Conversación con Lidia, 9
![[Img #65801]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/10_2023/5539_3-mer-ce-copia.jpg)
07 10 2017
“Hoy estoy de hueva, como dicen en Méjico, que quiere decir que ando perezosa. He querido poner en marcha el motor de riego pero no he podido, me he quedado achicopalada (vuelvo al léxico mejicano), desanimada, y no he hecho gran cosa. Mucho sentada en el sillón, mucho tumbada en la cama…, y, ahora, voy a pasear el perro haciendo realmente un esfuerzo. He dejado para mañana la cuestión del riego pero no lo puedo dejar más porque se me están secando las plantas”. ¿Pero tú lo puedes hacer sola? “Sí, lo puedo hacer sola, lo que pasa es que el motor tiene roto el filtro y como no lo encuentro nuevo me tengo que inventar uno, y estoy en ello. He probado con un colador de cocina de esos de metal pero no sirve, y ahora trato de a hacerlo con una caja de plástico acoplando una esquina. Inventos. Inventos. No sé si me servirá. Tengo que meterme en el río y hace tanto frío por las noches que hasta que el sol calienta es ya el medio día, entonces tienes que hacer la comida, comes, descansas…, te entretienes con algo y ya se ha echado la tarde encima…Vamos, que cuando me doy cuenta se me ha ido el día. Todo es una complicación. A ver si mañana me pongo a ello”.
Y ¿qué tal con Rosa? “Bueno, tenemos que tener una conversación sobre ella porque yo creo que está hasta el moño de su marido. Ayer me comentó ‘uff… Carlos, si me pongo a hablar de Carlos no paro, ufff ’, bueno, otro día… Otro día hablamos de maridos, le digo. Detecto que su marido va un poco a su bola”. Como siempre. “Pero esta vez como más, y a ella le pilla más cansada…”. Más cansada y más vieja y más de todo. “Claro, y entonces ella se da cuenta de que ya no quiere tirar más del carro de él. Me da esa impresión por los comentarios que hizo”. Bien, pues dile si quiere hablar con nosotras. “Sí, yo le dije ‘otro día hablamos de maridos’, así, para diluirlo en general, porque yo creo que ella no lo puede hablar con amigos porque sus amigos son amigos de los dos. Nosotros somos ajenas a su mundillo y puede contarnos cosas que a los otros, los más cercanos, pues no se atreve”.
Tu sabes que ellos dos, aunque él vaya a su bola, son unas personas muy bondadosas y tienen de verdad unas amistades que son muy, muy amigos, que les quieren mucho. Siempre están pendientes de echarles un cable cuando lo necesitan, o piensan que lo necesitan, porque ellos son así de buenos, entonces tienen unos amigos que responden. “Sí, pero también se puede ser bueno y tener amigos que no responden. Hoy tener amigos que respondan es extraordinario”. Si eres bueno con los amigos ellos responden. “No, no, que va, no siempre. Yo tengo la experiencia contraria. Normalmente soy muy entregada con mis amigos y pocos me han respondido”. Ya, siempre te he dicho que tú tienes unos amigos raros. “Bueno, pero eso da igual que sean raros, se trata de que respondan”. Es que esa gente no son realmente tus amigos, si no responden cuando lo necesitas no son amigos. “Vale, pero mientras considero que son amigos hago muchas cosas por ellos…”. Pero no lo son porque ves cómo te responden. “Pero hasta que surge la posibilidad de respuesta para mí son mis amigos, y cuando esa respuesta que espero no llega entonces es cuando me llevo la gran decepción. Cuando sucede la situación de responder y no responden, o me hacen una ‘pirula’ desagradable, o muy desagradable, ya es tarde, ya he creído mucho en ellos y he dado mucho, así que la decepción es mayúscula. Siempre creo en las personas de entrada y creo en el concepto de amistad pero, realmente, he tenido mala suerte con las amistades”. Sí, tú piensas que son tus amigos pero seguramente tienen otros intereses contigo. “Por eso te digo que no siempre ‘cuando pones recibes’. Es a lo que voy, que muchas veces pones y no recibes”. Es que hay que mirar donde poner. “Sí, tienes razón, es verdad”. Ja, ja, ja. Mírame a mí, y yo soy tu amiga más normal de todas las que tienes. Ja, ja, ja. “Y ya es mucho decir eso de normalidad, eh”.
