La Diócesis de Astorga se muestra 'orgullosa de su fe' y presenta su actividad anual
“Esta campaña se dirige a todos los diocesanos, tanto a los que forman parte activa como a aquellos que se encuentran alejados”, explicó Celestino Mielgo
![[Img #66241]](https://astorgaredaccion.com/upload/images/11_2023/6129_imagen-de-whatsapp-2023-11-09-a-las-153451_e53b9681.jpg)
Bajo el lema ‘Orgullosos de nuestra Fe’, el catolicismo se prepara para celebrar el Día de la Iglesia diocesana el próximo domingo 12 de noviembre. Recordando que en su propia génesis está su necesidad de difundirse (católico significa universal), este evento servirá para “recordar y agradecer nuestra pertenencia a una comunidad cristiana (…) para tomar conciencia de que somos miembros de una gran familia”, tal y como puede leerse en la página web de la Conferencia Episcopal Española.
Según ha explicado el obispo de la Diócesis de Astorga, Jesús Fernández, durante la mañana de este jueves, “la Iglesia ha sido y es, por tradición e historia, depósito de la ciencia, las escuelas y las universidades”. Sirve, a su vez, “para acercar a las personas con sus semejantes, con Dios y con los recursos necesarios para vivir”.
Para refrendar sus palabras, el obispo mencionó Cáritas, Manos Unidas, la fundación San Genadio, la casita de San José o Proyecto Hombre, agradeciendo al tiempo a todas las personas que contribuyen al desarrollo de la actividad pastoral, entre las que se encuentran sacerdotes, catequistas, religiosas y religiosos, parroquias, monjas y monjes de clausura, seminaristas y monasterios, y que contribuyen de una u otra forma no sólo a la difusión del evangelio sino a la construcción de una red de solidaridad y hermandad en el seno del territorio diocesano.
Por su parte, el ecónomo Celestino Mielgo rindió cuentas sobre el estado de la Diócesis, explicando que el año pasado fue anómalamente bueno, saldándose con 7.046.962,62 euros de ingresos y 5.881.444,80 euros de gastos, lo que resultó en unos beneficios de 1.165.417,71 euros. No obstante, más de un 50% de los ingresos deviene de la asignación tributaria, y únicamente un 19,85% de la aportación de los fieles, lo que evidencia dificultades para conseguir autofinanciarse.
Mielgo adujo que es fundamental que el sentido pastoral y el económico se entretejan, ya que son dos caras de la misma moneda. Para realizar actividades son fundamentales los fieles, pero también lo fondos. Por ello, explicó que “esta campaña se dirige a todos los diocesanos, tanto a los que forman parte activa de los acontecimientos como a aquellos que se encuentran alejados”.
Del mismo modo, presentó la memoria anual, que se divide en seis pilares que, aunque diferenciados, confluyen en único fin, que es la labor evangelizadora y social de la Diócesis. En primer término, se encuentra la actividad celebrativa, con 506 bautizos, 203 confirmaciones, 367 primeras comuniones y 120 matrimonios. Cifras no muy esperanzadores y que derivan de las particularidades idiosincráticas de este territorio y de las dificultades para evitar el éxodo, entre otras cuestiones.
En cuanto a la actividad pastoral, es fundamental mencionar las 974 parroquias de la Diócesis, que la sitúan, detrás de Burgos, como la segunda de España. Muchas de ellas, y esto hace más arduo y laborioso el trabajo administrativo de la institución, en lugares con cinco o seis personas, dificultándose enormemente la capacidad de maniobra, trabajo, acondicionamiento o servicios en algunas localizaciones.
Otro de los puntos estructurales del trabajo diocesano es la educación, participando en 12 centros educativos a través de 431 maestros, 92 trabajadores auxiliares y 4.641 alumnos, lo que aseguran a la misión evangelizadora una continuidad en el medio plazo y permiten fijar población. Además, la Diócesis cuenta con una importante actividad misionera, siendo con 271 misioneros la cuarta de España, así como con un fuerte trabajo cultural del que derivan gran parte de los ingresos de la Conferencia Episcopal.
