Quien golpea a traición ¿gana?
![[Img #64438]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/07_2023/8367_4-mer-dsc_0047-copia.jpg)
Son las siete de la mañana. Estoy en la cama con el edredón de plumas hasta las orejas. Hace fresquito, ese fresquito mañanero tan agradable del verano en estas tierras leonesas. Pienso en los tórridos calores que están cayendo mañana, tarde y noche más allá de las fronteras de estas tierras y me regocijo de estar aquí y ahora en el molino rodeada de árboles, de cantos de pájaros y de una temperatura que precisa de algo de abrigo por las mañanas.
Como es temprano, y esto de la cama me gusta, decido bichear en el teléfono las últimas novedades de la vida más allá de mi circunstancia, así que cojo el móvil que tengo cargándose en una mesa un poco más allá de la mesilla y abro el sabelotodo Google.
Lo primero que me sale en pantalla es un reportaje sobre el vestido de la Presley en la boda de su hija. Ah, la boda de su hija, la bodísima de la superestrellísima de la Nada que se llama Tamara. Uno de los acontecimientos nacionales de la semana. La boda del año, la llaman. Este caso, el caso de esta chica que hace en realidad poca cosa pero que está continuamente en la portada de todos los medios de comunicación, es un caso sociológico a estudiar. En realidad hay dos facetas a estudiar. Por un lado el trabajo de marketing que hay detrás de esta mujer, algo que es realmente loable. ¿Cómo puede venderse a los medios de comunicación los detalles tontos de una chica que no hace otra cosa que sonreír y decir y hacer banalidades? El tema curioso y sorprendente, casi mágico, es el de llenar de información la no información, y llegar y arrasar en todos los medios esa absurda no información. Y lo más alucinante es el dinero que mueven todas estas agitaciones del marketing. En la movida todos ganan mucho dinero, la protagonista cifras muy altas, el acompañante de la protagonista también se lleva lo suyo, los medios de comunicación por supuesto, y los que mueven los hilos, desde luego. Todos contentos, todos ganan, y mucho, así que al tema de una niña que se casa y no se casa, que tiene traje y no tiene traje, le dan vueltas y más vueltas, lo exprimen, le ponen una pátina de misterio, otra de tristeza, luego una alegría…, es como una telenovela en vivo y en directo. Ella hace su papel de niña pija, niña tontita…, pero el resultado es que debe ser mucho más lista que todos nosotros porque sabe sacar dineros de la nada, vender nada a precio de oro.
La otra faceta de esta historia es el sustrato de encefalograma plano del que está afectada la gran parte de la población. Si nos bombardean con un tema tan banal es que hay un importante número de público al que le interesa. Pero… ¿qué es antes el huevo o la gallina? ¿Al público le interesa y por eso se le da de comer a su cerebro estas banalidades o es al revés, se acostumbra al público a que coman de estas banalidades y a que no piensen en otra cosa? Y esto me lleva a admitir el rechazo de las programaciones televisivas con innumerables programas de entretenimiento, la mayoría absurdos, que absorben el tiempo y el cerebro del televidente, es decir, de la mayoría de la población. Población entretenida con tonterías es un rebaño fácil de manejar.
Yo opino que la segunda parte es la más acertada. A la población, como a los niños, se les puede manipular muy fácilmente. Los niños son de mayores lo que han absorbido de pequeños. Si se les enseña educación cuando son pequeños serán educados de mayores, si se les enseña a leer de pequeños serán buenos lectores de mayores, si se les enseña a comer bien tendrán buena salud…, y así. Pues a la población le pasa lo mismo, si se les transmite por televisión (y pongo la televisión por ejemplo porque es el medio que más utiliza la población para informarse y entretenerse) buenos programas, cosas culturalmente interesantes, contrastada información, etc…, la población será una población culta e inteligente, tendrá espíritu crítico para discernir lo bueno de lo malo, tendrá criterio propio para opinar de todo y también sobre la dirección del colectivo, y la dirección del colectivo tendrá que estar a la altura de lo que exige su puesto, puesto de confianza que se otorga para conseguir el bien común.
