Los combates entre gladiadores encienden las fiestas de Astures y Romanos
El acto, que organizó la Legio VI Victrix, es la antesala de estas festividades locales, que retrotraerán la ciudad a la época de Hispania
![[Img #64556]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/07_2023/4205_18-dsc_8724-copia.jpg)
La IX Munera Gladiatora ha supuesto el preludio de las próximas fiestas de Astures y Romanos, que se celebrarán entre el jueves 27 y el domingo 30 de julio.
En una tarde de sábado calurosa en la que, a pesar de las nubes, el dios Júpiter ha respetado la solemne ceremonia, casi dos centenas de personas han acudido a la Plaza Mayor de Asturica Augusta para contemplar este espectáculo.
El acto, que organizó la Legio VI Victrix, es la antesala de estas festividades locales, que esperan ser reconocidas de Interés Turístico Nacional.
El César y el caudillo astur Sebius, junto con la alta cuna romana, entre la que destacaron algunos miembros de la Junta Directiva de Astures y Romanos, acudieron a la cita, realizando sendas apuestas sobre los resultados de las lides.
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Asimismo, las diosas Victoria e Invidia, acompañadas de Mercurio y Caronte, que es el barquero encargado de llevar las almas de los sin vida al inframundo, estuvieron presentes en esta ilustre representación.
Las luchas finalizaron con el veredicto de la plebe, que determinó el resultado de los enfrentamientos, y por extensión de los combatientes, levantando el puño y gritando ‘vita’ para salvar la vida a los perdedores, o con el pulgar extendido en horizontal, moviendo la mano de un lado a otro y vitoreando ‘yúgula’, para sentenciar a muerte a los derrotados.
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Las muneras gladiatoras
Las muneras gladiatoras son el espectáculo por antonomasia del mundo romano. En Hispania, los ciudadanos fueron muy aficionados a combates entre gladiadores y participaron activamente en su desarrollo, difusión y organización.
Los anfiteatros de Itálica, Emerita, Tarraco o Conimbriga, así como la escuela de gladiadores Ludus Hispanianus de Corduba son clara evidencia de la popularidad de estas ceremonias en el territorio peninsular.
En su génesis, los gladiadores eran gente sin preparación, prisioneros de guerra o soldados, que combatían para honrar la memoria de los caídos. Con el tiempo, no obstante, el oficio se profesionalizó y la gladiatura se convirtió en una profesión, que aunque poco honorable, tuvo verdadero reconocimiento entre la plebe.
Para convertirse en gladiador se requería el dominio técnico de un arma elegida, lo que les otorgaba la destreza y fuerza necesarias para triunfar en el combate contra rivales, ya fueran animales u hombres.
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La IX Munera Gladiatora ha supuesto el preludio de las próximas fiestas de Astures y Romanos, que se celebrarán entre el jueves 27 y el domingo 30 de julio.
En una tarde de sábado calurosa en la que, a pesar de las nubes, el dios Júpiter ha respetado la solemne ceremonia, casi dos centenas de personas han acudido a la Plaza Mayor de Asturica Augusta para contemplar este espectáculo.
El acto, que organizó la Legio VI Victrix, es la antesala de estas festividades locales, que esperan ser reconocidas de Interés Turístico Nacional.
El César y el caudillo astur Sebius, junto con la alta cuna romana, entre la que destacaron algunos miembros de la Junta Directiva de Astures y Romanos, acudieron a la cita, realizando sendas apuestas sobre los resultados de las lides.
Asimismo, las diosas Victoria e Invidia, acompañadas de Mercurio y Caronte, que es el barquero encargado de llevar las almas de los sin vida al inframundo, estuvieron presentes en esta ilustre representación.
Las luchas finalizaron con el veredicto de la plebe, que determinó el resultado de los enfrentamientos, y por extensión de los combatientes, levantando el puño y gritando ‘vita’ para salvar la vida a los perdedores, o con el pulgar extendido en horizontal, moviendo la mano de un lado a otro y vitoreando ‘yúgula’, para sentenciar a muerte a los derrotados.
Las muneras gladiatoras
Las muneras gladiatoras son el espectáculo por antonomasia del mundo romano. En Hispania, los ciudadanos fueron muy aficionados a combates entre gladiadores y participaron activamente en su desarrollo, difusión y organización.
Los anfiteatros de Itálica, Emerita, Tarraco o Conimbriga, así como la escuela de gladiadores Ludus Hispanianus de Corduba son clara evidencia de la popularidad de estas ceremonias en el territorio peninsular.
En su génesis, los gladiadores eran gente sin preparación, prisioneros de guerra o soldados, que combatían para honrar la memoria de los caídos. Con el tiempo, no obstante, el oficio se profesionalizó y la gladiatura se convirtió en una profesión, que aunque poco honorable, tuvo verdadero reconocimiento entre la plebe.
Para convertirse en gladiador se requería el dominio técnico de un arma elegida, lo que les otorgaba la destreza y fuerza necesarias para triunfar en el combate contra rivales, ya fueran animales u hombres.