La familia Jiménez, con un punto de apoyo movería el mundo

Desde que Arquímedes inventó el polipasto para desplazar un pesado barco que habían construido los habitantes de Siracusa no se había visto cosa igual, que un solo hombre pudiera con sus barbas, con sus dientes, con sus trenzas desplazar autobuses cargados de niños, camiones cuatro ejes o incluso sacar del mar si se terciase aquel barco siracusano. Este año la familia Jiménez eran solo dos: Billi y Luis; y sin embargo ellos solitos y sobre todo Luis moverán lo que se tercie. Si les dieran un punto de apoyo moverían el mundo, ahora que este mundo ya no está en sus cabales.

La familia astorgana que ostenta varios récords Guinness, realizó algunas demostraciones de precisión de kung fu. Volaron las pelotas de las manos de las muchachas al bufido de una patada, un limón salió despedido de la boca de una aprendiz como si lo escupiera y ella solo sintió, en día tan caluroso, una corriente fresca.

Las piedras eran duras de pelar este año. Las tejas estaban bien cocidas y no se rompían por muy duro que fuera el encontronazo de la cabeza de Luis. El golpe de la almádena sobre la piedra de 100 kg que cubría el cuerpo de Billi hubo de repetirse por cuarta vez hasta que cascó. Abundaban los gestos de dolor en la cara de Billi, hasta parte del público le exigió que mostrara que iba sin protección en los testículos. La lanza hizo moratón en el cuello de Luis  y una gota de sangre le resbaló por el pecho.

Estos forzudos astorganos vienen exponiendo su vida y cada vez se exigen más, tendrán que tener cuidado ahora que llegan a viejos.