligencia media, de la que ellos carecen.
Todo es cuestión de ir cambiando leyes. Como ahora los propios estatutos del partido, para darle más poder a la dirección y a su líder, mermando la transparencia como defensa. Ya vendrá el cambio de leyes del Estado para conseguir sus fines. Como el apoyo del PP, que de momento se beneficia. Basándose en unos principios, que si no convienen se cambian, que para eso están las artes. Ahí están los primeros pasos, cuando se elimina a los propios miembros, que son débiles o menos radicales y se afianzan los desmanes. Regresión en los derechos LGTBI, como los acometidos en la Italia de Meloni y ya amenazados en España en ayuntamientos, que cancelan las concejalías de igualdad, sustituyéndolas por las de familia, en consonancia con religiones católicas y evangelistas.
Lo que lleva a preguntarse si es de sentido común que les voten pensionistas a quienes postulan desligar las pensiones de las subidas del IPC y no dudarán en congelarlas, como ya lo han hecho en el pasado. Quienes niegan el salario mínimo vital. Como de desdice del sentido común que los enfermos crónicos apoyen a quienes no garantizan la Seguridad Social o la recorten, como la están recortando en la Comunidad de Madrid, o se impongan cerrar los ojos ante lo que es una realidad escandalosa.
Como resulta terrible que voten a un partido homófobo o pretendan negarte la asistencia si eres un enfermo incurable o un anciano residente. O a quienes pretenden borrar la memoria democrática, si son descendientes de víctimas del franquismo, o sus antepasados permanecen enterrados donde no debieran. A quienes apoyan a una ideología, la de Vox, que representa al doce por ciento de los votantes, cuyos principios los imponen sobre un porcentaje, el de la comunidad LGTBI, curiosamente equivalente del total de la población, muy exageradamente superior a quienes lo imponen, por el derecho de ser políticos. Con una idea de España muy particular basada en tópicos y mitos, en la que no cabe el otro casi noventa por ciento.
La crueldad misericordiosa, defendida por San Agustín en los primeros tiempos del cristianismo, que permitía la destrucción de la sabiduría clásica, se mantiene ahora cuando los que la ejercen se apoyan en las religiones monoteístas, en contra del saber de los politeístas. El fanatismo de los cristianos para destruir la antigüedad clásica.
Ahora bajo la falsa figura del ‘sanchismo’, que como eslogan está bien, mientras se oculta la contraria, el fascismo. En eso está Vox, con la complicidad del PP. En tiempos de involución y regresión, de reaccionarios y retrocesos. Con mucha prestidigitación, pero pueden acabar como la familia Pujol, e igualmente impunes, bajo el calificativo judicial de banda organizada para delinquir.
Cuando los populares ya habían dejado de ser demócratas como los del Brexit. Se autodefinen como españoles, pero son quienes no respetan la Constitución, sino que la infringen con argucias, cuando mantienen tantos años sin renovar el CGPJ, porque es lo que a ellos les beneficia. Como se callan ante Vox y se someten, sin condenarlos,y cambian sus principios, porque a ellos les viene bien para acceder a la caja, que es lo que ambicionan hasta perder el sentido.
“Usted es libre para
Hacer sus elecciones
Pero es prisionero
Se le atribuye a Pablo Neruda. Somos libres para elegir las mentiras que queramos. Así se consolida la perversión. Pierdes la Seguridad Social y te abrazas de nuevo a la desigualdad. Vives de los pobres y ves judíos en las personas. A reclamar al maestro armero. Es la oscuridad que vuelve cuando la censura. Cuando la democracia ya no es una fiesta.