Max Alonso
Sábado, 16 de Diciembre de 2023

Reiniciar España, y 2

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En esta situación hay que preguntarse cómo acabar con el caos y poner orden. No hay una respuesta fácil porque es un problema de todos y cada uno ha de encontrar el camino. Me limito a volver al principio del viaje del presidente Barbón a León. Como cuando Asturias atravesó los Picos de Europa para llegar a la meseta y ya vemos lo que pasó. Quizá sea el momento de reiniciar España y Asturias este en el buen camino de repetir su hazaña.

 

Mientras, León ha quedado desgajado e inserto en una Comunidad que más que achicar las distancias las aumenta. ¿No será el momento de mirar para Asturias, conscientes de la unidad que formamos asturianos y leoneses en tierra de astures? Una unidad tan natural como la de que los asturianos se secan en León y los leoneses van a Asturias a secarse. Regresaríamos al camino de refundar España. Que Cataluña y el País Vasco nunca llegaron a reinos y lo codician veamos de qué manera pueden lograrlo, que todo está ya inventado y si no se inventa. Que quieren ser nación, porque nunca lo fueron, que lo sean, pero seguirán sumando retraso, respecto al tiempo que se vive. Hasta puede que tengan que renunciar a lo que, por encima de los derechos, son artimañas y prebendas.

 

Si en la vida de un individuo se hubiera saltado algún periodo esencial de su desarrollo, la adolescencia, la juventud, el que sea, hay que subsanarlo. La joven núbil llegó demasiado pronto al matrimonio, que es un pacto que se establece desde la mutua confianza y el acuerdo. En su unión no medió secuestro o imposición, ni medida coercitiva alguna, por lo que para su disolución no proceden medidas espurias previstas para aquellos casos. Se llamen autodeterminación o como se quiera. Es un caso normalito de divorcio, que puede ser de mutuo acuerdo o arbitrado por un juez, que satisfaga los derechos y deberes de las dos partes y no los de una. Que los catalanes todavía están en la idea del Imperio… Un poco desplazado queda, pero si ese es su sueño. Que son capaces de tener repúblicas de ocho segundos y se inventan lo de la Corona Catalana Aragonesa. Nada a costa de los demás, que todos tienen derechos por igual. Que los navarros quieren mantener sus fueros medievales, aunque fueran copiados de otros, que los mantengan, pero que paguen, que ya lo esculpieron los Reyes Católicos en la Edad Moderna: TANTO MONTA MONTA TANTO.

 

Que los castellanos quieren seguir recordando su gran Imperio, que sigan, siempre que no sean ahora imperiales. Que los nuevos madrileños quieren ser nacionalistas, que les dejen, perdidos en la isla del destiempo. Que los andaluces quieren sacar más agua de donde ya no queda…

 

Esto no lo saben, fuera del tiempo y de la realidad, quienes nunca habían llegado a ser reino. Ahora lo serán todos con los mismos derechos, aunque haya que salvar las deficiencias de quienes llegaron al nuevo Estado de forma sobrevenida, pero se puede. Como se hicieron las autonomías, y lo que este mal se corrige, que aquellas no se corrigieron y se impusieron voluntades personales, como la de Martín Villa en León, sobre las de los pueblos.  El tren tendrá que llegar a Extremadura, como ya ha llegado a Asturias ypor fin llegará a Cantabria. Que Levante necesita una línea que le una, está en su derecho, como la del Oeste, que de Gijón y Galicia llegue hasta Algeciras y que pase por Astorga, que está en su genética histórica, y se recupere así la Vía de la Plata, que la unía a Plasencia y que León,ciudad también bimilenaria, no lo impida, que son parte de lo mismo y nadie se apropia, como un rampante falso, de lo que es de los otros.

