ENTREVISTA / Yolanda Castaño, poeta
Yolanda Castaño, Premio Nacional de Poesía 2023
La poeta gallega Yolanda Castaño ha sido galardonada con el Premio Nacional de Poesía 2023, dotado con 30.000 euros, por su obra 'Materia', una "poderosa propuesta poética en la que cada estado de la materia se expresa en un tono propio".
Yolanda Castaño fue entrevistada por Astorga Redacción en el mes de julio con motivo de su participación en el recital 'Afinidades electivas', celebrado junto a Esther Ramón en la Biblioteca de Astorga.
![[Img #65028]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/08_2023/4017_7-dsc_7535-copia.jpg)
Eloy Rubio Carro: La poesía es algo más que lo que leemos o escuchamos, es una vivencia del lenguaje. ¿Es acaso un cuerpo que se incorpora al lenguaje? Háblanos de eso en relación con tu libro ‘Profundidad de campo’.
Yolanda Castaño: La poesía participa del lenguaje pero no es sólo lenguaje, es algo más. Creo que en la poesía el lenguaje se comporta de un modo un tanto distinto que el lenguaje en sus usos ordinarios, más funcionales, propios de la comunicación. Estamos acostumbrados a darle un sentido, un enfoque más funcional y racional en su uso ordinario. Mientras que en la poesía las palabras se comportan un poco de otra manera, buscan nuevas asociaciones y por tanto a partir de esas mismas palabras se crea un cuerpo nuevo de alguna manera.
¿Tienen vida propia las palabras?
Claro, porque comunican no solo a través del contenido, sino que para el poeta, para la poeta siempre son multifacéticas, son polifacéticas en el sentido de que no solo comunica sus contenidos, sino que además tendrán en cuenta también el significante, la forma, el sonido e incluso la impronta visual que los o las poetas tienen. Por eso el poema comunica a través de tantas facetas distintas y múltiples.
En ‘La segunda lengua’, que tal vez sea la primera, la traducción por la propia autora parece demasiado literal. Cuando leo ‘La segunda lengua’ en gallego me suena de una manera, pero luego en español me suena como traducido, y me digo lo ha hecho la autora ¿no?. Observo una diferencia en cuanto a sonoridad. Entonces en tu caso tal vez no sea la sonoridad la poesía. Esto nos hace dudar de tantas teorías que defienden que el poema está en el ritmo. ¿Dónde se encuentra en su caso el poema?
‘La segunda lengua’ es por un lado la lengua de la segunda persona, la lengua del otro. Así que el título tiene un doble juego, por un lado tiene un sentido metafórico como la lengua de la segunda persona, la lengua del otro, la lengua que no es la mía, y es que la lengua es un puente a través del cual nos conectamos con los otros. Una de las tesis del libro es que ese puente no va en línea recta, sino que tiene algunas curvas y escollos. Otra lectura del título es más sociolingüística y alude precisamente a la lengua gallega, que paradójicamente en Galicia funciona como una segunda lengua cuando debería de ser primera, una lengua propia; pero desgraciadamente el imperialismo lingüístico español, la lengua del Estado, hace que la lengua propia quede relegada a un espacio de menor prestigio, a usos más secundarios. Es paradójico que el gallego funcione como una segunda lengua. Una tercera lectura es que la poesía puede ser una segunda lengua también, porque la poesía es el lenguaje alternativo al lenguaje del poder, a los discursos de los medios de comunicación, etcétera. La poesía siempre funciona como un lenguaje alternativo a todo eso. La traducción es un bien necesario, pero hoy en día eso de ‘traduttore, traditore’ me parece una falacia, pues pensar en esos términos sobre la traducción nos relegaría a sólo poder leer aquello que podemos leer en la lengua original. Sería perdernos los sonetos de Shakespeare, tanta literatura que sería absurdo. Mucha de la literatura y la poesía que le leemos viene intermediada a través de una traducción, y no me gusta pensar en las limitaciones sino en que siempre son mayores las potencialidades que las limitaciones. Por ello creo en la traducción. Me parece que a través de ella los poemas cobran nuevas vidas en otras lenguas, en otros idiomas y yo asumo la propia traducción de mis poemas. Asimilo los pequeños aciertos que pueda haber. como las meteduras de pata pero interesada en el ejercicio creativo que es la traducción. No me puedo obsesionar con recrear exactamente la misma música porque nunca la va a tener igual que un poema escrito en su lengua original, no va a mantener la misma música, pero sí podrá intentar recrear el efecto que esa música produce. Tenemos que recrear el efecto que ese ritmo produjo en el idioma original igual que despiezamos un reloj y al montarlo tiene que volver a funcionar aunque acabe sobrando una piecita; pero debe de funcionar siempre como si hubiera sido siempre en la lengua de destino.
