Un Quijote de hace medio siglo
Hace ya unos años, mientras Astorga dormitaba dentro de sus murallas, entre casullas y casinos, unos cuantos jóvenes, con apoyo externo, creamos un club del que quisimos ser protagonistas. Así lo hicimos con tanto ímpetu como ingenuidad. Hoy, medio siglo después, pretendemos conmemorar como vivimos aquello, desde la distancia, con una ligera sonrisa conformista teñida con una pizca de nostalgia. Astorga Redacción ha acogido bien esta idea y nos prestará sus servicios a lo largo de las próximas seis semanas.
![[Img #64448]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/07_2023/8827_1-1-cordero_01-copia.jpg)
El club Quijote fue más que un club. Unos cuantos jóvenes, hace media centena, ayudados de forma tan discreta como imperceptible, montamos un club que traspasó las paredes de sus 60 o 70 metros cuadrados, tuvo influencia en la vida de una ciudad con electro plano y llenó de ilusión a unos socios adolescentes con ganas de cambios.
La idea de su creación fue tomando forma a finales de 1970. De los contactos del padre Tomás y un grupo de seminaristas, del Seminario, y de redentoristas con el padre Ruiz al frente. De algún sitio debió de surgir un brote verde para romper la monopolización de la juventud en torno a la OJE, situada cerca del cine Capitol, frente a la casa de Don Gerardo, alcalde y dentista de la ciudad, y orientada más bien a actividades físicas como la espeleología, baloncesto, excursionismo, ping-pong, etc., así como reforzar y apoyar lo que iba quedando del régimen franquista.
La Iglesia, la vaticanista, estaba por una apuesta más cultural de la juventud, al menos en tanto que faceta descuidada por la OJE.
A tal efecto, fue cedido un local social para el Club, en los bajos de la Casa Sacerdotal, suficientemente amplio para tener una pequeña biblioteca multifunción (reuniones, clases de guitarra, ensayos de teatro...), con libros cedidos por distintas entidades o personas.
Había otra zona central con seis mesas bajas, con cuatro butacas cada una, que dejaban un amplio pasillo en medio. Era la sala de juegos, fundamentalmente ajedrez y algo de cartas.
A continuación, una gran mesa redonda de cristal, delante de la TV, y utilizada para partidas de mus de sábados y domingos. No podía faltar el tocadiscos, los bafles de sonido y unos pocos discos... hasta que un forofo de los Beatles, que trabajaba en Correos, con unas potentes gafas, (¿José Antonio?) llevaba su propia música de la que todos disfrutábamos.
Nada más entrar, a la derecha, había un pequeño bar gestionado por el señor Marcelino, que ejercía de adulto cuando la mocedad se alteraba, cosa que tampoco era infrecuente. Y ya fuera, en el pasillo de acceso al local, el lavabo.
Nuestro club, de forma muy puntual -algún domingo por la tarde- se podía reconvertir en discoteca o sala de baile. Recolocábamos las sillas y mesas en la biblioteca, música a toda pastilla, luces también y la presencia inexcusable del Padre Ruiz amenizando el baile. Ni que decir tiene que esta actividad jamás fue un éxito. O sí, todo dependía de a quién preguntaras.
En la planta superior teníamos acceso a otra pequeña sala con funciones de secretaría donde estaban los ficheros de socios y las actas y se hacían reuniones de junta, clases de guitarra y creo recordar que también servía como Redacción para la revista ‘Andanzas’.
Era un no parar. Teníamos muchas actividades: deportes, excursiones, teatro con sus ensayos, elaboración de la revista, organización de charlas, entrevistas, campeonatos de mus, clases de guitarra, actividades en la COPE… aunque no todas disfrutaban de igual aceptación.
Incluso colaboramos con el Ayuntamiento para gestionar las apuestas en las casetas vendiendo boletos de la hípica y pagando a los ganadores. Por esta actividad, que duró, creo recordar, tres tardes, recibimos un dinero que nos sirvió para saldar deudas pendientes.
Ciertamente no era un solo ‘Quijote’, allí había muchos más.
