Las fiestas de Astorga son de los niños con los gigantones y cabezudos

Salieron los gigantes y cabezudos de la Plaza Mayor, antes del pregón de Fiestas, a la hora prevista. Como es habitual el bullicio de niños y párvulos era incontenible, el espléndido día ayudaba. Embocaron por Pío Gullón. Los cabezudos niños y niñas escondidos y arremetían contra los que les hacían coro a los lados de la calle.

Algún chaval hacía frente a los escobazos como para demostrar que era mayor y que les había perdido el respeto. Los gigantes ordenados en fila estaban habitados por  jóvenes ya amansados. No podían tampoco hacer los requiebros de los cabezudos por su embergadura, pero sabían contenerlos. Siguieron por la calle Santiago e hicieron una parada en la C Rectoral.

Tras el descanso se dirigieron hasta la portada del palacio para volverse a la Plaza Mayor.

Algunos de los chiquitines que habían aprendido el miedo a la vista de esta algarabía, lo perdieron al comprobar que las amenazas eran solo amagos. Amagar, amagar y no dar.