![[Img #65025]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/08_2023/7754_1-dsc_7411-copia.jpg)
Como no estar a favor de la traducción, pero lo que quería preguntar es que si no es solo la sonoridad, ¿está en el sentido la poesía? La sonoridad es cierto no se traduce, pero sí puede haber una recreación sonora que lleve al mismo efecto. Aunque no se puede prevenir los efectos de una poesía, porque aquí también cuenta la lectura que haga el lector, que también constituye el efecto.
A menudo rompes en una estrofa con la precedente y en medio queda un hueco rellenable, en ese hueco el lector podrá hacer muchas cosas o ninguna. ¿Tú, en cierta manera, diriges o tienes un sentido predeterminado entre esas dos estrofas haga lo que haga el lector, o no?
Mi estilo literario es bastante fragmentario. A veces, en lugar de una cadencia, de un río en el que todo va fluyendo poco a poco para desencadenarse en una conclusión, tiene una sintaxis y un discurrir más fragmentario, como una suerte de cinematografía en escenas, en secuencias muy entrecortadas, más que una narración en imágenes. Es cierto que para mí son tan importantes los silencios como las explicitaciones, y en esos silencios, en esos márgenes es donde se deja el hueco a las lecturas y a las interpretaciones. En como arme ese rompecabezas el lector o la lectora va a inducir una lectura u otra. Para mí eso es un modo de composición sirve a un fin expresivo. Es al lector activo al que tiendo la mano para que rellene de contenido o complete el contenido del poema
Hay en ‘Profundidad de campo’ una exigencia de autoproclamación, de autodefinición, al margen de las definiciones de los demás. Esto que se proclama poéticamente posible puede parecer psicológicamente irrealizable (si nuestra constitución parte de un deseo de la mirada del otro)
Quizás se trate de un equilibrio o una convención entre la mirada que arrojan los demás en ti, pero también la autopercepción o de la autodeterminación de la propia identidad.
Ya, pero es reconocido que sin la mirada del otro no hay mirada propia. Es más la mirada propia es la mirada de la mirada del otro.
Esa es un poco la indagación del libro. El cómo nos relacionamos con la imagen que los demás nos devuelven. Qué es lo que las primeras impresiones revelan sobre nosotros, pero que es también lo que a veces mienten o lo que silencian. No siempre nos sentimos tan identificados, o nos devuelven una mirada un tanto distorsionada y nos apetece tener voz en esa construcción que desde luego es coral. Parte de la mirada ajena, pero también de la propia.
![[Img #65024]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/08_2023/3099_3-dsc_7427-copia.jpg)
‘Profundidad de campo’, un término muy fotográfico, pero entonces hay que hablar del más y del menos. A mayor cierre del diafragma mayor tiempo de exposición y profundidad. El límite es la oscuridad. En su caso la conciencia parece corporizada, pues parte de su cuerpo. Un cuerpo que se postula ante las valoraciones sociales y sus exigencias. Al cerrar el diafragma los desenfoques habituales adquieren nitidez. Se declara hermosa y ve una amenaza en ello ¿tal vez porque esa declaración le fuera ajena?
Mi declaración viene precisamente al hilo de las miradas ajenas, es lo que las miradas ajenas me devuelven y en muchos casos me reprochan, sobre todo al tratarse de una autora, de una escritora en la que su imagen no parece concordar con el estereotipo que se aguarda de una mujer intelectual, o una escritora. Eso parece precisamente amenazar el crédito que se pueda dar a mi obra, como que restara crédito a una obra literaria, creativa, intelectual etcétera. Y eso es lo que cuestiono. Hasta qué punto debo yo de responsabilizarme de mi imagen, hasta qué punto depende de la mirada de los otros y hasta qué punto es el que mira quien debe responsabilizarse de esa imagen y no responsabilizarme de la mía.