![[Img #64446]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/07_2023/3286_2-cordero_02-copia.jpg)
![[Img #64478]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/07_2023/9523_44-la-de-no-asun-copia.jpg)
El club resistió tres años, y a él le dimos tanto como nos devolvió. Quinto, Sexto y COU, cursos académicos 70-71, 71-72 y 72-73. Allí estudiamos, jugamos, discutimos de lo humano y lo divino y aprendimos también a ceder... si no quedaba otra. ¡Ah!, y allí surgió también algún que otro cruce de miradas en nuestros amores adolescentes.
Cuando los bachilleres levantan el vuelo, los nuevos lugares de destino se convierten en nuevos nidos. Toca volver a empezar, pero ya no lo hacemos de cero porque entonces ya teníamos un retrovisor que funcionaba, aunque un poco distorsionado.
La extensión cultural de ‘El Quijote’ duró lo que nos duró el Bachiller Superior y poco más. Nosotros lo hicimos y con nosotros acabó. Pero en estos tres años hubo anhelos y deseos de cambio, ganas de tener voz y de ser escuchados, tozudez e ingenuidad a raudales, compromiso y camaradería. No estuvo nada mal, al menos si lo comparamos con los tiempos que corren.
Cincuenta años han pasado de aquello. Medio siglo de perspectiva que bien se merece un momento para el recuerdo. Y esto es lo que queremos hacer en una serie de artículos que se irán publicando en Astorga Redacción a lo largo de julio y agosto.
Serán varias visiones de otros tantos protagonistas de aquellos tiempos, varios jubilados recordando seguramente lo mejor de sus pasos adolescentes y el entorno social que nos tocó vivir, varias añoranzas, que no otra cosa son los recuerdos. Estos serán los brochazos de memoria, con sus consiguientes interpretaciones. No estamos todos los que fuimos, pero si fuimos todos los que estamos. Alguno ya no está con nosotros y con otros no hemos podido contactar, aunque lo hemos intentado con vehemencia.
Varias rememoraciones que se irán complementando en una realidad y unos hechos que han perdido fuerza frente al recuerdo, frente a lo que pensemos de ellos.
José Del Rio, nuestro presidente -tras unos comienzos de presidencia colegiada, asamblearia o vaya usted a saber-, nos contará los inicios y analizará los contenidos de lo que fue nuestra revista ‘Andanzas' , de la que fue su máximo escribidor.
Angel Casado, un gran artista amante de la música y la poesía, analizará la lírica de ‘Andanzas’, a la que tanto contribuyó y nos explicará cómo algunos aprendimos los primeros acordes de guitarra que aún no hemos olvidado.
Julián Durany, nos detallará con la chispa de sus recuerdos, y como protagonista, cómo se fraguó ‘El sí de las niñas’, un experimento teatral de voces, luces y sincronías, algo excesivo para unos principiantes. También como se llevó a cabo la gestión de venta de boletos y apuestas del Concurso Hípico del verano del 71 y el final de fiesta con la paella de La Forti.
Asun Seco, la propietaria de las viejas revistas que han sido digitalizadas y que han hecho posible este trabajo de recuerdo, nos comentará la Sección de Teatro del Club, una de las más activas.
Lalo F Mayo, de incorporación tardía en el club, pero más presente en los últimos tiempos, nos comentará recuerdos finales, bastante difusos, junto con algún que otro trabajo de periodista de campo -Rally de Montecarlo. Astorga. 1972-, etc.
La cuestión informática (digitalización de las revistas, bases de datos, creación de la web del Quijote...) y búsqueda de contactos, ha sido asumida por un servidor. En nombre de todos los demás, quiero dar las gracias a Eloy Carro y a Toñi. Cuando les conté la idea de la ‘historia’ del Quijote, cincuenta años después de su desaparición, me ofrecieron un camino llano con facilidades de todo tipo.
