Los imprevisibles azares del órdago poético de Inocencia Montes en Villoria de Órbigo
![[Img #66000]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/10_2023/4490_4-_dsc2408-copia.jpg)
Este viernes, el centro cultural ManaKisanti, de Villoria de Órbigo, acogía la performance poética ‘Órdago a la grande, paso a chica’, una especie de recital florilegio de unas cuantas poetas (ocho, nueve o doce) grandes y chicas en la interpretación de Inocencia Montes y José L. Álvarez Baena.
![[Img #66002]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/10_2023/6659_7-_dsc2453-copia.jpg)
“Lo de ‘Órdago a la grande’", aseguraba Inocencia Montes, "es la apuesta total, es todo lo que falta en un juego, una jugada de mus en la que no hay triunfos, no hay distinción de palos, y eso es lo que pretendemos en esta noche, que no haya triunfos. Que sea una velada de poetas de esas que no suelen aparecer en los libros; sin que signifique un triunfo sobre las demás poetas u otros tipos de poesía".
La poeta seguía explicando que 'Órdago a la grande' da voz a las grandes para ejemplo de las chicas. Esas que vienen ahora y que están ahí gracias a las grandes. "Las poetas no se sabrá muy bien hasta el final del acto cuántas son: seis, siete,ocho poetas… Ellas son las que van a devolver la poesía a los corrales. Venimos a traer toda esa poesía a los corrales. A un sitio como ManaKisanti, donde la poesía se escucha".
Las intervinientes que "recitaron" fueron Celsa Barja, Olga Novo, Rosario Castellanos, Magdalena Sánchez Blesa, Sharon Olds, Anne Sexton, una poeta encubierta: José Luis Álvarez Baena, dos poetas visuales, Violeta y Luis Martínez y "por último la poeta nicaragüense Gioconda Belli, que va a ser quién cierre este recital poético".
![[Img #65998]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/10_2023/8945_3-_dsc2403-copia.jpg)
![[Img #65999]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/10_2023/289_5-_dsc2416-copia.jpg)
La performance se repartía todo a lo largo del salón por una especie de columnatas o pequeñas ménsulas sobre las que se disponían emblemas o símbolos de cada una de las poetas. Una vela de luz las hacía invisibles, visibilizándolas.
![[Img #66003]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/10_2023/2698_9-_dsc2463-copia.jpg)
La fiesta poética, -a la que asistía numeroso público-, (es curioso ver que pequeñas localidades como Villoria, Veguellina o San Martín del Agostedo, arropadas por pequeñas iniciativas culturales se lleven la palma de la poesía, frente a Astorga o incluso Ponferrada, con sus salas vacías, con sus salas desiertas", estaba dirigida por José Luis Álvarez Baena, verdadero cicerone que de Virgilio se tornaba en Beatrice a la vista de todos, pues hízose poeta en femenino y comenzó leyendo unos versos que ni fueron suyos ni tampoco de las seis o siete o quizás ocho poetas de las que venían inspirados. Lo cierto es que dieron el ambiente emocionado que requería la ocasión. El cicerone hizo también de voz de la diosa en cada una de las ocasiones.
El orden de las lecturas se sucedió tal como había indicado Inocencia Montes, solo que tras de cada poema recitado por Álvarez Baena, Inocencia leía otro de cosecha propia junto al pedestal símbolo de la homenajeada. Así lo hizo para cada una de las poetas, por lo que de pedestal en pedestal recorrió todo el perímetro del salón hasta transmutar en sí misma curiosamente como otra. Sumadas las poetas, si incluimos a los dos visuales y el desvelamiento de Inocencia como poeta secreta con su lectura final de un poema erótico, y que ya antes Inocencia se había desdoblado desde otra Inocencia poética que dijo haber sido o tenido, salen la suma de doce, cuatro sobreros sobre los anunciados. Pero no nos lo tomemos demasiado en serio ni tampoco a chirigota, pues se nos advirtió que sería un juego, un recital de imprevisibles azares.
Este viernes, el centro cultural ManaKisanti, de Villoria de Órbigo, acogía la performance poética ‘Órdago a la grande, paso a chica’, una especie de recital florilegio de unas cuantas poetas (ocho, nueve o doce) grandes y chicas en la interpretación de Inocencia Montes y José L. Álvarez Baena.
“Lo de ‘Órdago a la grande’", aseguraba Inocencia Montes, "es la apuesta total, es todo lo que falta en un juego, una jugada de mus en la que no hay triunfos, no hay distinción de palos, y eso es lo que pretendemos en esta noche, que no haya triunfos. Que sea una velada de poetas de esas que no suelen aparecer en los libros; sin que signifique un triunfo sobre las demás poetas u otros tipos de poesía".
La poeta seguía explicando que 'Órdago a la grande' da voz a las grandes para ejemplo de las chicas. Esas que vienen ahora y que están ahí gracias a las grandes. "Las poetas no se sabrá muy bien hasta el final del acto cuántas son: seis, siete,ocho poetas… Ellas son las que van a devolver la poesía a los corrales. Venimos a traer toda esa poesía a los corrales. A un sitio como ManaKisanti, donde la poesía se escucha".
Las intervinientes que "recitaron" fueron Celsa Barja, Olga Novo, Rosario Castellanos, Magdalena Sánchez Blesa, Sharon Olds, Anne Sexton, una poeta encubierta: José Luis Álvarez Baena, dos poetas visuales, Violeta y Luis Martínez y "por último la poeta nicaragüense Gioconda Belli, que va a ser quién cierre este recital poético".
La performance se repartía todo a lo largo del salón por una especie de columnatas o pequeñas ménsulas sobre las que se disponían emblemas o símbolos de cada una de las poetas. Una vela de luz las hacía invisibles, visibilizándolas.
La fiesta poética, -a la que asistía numeroso público-, (es curioso ver que pequeñas localidades como Villoria, Veguellina o San Martín del Agostedo, arropadas por pequeñas iniciativas culturales se lleven la palma de la poesía, frente a Astorga o incluso Ponferrada, con sus salas vacías, con sus salas desiertas", estaba dirigida por José Luis Álvarez Baena, verdadero cicerone que de Virgilio se tornaba en Beatrice a la vista de todos, pues hízose poeta en femenino y comenzó leyendo unos versos que ni fueron suyos ni tampoco de las seis o siete o quizás ocho poetas de las que venían inspirados. Lo cierto es que dieron el ambiente emocionado que requería la ocasión. El cicerone hizo también de voz de la diosa en cada una de las ocasiones.
El orden de las lecturas se sucedió tal como había indicado Inocencia Montes, solo que tras de cada poema recitado por Álvarez Baena, Inocencia leía otro de cosecha propia junto al pedestal símbolo de la homenajeada. Así lo hizo para cada una de las poetas, por lo que de pedestal en pedestal recorrió todo el perímetro del salón hasta transmutar en sí misma curiosamente como otra. Sumadas las poetas, si incluimos a los dos visuales y el desvelamiento de Inocencia como poeta secreta con su lectura final de un poema erótico, y que ya antes Inocencia se había desdoblado desde otra Inocencia poética que dijo haber sido o tenido, salen la suma de doce, cuatro sobreros sobre los anunciados. Pero no nos lo tomemos demasiado en serio ni tampoco a chirigota, pues se nos advirtió que sería un juego, un recital de imprevisibles azares.