La mayor parte de la lírica contemporánea es narcisista, su ‘Profundidad de campo’ es como un retorno al cuerpo en el momento de la constitución narcisista del Yo. En el poema ‘Cosas que comenzaron por’ escribe su nombre "yo-lan-da-cas-ta-ño, repetido hasta no significar nada... Con una ambigüedad final: "e entre as pernas, o meu sexo / que tamén comenzá / por Y". ¿Esa Y es el Yo de Yolanda o es el cromosoma Y?
Esa Y es todos los versos que tiene ese poema. Le dediqué un poema a la letra Y, que casualmente es una letra que no aparece en el alfabeto gallego. No tenemos y no hay ninguna palabra con y griega salvo extranjerismos, y sin embargo yo siempre he reivindicado mi propio nombre que no deja de ser mi identidad, manteniendo esa Y, no traduciendo mi nombre al gallego. También trabajé en un programa que se hacía con letras, y nunca salió la letra Y, que hubiera sido un buen trasunto para hacer un poema a la letra Y…. Cada uno de los versos de ese poema simboliza algún concepto, en algunos casos hablo del yo, pero también de muchos otros.
![[Img #65026]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/08_2023/4400_4-dsc_7429-copia.jpg)
Es esa grieta que dejas a la interpretación del lector, que puede ser rellenada más fácilmente con una aclaración de este tipo.
En algunos otros casos es ‘tú’, pues si lo interpretas en inglés es ‘You’, la segunda persona.
Dices en su poética: "Hay que masturbar o abecedario, ata que balbuza cosas / aparentemente inconexas". ¿Se supone que habremos de ir más allá del sentido de las palabras?
Hay que hacer que las palabras remonten sus propios signos, sus propios símbolos. Algunas palabras están demasiado gastadas y me gustaría recuperar algo más próximo a su sentido primigenio a su significado genuino, sin estar tan mediadas por el contenido y la historia de ese mismo contenido, por los avatares que haya sufrido. Recuperar ese sonido primigenio, de una manera más salvaje, más cerca de su sonido.
El silencio, si lo pronuncias desaparece. "Pero o que quero eu / si que é impronunciable". Haces continuas alusiones a lo impronunciable de la carnosidad sexual: "(esa ese suya que prende / en mis ganas de sorbérsela)". En "Nos meus días reais / cánsaseme a lingua. / Nas miñas fantasías, / cansaseche a ti".
El libro es muy carnal, Otra de las interpretaciones de ‘La segunda lengua’ es el tomar la lengua como el músculo que tenemos en nuestra boca, bastante relacionado con los sexual, con lo afectivo, con lo carnal; y de ahí la dificultad de la comunicación. Ya decía que la lengua era como un puente que nos conectaba con los otros, pero lleno de escollos y de curvas. Con frecuencia esa dificultad, esa complejidad de comunicarnos con el otro es espejo de la dificultad de alcanzar al otro. La frustración de la comunicación puede ser trasunto de la frustración del deseo, de lo difícil que es alcanzar al otro. Entonces hay deseo de comunicación pero también deseo carnal mezclándose en todo eso que es la lengua.
![[Img #65029]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/08_2023/9915_6-dsc_7436-copia.jpg)
¿La lengua que se habla es tan influyente como para introducir matices en los actos mudos (comer, beber, besar, follar...)?
Sí claro, porque solo existe aquello que se nombra, incluso para todas esas acciones. Según como se nombra, qué palabra se le pone, qué nombres se le ponen a las acciones y las cosas relacionadas con comer, beber o con hacer el amor, así existen o no.
También deciden su forma de existencia. De ahí esa intención de que cambiando el habla se modificaría la percepción de la realidad.
Y esa es una de las mayores aportaciones de la poesía, que puede pensar otros modos de vivir otros modos de percibir la realidad. La poesía siempre es una exploradora muy pionera, siempre detrás de nuevas conexiones, nuevas combinaciones de palabras que pueden ser capaces de crear nuevos modos de entender la vida.
En 'Materia', su último libro publicado, tras la sección: "Un río subterráneo", aparece la serie 'Iceberg' con especial atención a la memoria del cuerpo. El lenguaje habla en nosotros, el inconsciente es un insignificante, perdón, un significante. ¿Hay un regreso al cuerpo, al ADN, a la filiación, para que hable la lengua?