Nuestro propósito es ir publicando los artículos cuyo contenido he ido esbozando a un ritmo de uno por semana durante los meses de julio y agosto y con ello reconstruir, siquiera parcialmente, la historia de un club que fue muy importante en la vida cultural de Astorga y en las vidas personales de cada uno de sus socios. Se trata de un tema abierto al que está invitado todo el mundo: socios, fundadores o no, admiradores e incluso detractores. Todos los que quieran recordar algo de como fuimos para saber algo más de cómo somos, tienen cabida en este encuentro. Ojalá podamos reunirnos este verano para celebrar juntos esta aventura juvenil.
Apostamos por ello.
https://www.winmates.net/quijote/q00.php
El club Quijote fue más que un club. Unos cuantos jóvenes, hace media centena, ayudados de forma tan discreta como imperceptible, montamos un club que traspasó las paredes de sus 60 o 70 metros cuadrados, tuvo influencia en la vida de una ciudad con electro plano y llenó de ilusión a unos socios adolescentes con ganas de cambios.
La idea de su creación fue tomando forma a finales de 1970. De los contactos del padre Tomás y un grupo de seminaristas, del Seminario, y de redentoristas con el padre Ruiz al frente. De algún sitio debió de surgir un brote verde para romper la monopolización de la juventud en torno a la OJE, situada cerca del cine Capitol, frente a la casa de Don Gerardo, alcalde y dentista de la ciudad, y orientada más bien a actividades físicas como la espeleología, baloncesto, excursionismo, ping-pong, etc., así como reforzar y apoyar lo que iba quedando del régimen franquista.
La Iglesia, la vaticanista, estaba por una apuesta más cultural de la juventud, al menos en tanto que faceta descuidada por la OJE.
A tal efecto, fue cedido un local social para el Club, en los bajos de la Casa Sacerdotal, suficientemente amplio para tener una pequeña biblioteca multifunción (reuniones, clases de guitarra, ensayos de teatro...), con libros cedidos por distintas entidades o personas.
Había otra zona central con seis mesas bajas, con cuatro butacas cada una, que dejaban un amplio pasillo en medio. Era la sala de juegos, fundamentalmente ajedrez y algo de cartas.
A continuación, una gran mesa redonda de cristal, delante de la TV, y utilizada para partidas de mus de sábados y domingos. No podía faltar el tocadiscos, los bafles de sonido y unos pocos discos... hasta que un forofo de los Beatles, que trabajaba en Correos, con unas potentes gafas, (¿José Antonio?) llevaba su propia música de la que todos disfrutábamos.
Nada más entrar, a la derecha, había un pequeño bar gestionado por el señor Marcelino, que ejercía de adulto cuando la mocedad se alteraba, cosa que tampoco era infrecuente. Y ya fuera, en el pasillo de acceso al local, el lavabo.
Nuestro club, de forma muy puntual -algún domingo por la tarde- se podía reconvertir en discoteca o sala de baile. Recolocábamos las sillas y mesas en la biblioteca, música a toda pastilla, luces también y la presencia inexcusable del Padre Ruiz amenizando el baile. Ni que decir tiene que esta actividad jamás fue un éxito. O sí, todo dependía de a quién preguntaras.
En la planta superior teníamos acceso a otra pequeña sala con funciones de secretaría donde estaban los ficheros de socios y las actas y se hacían reuniones de junta, clases de guitarra y creo recordar que también servía como Redacción para la revista ‘Andanzas’.
Era un no parar. Teníamos muchas actividades: deportes, excursiones, teatro con sus ensayos, elaboración de la revista, organización de charlas, entrevistas, campeonatos de mus, clases de guitarra, actividades en la COPE… aunque no todas disfrutaban de igual aceptación.
Incluso colaboramos con el Ayuntamiento para gestionar las apuestas en las casetas vendiendo boletos de la hípica y pagando a los ganadores. Por esta actividad, que duró, creo recordar, tres tardes, recibimos un dinero que nos sirvió para saldar deudas pendientes.
Ciertamente no era un solo ‘Quijote’, allí había muchos más.
El club resistió tres años, y a él le dimos tanto como nos devolvió. Quinto, Sexto y COU, cursos académicos 70-71, 71-72 y 72-73. Allí estudiamos, jugamos, discutimos de lo humano y lo divino y aprendimos también a ceder... si no quedaba otra. ¡Ah!, y allí surgió también algún que otro cruce de miradas en nuestros amores adolescentes.