Tu sabes hay un chiste ruso que describe muy bien el carácter ruso. En medio de la estepa rusa, donde no hay nada, sólo se ve el horizonte y una tierra vacía, vacía y de invierno, hay un ruso gritando en todas direcciones ¡¡¡A quién puedo ayudar!!! Ja, ja, ja. Es muy ruso. En el extranjero muchas veces hemos metido la pata, sabes, con esto. Entre otras cosas los judíos rusos, porque ellos son judíos pero son rusos, con cultura y tradición rusas, ya no hablo de idioma. Si alguien cuenta algo sin pedir, ellos en seguida empiezan a buscar solución para ayudar. Yo también lo he hecho mucho en el extranjero porque es un gesto de naturaleza, y muchas veces parece que te metes donde no te llaman, o a veces no lo haces como hay que hacer…, sólo se crean problemas. Mi amiga Dita decía que en Israel esto se notaba mucho, ese rechazo de ‘es que no te he pedido nada, por qué tú te metes en mis asuntos…’, sabes, es un poco así. Así es que tus amigas… a ellas les falta un poco de espíritu ruso.
“Bueno volviendo a Rosa, me decías que ellos tienen muy buenos amigos, sí ya se les ve, pero yo veo que ella necesita otro tipo de conversaciones. Cuando nos reunimos con ella siempre acaba diciendo entusiasmada que estas reuniones las tenemos que hacer más a menudo”. Nosotros las hacemos muy a menudo pero es difícil contar con ella porque siempre está muy ocupada. “Claro, pero me refiero que veo que ella necesita salir de vez en cuando de ese círculo tan ‘buenísimo’ y sumarse a nuestra dinámica algo más cañera”. Es cierto, ella si tiene que hablar habla con los mismos amigos, en el mismo círculo, y hace falta que tenga contactos con gente de fuera. Yo nunca la he oído hablar mal de nadie, yo, a veces, le he preguntado cosas de personas a propósito, con intención, pero no ha entrado al trapo, siempre muy suave. Ella es muy bondadosa y jamás habla mal de nadie. “Qué aburrido” Ja, ja, ja. “Bueno, nosotros no es que hablemos mal por impertinencia lo que hacemos es analizar los hechos y a las personas y decimos lo que pensamos, sin remilgos, ¿no?, no nos callamos las cosas que creemos o que vemos. Por eso ella con nosotros se divierte tanto cuando nos escucha sacarle ‘punta’ a todo y hablar claramente de todo y de todos”. Pero, sabes, al final yo siempre acabo echando pestes de alguien, como de Paco Peláez que el pobre hombre qué culpa tiene él, pero me irrita.
Naturalmente estar siempre en el mismo círculo, y hablar siempre con las mismas personas, puede ser muy cómodo y agradable pero tiene que llegar a ser poco atractivo, por no decir un aburrimiento, porque las respuestas serán siempre las mismas. Cuando te conoces tanto ya no hay margen para la sorpresa ni el asombro. Es bueno, sano, y muy necesario, que en este tipo de círculos endogámicos entren aires nuevos, conocimientos, ideas, análisis, sensaciones… . “Ella, creo, se siente más libre con nosotros, y además se divierte, hasta le cambia la cara y la energía”. Aire, aire. Ja, ja, ja.
“Yo lo que veo es que ella tiene necesidad de unas tertulias como las nuestras”. Bien, nosotros estamos siempre disponibles, casi siempre, porque tú también estas muy ocupada como ella. “Bueno, para tomar el té con charleta no tanto”. Yo creo que deberíamos obligarla, eso es de buenas amigas. “Si porque siempre me quedo con la sensación de que necesita más de un hervor, de que le falta haber vivido, que ha vivido en muy corto. Tienes razón, es de buenas amigas abrirle nuevos horizontes, que ya le toca”.
Nosotras estamos disponibles, no sólo dispuestas sino también disponibles. Pero como yo soy de otro país y de otra cultura parece que conmigo hay menos confianza y muchas veces no nos damos cuenta de esa diferencia. Contigo es diferente, tiene más confianza para las confidencias, os entendéis mejor. “Quizás tengas razón pero las dos hacemos un dúo muy completo”. Ja. Ja. Ja.
“Bien, Lidia, ahora te tengo que dejar porque tengo un problema con el caballo”. ¿Qué hace el caballo? “Creo que se ha escapado porque está la valla caída. Te llamo luego”.
