Eloy Rubio
Miércoles, 08 de Noviembre de 2023

El Club de Lectura de Astorga sí lee a Irene Nemirovsky

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El club de lectura de la Biblioteca de Astorga ha inaugurado su nuevo curso con el comentario del libro ‘Suite Francesa’ de Irene Nemirovsky. Con una buena participación y algunas opiniones discrepantes, se consideró que la lectura había merecido la pena.

 

La opinión general era que la novela eran dos novelas, ambientadas en un mismo momento histórico y que se podían leer de manera independiente.

 

La primera parte titulada ‘Tempestad en junio’, cuenta una serie de historias mínimas al calor de la primera ocupación alemana de Francia en 1940 y de la desordenada diáspora egoísta de los parisinos. Una especie de colaje narrado de manera impersonal, muy flaubertiano de absoluta imparcialidad. En ‘Tempestad en junio’ asistimos a una crítica acerva de la indolencia civil, a una sucesión de gestos egoístas e insolidarios de estos fugitivos.

 

La segunda parte, ‘Dolce’, se centra en la ocupación alemana del pueblo de Bussy. Uno de los temas es el de las relaciones de dominio y colaboracionismo entre los ocupados y los militares. Fuera de este colaboracionismo y de las distintas posturas de los personajes para con sus invasores, se destacó la relación amorosa entre Lucile y Bruno Von Falk, oficial nazi que vive ocupando una habitación en la casa de esta.

 

Tal vez sea el episodio del capítulo 20 de esta segunda parte donde se revela el sentido profundo de esta segunda novela. Como en una ‘suite dentro de la suite’ Bruno interpreta al piano una melodía para Lucile. Evadiéndose ambos de la situación, de las identidades otorgadas por sus respectivos vínculos para encontrarse en una 'irrealidad estética y amorosa' su desnudo perdido. Se aíslan en lo que son por un instante y lo sorben, tal unos enamorados en un bosque provenzal, prescindiendo de las convenciones ‘del espíritu de colmena’, para dejarse sentir en lo que cada uno siente por el otro como hombre y mujer. Una concepción de la libertad sin implicaciones que enseguida perderá pie, pues tendrán que volver a una realidad que es la que les sostiene e implica. Se apreciaba la curiosidad de que en el capítulo 20 de la primera parte fuera un animal, un gato el que repercute la guerra y en este 20 de la segunda parte sea la relación amoroso espiritual.

 

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También se comentaban las peculiaridades psicológicas de los personajes de la primera parte. Sobre el matrimonio Michaud, los más coherentes y luminosos. Sobre la familia Pericaud, ricos burgueses que acarrean en su huida lo más superfluo, en medio de la escasez. Sobre el misántropo Charles Lanquenet quien protege por encima de la vida y de las necesidades de los demás sus porcelanas artísticas. Gabriel Corte, escritor reconocido, y su amante Florence, despectivos para con el resto de la plebe, que hacen valer sus privilegios entre la miseria generalizada.

 

Se mencionó el doble rasero ético a la hora de medir el propio comportamiento y el ajeno. El diferente tratamiento de la naturaleza y los idílicos paisajes frente a la descomposición sociomoral de los parisinos. La visión de los niños en sus dos aspectos, perverso y roussoniano, jugueteando en medio de la muerte. Las diferentes actitudes de los vecinos para con los invasores y el aprovechamiento del momento para incriminarse unos a otros y saldar cuentas pendientes y de paso obtener ventajas, y muchas otras cosas más... .

 

Para la sesión siguiente, que se celebrará el 18 de diciembre se ha elegido el libro de Julio Llamazares, ‘Distintas formas de mirar el agua’.

 

No se dejó de hablar del reciente Premio Cervantes, de origen leonés, Luis Mateo Díez y se propuso ya para enero su libro, ‘Las fuentes de la edad’.

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