En sexto lugar, y una de las razones de ser de la Iglesia (especialmente tras el Concilio Vaticano II), es su compromiso con la caridad y la ayuda social, brindando asistencia en 2022 a cerca de 30.500 personas mediante 35 centros. De manera destacada, Cáritas y sus 195 voluntarios apoyaron a más de 5.500 individuos, y los ocho centros destinados a combatir la pobreza asistieron a más de 6.100 personas.
Bajo el lema ‘Orgullosos de nuestra Fe’, el catolicismo se prepara para celebrar el Día de la Iglesia diocesana el próximo domingo 12 de noviembre. Recordando que en su propia génesis está su necesidad de difundirse (católico significa universal), este evento servirá para “recordar y agradecer nuestra pertenencia a una comunidad cristiana (…) para tomar conciencia de que somos miembros de una gran familia”, tal y como puede leerse en la página web de la Conferencia Episcopal Española.
Según ha explicado el obispo de la Diócesis de Astorga, Jesús Fernández, durante la mañana de este jueves, “la Iglesia ha sido y es, por tradición e historia, depósito de la ciencia, las escuelas y las universidades”. Sirve, a su vez, “para acercar a las personas con sus semejantes, con Dios y con los recursos necesarios para vivir”.
Para refrendar sus palabras, el obispo mencionó Cáritas, Manos Unidas, la fundación San Genadio, la casita de San José o Proyecto Hombre, agradeciendo al tiempo a todas las personas que contribuyen al desarrollo de la actividad pastoral, entre las que se encuentran sacerdotes, catequistas, religiosas y religiosos, parroquias, monjas y monjes de clausura, seminaristas y monasterios, y que contribuyen de una u otra forma no sólo a la difusión del evangelio sino a la construcción de una red de solidaridad y hermandad en el seno del territorio diocesano.
Por su parte, el ecónomo Celestino Mielgo rindió cuentas sobre el estado de la Diócesis, explicando que el año pasado fue anómalamente bueno, saldándose con 7.046.962,62 euros de ingresos y 5.881.444,80 euros de gastos, lo que resultó en unos beneficios de 1.165.417,71 euros. No obstante, más de un 50% de los ingresos deviene de la asignación tributaria, y únicamente un 19,85% de la aportación de los fieles, lo que evidencia dificultades para conseguir autofinanciarse.
Mielgo adujo que es fundamental que el sentido pastoral y el económico se entretejan, ya que son dos caras de la misma moneda. Para realizar actividades son fundamentales los fieles, pero también lo fondos. Por ello, explicó que “esta campaña se dirige a todos los diocesanos, tanto a los que forman parte activa de los acontecimientos como a aquellos que se encuentran alejados”.
Del mismo modo, presentó la memoria anual, que se divide en seis pilares que, aunque diferenciados, confluyen en único fin, que es la labor evangelizadora y social de la Diócesis. En primer término, se encuentra la actividad celebrativa, con 506 bautizos, 203 confirmaciones, 367 primeras comuniones y 120 matrimonios. Cifras no muy esperanzadores y que derivan de las particularidades idiosincráticas de este territorio y de las dificultades para evitar el éxodo, entre otras cuestiones.
En cuanto a la actividad pastoral, es fundamental mencionar las 974 parroquias de la Diócesis, que la sitúan, detrás de Burgos, como la segunda de España. Muchas de ellas, y esto hace más arduo y laborioso el trabajo administrativo de la institución, en lugares con cinco o seis personas, dificultándose enormemente la capacidad de maniobra, trabajo, acondicionamiento o servicios en algunas localizaciones.
Otro de los puntos estructurales del trabajo diocesano es la educación, participando en 12 centros educativos a través de 431 maestros, 92 trabajadores auxiliares y 4.641 alumnos, lo que aseguran a la misión evangelizadora una continuidad en el medio plazo y permiten fijar población. Además, la Diócesis cuenta con una importante actividad misionera, siendo con 271 misioneros la cuarta de España, así como con un fuerte trabajo cultural del que derivan gran parte de los ingresos de la Conferencia Episcopal.
En sexto lugar, y una de las razones de ser de la Iglesia (especialmente tras el Concilio Vaticano II), es su compromiso con la caridad y la ayuda social, brindando asistencia en 2022 a cerca de 30.500 personas mediante 35 centros. De manera destacada, Cáritas y sus 195 voluntarios apoyaron a más de 5.500 individuos, y los ocho centros destinados a combatir la pobreza asistieron a más de 6.100 personas.