O témpora o mores.
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07 10 2017
“Hoy estoy de hueva, como dicen en Méjico, que quiere decir que ando perezosa. He querido poner en marcha el motor de riego pero no he podido, me he quedado achicopalada (vuelvo al léxico mejicano), desanimada, y no he hecho gran cosa. Mucho sentada en el sillón, mucho tumbada en la cama…, y, ahora, voy a pasear el perro haciendo realmente un esfuerzo. He dejado para mañana la cuestión del riego pero no lo puedo dejar más porque se me están secando las plantas”. ¿Pero tú lo puedes hacer sola? “Sí, lo puedo hacer sola, lo que pasa es que el motor tiene roto el filtro y como no lo encuentro nuevo me tengo que inventar uno, y estoy en ello. He probado con un colador de cocina de esos de metal pero no sirve, y ahora trato de a hacerlo con una caja de plástico acoplando una esquina. Inventos. Inventos. No sé si me servirá. Tengo que meterme en el río y hace tanto frío por las noches que hasta que el sol calienta es ya el medio día, entonces tienes que hacer la comida, comes, descansas…, te entretienes con algo y ya se ha echado la tarde encima…Vamos, que cuando me doy cuenta se me ha ido el día. Todo es una complicación. A ver si mañana me pongo a ello”.
Y ¿qué tal con Rosa? “Bueno, tenemos que tener una conversación sobre ella porque yo creo que está hasta el moño de su marido. Ayer me comentó ‘uff… Carlos, si me pongo a hablar de Carlos no paro, ufff ’, bueno, otro día… Otro día hablamos de maridos, le digo. Detecto que su marido va un poco a su bola”. Como siempre. “Pero esta vez como más, y a ella le pilla más cansada…”. Más cansada y más vieja y más de todo. “Claro, y entonces ella se da cuenta de que ya no quiere tirar más del carro de él. Me da esa impresión por los comentarios que hizo”. Bien, pues dile si quiere hablar con nosotras. “Sí, yo le dije ‘otro día hablamos de maridos’, así, para diluirlo en general, porque yo creo que ella no lo puede hablar con amigos porque sus amigos son amigos de los dos. Nosotros somos ajenas a su mundillo y puede contarnos cosas que a los otros, los más cercanos, pues no se atreve”.
Tu sabes que ellos dos, aunque él vaya a su bola, son unas personas muy bondadosas y tienen de verdad unas amistades que son muy, muy amigos, que les quieren mucho. Siempre están pendientes de echarles un cable cuando lo necesitan, o piensan que lo necesitan, porque ellos son así de buenos, entonces tienen unos amigos que responden. “Sí, pero también se puede ser bueno y tener amigos que no responden. Hoy tener amigos que respondan es extraordinario”. Si eres bueno con los amigos ellos responden. “No, no, que va, no siempre. Yo tengo la experiencia contraria. Normalmente soy muy entregada con mis amigos y pocos me han respondido”. Ya, siempre te he dicho que tú tienes unos amigos raros. “Bueno, pero eso da igual que sean raros, se trata de que respondan”. Es que esa gente no son realmente tus amigos, si no responden cuando lo necesitas no son amigos. “Vale, pero mientras considero que son amigos hago muchas cosas por ellos…”. Pero no lo son porque ves cómo te responden. “Pero hasta que surge la posibilidad de respuesta para mí son mis amigos, y cuando esa respuesta que espero no llega entonces es cuando me llevo la gran decepción. Cuando sucede la situación de responder y no responden, o me hacen una ‘pirula’ desagradable, o muy desagradable, ya es tarde, ya he creído mucho en ellos y he dado mucho, así que la decepción es mayúscula. Siempre creo en las personas de entrada y creo en el concepto de amistad pero, realmente, he tenido mala suerte con las amistades”. Sí, tú piensas que son tus amigos pero seguramente tienen otros intereses contigo. “Por eso te digo que no siempre ‘cuando pones recibes’. Es a lo que voy, que muchas veces pones y no recibes”. Es que hay que mirar donde poner. “Sí, tienes razón, es verdad”. Ja, ja, ja. Mírame a mí, y yo soy tu amiga más normal de todas las que tienes. Ja, ja, ja. “Y ya es mucho decir eso de normalidad, eh”.
