Astorga Redacción
Miércoles, 16 de Agosto de 2023

El Ferrocarril en Astorga: la añoranza por un tren que no ha de volver

Este martes, la Biblioteca Municipal acogía la presentación del libro de Alberto Matías y Marco Antonio Macías Suárez

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Sobre el escenario y ya antes de la presentación, a mano derecha había seis personas sentadas de cara a la mesa de los presentadores. Uno de ellos tenía sobre la pequeña mesa un banderín, una gorra y un silbato de ferroviario. Era Pedro del Río Feliz, el último jefe de estación titular. Los otros cinco eran: Ángel Ventura, que había sido director de Correos; Isidro Martínez, colaborador del libro y antiguo director de El Faro de Astorga’; Marta Martínez Gomes, editora y compositora de la grafía del libro; Sebastián Pizarro, colaborador del libro y director en grandes líneas de RENFE; Pilar García, directora del Museo del Ferrocarril de Cataluña; y Gonzalo Garcival, también colaborador, que fue trabajador en medios de comunicación de RENFE.

 

Enfrente la mesa de los presentadores del libro estaba ocupada por Alberto Matías García Álvarez uno de los coescritores del libro 'El Ferrocarril en Astorga'. 

 

El alcalde de Astorga fue el encargado de abrir la exposición dando un saludo de bienvenida a los asistentes y en especial a Alberto Matías y a Marco Antonio Macías Suárez, el otro autor del libro.

 

A continuación el exalcalde y concejal Juan José Alonso Perandones, autor del prólogo, reflexionó sobre este libro que sirve "para plantearnos lo que hemos sido, lo que somos y a dónde queremos ir". Habló de una doble lectura para el profano, que tiene que ver con las comunicaciones y el transporte, y el lugar preferente que ocupa Astorga en ellas, y una segunda, sobre "el detallado minucioso de los personajes astorganos y las acciones que trajeron a Astorga el tren, la línea del Oeste...". 

 

 

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En ese momento, Marco Antonio Macía Suárez dio la orden de salida del tren y Pedro del Río Feliz, ataviado como jefe de estación, se levantó y al tiempo que pitaba el silbato, agitó el banderín de salida y la presentación del libro comenzó a andar.

 

El libro, decía Macía Suárez, nació recopilando mucha información dispersa. Viendo la importancia que el ferrocarril tiene en una ciudad como Astorga, reconstruyendo la intrahistoria para aprender para el futuro. Con una especial disposición gráfica y un especial interés por las personas.

 

Consta ‘El ferrocarril en Astorga’ de 23 colaboraciones. Está dividido en tres partes: 1 El viaje. El ferrocarril en Astorga, con quince apartados en los que se cuenta la historia del ferrocarril en Astorga. 2 Excursiones. Historias ferroviarias en las tierras de Astorga. Esta sección y la siguiente cuenta con diferentes colaboradores: Isidro Martínez, José María García Álvarez, Emilio Suárez García, María Isabel Morán Vega, Rosa María Fernández Cavero, Antonio Moreno Curado y Julio Alberto Cendón. Y en ella cuentan las historias ferroviarias de la sección de León a Astorga, Valdemagaz, Brañuelas, Castillo de las piedras, Riego de la Vega y la Bañeza. 3 El equipaje. Textos y documentos complementarios, en cuya elaboración colaboran Silvia Cobos, Ignacio Sanz Junoy, Alberto Cillero Hernández, José María Fernández Chimeno y los propios autores y recopiladores del libro.

 

 

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"Este libro", dice el libro de sí mismo, "es como un tren omnibus (de todo y para todos) con coches de todas las clases y parada en todas las estaciones. Analiza aspectos históricos, económicos comerciales, estratégicos y humanos, pretendiendo recuperar datos de la vida cotidiana y sirviendo como homenaje de agradecimiento de los astros danos a los ferroviarios que han hecho posible esta historia. Por otra parte, se detiene en todas las estaciones de los entornos de Astorga y recorre cada línea de los territorios de su área de influencia."

 

 

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Isidro Martínez contó, para relajar el momento, el caso curioso de la estación de Posadilla, que desde 1866 tenía tránsito de trenes y los del pueblo de la Vega del Tuerto no lo recordaban, aunque haya documentos que lo afirmen. Aparecía en la ruta pero no paraba porque no había estación. Javier Rodríguez -aseguraba Isidro-, anciano de Posadilla, recuerda que su padre le contaba sobre el paraje donde iba a ubicarse la estación; pero la cosa no llegó a fraguar, pues consultado  el párroco de Posadilla, dijo que los ferroviarios mejor lejos pues eran muy mal hablados. Por eso los de Posadilla no tuvieron estación.

 

El desvío del tren por Astorga llegó un poco por casualidad, continuaba Alberto Matías, por ciertas presiones políticas de las que fueron autores Modesto Lafuente, el ingeniero Pedro de Castro (los planes, los costes, los trazados.),  Pío Gullón y Santiago Alonso Garrote (que era sobrestante de líneas y obras).

 

 

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En el libro se dice: “Las razones por las que el ferrocarril pasa por Astorga son un ejemplo más de los errores estratégicos y de planificación por los que, aún hoy, seguimos penando. Así, bajo un supuesto diseño de los trazados con estructura radial partiendo de Madrid para comunicar los puertos con la capital y buscando la comunicación con Francia, el paso por Astorga no soporta la definición de radio y, consecuentemente, no es la distancia más corta, sino que es el resultado de otras muchas razones alejadas todas ellas de la eficacia del ferrocarril entendido como un medio de transporte rápido para comunicar puntos distantes (…), se levantaban líneas de un punto a otro como si la construcción fuera el fin, que no el medio, para alcanzar el avance productivo que suponía el ferrocarril". La resultante detallada de esas razones habrá que leerlas en el propio libro.

 

Por fin, en 1866 llega el tren Astorga viniendo de Palencia, siendo Astorga fin de trayecto, continuaba explicando Alberto Matías.

 

En sus comienzos en la estación de Astorga no había ni rastro de edificios aunque en ella vivieron Santos Arregui, Blas Silva, factor y natural de Murcia, además de los empleados del ferrocarril, Joaquín Muxía con su mujer y la hermana de esta.

 

 

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La segunda parte del libro: Excursiones. Historias ferroviarias en las tierras de Astorga, fue expuesta por Isidro Martínez: cuenta con varios colaboradores y se analizan las estaciones de Veguellina, Barrientos, Nistal, Valdemagaz (José María García Álvarez), Brañuelas, (Emilio Suárez García), Valderrey, (María Isabel Morán Vega y Rosa María Fernández Cabero), Riego de la Vega (Antonio Moreno Curado), La Bañeza (Julio Alberto Cendón).  También, decía Isidro, se da cuenta en esta segunda parte de los vestigios y museos que actualmente existen sobre el ferrocarril.

 

Terminaba Isidro contando unas anécdotas: una confidente de Valderrey decía que desde la implantación del tren los huevos que llevaba al mercado de Astorga no se partían, algo que sí ocurría cuando iban en el carro. La otra anécdota es la del origen del paso a nivel de la carretera que tuvo que sufrir Franco pues el tren traía mucho retraso y la barrera permanecía bajada bajo el tórrido sol de agosto. Tal vez para que no le volviera a ocurrir en sus traslados veraniegos a Galicia, ordenó construir una pasarela. 

 

El sueño de que el tren pudiera retornar, lo quiere Isidro de distinta manera que la fantasmal estación de Posadilla.

 

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