Lo que hay en ‘Materia’ gira en torno al tema de la familia, y lo hace en tres partes simbolizadas por los tres estados de la materia. El río subterráneo que mencionabas que es el estado líquido; el estado sólido, que está representado por un iceberg y el tercero, el gaseoso, representado por una nube. Eso al mismo tiempo se relaciona con el pasado, el presente y el futuro, pero aplicados al tema en torno al cual pivota todo el libro que es la familia. Ese río subterráneo habla de mi estirpe femenina, la historia de mis abuelas, y a través de ellas aprovechó para tratar memoria histórica, memoria de la represión franquista de posguerra. La parte central es el presente familiar, un iceberg es algo muy sólido pero de lo que solo asoma una parte, y ahí trato de decir que somos materia familiar en mucha mayor proporción de lo que creemos. Creo que la materia familiar nos constituye mucho más allá de lo que sospechamos:, filias y fobias, inclinaciones, tendencias, expectativas etcétera. Y la parte tercera, que es la de la proyección de futuro familiar, la parte gaseosa representada en una nube, habla de la familia futura y en mi caso de la renuncia a la maternidad.
![[Img #65027]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/08_2023/7351_5-dsc_7432-copia.jpg)
También conciencia de la limitación de la experiencia por las propias elecciones, "Non chegarei a" / "A casa dos meus país".... Esta última denuncia la inestabilidad vital que impide arraigar en la materia que lleva a la memoria.
‘A casa dos meus país’ es un poema que establece un diálogo intertextual con el poema emblemático del autor fundacional de la poesía vasca contemporánea, Gabriel Aresti, que tiene un poema que se llama ‘La casa de mi padre’. Pero yo le doy la vuelta y desde una perspectiva muy crítica y muy cuestionadora niego esa casa, porque creo menos en las propiedades inmobiliarias que en los vínculos, que son lo que realmente me importa, de lo familiar. No hago esa sacralización totémica de la casa familiar, sino que en estos tiempos de crisis voy más a otras cosas. Efectivamente algunos de los grandes valores conservadores ya se pierden con nuestra generación.
Después de un "Registro de produccions orais recollidas en contexto" se manifiesta: “ese no es también un no a la descendencia,/ una hija que solo podrá caminar por el poema...”Parecen la realidad y el deseo frente a frente.
Claro, yo hablo de mi deseo y de mi realidad. Es una opción y una decisión consciente y deseada, la de la renuncia a la maternidad, el que mi hija solamente aparezca en mis poemas; pero sí me quería despedir de ella con todo el sentido de la dignidad, incluso con el respeto y con el cariño. La opción de la no maternidad es la opción que yo abracé, la cual quería no solo visibilizar sino también legitimar, en tanto en cuanto las mujeres seremos libres según podamos ver refrendadas todas las opciones no sólo unas u otras.
Yolanda Castaño fue entrevistada por Astorga Redacción en el mes de julio con motivo de su participación en el recital 'Afinidades electivas', celebrado junto a Esther Ramón en la Biblioteca de Astorga.
Eloy Rubio Carro: La poesía es algo más que lo que leemos o escuchamos, es una vivencia del lenguaje. ¿Es acaso un cuerpo que se incorpora al lenguaje? Háblanos de eso en relación con tu libro ‘Profundidad de campo’.
Yolanda Castaño: La poesía participa del lenguaje pero no es sólo lenguaje, es algo más. Creo que en la poesía el lenguaje se comporta de un modo un tanto distinto que el lenguaje en sus usos ordinarios, más funcionales, propios de la comunicación. Estamos acostumbrados a darle un sentido, un enfoque más funcional y racional en su uso ordinario. Mientras que en la poesía las palabras se comportan un poco de otra manera, buscan nuevas asociaciones y por tanto a partir de esas mismas palabras se crea un cuerpo nuevo de alguna manera.
¿Tienen vida propia las palabras?
Claro, porque comunican no solo a través del contenido, sino que para el poeta, para la poeta siempre son multifacéticas, son polifacéticas en el sentido de que no solo comunica sus contenidos, sino que además tendrán en cuenta también el significante, la forma, el sonido e incluso la impronta visual que los o las poetas tienen. Por eso el poema comunica a través de tantas facetas distintas y múltiples.
En ‘La segunda lengua’, que tal vez sea la primera, la traducción por la propia autora parece demasiado literal. Cuando leo ‘La segunda lengua’ en gallego me suena de una manera, pero luego en español me suena como traducido, y me digo lo ha hecho la autora ¿no?. Observo una diferencia en cuanto a sonoridad. Entonces en tu caso tal vez no sea la sonoridad la poesía. Esto nos hace dudar de tantas teorías que defienden que el poema está en el ritmo. ¿Dónde se encuentra en su caso el poema?