 

Que hay vergonzosa despoblación… Los reyes de entonces, no solo Ordoño I con el Conde Gatón, se apresuraron a remediarla, cuando en parte había venido impuesta en el pasado por la necesidad de estar alejados del moro. Todo tiene su causa y solución y más si dejamos de mirar al campo como el espacio que separa a las grandes ciudades y lo vemos como lo que necesitamos para proveernos de comida, de agua y de energía y pagamos lo mismo que por los peajes de las autopistas por otras necesidades, como el paso de la electricidad. Como se paga por el paso por las tierras de los que son poderosos. Paguemos por las que son de todos y los que allí viven tienen derecho a una sanidad, por ejemplo, como Dios manda, que para eso tenemos una Constitución que así lo reconoce y lo consagra. Frente a una misma cara dura para incumplirla, por los derechos de abuso mantenidos de los poderosos, sin que el Gobierno, antes llamado rey, lo remedie.

 

A la orden de Aznar, el hombre que más daños ha causado a este país, en el cambio de milenio, todas las huestes de letrados y beneficiados, se han levantado porque se estaba llegando a impedir la Justicia. La suya, no la de todos. Viven en la mentira y la hipocresía. Como cuando afirman que son los que mejor gestionan. Así, con ese descaro lo venden. Con impasibilidad ante problemas que no solucionan. Rajoy se los confiaba al paso del tiempo. Así se encontró con la explosión de Cataluña. Dominados por la corrupción, presumían de haber generado el mayor número de medidas para acabar con ella. En el saco metían normas que indirectamente la favorecían. Fueron los que más dinero se llevaron. No malversándolo, sino directamente para sus bolsillos. Desde el partido que ha sido condenado en más de una ocasión, aunque Rajoy, con cara de don Tancredo lo negara, sin poder evitar el parpadeo traicionero de su ojo izquierdo. Con su táctica no solo de mentir, sino de reiterar la mentira, hasta que se convierte en verdad, de acuerdo con el principio goebbeliano. Sin reconocer que las mentiras, como las meigas, existen.

 

Los pretendientes como la novia púbil razonan por lo moral. Cambian les definiciones de los conceptos y con esas falacias argumentan, con lo que llegan a conclusiones más falsas. Hay que advertirles que no se trata de un matrimonio religioso, en el que se envuelve a la Iglesia con pruebas falsas y amañadas. Es un matrimonio civil, que se guía por sus propias leyes, y en el que no pueden cambiarse los calificativos. Llaman nazis, es decir que saben lo que significa la palabra, como insulto a sus adversarios.

 

Con la misma mala intención que les llaman socialistas y comunistas. Se refieren a los de los años cuarenta del pasado siglo. Sin advertir que aquellos no son los de ahora, plenamente constitucionales y democráticos, con comportamientos parlamentarios.

 

Mientras que ellos son como los nazis de entonces. Con los mismos planteamientos y comportamientos. Con quienes tuvieron que acabar socialistas y comunistas, junto a los demócratas, para salvar a Europa del infierno en el que la habían convertido. Evitan llamarles nacionalistas, que ellos siguen siéndolo, conscientes de que son los menos constitucionales y los más torticeramente democráticos, algo que a ellos tanto les cuesta serlo. Acuden a la historia para justificar el final cruel de los líderes, Hitler, Mussolini, sin advertir que son los suyos.

 

Como produce rubor el calificativo de Comunidades Históricas a Cataluña, Euskadi y Galicia, porque nacieron meses o días antes que las otras que iban a nacer y no nacieron al producirse el Golpe del General Franco. O se confirman para considerar la República proclamada durante ocho segundos. Menos de lo que cuesta izar una bandera.

 

Vuelve presidente Barbón y sigue tu camino, que España hay que reiniciarla. Sabiendo por donde hay que ir. Lo que hay que callar y escuchar. Permitiendo todos los periodos del desarrollo. Bajo unos principios inamovibles de igualdad, solidaridad y corresponsabilidad. Sin concesiones a las fantasías y a las megalomanías, como la de la Corona Catalana aragonesa, que nunca existió. Aunque ahora haya falsos historiadores que lo escriban con letras de molde. La Historia se escribe en el presente buscando la verdad del pasado. No se reescribe contando lo que no fue verdad en el pasado. Solo así es Historia.

 

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