Cuando los bachilleres levantan el vuelo, los nuevos lugares de destino se convierten en nuevos nidos. Toca volver a empezar, pero ya no lo hacemos de cero porque entonces ya teníamos un retrovisor que funcionaba, aunque un poco distorsionado.
La extensión cultural de ‘El Quijote’ duró lo que nos duró el Bachiller Superior y poco más. Nosotros lo hicimos y con nosotros acabó. Pero en estos tres años hubo anhelos y deseos de cambio, ganas de tener voz y de ser escuchados, tozudez e ingenuidad a raudales, compromiso y camaradería. No estuvo nada mal, al menos si lo comparamos con los tiempos que corren.
Cincuenta años han pasado de aquello. Medio siglo de perspectiva que bien se merece un momento para el recuerdo. Y esto es lo que queremos hacer en una serie de artículos que se irán publicando en Astorga Redacción a lo largo de julio y agosto.
Serán varias visiones de otros tantos protagonistas de aquellos tiempos, varios jubilados recordando seguramente lo mejor de sus pasos adolescentes y el entorno social que nos tocó vivir, varias añoranzas, que no otra cosa son los recuerdos. Estos serán los brochazos de memoria, con sus consiguientes interpretaciones. No estamos todos los que fuimos, pero si fuimos todos los que estamos. Alguno ya no está con nosotros y con otros no hemos podido contactar, aunque lo hemos intentado con vehemencia.
Varias rememoraciones que se irán complementando en una realidad y unos hechos que han perdido fuerza frente al recuerdo, frente a lo que pensemos de ellos.
José Del Rio, nuestro presidente -tras unos comienzos de presidencia colegiada, asamblearia o vaya usted a saber-, nos contará los inicios y analizará los contenidos de lo que fue nuestra revista ‘Andanzas' , de la que fue su máximo escribidor.
Angel Casado, un gran artista amante de la música y la poesía, analizará la lírica de ‘Andanzas’, a la que tanto contribuyó y nos explicará cómo algunos aprendimos los primeros acordes de guitarra que aún no hemos olvidado.
Julián Durany, nos detallará con la chispa de sus recuerdos, y como protagonista, cómo se fraguó ‘El sí de las niñas’, un experimento teatral de voces, luces y sincronías, algo excesivo para unos principiantes. También como se llevó a cabo la gestión de venta de boletos y apuestas del Concurso Hípico del verano del 71 y el final de fiesta con la paella de La Forti.
Asun Seco, la propietaria de las viejas revistas que han sido digitalizadas y que han hecho posible este trabajo de recuerdo, nos comentará la Sección de Teatro del Club, una de las más activas.
Lalo F Mayo, de incorporación tardía en el club, pero más presente en los últimos tiempos, nos comentará recuerdos finales, bastante difusos, junto con algún que otro trabajo de periodista de campo -Rally de Montecarlo. Astorga. 1972-, etc.
La cuestión informática (digitalización de las revistas, bases de datos, creación de la web del Quijote...) y búsqueda de contactos, ha sido asumida por un servidor. En nombre de todos los demás, quiero dar las gracias a Eloy Carro y a Toñi. Cuando les conté la idea de la ‘historia’ del Quijote, cincuenta años después de su desaparición, me ofrecieron un camino llano con facilidades de todo tipo.
Nuestro propósito es ir publicando los artículos cuyo contenido he ido esbozando a un ritmo de uno por semana durante los meses de julio y agosto y con ello reconstruir, siquiera parcialmente, la historia de un club que fue muy importante en la vida cultural de Astorga y en las vidas personales de cada uno de sus socios. Se trata de un tema abierto al que está invitado todo el mundo: socios, fundadores o no, admiradores e incluso detractores. Todos los que quieran recordar algo de como fuimos para saber algo más de cómo somos, tienen cabida en este encuentro. Ojalá podamos reunirnos este verano para celebrar juntos esta aventura juvenil.
Apostamos por ello.
https://www.winmates.net/quijote/q00.php