‘La segunda lengua’ es por un lado la lengua de la segunda persona, la lengua del otro. Así que el título tiene un doble juego, por un lado tiene un sentido metafórico como la lengua de la segunda persona, la lengua del otro, la lengua que no es la mía, y es que la lengua es un puente a través del cual nos conectamos con los otros. Una de las tesis del libro es que ese puente no va en línea recta, sino que tiene algunas curvas y escollos. Otra lectura del título es más sociolingüística y alude precisamente a la lengua gallega, que paradójicamente en Galicia funciona como una segunda lengua cuando debería de ser primera, una lengua propia; pero desgraciadamente el imperialismo lingüístico español, la lengua del Estado, hace que la lengua propia quede relegada a un espacio de menor prestigio, a usos más secundarios. Es paradójico que el gallego funcione como una segunda lengua. Una tercera lectura es que la poesía puede ser una segunda lengua también, porque la poesía es el lenguaje alternativo al lenguaje del poder, a los discursos de los medios de comunicación, etcétera. La poesía siempre funciona como un lenguaje alternativo a todo eso. La traducción es un bien necesario, pero hoy en día eso de ‘traduttore, traditore’ me parece una falacia, pues pensar en esos términos sobre la traducción nos relegaría a sólo poder leer aquello que podemos leer en la lengua original. Sería perdernos los sonetos de Shakespeare, tanta literatura que sería absurdo. Mucha de la literatura y la poesía que le leemos viene intermediada a través de una traducción, y no me gusta pensar en las limitaciones sino en que siempre son mayores las potencialidades que las limitaciones. Por ello creo en la traducción. Me parece que a través de ella los poemas cobran nuevas vidas en otras lenguas, en otros idiomas y yo asumo la propia traducción de mis poemas. Asimilo los pequeños aciertos que pueda haber. como las meteduras de pata pero interesada en el ejercicio creativo que es la traducción. No me puedo obsesionar con recrear exactamente la misma música porque nunca la va a tener igual que un poema escrito en su lengua original, no va a mantener la misma música, pero sí podrá intentar recrear el efecto que esa música produce. Tenemos que recrear el efecto que ese ritmo produjo en el idioma original igual que despiezamos un reloj y al montarlo tiene que volver a funcionar aunque acabe sobrando una piecita; pero debe de funcionar siempre como si hubiera sido siempre en la lengua de destino.
Como no estar a favor de la traducción, pero lo que quería preguntar es que si no es solo la sonoridad, ¿está en el sentido la poesía? La sonoridad es cierto no se traduce, pero sí puede haber una recreación sonora que lleve al mismo efecto. Aunque no se puede prevenir los efectos de una poesía, porque aquí también cuenta la lectura que haga el lector, que también constituye el efecto.
A menudo rompes en una estrofa con la precedente y en medio queda un hueco rellenable, en ese hueco el lector podrá hacer muchas cosas o ninguna. ¿Tú, en cierta manera, diriges o tienes un sentido predeterminado entre esas dos estrofas haga lo que haga el lector, o no?
Mi estilo literario es bastante fragmentario. A veces, en lugar de una cadencia, de un río en el que todo va fluyendo poco a poco para desencadenarse en una conclusión, tiene una sintaxis y un discurrir más fragmentario, como una suerte de cinematografía en escenas, en secuencias muy entrecortadas, más que una narración en imágenes. Es cierto que para mí son tan importantes los silencios como las explicitaciones, y en esos silencios, en esos márgenes es donde se deja el hueco a las lecturas y a las interpretaciones. En como arme ese rompecabezas el lector o la lectora va a inducir una lectura u otra. Para mí eso es un modo de composición sirve a un fin expresivo. Es al lector activo al que tiendo la mano para que rellene de contenido o complete el contenido del poema
Hay en ‘Profundidad de campo’ una exigencia de autoproclamación, de autodefinición, al margen de las definiciones de los demás. Esto que se proclama poéticamente posible puede parecer psicológicamente irrealizable (si nuestra constitución parte de un deseo de la mirada del otro)
Quizás se trate de un equilibrio o una convención entre la mirada que arrojan los demás en ti, pero también la autopercepción o de la autodeterminación de la propia identidad.
