Mercedes Unzeta Gullón
Viernes, 08 de Septiembre de 2023

Conversación con Lidia (6) 

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03 07 2022

Yo me chupé toda la reunión de la OTAN en el teléfono “Ah, claro, ¡es que como ahora tienes móvil!…” Pero no creas que lo manejo bien, el teléfono sí, pero yo miro las noticias y no siempre puedo dar con ellas. “Pero ahora también tientes Tablet, y lo puedes ver mejor en la Tablet, es más grande”, No, da igual donde veas, estoy aquí en el sillón con la Tablet y el teléfono, y aunque el teléfono es pequeño se ve bien si se refiere a la resolución, y yo, sobre todo lo oigo, y  como me quedo dormida es importante que tengo que estar en el sillón a la hora de noticias. Ahora también tengo eso de guasap, no sé, me mandan un montón de cosas, pero me da lo mismo, yo esencialmente atiendo, o entiendo, a los teléfonos que me hablen. Yo con estos dedos no puedo ni apretar esas teclas pequeñas.

 

Ayer fui al banco con mucha dificultad porque no tenía coche, el taxista los fines de semana está con su familia, entonces vino N. con ropa para mí y aproveché y yo le dije mira N. yo necesito dinero para el lunes a ver si me puedes llevar al banco, y sí, sí, me lleva. Mira me lleva al banco mío y fíjate no funcionaba el teclado para poner la clave. Entonces estaba yo tan desesperada que esperé que entraron otros clientes y a ellos tampoco funcionó, sabes, yo pensaba  a lo mejor un bloqueo…

 

Así que, mira, yo, en general, estoy muy cabreada, ese es mi estado. “¿Con quién, con el mundo?”  Con el mundo y con gente, cada uno en particular. Entonces me gustaría aislarme y no tratar con nadie. Como yo no bebo…, y como decía Pepín: la humanidad sin beber es muy aburrida. Ja, ja, ja.

 

¡Unas cosas! Mira llama una chica, bien, yo la conozco porque su madre trabajó en esta casa en un momento dado en el servicio. Llama porque le llegaron noticias que yo necesito a alguien, para lo que sea. Yo pienso que ella no puede porque por las mañanas…, da igual, no es esto. Entonces ella me llama, se presenta que es hija de tal y tal, y que le dijo alguien que yo tengo aquí trabajo, entonces yo le expliqué qué tipo de trabajo, porque yo necesito alguien que venga dos horas por la mañana y que atienda a mí, mis necesidades esenciales de higiene, de desayuno, de todo eso… “¿Pero eso no te lo está haciendo la de siempre?” No porque ella sábados y domingos no viene y un día a la semana tampoco, y yo necesito todos los días. Entonces yo le digo que el trabajo es ese, y me dice “Ah yo trabajo en cafetería”. Yo le digo, mira, no puedes tener tú este trabajo porque es un trabajo concreto, por las mañanas y no es un servicio como limpiar o planchar. Entonces ella dice ‘Sí, Lidia, yo creo que conviene hablar porque a lo mejor hacemos unos ajustes o lo que sea’. Yo digo, bueno, sí, podemos hablar. Y me dice, mañana a las tres y veinte estoy en tu casa, y ella ya no me pregunta cuándo ella puede venir o si quiero que venga, no, “mañana a las tantas voy a estar en tu casa”; y naturalmente no viene ni llama. Y yo estaba esperando. Ni viene ni llama. Y así vivimos. Realmente qué gentuza. Y no he vuelto a saber de ella. Y así todo. Sabes. Y así todo. Entonces es que no puedes contar con nadie para nada. Aunque tú pagas aun así no vienen, o no van, o no saben hacer cosas…, todo, todo es así. Sí, sí.  Hay una desidia por el trabajo aunque luego dicen que quieren trabajar. No se entiende. Y si te mentes en obras es una desesperación porque se comprometen a que van mañana a tu casa y ni aparecen ni dan explicación ni cogen el teléfono, y aparecen varias semanas después como si fuese ese mañana, sin ninguna explicación. Y no sólo te lo hacen una vez sino todo el rato. Y lo hacen todos desde el albañil, el pintor, el fontanero, el electricista…, todos. Entre otras cosas esto es así porque nadie pasa hambre, les dan estas ayudas a cualquiera…, todo el mundo recibe tarde o temprano cuatrocientos euros, y si vives en una casa con padres, o da igual, puedes comer, nadie pasa hambre por eso no quieren trabajar. La caridad estatal es un error enorme en general. Es esto. Entonces, mira, yo estoy cabreada en general ya hace varios días porque en varios días me han pasado otras muchas cosas.