Y aquí vamos a la segunda noticia que me ofrece Google. El debate, no debate, del actual Presidente y el aspirante a serlo. Se ha comentado hasta la saciedad este debate en esta semana y no quería entrar en ello, pero me han espoleado y voy a hacerlo. Tenía ciertas esperanzas en algo sólido por ambas partes para tener un criterio de cómo tienen estructurado los aspirantes a gobernar nuestro porvenir. Una falacia. Ya me lo decía mi amigo M, que no lo iba a ver porque era perder el tiempo y cabrearse (pero lo vio y perdió el tiempo y se cabreó). Sin embargo mi amigo A tenía, como yo, grandes esperanzas en disfrutar de un enfrentamiento de distintas posiciones sobre los programas de los temas que más afectan a la ciudadanía, es decir a todos nosotros, que son muchos. Así que A y yo nos juntamos en casa de A para ver el tan cacareado debate. A se comprometió a hacer la cena y preparó unas almejas riquísimas y una fresca ensalada. Nos zampamos un kilo entre los dos sin miramientos y con ciertas ansiedades de buena política. Bueno, a medio camino del final televisivo nos quedamos los dos adormilados, nos había asaltado la apatía. Ningún interés nos había alterado. Bostezando nos despedimos para retirarnos a dormir con la placidez habitual. Tenía razón M, pensé.
Cuando se habla de ese debate parece que hablamos de un debate pugilístico y cada partidario piensa que su púgil es el ganador. “Este estuvo mejor porque estuvo más agresivo y el otro se amilanó” “Uno no dijo más que mentiras, falseó los datos y golpeó sin parar con ellos no dejando respirar al contrario, técnica de ‘acoso y derribo’ empleada suciamente porque el acoso era con la traición de las mentiras” “Al otro no le dio tiempo a respirar para contrarrestar los golpes” “Uno se envalentonó con su táctica y siguió dando datos falsos” “El otro boqueaba sin poder articular palabra, ante tanta metralleta de embustes tan sólo le quedaba tiempo para sonreír” “Uno es bastante poco atractivo (y eso cuenta) el otro es muy atractivo con sonrisa encantadora” “Y hablando de ‘percha’ uno va vestido sin pena ni gloria y el otro va vestido como un elegante pincel, un apuesto modelo de pasarela (también cuenta)” “Uno dice ‘tus amigos son malos’ y el otro dice ‘pues los tuyos son peores’ ‘pues no quiero que te ajuntes con ellos’ ‘pues yo tampoco quiero que te ajuntes con tus amigos’ ‘pues no son amigos sólo son conocidos’, ‘pues tus amigos hace treinta años hicieron algo horroroso’ ‘pues los tuyos hicieron cosas peores’ ‘pues estás nervioso’ ‘pues no lo estoy’ ‘pues mientes’ ‘pues tú más’ ‘pues eres tonto’ ‘pues tú más’ (no, esto último no lo dijeron pero casi) ‘que contestes a lo que te preguntan’ ‘pues digo lo que quiero’”. En fin, de patio de colegio. No dio para más.
Y con esta exposición de los futuros gestores de nuestro país a algunos nos entra un temblor de mano a la hora de doblar la papeleta para meter en la urna. ¿Pero dónde está la alternativa? ¿Dónde las estrategias de gobierno para que las conozcamos y elijamos?
Y volvemos al marketing, a la manipulación subliminal para que el rebaño tenga el encefalograma plano, no piense más que en quien alza más la voz, quien está más nervioso o quien sonríe mejor, para que la elección del personaje que tiene que dirigir el país se haga en función de la puesta en escena de ese teatro y no de la importancia del contenido de la locución. ¿Esto es política o esto es un concurso más de la Tele para ver quien se lleva el premio? Es lo segundo, sin dudar.