Ya, pero es reconocido que sin la mirada del otro no hay mirada propia. Es más la mirada propia es la mirada de la mirada del otro.
Esa es un poco la indagación del libro. El cómo nos relacionamos con la imagen que los demás nos devuelven. Qué es lo que las primeras impresiones revelan sobre nosotros, pero que es también lo que a veces mienten o lo que silencian. No siempre nos sentimos tan identificados, o nos devuelven una mirada un tanto distorsionada y nos apetece tener voz en esa construcción que desde luego es coral. Parte de la mirada ajena, pero también de la propia.
‘Profundidad de campo’, un término muy fotográfico, pero entonces hay que hablar del más y del menos. A mayor cierre del diafragma mayor tiempo de exposición y profundidad. El límite es la oscuridad. En su caso la conciencia parece corporizada, pues parte de su cuerpo. Un cuerpo que se postula ante las valoraciones sociales y sus exigencias. Al cerrar el diafragma los desenfoques habituales adquieren nitidez. Se declara hermosa y ve una amenaza en ello ¿tal vez porque esa declaración le fuera ajena?
Mi declaración viene precisamente al hilo de las miradas ajenas, es lo que las miradas ajenas me devuelven y en muchos casos me reprochan, sobre todo al tratarse de una autora, de una escritora en la que su imagen no parece concordar con el estereotipo que se aguarda de una mujer intelectual, o una escritora. Eso parece precisamente amenazar el crédito que se pueda dar a mi obra, como que restara crédito a una obra literaria, creativa, intelectual etcétera. Y eso es lo que cuestiono. Hasta qué punto debo yo de responsabilizarme de mi imagen, hasta qué punto depende de la mirada de los otros y hasta qué punto es el que mira quien debe responsabilizarse de esa imagen y no responsabilizarme de la mía.
La mayor parte de la lírica contemporánea es narcisista, su ‘Profundidad de campo’ es como un retorno al cuerpo en el momento de la constitución narcisista del Yo. En el poema ‘Cosas que comenzaron por’ escribe su nombre "yo-lan-da-cas-ta-ño, repetido hasta no significar nada... Con una ambigüedad final: "e entre as pernas, o meu sexo / que tamén comenzá / por Y". ¿Esa Y es el Yo de Yolanda o es el cromosoma Y?
Esa Y es todos los versos que tiene ese poema. Le dediqué un poema a la letra Y, que casualmente es una letra que no aparece en el alfabeto gallego. No tenemos y no hay ninguna palabra con y griega salvo extranjerismos, y sin embargo yo siempre he reivindicado mi propio nombre que no deja de ser mi identidad, manteniendo esa Y, no traduciendo mi nombre al gallego. También trabajé en un programa que se hacía con letras, y nunca salió la letra Y, que hubiera sido un buen trasunto para hacer un poema a la letra Y…. Cada uno de los versos de ese poema simboliza algún concepto, en algunos casos hablo del yo, pero también de muchos otros.
Es esa grieta que dejas a la interpretación del lector, que puede ser rellenada más fácilmente con una aclaración de este tipo.
En algunos otros casos es ‘tú’, pues si lo interpretas en inglés es ‘You’, la segunda persona.
Dices en su poética: "Hay que masturbar o abecedario, ata que balbuza cosas / aparentemente inconexas". ¿Se supone que habremos de ir más allá del sentido de las palabras?
Hay que hacer que las palabras remonten sus propios signos, sus propios símbolos. Algunas palabras están demasiado gastadas y me gustaría recuperar algo más próximo a su sentido primigenio a su significado genuino, sin estar tan mediadas por el contenido y la historia de ese mismo contenido, por los avatares que haya sufrido. Recuperar ese sonido primigenio, de una manera más salvaje, más cerca de su sonido.
El silencio, si lo pronuncias desaparece. "Pero o que quero eu / si que é impronunciable". Haces continuas alusiones a lo impronunciable de la carnosidad sexual: "(esa ese suya que prende / en mis ganas de sorbérsela)". En "Nos meus días reais / cánsaseme a lingua. / Nas miñas fantasías, / cansaseche a ti".