 

Mira, en eso, hablando de albañiles, me dijo en un momento dado el arquitecto ese…, como se llame, una maldición gitana: ‘Ojalá que entren en tu casa albañiles’, ja, ja, ja.

 

En mi caso ventanas ya están hechas, están en el taller hechas, entonces las van a ir poniendo desde el martes. “Bueno, bueno, ya tienes algo”. Yo ya he vivido esto que vive la gente por eso determiné coger un profesional que dirija todo. Él lleva todo porque si no, de verdad, puedes suicidarte. Él me dice: ‘mira Lidia ventanas ya están’ y yo miro mis ventanas y digo ¿dónde? Así que, mira, en las obras de la casa hay que tener un hombre a quien obedece esta gente, porque a un ingeniero, un arquitecto o un constructor, sí obedecen. “Bueno, porque saben que son los que les dan trabajo”. Obedecen y ya. Así que la obra no me cuesta nada de nervios ni nada. Pero bien, esto está, la semana que viene ya me ponen las ventanas y puertas, porque hay que poner todo.

 

Por lo demás estoy muy, muy, cabreada por eso, sabes, por esta falta de inteligencia…Pepín no podría hablar con gente sencilla, me decía ‘mira Lidia con esa gente es que yo no puedo. Y haber como le digo… y me ha dicho…, y repiten continuamente sin ninguna solución’. Además de poco inteligentes tampoco, sabes, tienen una conversación que te entretiene. Entonces, mira, en esto estoy, cabreada a tope. Hay que tratar con gente joven y simpática.

 

Pero, mira, el otro día revolviendo en el ‘Kremlin’ encontré el libro con el poema de Bunin que siempre, siempre, me conmueve, me conmueve tanto que hasta me hace llorar cuando lo leo y lo recito en ruso.

 

Mira, este poema dice, no te lo voy a recitar ahora porque no me acuerdo, pero yo lo traduje personalmente al castellano. El poema dice… como hablando en general de antigüedades, es que las pirámides no sé qué… se han destruido, es un cementerio… de todas esas cosas, y solo, solo, sobrevive la palabra. Porque, efectivamente, la palabra sí vive, no muere, entonces si se refiere al poema de Bunin, y cómo sobrevive la palabra, tenemos que tener mucha atención y cuidado a nuestra habla, para que no muera. Aunque todo eso ha muerto, las pirámides…, pero la palabra sobrevive, entonces vamos a hacer para que siga, que no perdamos nuestra habla. Es más o menos ese el sentido. Y me alegró mucho, pues cuando yo leí este poema hace años, me pareció una poesía exquisita.

 

Ahora yo no hago nada, solo estoy sentada. Tengo el móvil para poder oír noticias aunque de vez en cuando todo esto se descompone, pero de vez en cuando puedo oír alguna noticia y ver alguna película aunque, antes de que llegue al final, no sé, se acaba la batería o no sé, nunca puedo ver una película hasta el final. Pero, bien, yo tengo ahora muchísimas películas clásicas que hace tiempo me han traído y, entonces, cada noche puedo ver alguna, ayer vi La gata sobre el tejado de zinc, es una buena película, disfruté mucho viéndola y sobre todo a ese tío tan guapo Paul Newman. Bueno, Mercedes, ya no te cuento más rollo.  Mañana nos hablamos.

 

O témpora o mores

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