O témpora o mores
Son las siete de la mañana. Estoy en la cama con el edredón de plumas hasta las orejas. Hace fresquito, ese fresquito mañanero tan agradable del verano en estas tierras leonesas. Pienso en los tórridos calores que están cayendo mañana, tarde y noche más allá de las fronteras de estas tierras y me regocijo de estar aquí y ahora en el molino rodeada de árboles, de cantos de pájaros y de una temperatura que precisa de algo de abrigo por las mañanas.
Como es temprano, y esto de la cama me gusta, decido bichear en el teléfono las últimas novedades de la vida más allá de mi circunstancia, así que cojo el móvil que tengo cargándose en una mesa un poco más allá de la mesilla y abro el sabelotodo Google.
Lo primero que me sale en pantalla es un reportaje sobre el vestido de la Presley en la boda de su hija. Ah, la boda de su hija, la bodísima de la superestrellísima de la Nada que se llama Tamara. Uno de los acontecimientos nacionales de la semana. La boda del año, la llaman. Este caso, el caso de esta chica que hace en realidad poca cosa pero que está continuamente en la portada de todos los medios de comunicación, es un caso sociológico a estudiar. En realidad hay dos facetas a estudiar. Por un lado el trabajo de marketing que hay detrás de esta mujer, algo que es realmente loable. ¿Cómo puede venderse a los medios de comunicación los detalles tontos de una chica que no hace otra cosa que sonreír y decir y hacer banalidades? El tema curioso y sorprendente, casi mágico, es el de llenar de información la no información, y llegar y arrasar en todos los medios esa absurda no información. Y lo más alucinante es el dinero que mueven todas estas agitaciones del marketing. En la movida todos ganan mucho dinero, la protagonista cifras muy altas, el acompañante de la protagonista también se lleva lo suyo, los medios de comunicación por supuesto, y los que mueven los hilos, desde luego. Todos contentos, todos ganan, y mucho, así que al tema de una niña que se casa y no se casa, que tiene traje y no tiene traje, le dan vueltas y más vueltas, lo exprimen, le ponen una pátina de misterio, otra de tristeza, luego una alegría…, es como una telenovela en vivo y en directo. Ella hace su papel de niña pija, niña tontita…, pero el resultado es que debe ser mucho más lista que todos nosotros porque sabe sacar dineros de la nada, vender nada a precio de oro.
La otra faceta de esta historia es el sustrato de encefalograma plano del que está afectada la gran parte de la población. Si nos bombardean con un tema tan banal es que hay un importante número de público al que le interesa. Pero… ¿qué es antes el huevo o la gallina? ¿Al público le interesa y por eso se le da de comer a su cerebro estas banalidades o es al revés, se acostumbra al público a que coman de estas banalidades y a que no piensen en otra cosa? Y esto me lleva a admitir el rechazo de las programaciones televisivas con innumerables programas de entretenimiento, la mayoría absurdos, que absorben el tiempo y el cerebro del televidente, es decir, de la mayoría de la población. Población entretenida con tonterías es un rebaño fácil de manejar.
Yo opino que la segunda parte es la más acertada. A la población, como a los niños, se les puede manipular muy fácilmente. Los niños son de mayores lo que han absorbido de pequeños. Si se les enseña educación cuando son pequeños serán educados de mayores, si se les enseña a leer de pequeños serán buenos lectores de mayores, si se les enseña a comer bien tendrán buena salud…, y así. Pues a la población le pasa lo mismo, si se les transmite por televisión (y pongo la televisión por ejemplo porque es el medio que más utiliza la población para informarse y entretenerse) buenos programas, cosas culturalmente interesantes, contrastada información, etc…, la población será una población culta e inteligente, tendrá espíritu crítico para discernir lo bueno de lo malo, tendrá criterio propio para opinar de todo y también sobre la dirección del colectivo, y la dirección del colectivo tendrá que estar a la altura de lo que exige su puesto, puesto de confianza que se otorga para conseguir el bien común.