El libro es muy carnal, Otra de las interpretaciones de ‘La segunda lengua’ es el tomar la lengua como el músculo que tenemos en nuestra boca, bastante relacionado con los sexual, con lo afectivo, con lo carnal; y de ahí la dificultad de la comunicación. Ya decía que la lengua era como un puente que nos conectaba con los otros, pero lleno de escollos y de curvas. Con frecuencia esa dificultad, esa complejidad de comunicarnos con el otro es espejo de la dificultad de alcanzar al otro. La frustración de la comunicación puede ser trasunto de la frustración del deseo, de lo difícil que es alcanzar al otro. Entonces hay deseo de comunicación pero también deseo carnal mezclándose en todo eso que es la lengua.
¿La lengua que se habla es tan influyente como para introducir matices en los actos mudos (comer, beber, besar, follar...)?
Sí claro, porque solo existe aquello que se nombra, incluso para todas esas acciones. Según como se nombra, qué palabra se le pone, qué nombres se le ponen a las acciones y las cosas relacionadas con comer, beber o con hacer el amor, así existen o no.
También deciden su forma de existencia. De ahí esa intención de que cambiando el habla se modificaría la percepción de la realidad.
Y esa es una de las mayores aportaciones de la poesía, que puede pensar otros modos de vivir otros modos de percibir la realidad. La poesía siempre es una exploradora muy pionera, siempre detrás de nuevas conexiones, nuevas combinaciones de palabras que pueden ser capaces de crear nuevos modos de entender la vida.
En 'Materia', su último libro publicado, tras la sección: "Un río subterráneo", aparece la serie 'Iceberg' con especial atención a la memoria del cuerpo. El lenguaje habla en nosotros, el inconsciente es un insignificante, perdón, un significante. ¿Hay un regreso al cuerpo, al ADN, a la filiación, para que hable la lengua?
Lo que hay en ‘Materia’ gira en torno al tema de la familia, y lo hace en tres partes simbolizadas por los tres estados de la materia. El río subterráneo que mencionabas que es el estado líquido; el estado sólido, que está representado por un iceberg y el tercero, el gaseoso, representado por una nube. Eso al mismo tiempo se relaciona con el pasado, el presente y el futuro, pero aplicados al tema en torno al cual pivota todo el libro que es la familia. Ese río subterráneo habla de mi estirpe femenina, la historia de mis abuelas, y a través de ellas aprovechó para tratar memoria histórica, memoria de la represión franquista de posguerra. La parte central es el presente familiar, un iceberg es algo muy sólido pero de lo que solo asoma una parte, y ahí trato de decir que somos materia familiar en mucha mayor proporción de lo que creemos. Creo que la materia familiar nos constituye mucho más allá de lo que sospechamos:, filias y fobias, inclinaciones, tendencias, expectativas etcétera. Y la parte tercera, que es la de la proyección de futuro familiar, la parte gaseosa representada en una nube, habla de la familia futura y en mi caso de la renuncia a la maternidad.
También conciencia de la limitación de la experiencia por las propias elecciones, "Non chegarei a" / "A casa dos meus país".... Esta última denuncia la inestabilidad vital que impide arraigar en la materia que lleva a la memoria.
‘A casa dos meus país’ es un poema que establece un diálogo intertextual con el poema emblemático del autor fundacional de la poesía vasca contemporánea, Gabriel Aresti, que tiene un poema que se llama ‘La casa de mi padre’. Pero yo le doy la vuelta y desde una perspectiva muy crítica y muy cuestionadora niego esa casa, porque creo menos en las propiedades inmobiliarias que en los vínculos, que son lo que realmente me importa, de lo familiar. No hago esa sacralización totémica de la casa familiar, sino que en estos tiempos de crisis voy más a otras cosas. Efectivamente algunos de los grandes valores conservadores ya se pierden con nuestra generación.
Después de un "Registro de produccions orais recollidas en contexto" se manifiesta: “ese no es también un no a la descendencia,/ una hija que solo podrá caminar por el poema...”Parecen la realidad y el deseo frente a frente.
Claro, yo hablo de mi deseo y de mi realidad. Es una opción y una decisión consciente y deseada, la de la renuncia a la maternidad, el que mi hija solamente aparezca en mis poemas; pero sí me quería despedir de ella con todo el sentido de la dignidad, incluso con el respeto y con el cariño. La opción de la no maternidad es la opción que yo abracé, la cual quería no solo visibilizar sino también legitimar, en tanto en cuanto las mujeres seremos libres según podamos ver refrendadas todas las opciones no sólo unas u otras.