Tu sabes hay un chiste ruso que describe muy bien el carácter ruso. En medio de la estepa rusa, donde no hay nada, sólo se ve el horizonte y una tierra vacía, vacía y de invierno, hay un ruso gritando en todas direcciones ¡¡¡A quién puedo ayudar!!! Ja, ja, ja. Es muy ruso. En el extranjero muchas veces hemos metido la pata, sabes, con esto. Entre otras cosas los judíos rusos, porque ellos son judíos pero son rusos, con cultura y tradición rusas, ya no hablo de idioma. Si alguien cuenta algo sin pedir, ellos en seguida empiezan a buscar solución para ayudar. Yo también lo he hecho mucho en el extranjero porque es un gesto de naturaleza, y muchas veces parece que te metes donde no te llaman, o a veces no lo haces como hay que hacer…, sólo se crean problemas. Mi amiga Dita decía que en Israel esto se notaba mucho, ese rechazo de ‘es que no te he pedido nada, por qué tú te metes en mis asuntos…’, sabes, es un poco así. Así es que tus amigas… a ellas les falta un poco de espíritu ruso.
“Bueno volviendo a Rosa, me decías que ellos tienen muy buenos amigos, sí ya se les ve, pero yo veo que ella necesita otro tipo de conversaciones. Cuando nos reunimos con ella siempre acaba diciendo entusiasmada que estas reuniones las tenemos que hacer más a menudo”. Nosotros las hacemos muy a menudo pero es difícil contar con ella porque siempre está muy ocupada. “Claro, pero me refiero que veo que ella necesita salir de vez en cuando de ese círculo tan ‘buenísimo’ y sumarse a nuestra dinámica algo más cañera”. Es cierto, ella si tiene que hablar habla con los mismos amigos, en el mismo círculo, y hace falta que tenga contactos con gente de fuera. Yo nunca la he oído hablar mal de nadie, yo, a veces, le he preguntado cosas de personas a propósito, con intención, pero no ha entrado al trapo, siempre muy suave. Ella es muy bondadosa y jamás habla mal de nadie. “Qué aburrido” Ja, ja, ja. “Bueno, nosotros no es que hablemos mal por impertinencia lo que hacemos es analizar los hechos y a las personas y decimos lo que pensamos, sin remilgos, ¿no?, no nos callamos las cosas que creemos o que vemos. Por eso ella con nosotros se divierte tanto cuando nos escucha sacarle ‘punta’ a todo y hablar claramente de todo y de todos”. Pero, sabes, al final yo siempre acabo echando pestes de alguien, como de Paco Peláez que el pobre hombre qué culpa tiene él, pero me irrita.
Naturalmente estar siempre en el mismo círculo, y hablar siempre con las mismas personas, puede ser muy cómodo y agradable pero tiene que llegar a ser poco atractivo, por no decir un aburrimiento, porque las respuestas serán siempre las mismas. Cuando te conoces tanto ya no hay margen para la sorpresa ni el asombro. Es bueno, sano, y muy necesario, que en este tipo de círculos endogámicos entren aires nuevos, conocimientos, ideas, análisis, sensaciones… . “Ella, creo, se siente más libre con nosotros, y además se divierte, hasta le cambia la cara y la energía”. Aire, aire. Ja, ja, ja.
“Yo lo que veo es que ella tiene necesidad de unas tertulias como las nuestras”. Bien, nosotros estamos siempre disponibles, casi siempre, porque tú también estas muy ocupada como ella. “Bueno, para tomar el té con charleta no tanto”. Yo creo que deberíamos obligarla, eso es de buenas amigas. “Si porque siempre me quedo con la sensación de que necesita más de un hervor, de que le falta haber vivido, que ha vivido en muy corto. Tienes razón, es de buenas amigas abrirle nuevos horizontes, que ya le toca”.
Nosotras estamos disponibles, no sólo dispuestas sino también disponibles. Pero como yo soy de otro país y de otra cultura parece que conmigo hay menos confianza y muchas veces no nos damos cuenta de esa diferencia. Contigo es diferente, tiene más confianza para las confidencias, os entendéis mejor. “Quizás tengas razón pero las dos hacemos un dúo muy completo”. Ja. Ja. Ja.
“Bien, Lidia, ahora te tengo que dejar porque tengo un problema con el caballo”. ¿Qué hace el caballo? “Creo que se ha escapado porque está la valla caída. Te llamo luego”.
O témpora o mores.