Y aquí vamos a la segunda noticia que me ofrece Google. El debate, no debate, del actual Presidente y el aspirante a serlo. Se ha comentado hasta la saciedad este debate en esta semana y no quería entrar en ello, pero me han espoleado y voy a hacerlo. Tenía ciertas esperanzas en algo sólido por ambas partes para tener un criterio de cómo tienen estructurado los aspirantes a gobernar nuestro porvenir. Una falacia. Ya me lo decía mi amigo M, que no lo iba a ver porque era perder el tiempo y cabrearse (pero lo vio y perdió el tiempo y se cabreó). Sin embargo mi amigo A tenía, como yo, grandes esperanzas en disfrutar de un enfrentamiento de distintas posiciones sobre los programas de los temas que más afectan a la ciudadanía, es decir a todos nosotros, que son muchos. Así que A y yo nos juntamos en casa de A para ver el tan cacareado debate. A se comprometió a hacer la cena y preparó unas almejas riquísimas y una fresca ensalada. Nos zampamos un kilo entre los dos sin miramientos y con ciertas ansiedades de buena política. Bueno, a medio camino del final televisivo nos quedamos los dos adormilados, nos había asaltado la apatía. Ningún interés nos había alterado. Bostezando nos despedimos para retirarnos a dormir con la placidez habitual. Tenía razón M, pensé.
Cuando se habla de ese debate parece que hablamos de un debate pugilístico y cada partidario piensa que su púgil es el ganador. “Este estuvo mejor porque estuvo más agresivo y el otro se amilanó” “Uno no dijo más que mentiras, falseó los datos y golpeó sin parar con ellos no dejando respirar al contrario, técnica de ‘acoso y derribo’ empleada suciamente porque el acoso era con la traición de las mentiras” “Al otro no le dio tiempo a respirar para contrarrestar los golpes” “Uno se envalentonó con su táctica y siguió dando datos falsos” “El otro boqueaba sin poder articular palabra, ante tanta metralleta de embustes tan sólo le quedaba tiempo para sonreír” “Uno es bastante poco atractivo (y eso cuenta) el otro es muy atractivo con sonrisa encantadora” “Y hablando de ‘percha’ uno va vestido sin pena ni gloria y el otro va vestido como un elegante pincel, un apuesto modelo de pasarela (también cuenta)” “Uno dice ‘tus amigos son malos’ y el otro dice ‘pues los tuyos son peores’ ‘pues no quiero que te ajuntes con ellos’ ‘pues yo tampoco quiero que te ajuntes con tus amigos’ ‘pues no son amigos sólo son conocidos’, ‘pues tus amigos hace treinta años hicieron algo horroroso’ ‘pues los tuyos hicieron cosas peores’ ‘pues estás nervioso’ ‘pues no lo estoy’ ‘pues mientes’ ‘pues tú más’ ‘pues eres tonto’ ‘pues tú más’ (no, esto último no lo dijeron pero casi) ‘que contestes a lo que te preguntan’ ‘pues digo lo que quiero’”. En fin, de patio de colegio. No dio para más.
Y con esta exposición de los futuros gestores de nuestro país a algunos nos entra un temblor de mano a la hora de doblar la papeleta para meter en la urna. ¿Pero dónde está la alternativa? ¿Dónde las estrategias de gobierno para que las conozcamos y elijamos?
Y volvemos al marketing, a la manipulación subliminal para que el rebaño tenga el encefalograma plano, no piense más que en quien alza más la voz, quien está más nervioso o quien sonríe mejor, para que la elección del personaje que tiene que dirigir el país se haga en función de la puesta en escena de ese teatro y no de la importancia del contenido de la locución. ¿Esto es política o esto es un concurso más de la Tele para ver quien se lleva el premio? Es lo segundo, sin dudar.
O témpora o mores